Parte 28 El despertar de dios
Una luz blanca aterrizó en el medio del palacio y dos figuras aparecieron, se trataba de Shi Qing Xuan y Hei Zheng. El primero camino hacia el interior del palacio en silencio mientras el segundo lo seguía con una expresión de preocupación.
Antes de que pudieran cruzar el umbral de la puerta, una persona los interceptó. Shi WuDu miró a su hermano con desaprobación —Recién saliste a buscar otra taza ¿Cómo es que ya vuelves?
Confundido, Shi Qing Xuan miró a Hei Zheng. La Deidad solo movió la cabeza y entendió. El tiempo en el que se fue solo fue instante para Shi WuDu.
—Ge, siempre tienes razón -Shi Qing Xuan ya no pudo seguir controlando sus emociones, sus rodillas se doblaron y bajó la cabeza.
Shi WuDu fue tomado por sorpresa e inmediatamente intentó ayudar a Shi Qing Xuan a levantarse, Shi Qing Xuan se aferró a Shi WuDu y enterró su cara en su pecho—¡Ge!
—¡Solo es una taza rota! No tienes que llorar, levántate, ya no eres un niño—Exigió Shi WuDu, pero Shi Qing Xuan no obedeció. Su actitud comenzó a preocupar a Shi WuDu, como Shi Qing Xuan se aferraba a su cintura no tuvo más opción que doblar su cuerpo y ofrecerle su regazo para que llore.
Hei Zheng se fue al jardín para darle privacidad cuando los dos dragones guardianes lo rodearon e impidieron que se mueva. El dragón blanco, principalmente enrosca su cola en la pierna de la Deidad.
—Ha entrado a un camino sin retorno, ya no podrá volver, aunque lo dese — Dijo el dragón negro mirado en la dirección donde estaba los hermanos Shi— Seguramente se arrepentirá en el futuro.
—No lo creo, no es como él—Hei Zheng escondió sus manos en el interior de sus mangas, alzó la cabeza hacia el cielo ficticio que había creado y sintió la brisa soplar.
El dragón blanco lo miró de reojo —Teniendo una larga vida, tendrá tiempo para pensar y lamentarlo, al igual que tú, será solo un alma que vaga eternamente sin rumbo alguno.
—Seguir pensando en lo se termino es agotador, Qing Xuan no es tipo de persona que se quede con ese tipo de sentimiento... Él es más libre.
—¿No pensaste que él era igual? —Lo interrumpió el dragón negro. Hei Zheng no respondió, solo sonrió.
Los dos drogones se molestaron y soltaron un rugido al cielo, ambos se mezclaron dentro de una luz blanca y al desaparecer aparecieron dos hermosos jóvenes vestido con blancos y negros brocados.
—¡¿Quieres repetir lo mismo que sucedió esa vez?!— Estallo el muchacho vestido de negro, sujeto por el borde de la túnica a Hei Zheng y lo obligo a mirarlo.
No hubo cambio en la expresión de Hei Zheng, solo permaneció imperturbable. El dragón blanco suspiro y alejó a su dragón negro de la deidad.
—Ustedes dos solo son los guardianes del cielo, lo ocurra en este mundo no es asunto suyo— Hei Zheng se arregló la ropa y dándole la espalda a los dos jóvenes se dirigió a un lugar desconocido.
—¡Bastardo! —Lo maldijo el dragón de negro. El dragón blanco palmo la espalda de dragón negro para tranquilizarlo.
—Tiene un punto Mo Yi.
Mo Yi era el nombre original del dragón negro, había pasado mucho tiempo desde que lo llamó de esa manera y tardo un momento en reaccionar. Su expresión de relajo, ahora que lucía tranquilo sus finos rasgos resaltaron —Solo me altere, An Li. No te preocupe.
—¿Es por él? —An Li miró en la dirección que estaba Shi Qing Xuan. Mo Yi no afirmo nada, solo sus ojos negros mostraron una pequeña perturbación que An Li no perdió de vista.
—Hemos visto muchos como él, alguien que puede ser comparado por el sol.
—Desde tiempo innumerables el destino ha dicho que aquellos que tiene una sonrisa tan brillante como el sol se nos será arrebatado pronto y eso es porque el sol siempre esta solo y nadie puede alcanzarlo.
—Lo sé. No tienes que decirlo —Lo interrumpió Mo Yi —Cómo guardianes del cielo, solo podemos ver y no intervenir, fue lo mismo en aquel entonces, será lo mismo ahora.
Mo Yi tenía claro cuál era su papel y su lugar, solo que al ver a Shi Qing Xuan recordó que él también fue humano alguna vez y convertido en una deidad por un capricho del destino.
En el reino mortal, la caída de la barrera provocó que una serie catástrofes llegara a la capital cuando ocurrían estos tipos de fenómenos era porque el cielo había abandonado al Emperador, su gente, entre ellos los nobles, escaparon de la ciudad, aquellos que no tenía forma de huir perecían a causa de los terremotos o las fuertes tormentas.
Xie Lian no tenía forma de detener a la naturaleza con sus poderes, además de ayudar a rescatar a las personas juntos con la ayuda de Mu Qing y Feng Xin no podía hacer mucho más.
Está noche había una tormenta feroz, en las casas que aún se mantenían de pie se refugiaron pequeños grupos de personas, en la particular el templo de los maestros del viento y el agua fue una gran fortaleza para cuidar niños perdidos, mujeres heridas y ancianos enfermos, los mendigos fueron los que se adaptan mejor a la situación y ayudaron a los que venía a refugiarse en el templo.
A las afueras de un templo dedicado a la diosa de la literatura, los dioses marciales junto con la diosa de la agricultura se reunieron.
—Las personas comunes han perdido la fe en el cielo —Ling Wen fue la única que se atrevió a reportar la situación sin mostrarse perturbada— Los inciensos quemados a los dioses más conocidos comenzó a disminuir en la capital, si no que también en el resto del continente.
—¿A quién están adorando ahora? —preguntó Xie Lian.
Ling Wen hizo una corta pausa— ¿No puede verlo por usted mismo su alteza?
Xie Lian se quedó mirándola por un largo periodo de tiempo.
—Las personas no necesitan a los dioses para ser fuerte, apoyan sus vidas en sus familias y resisten por su cuenta, nosotros solo somos necesitados por sus recesos, pero tampoco somos diferentes —La voz dulce y baja de YuShi Huang cortó la tensión en la habitación. Todas las miradas se dirigieron a su persona.
YuShi Huang entendía lo importante que era para los dioses marciales que su incienso se mantuviera ardiendo, es por eso que dijo esas palabras, en medio de la desesperación se pueden cometer decisiones apresuradas y erróneas.
Sus palabras tuvieron efecto, los hombros tensos de los dioses marciales se relajaron, incluso Xie Lian pudo dispersar un poco sus preocupaciones y estar de acuerdo con YuShi Huang.
—Debemos encontrar una forma de restaurar la barrera, mientras buscamos el sello principal — Opinó Feng Xin.
Con el sello principal se refería al hechizo que se mantenía oculto a esa criatura por las cuatro deidades de los puntos cardinales.
Está ahora no habían visto nada anormal ocurriera, además del temporal. Tanto Xie Lian como Pei Ming recorriendo la capital en busca de la criatura malvada, pero no vieron nada o sintieron algo. Xie Lian también le pidió ayuda a Hua Cheng y He Xuan, el primero voluntariamente lo ayudó reuniendo algunos demonios de bajo rango para que buscaran, mientras que el segundo desapareció.
—Para restaurar la barrera, me temo que reunir a las deidades será en vano—Mei Niang Qing interrumpió en el lugar seguido por Bai WuXian.
—¿Qué significa eso? -Preguntó Xie Lian.
—Los sellos son muy antiguos, quién lo creó debió tener conocimientos del cielo y la tierra, también del reino de los demonios, que las deidades fueron colocadas en los puntos estratégicos tal vez es una conciencia. Su estructura es más compleja de lo que parece —Mei Niang Qing desplegó un amplió mapa y se lo enseño.
En el papel estaba las dimensiones de la capital imperial y en los cuatros puntos, los santuarios de las deidades locales. Juntos conformado un gran sello mágico que extendía de una punta a otra al igual que los pilas donde se establecen la barrera de la ciudad, a su vez cada pilar era un diminuto sello de sangre que mantenía las Deidades encerradas.
Mirando las líneas que convergían, Xie Lian dijo—¿El conjuro principal no está en el palacio Imperial?
—No, a simple vista parece fácil de adivinar. Al igual que el ojo de una tormenta, todos los hechizos usan la unidad del ying y yang para crear un centro, solo que un conjuro de este calibre no tiene un origen en el medio, si no que se desvía hacia otra dirección invirtiendo los diagramas, lo que señala es aquí.
Mei Niang Qing apuntó un punto en el mapa, los demás se acercaron y abrieron los ojos con incredulidad.
La zona manchada era el templo del ex maestro del viento.
Shi Qing Xuan limpió sus lágrimas y salió de los brazos de Shi WuDu, su expresión era apagada y estaba excesivamente pálida.
Shi WuDu se reincorporó y fue al interior de la sala, Shi Qing Xuan lo siguió. A la mitad de la sala, Shi Qing Xuan se arrodillo de nuevo, Shi WuDu se sentó en una silla y masajeó el entremedio de sus cejas. Los dos no hablaron por un largo periodo de tiempo.
—¿Desde cuándo? —La pregunta de Shi WuDu rompió el silencio interminable.
—No fue hace mucho tiempo.
El suave susurro que salió de los labios de Shi Qing Xua se extinguió tan pronto se pronunció, Shi WuDu lo observó, en el interior de sus pupilas reflejo sus emociones turbulentas y tras una corta pausa dijo- Eso pensé.
Shi Qing Xuan levantó su cabeza sorprendido, en pánico miró en todas las direcciones en busca de Hei Zheng, pero no lo vio. Shi WuDu sonrió con amargura al verlo en ese estado.
—No hagas un escándalo.
—¿Cómo te diste cuenta? — Aunque le dijo que se calmara, Shi Qing Xuan todavía tenía miedo.
—¿Crees que no notarías que te ves diferente? —Shi WuDu lo miró con dureza, suspiró y dijo—Has envejecido y tus manos tienen cicatrices.
Shi Qing Xuan se miró a sí mismo, aunque el cambio no fue exagerado, su piel ya no era tan blanca como en el pasado, sus manos no eran delicadas, sino que ahora tenía pequeños cortes y callos.
Como ya no era un dios era normal que envejeciera y sufriera daños, aun así, no se sentía mal por ser un mortal, entendió muchas cosas que antes le eran difíciles de asimilar, tenía una mayor visión del mundo y aunque ya no vistiera de seda, estando privado de todo era feliz.
—Ya no necesitas preocuparte por nada Ge.
— Tienes razón—Shi WuDu le dio la razón y su expresión se relajó.
Ahora podemos estar juntos sin más preocupaciones de ahora en adelante, podemos estar aquí para siempre.
Sonaba agradable al oído, las esquinas de los labios de Shi WuDu se curvaron hacia arriba —Sería bueno...—Murmuró en voz baja— Está bien para mí, pero no para ti.
Shi Qing Xuan no entendía—Ge ¿Por qué dice eso?
—Mi camino termina aquí, el tuyo todavía continúa—Dijo con voz profunda Shi WuDu.
Shi Qing Xuan negó con la cabeza, apretó sus puños sobre su regazo— ¡Ya es tarde para mí!
— No — Shi WuDu se puso de pie —Ese sujeto lo dijo, si quieres regresar tiene una manera.
¿Ese sujetó? Shi Qing Xuan tardó un momento en entender que se refería a Hei Zheng—¿Puedes verlo?
—Desde el principio—Shi WuDu le dio una mirada desaprobadora —No te preguntare quién es y dónde lo conociste, pero ¿No has aprendido ya la lección?
La cara de Shi Qing Xuan cambió, recordó a He Xuan y la forma en la que lo apuñaló. Sus ojos dorados todavía llenos de odio estaban vivos en su mente provocando un dolor en el pecho.
Llenó de tristeza, bajó sus párpados y no se atrevió a hablar con Shi WuDu de frente—Ge... Hei Zheng nunca me traicionará.
—¿Cómo lo sabes?
Shi Qing Xuan no respondió, porque ni él mismo sabía la respuesta.
En el templo de Señor del Viento, había en un espació donde los mortales no puede llegar, estaba alejado del mundo de los vivos, pero tampoco estaba el las tierra de los muertos, estaba ahí al mismo tiempo no se encontraba en ninguna parte.
Hei Zheng ingresó a una amplia sala, estaba poco iluminada y contaba todo tipos de lujos, similar a la habitación de un miembro de la familia real. Al fondo había una cama cuyas cortinas blancas estaban caídas.
Se quedó mirando la cama por una corta cantidad de tiempo, luego doblo sus rodillas y juntó sus manos una junta a la otra —Su majestad.
—No pareces feliz de verme después de cientos de años—Una voz refrescante y llena de diversión provino a las cuatro direcciones, pero Hei Zheng se fijó en aquella blanca cortina que ocultaba la silueta de una persona.
—Desearía no tener que verte por otros miles de años más.
Hubo un silencio interminable que rompió por una risa suave.
—¿Quién es el que lloró y se cortó la garganta por este señor?
—Solo vine a decirte que si intentas lastimar a Qing Xuan te mataré.
Unos finos y delgados dedos fueron colocados debajo del mentón de Hei Zheng y obligado alzar la vista.
—Has cambiado. Nunca le has abierto tú corazón a nadie, ese tal Qing Xuan debe ser mi reemplazo para explicar tu culpa ¿Me equivoco?
Hei Zheng no respondió.
El hombre de hermosa apariencia y sonrisa cálida no se molestó por su falta de respuesta, en cambio, se arrodilló y sostuvo el rostro de Hei Zheng con ambas manos y conectó sus frentes.
—¿Por qué finges amarlo? ¿o es que planeaban matarlo al igual que a mí?
Hola queridos lectores. Gracias por leer.
Entramos al último arco.
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