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Parte 34 Quédate a mi lado parte 2


 ¡Todo terminará Xue Feng! — Después de decir esa oración Hei Zheng se colocó delante de Shi Qing Xuan de forma  protectora y se preparó para luchar.

Xue Feng puso una cara aburrida. Su voz carente de emoción preguntó — ¿Tanto deseas matarme?

Hei Zheng no respondió, en cambió Shi Qing Xuan notó sus ojos abatidos intentando ocultarse detrás de una fachada indiferente. Sintió que Hei Zheng era bastante lamentable.

— Sabes se llevó mi vida dos veces, a la tercera me selló ¿Hay alguna diferencia si lo intenta de nuevo — Xue Feng le habló a Shi Qing Xuan directamente ignorando a Hei Zheng — Una vez que se canse de tí, también te matará.

Shi Qing Xuan fue afectado por las palabras de Xue Feng y respondió — He vivido ciento de años más que tú.Aunque mi tiempo se termine ahora mismo ¡No le temo a la muerte!

Hei Zheng los miró con ojos horrorizados, su boca se abrió y cerró varias veces.

Esa expresión fue vista por Xue Feng y lo encontró interesante — Eso me recuerda ¿No tiene una deuda de sangre con cierto demonio?

La determinación de Shi Qing Xuan se quebró y por esa abertura Xue Feng aprovechó — Te ayudaré un poco.

En un instante, la figura de Xue Feng desapareció dejando desconcertados a Shi Qing Xuan y a Hei Zheng.

En el bosque

He Xuan vió como en la distancia alguien pasaba corriendo, no quiso prestarle atención hasta que vio fugazmente un rostro familiar.

—¡ Qing Xuan!

Los demás parecían no haberlo notado. He Xuan frunció las cejas y se alejó del grupo e ingresó al bosque mirando a todos lados en busca de aquella figura. Caminó por un largo rato sin tener ninguna señal, iba a regresar cuando volvió a ver a alguien vestido de blancos camuflarse entre los arbustos.

Lo siguió, al principio caminó lentamente, luego una creciente ansiedad emergió en su corazón y se comenzó a correr hasta que alcanzó aquella persona. Naturalmente, He Xuan aceleró y sujetó su muñeca deteniendolo.

— ¡Qing Xuan!

Cuando aquella persona giró la cabeza, He Xuan se sorprendió al descubrir que no se trataba de Shi Qing Xuan, sino de un joven con similar apariencia.

Xue Feng fingió estar sorprendido, luego su expresión se relajó — Pareces decepcionado ¿Esperabas que fuera Qing Xuan?

He Xuan no supo como explicar el sentimiento que emergió en su alma al ver a este hombre. Solo con mirarlo, no sentía la más mínima presencia de vida viniendo de él, sin embargo, desprendía un aura cálida como si la primavera recién llegara.

Ante la falta de respuesta de He Xuan, Xue Feng no se molestó. Bajo sus ojos hacia su brazo sujetado y dijo — Me lastimas.

He Xuan parpadeó y lo liberó.Xue Feng encontró las acciones de He Xuan divertidas y río — ¿Sabes quien soy?

He Xuan lo miró en silencio.

— Yo sí te conozco — Mientras hablaba, Xue Feng se acercó a He Xuan — Alguna vez fuiste un mortal con un gran potencial para ser un dios, pero ese destino fue invertido y a cambio pasaste una vida de desgracias.

Los ojos de He Xuan se oscurecieron.

— Su resentimiento fue tan grande que no pudiste descansar en paz y te volviste un demonio, haciendo una promesa con la lluvia carmesí, ingresaste al cielo para castigar al culpable y tomar venganza.

— Solo cometiste un pequeño error, no pudiste matar a tu mejor amigo.

La última oración no terminó de salir de los labios de Xue Feng porque He Xuan lo sujetó del cuello cortando sus palabras. — No era mi mejor amigo

Las pupilas de Xue Feng se ampliaron por un momento, luego regresaron a la normalidad. E conocía bien esa mirada de He Xuan y susurro — Lo lastimaste ¿Verdad?

He Xuan se negó a hablar. Xue Feng lo miró con lástima, para hablar usó un tono suave como si le hablara a un niño que estaba a la defensiva, — Deseaste que todo fuera diferente, pero la conclusión inevitable. Lo entiendo, yo fui asesinado por la persona que llamo mejor amigo.

La sorpresa en la cara de He Xuan no pudo ocultarse, sin darse cuenta había aflojado su agarre sobre Xue Feng, permitiendo que este se abalanzará sobre él y lo abrazara. Inmediatamente su cuerpo quedó paralizado al entrar en contacto con otro cuerpo tan frío como el invierno.

— Yo, lo entiendo lo que sientes — La sonrisa en los labios de Xue Feng se profundizó. Sus brazos se enredaron sobre el cuello de He Xuan mientras sus labios susurraban al oído —....

En otro lugar, Hei Zheng miró hacia el cielo y se arrugó las cejas.

Shi Qing Xuan vió su reacción y preguntó — ¿Qué pasa?

Hei Zheng no lo ocultó — Xue Feng esta con Aguas Negras

El semblante de Shi Qing Xuan cambió, frunció sus labios y se quedó en silencio. Hei Zheng podía adivinar lo que estaba pensado, hasta hace un momento Xue Feng estaba con ellos y desapareció de repente.

Después de un momento, Shi Qing Xuan levantó la mirada, su rostro mostraba que había tomado una decisión, se dio vuelta para irse, pero fue cuando Hei Zheng tomó su mano deteniéndolo.

Shi Qing Xuan se dio vuelta confundido.

Hei Zheng evitó sus ojos y apretó su agarre sobre la muñeca de Shi Qing Xuan y lo atrajo a sus brazos.

***

He Xuan cerró sus ojos.

Aunque no podía verlo, Xue Feng podía adivinar que clase de expresión tenía. Sus ojos se atenuaron y murmuró — ¿No puedo ser elegido?

Corrió su cara y su rostro quedó a pocos centímetros de He Xuan. Poco a poco se fue acercando hasta que la brecha entre sus labios era casi nula.

De repente, He Xuan lo empujó. Xue Feng no se sorprendió hasta que vio como una flecha pasaba entre ambos. Miró hacia un costado y notó a Hei Zheng a varios metros de distancia — Así que viniste — Se burló.

Giró sobre sí mismo y dio un pasó atrás. Un fuerte viento creó un corte en el lugar donde estaba. Xue Feng estaba tranquilo mientras sacaba su espada.

Shi Qing Xuan avanzó a paso firme, levantó el abanico en sus manos e inmediatamente poderosas ventisca aparecieron desprender todo a su paso. El ajito el abanico y el viento se unificó en un solo formando una flecha que se dirigió directamente hacia Xue Feng.

Xue Feng aceptó el enfrentamiento y se preparó para recibirlo cuando fue jalado hacia atrás por He Xuan y una torre de agua chocó contra el viento dispersando sus gotas en formas de lluvia alrededor de todo el bosque.

El corazón de Shi Qing Xuan dolía terriblemente. El interior de sus ojos ardía y su mano tembló cuando se preparó para el siguiente ataque.

Mientras tanto, Xue Feng esquivó el ataque de Hei Zheng. Sus dos espadas chocaron y destruyeron el suelo bajo sus pies.

— Sabes que es inútil ¿Porque sigue intentándolo? — Dijo Xue feng deteniendo cada uno de los goles de Hei Zheng,

— No es inútil — Respondió Hei Zheng hizo una corta pausa y agregó — Su alteza morirás.

Xue Feng encontró sus palabras bastante divertidas. Ejerció un poco de poder e hizo que la distancia entre Hei Zheng y él fuera cada vez más grande. — ¿Lo has olvidado? no puedo morir.

Hei Zheng lo sabía mejor que nadie, por eso por mucho tiempo pensó una forma de acabar con la inmortalidad de Xue Feng. Perdidos en su pensamientos, no notó como Shi Qing Xuan pasaba por a lados suyo y atacó a Xue Feng.

El enfrentamiento hizo que saliera de su estado de trance. Miró su mano que no sostenía su arma desconcertando y luego levantó la mirada hacia adelante. La lucha entre Shi Qing Xuan y Xue Feng estaba igualada, al verlo, Hei Zheng se sintió impotente porque Shi Qing Xuan tenía el valor de hacer lo que él no podía.

Fue en ese momento en que se dio cuenta de lo que sucedía a su alrededor y comprendió las intenciones del maestro del viento.

Mientras tanto, Shi Qing Xuan no usó el viento para atacar, sino que le arrebató la espada a Hei Zheng. Su artes marciales no era excepcionales como un dios marcial, pero podía luchar sin ser reprimido.

— Te esfuerzas mucho por alguien que te ha llevado a este estado — Xue Feng estaba siendo obligado a retroceder, pero no perdió la calma. Shi Qing Xuan siguió presionado sin responder cuando Xue Feng contraatacó haciéndolo retroceder.

Shi Qing Xuan tomó distancia y estaba a punto de usar el poder del viento cuando ocurrió una fuerte explosión de luz. Cerró sus ojos por inercia y sintió como una mano lo tiraba hacia atrás. Tropezó con sus pies y cayó, pero alguién lo atrapó.

El resplandor duró solo un momento y desapareció, dejando sólo árboles marchitos. El cielo se nubló y pronto comenzaron a caer pequeños cristales blancos.

Al recuperar su vista, el rostro de Shi Qing Xuan estaba llenó de dolor y sus ojos se atenuaron, sino fuera porque alguien lo estaba sujetando, sus rodillas habrían cedido y caído al suelo.

En el centro, Hei Zheng sostenía a Xue Feng en sus brazos. Dos espadas atraviesan sus cuerpos desde diferentes direcciones manteniéndolos fuertemente unidos.

En el momento que ocurrió la explosión , Hei Zheng había apartado a Shi Qing Xuan mientras que Xie Lian y Bai WuXian atacaban desde diferente direcciones. Hei Zheng aprovechó ese instante para meterse en el medio, como resultado su corazón también fue perforado.

— Su alteza, terminemos con esto — La voz triste de Hei Zheng no ocultó sus verdaderas emociones.

Xue Feng salió de su trance y olió el olor a sangre, sólo entonces se percató de las acciones de Xie Lian y Bai WuXian. Nunca imaginó que ese sería su debilidad, lo encontró bastante irónico Las esquinas de los labios de Xue Feng se arquearon hacia arriba, bajó su pestañas y llevó su mano a la espalda de Hei Zheng y dijo con un tono de broma — Tonto, esto nunca me perteneció ¿Porque dármelo ahora?

— Porque soy yo quien no podía dejarte ir — Hei Zheng tenía lágrimas en sus ojos — En el momento que dude de tí, comenzó miles de años de arrepentimientos Su alteza, este sirviente le ha fallado!

Un suspiró escapó de los labios de Xue Feng, estaba decepcionado de escuchar esas palabras, pero no culpó a Hei Zheng. Estaba cansado de todo — Olvídalo, de ahora en adelante el camino es vasto y lejano. Ya no tendremos nada que ver el uno con el otro.

— Si, tiene razón — Respondió Hei Zheng y agregó al final — Al menos en su viaje al infierno lo acompañare.

Siendo el final, Xue Feng sonrió sinceramente, aunque sabía que estaba siendo engañado por Hei Zheng, si no estaba solo, no tendría miedo de nuevo.

Hei Zheng permaneció callado y abrazó la cintura de Xue Feng. Bajo sus ojos y pudo ver como poco a poco el inmortal cuerpo de Xue Feng se desintegraba volviéndose cenizas. Su cuerpo estaba en el mismo estado y con la muerte acercándose se sintió aliviado.

Levantó la cara y vió el rostro desanimado de Shi Qing Xuan. En su interior estaba feliz de ver esas expresión en Shi Qing Xuan porque era por él que estaba en ese estado.

— No mentí cuando dije que quería protegerte para siempre. De ahora en adelante, seguramente me odiaras, pero no puedo devolverte a los dioses locales.

Shi Qing Xuan cerró fuertemente sus puños y trató de controlar sus emociones —¿Qué me queda a mi?

— Tu eres diferente a todo nosotros, fuiste amado por el cielo y por la tierra, por eso debes seguir viviendo. — Hei Zheng se forzó a sonreír, pero más de la mitad de su cuerpo ya se había vuelto partículas de polvo.

Al darse cuenta que era el momento de decir adiós, Shi Qing Xuan abrió su abanico e hizo un cálido viento soplara, era como si la nieve se derritiera y la nieve comenzara a caer.

El paisaje cambió al mismo tiempo, apareció una larga fila de banderas blancas. Al final de ellas, las grandes puertas al banquete comenzaron a abrirse lentamente.

— ¡Ye Cheng , continuemos esta fiesta la próxima vez! — Dijo Shi Qing Xuan con una gran sonrisa.

Por la mejilla de Hei Zheng se deslizó una lágrima, al cerrar sus ojos lamentó tener que irse ahora, de lo contrario podría disfrutar de este banquete por un momento más.

Dios estaba solo, por eso invitó a los dioses a un gran banquete.

Pero la divertida fiesta no podía durar para siempre.

Y un día terminó.

Dios estaba triste porque fue el único que quedó,

Las puertas del banquete se cerraron dejando la mesa y sillas vacías. Shi Qing Xuan se quedó inmóvil mirando el lugar donde había desaparecido Xue Feng y Hei Zheng

Por un rato nadie se atrevió a molestarlo. Más tarde, Xie Lian se acercó y palmeó su hombro llamando su atención.

Shi Qing Xuan se dio vuelta y dijo — Su alteza se como puedo regresarlo al reino mortal.

Xie Lian no esperaba que dijera eso, estaba preocupado por el estado de Shi Qing Xuan. Al ver su sonrisa, se aclaró la garganta para disimular su vergüenza — Eso es bueno.. Muéstranos el camino.

Los demás miraron en su dirección al escuchar esas palabras.

Shi Qing Xuan movió su abanico y una grieta en forma de puerta apareció en el espacio.

— Si van por ese camino podrán regresar.

Nadie dudó de las palabras del Señor del Viento y de uno ingresaron por aquel camino hasta que la última persona  lo atravesó, entonces el paso se cerró al instante.

Nadie pareció darse cuenta que Shi Qing Xuan los despidió con una sonrisa y al quedar solo se sentó en la silla vacía. Abundante comida y jarras de licor aparecieron frente a él, pero su expresión era indiferente, nadie podía podía saber cuál era su estado de ánimo

A excepción de He Xuan, quién no había seguido a los demás y se quedó atrás. Camino hacia Shi Qing Xuan y preguntó — ¿No hay nada que querías decir?

Shi Qing Xuan dijo lentamente — Puede tomar mi vida si quieres, pero debes apurarte. Este lugar fue creado por Hei Zheng no tengo el poder para controlarlo, ahora que se ha ido, tampoco puede dejar este lugar hasta que los dioses vuelvan a reunirse.

No había ni tristeza ni alegría en la voz de Shi Qing Xuan. Al mirar a He Xuan supo cuál sería su destino y sonrió amargamente — Quiero morir.

He Xuan dijo fríamente — Sigue soñando

Lentamente, Shi Qing Xuan cerró sus ojos. Su corazón estaba tranquilo y no tenía miedo, el dolor sería momentáneo, pensó hasta, que después de un momento nada había ocurrido. Confundido, abrió sus ojos, pero la oscuridad lo cegó de repente.

He Xuan usó su mango para evitar que Shi Qing Xuan viera su miserable estado. Se arrodilló sobre una de sus rodillas y después de estar callado por un largo tiempo dijo — El sueño todavía no ha terminado...

El lamentable tono de su voz delató sus sentimientos. He Xuan tampoco trató de ocultarlo demasiado y esperó la reacción de Shi Qing Xuan.

— Terminará ...— Dijo Shi Qing Xuan, hizo una pausa y sus labios se fruncieron — No puedo salir de aquí.. Yo.

He Xuan se levantó y sujetó bruscamente los hombros de Shi Qing Xuan — ¡Cuantas cosas más piensas quitarme?!

El odio y la irá en esas palabras estremecieron a Shi Qing Xuan. Sus ojos ardieron y quiso evitar la mirada de He Xuan, pero el agarre de este se lo impidió manteniéndolo en su lugar.

— ¡Me robaste mi destino, me arrebataste a mi familia!! — Como si estuviera agotado por la tristeza, He Xuan escondió su rostro en la curvatura del cuello de Shi Qing Xuan y su voz se quebró — Y me dejas solo en este mundo.

Las lágrimas no pudieron seguir acumulándose y dibujaron una línea en las mejillas de Shi Qing Xuan. Levantó sus brazos queriendo consolar a He Xuan, pero a mitad de camino se contuvo. No estaba seguro si había malinterpretado aquella palabras o era sinceras.

En ese momento, se escuchó el sonido de algo rompiendo, la tierra comenzó a temblar y el cielo se hizo pedazos. En el medio del paisaje, una puerta blanca apareció.

Esa era la señal que He Xuan había estado esperando. Se apartó su sujetó la muñeca de Shi Qing Xuan y comenzó arrastrarlo.

Al ver esa puerta, Shi Qing Xuan supo lo que sucedía y comenzó a resistirse — ¡No! Yo debo quedarme aquí, debo esperarlos hasta que vuelvan.

He Xuan frunció las cejas y sin comprender la actitud del otro. Shi Qing Xuan se libero bruscamente del agarre de He Xuan y retrocedió varios pasos.

— Y-Yo.. el banquete no puede iniciar si no están los dioses....

Al verlo tan fuera de sí, He Xuan supo de inmediato que Shi Qing Xuan estaba siendo afectado por el banquete de los dioses. Se acercó a él con cautela y sin previo aviso los alzó horizontalmente en su brazos.

Shi Qing Xuan estaba horrorizado. Su cuerpo se quedó rígido al ser sostenido de esa forma, al notar hacia donde He Xuan lo llevaba, su tez se volvió muy pálida y busco la forma de escapar.

Conociendo sus pensamientos, He Xuan reforzó su agarre y dijo — Si no quieres dejarlo solos, llevalos contigo. Mientes estás tú, la fiesta podrá empezar en cualquier momento.

Sorprendido por esa declaración, Shi Qing Xuan lo miró ansiosamente — ¿En serio?

Aunque no quería decirlo, He Xuan se obligó a arrastrar algunas palabras de sus labios — Si, no sería divertido si no estuviera.

Una sonrisa triste se formó en los labios de Shi Qing Xuan — Si salgo de aquí, yo...

— No importa lo que suceda, me quedaré contigo— Lo interrumpió He Xuan.

Aunque era una evidente mentira, el corazón de Shi Qing Xuan saltó de alegría. Relajó su expresión mientras He Xuan lo llevaba por aquella puerta.

Usaría el último remanente de su poder para al menos, uno de los dos pudiera volver al mundo mortal.

Juntos irían por el camino de la separación.

En otro lugar, algunas horas antes.

Pei Ming no entendía qué había sucedido, estaba en un momento en el bosque, luego apareció en otro lugar. Había sido separado del resto, pero no perdió la calma.

Camino sin rumbo hasta que se encontró con una antigua mansión, no vio ninguna puerta por la que pudiera entrar, entonces decidió saltar su altos muros. Aterrizó en un gran jardín cuidadosamente cuidado, tenía árboles de cerezos y ciruelos en pleno florecimiento, cuando la brisa soplaba el agradable perfume de las flores se sentía en el aire.

Pei Ming quedó cautivado por el bello escenario, pensó que sería agradable si no estuviera solo, sino con la hermosa compañía de una mujer sería perfecto. Su imaginación se detuvo abruptamente al ver a un figura cerca del estanque mirando el cielo.

Sus túnicas azules y blancas, danzan libremente de un lado a otro. Su postura era recta y elegante como la de un noble príncipe.

Pei Ming conocía mejor que nadie esa presencia. Dio la casualidad, que esa persona se dio cuenta de la mirada y bajó la cabeza en su dirección. Sus ojos se encontraron por última vez.

Atonico, Pei Ming tartamudeo — Shisui Shixiong

Una rara sonrisa apareció en los labios de Shi WuDu.

Pei Ming quedó desconcertado.

Shi WuDu no esperaba verlo y extrañamente su pecho pesado solo por un momento. Al instante el hermoso a su alrededor comenzó a deteriorarse y frente a él los dos dragones guardianes aparecieron.

— Es tiempo.

Shi WuDu asintió con un movimiento de cabeza.

Los dos dragones tomaron su verdadera forma y envolvieron su cuerpo como pesadas cadenas de hierro. Una puerta negra emergió del suelo y sus dos puertas se abrieron.

Shi WuDu caminaba hacia ella cuando escuchó una voz llamándolo.

—¡ Shizui!

Pei Ming tenía un nudo en su garganta y una piedra en su corazón. Las palabras que quería desesperadamente decir murieron en sus labios antes de salir.

Shi WuDu lo miró y dijo — Este es el adios general.

Se dio la vuelta y desapareció de la vista de Pei Ming.

El territorio terminó de colapsar.

En el reino mortal se había establecido un gran circuito mágico y en su centro estaba Bai WuXian. La caída de la zona de Hei Zheng se debía en parte porque el ex emperador había adivinado las intenciones de Shi Qing Xuan y había acordado con Aguas Negras un plan para obligarlo a salir.

La magia que estaba usando estaba consumiendo todo su poder espiritual y lentamente el circuito iba retrocediendo volviéndose cada vez más pequeño. Cuando estaba a punto de desvanecerse tres grandes luces aparecieron en el cielo, una se desvió hacia el norte mientras que las otras dos cayeron delante de Bai WuXian.

Cuando el humo se dispersó Bai WuXian pudo ver a He Xuan sosteniendo a Shi Qing Xuan, este último tenía en su regazo algunas esferas de colores, sin embargo la persona misma tenía sus ojos como si estuviera disfrutando de un agradable sueño.

— Qing Xuan ¿Está? — Xie Liang se atrajo sus últimas palabras y miró con tristeza al joven.

— Su cuerpo ya está muerto, lo que vemos es sólo su alma que tomó su apariencia. Es más exacto decir que es una deidad — Respondió Bai WuXian. — Solo los dioses y otras criaturas poderosas podrán verlo a partir de ahora.

Xie Lian todavía tiene una duda — ¿Porque no está consciente?

Bai WuXian tardó en responder esta pregunta — Seguramente porque como deidad es como un recién nacido, hasta ahora estaba siendo protegido por Hei Zheng, ahora que no está dormirá hasta que sus poderes hayan madurado.

— ¿Por cuánto tiempo será eso?

— No lo sé, puede ser una década, cien años o para siempre.

— Las deidades sólo viven si alguien los recuerda.

Hola queridos lectores, gracias por leer.

Proximo cap: Último 

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