Parte 20 La última deidad aparece.
En la entrada de la pequeña casa, Mei Niang Qing estaba esperando que Shi Qing Xuan regresara, no tenía esperanza que aquel niño pudiera mover el corazón cerrado de su príncipe, pero todavía salió a esperarlo con una inexplicable ansiedad en su corazón .
De vez en cuando su mirada se perdía en el vasto cielo y solo cuando el viento soplaba apartaba sus ojos y miraba al frente. En ese momento, detrás de una cortina de hojas vio llegar a Shi Qing Xuan.
Su regreso le confirmaba que no tuvo éxito, pero al ver la expresión de Shi Qing Xuan comenzó a dudar. — ¿Su alteza le dijo algo?
—Su majestad está viejo y le he pedido que recuerde cosas de miles de años atrás. Es mi culpa por ser desconsiderado. Solo necesita tiempo.
—"..."
Confundido, Mei Niang Qing preguntó— ¿Acepto ayudarte?
—No—Shi Qing Xuan sonrió — Pero sé que lo hará.
Incrédulo, Mei Niang Qing miró a Shi Qing Xuan—¿Por qué estás tan seguro?
Está vez el confundido fue Shi Qing Xuan— Usted conoce a su majestad mejor que yo. Si alguien necesita ayuda, naturalmente irá a salvarlo.
Las pupilas de Mei Niang Qing se ampliaron, si ese fuera el Bai WuXian antes de la caída de su reino lo creería, pero ahora esa persona había cambiado, ya no podía reconocerlo.
—Viejo adivino.
— ¡No me llames viejo!
— ¡Si, si, lo que diga! De todas formas, es normal que su majestad esté enojado con usted, si lo deja en ese lugar sombrío es normal que esté enojado— Le regaño Shi Qing Xuan.
—Debe sacarlo de ahí, está muy pálido y delgado, aliméntelo bien.
— ¡Espera!—Lo interrumpió Mei Niang Qing sorprendido — ¿Lo sacaste de ahí?
— ¡Pues claro que lo hice! No podía hablar con él si estaba en esa cueva oscura. Pero luego su majestad regresó.
La expresión de Mei Niang Qing era complicada, este niño rompió la poderosa barrera que contenía a Bai WuXian encerrado y no se percató de ese detalle. Desde su posición podía saber que el sello no estaba roto, eso significaba que no lo rompió, simplemente lo atravesó.
"¿Qué tan poderoso se había vuelto?" Miró a Shi Qing Xuan no encontrando nada raro en su poder espiritual, probablemente se debía que estaba siendo restringido dentro suyo, pero si ese poder fuera a manifestarse ¿Habría alguien que pudiera detenerlo?
Cerró sus ojos y no pensó más en eso, luego levantó sus pestañas y habló— Seguramente debes que en este mundo solo existen tres reinos.
—Por supuesto.
—¿Dónde crees que entran las Deidades en esa categoría?
Shi Qing Xuan pensó ya que nunca leyó algo sobre eso, las Deidades son solo cuentos de humanos que pasan atreves de la generaciones. Nadie puede verlos, que ocurrieran milagros cuando uno acudía a su ayuda no sabía con precisión si era porque realmente las Deidades hacían algo para cumplir sus peticiones. Todos parecían odiar a los mortales.
—¿Tal vez el cielo?
—Originalmente presumo que debió ser así— Mei Niang Qing hizo corta pausa y continuó — Sin embargo, ellos permanecen en el Reino mortal. Tienen el potencial divino para ser un dios, pero permanecen entre los mortales y a diferencia de nosotros su existencia es eterna. He oído que en tierras lejanas a estas, hay más de un reino, donde no solo se limita entre los mortales, demonios y dioses, incluso lo que definimos como la vida y la muerte no se limita a un solo camino.
— Debe haber una conexión entre esos dos puntos.
Al pensar en las vidas Qing Long, Zue Que y bai Hu, Shi Qing Xuan dijo —Ninguno maldijo sus vidas, cada uno luchó y se enfrentó a su destino. No hubo odio, solo una profunda tristeza y soledad.
Mei Niang Qing no era bueno en alguno temas, por eso no expresó su opinión, viendo que Shi Qing Xuan era más sensible y parecía poder comprender aquellos seres cambió el rumbo de la conversación.— Será mejor que regreses pronto, si lo me dijiste antes es cierto. No es bueno que esté mucho tiempo alejado de la capital.
—Lo sé
Shi Qing Xuan miró a su alrededor buscando a He Xuan, pero al no encontrarlo no se decepcionó, era algo que esperaba. Se despidió de Mei Niang Qing y siguió el camino que señaló para abandonar el Monte Ton Long.
Como no sabía usar el hechizo de acortamiento de distancia, corrió usando su poder espiritual para impulsarse llegando más lejos en pocos pasos.
Pasó sobre un río donde vio que había un hombre mirando su reflejo en agua, le pareció familiar su túnicas negras con dorado y justo en ese momento aquella persona se dio la vuelta y sus miradas se conectaron.
Todo de repente se volvió incómodo, siempre era así cada vez que estaba a solas con He Xuan. Todo se volvía frío y su pecho dolía. Hasta ahora quería ignorar esa sensación, pero se volvió incapaz de hacerlo.
Apartó su vista y siguió su camino, sin embargo, no espero que de repente fuera atrapado en el aire y acorralado contra un árbol.
—¿Por qué huyes? —He Xuan sujetó fuertemente su muñeca.
—No estoy escapando, solo estoy regresando a la capital— Shi Qing Xuan no se dejó intimidar, pero era incapaz de mirar aquellos ojos dorados sin sentir dolor, involuntariamente bajo sus ojos y pidió—Suéltame.
He Xuan lo sujetó de su barbilla y lo obligó a mirarlo a la cara— ¿Qué hablaste con él?
—¿Por qué quieres saber?— Aunque tembló ligeramente ante el frío que aquellos dedos le provocaron en su piel, Shi Qing Xuan sintió curiosidad, He Xuan había dicho que no le importaba, pero ahora parecía. Rápidamente abandonó ese pensamiento. No era importante para He Xuan.
— Su majestad no tiene interés en este asunto, tampoco sabía cuál podría ser la causa, pero el viejo adivino cree que hay una conexión entre la vida de las Deidades y el hecho que ahora sean seres divinos.
— ¿Y qué tiene que ver todo eso contigo? Dices que no recuerdas a ese tal Hei Zheng, pero confías en él—He Xuan se acercó un poco más al rostro de Shi Qing Xuan y apretó su agarre sobre su muñeca.
—Y-Yo.
También lo encontraba raro, pero el sentimiento que le daba que Hei Zheng era de alguien que jamás le haría daño, no sabía porque lo creía de esa forma, pero lo había tratado bien y lo había ayudado, aunque se distanciaron por lo que paso con Zue Que, todavía tenía buenos sentimientos hacia él.
Cómo no iba a conseguir una respuesta por más que lo presionara, He Xuan finalmente liberó su mandíbula, pero no su mano. Shi Qing Xuan quiso recuperar su brazo, pero terminó siendo tirado por el supremo y en el siguiente paso que dio ya estaba de nuevo en la Capital Imperial.
Nada había cambiado, o al menos eso parecía. Aun siendo de día había una capa de niebla rodeando los altos muros y la barrera espiritual seguía en su lugar.
En el momento en que ambos ingresaron a la ciudad, Shi Qing Xuan se sintió mareado, parpadeo y cuando quiso darse cuenta estaba solo, He Xuan había desaparecido de su lado.
— ¡No desaparezcas así de la nada!— Se quejó. Molesto camino hacia adelante, sin darse cuenta que la capa de niebla se hacía más densa entre más avanzaba.
Camino por mucho tiempo y cada vez más sus pies se sentían pesados. De repente, sus rodillas se debilitaron y cayó de rodillas al suelo. Frente suyo sombra se manifestó, levantó la cabeza al escuchar sus pasos dirigirse hacia él.
Se trataba de un hombre joven, pero no llegaba a la edad de un adulto. Vestía de negro, pero su túnica externa era de color blanco.
—Xuan Wu — Shi Qing Xuan no necesitaba confirmar su identidad. La última de las deidades de los cuatro puntos cardinales y también muy conocido por ser un símbolo de la longevidad.
Xuan Wu lo miró con frialdad — Es una pena, una vez anhele por hablar contigo, pero ahora encuentro desagradable tu presencia.
—¡Escucha....!
—¡Sé lo que dirás!— Xuan Wu lo fulminó con la mirada. Shi Qing Xuan no pudo continuar.
—He visto lo has hecho, desde que las Deidades del sol y la luna se alejaron la una del otra. Sé que intentaste hablar con Qing Long, persuadir a Bai Hu e impedir que Zue Que se uniera al banquete.
—También he presenciado como las dudas invadieron tu alma, aún así decidiste asumir la responsabilidad por nosotros — Xuan Wu sonrió, pero su sonrisa no llegó a su ojos— Tu corazón es amable y justo, pero yo solo he llegado a sentir odio por ti.
"Odio" Esa palabra era una piedra en el alma de Shi Qigng Xuan. Bajo la cabeza incapaz de enfrentar a Xuan Wu.
Esa acción, Xuan Wu no la pasó por alto— Realmente eres gentil y es lo que más detesto de ti. No hay resentimiento en tu interior, incluso el dolor y la angustia no permanecen en tu mente.
Avanzó hacia Shi Qing Xuan y se arrodillo hasta quedar a su altura. Con su mano sujeto de forma brusca el rostro del Señor del Viento y habló con un tono suave— ¿Me preguntó cómo serás cuando la oscuridad te consume?
Las pupilas de Shi Qing Xuan se ampliaron — ¿Qué harás?
—No necesitas saberlo.
Xuan Wu llevó sus manos hacia la espalda de Shi Qing Xuan y lo abrazó — Eres el sol que dios atrapó, incluso en sus manos no pierdes tu luz. En ese caso tendré apagar el fuego de tu vida.
Sus suaves y heladas palabras fueron susurradas al oído de Shi Qing Xuan como una canción de cuna que lo obligó a cerrar sus ojos de forma lenta.
— ¿Pensé que me detendrás?— Murmuro Xuan Wu.
—Prometí no interferir en sus asuntos— Hei Zheng tenía una expresión oscura en su rostro al ver a Shi Qing Xuan en ese estado de inconciencia —Pero yo mismo acabaré contigo si tu plan falla.
—No me importa. De todas formas he vivido por mucho tiempo, al menos en la muerte no estaré solo.
He Xuan había permanecido en su lugar a la espera que aquella extraña niebla desapareciera, aunque quería moverse no podía, lo que indicaba que había entrado al territorio de Xuan Wu.
No supo cuánto tiempo estuvo esperando, pero la neblinas pronto se dispersó y las calles de la capital fueron visibles- No hubo cambios, todo indicaba que era un día tranquilo como cualquier otro.
Se aventuró sobre la avenida principal en busca del Señor del Viento, pero no necesito buscarlo demasiado, porque al final de la calle encontró Shi Qing Xuan.
—¿Dónde te metiste? Te estaba buscando— Shi Qing Xuan se dio la vuelta y lo regaño.
He Xuan lo miró fijamente.
— ¿Qué?
No había nada fuera de lugar, He Xuan conocía bien a Shi Qing Xuan, por más que alguien se hiciera pasar por él lo sabía al instante, pero la persona en frente suyo parecía ser alguien diferente por más que sabía que era el mismo Shi Qing Xuan.
Sus dudas no pudieron ser resueltas, porque una gran explosión de energía llamó la atención de ambos.
Vientos feroces arrasaron las casas y comercios y enormes torbellinos aparecieron de nada en medio de la ciudad llevándose todo a su paso.
Shi Qing Xuan salto a una de las casas y sacó su abanico para contrarrestar ese tornado, creó un ráfaga para dividirlo pero en el momento en que su ataque se acercó a su objetivos su poder se dispersó.
—¿Por qué?
—¡Señor del Viento no hagas eso!
Xie Lian llegó junto a Hua Cheng y aterrizaron a lado de Shi Qing Xuan — Entre más quieras detenerlo, más poderoso se hace.
Sorprendido, Shi Qing Xuan se fijó en aquel fenómeno —¿Cómo..?
—No lo sé— Xie Lian se mostró importante— Solo podemos esperar a que pase, de lo contrario más gente inocente saldrá herida.
Esta vez les había tomado la delantera, el cielo no estaba escuchando los pedidos de los creyentes, cuando el Emperador se dé cuenta que los dioses no responden, los devotos vana a de dejar de lado su fe y ellos implicaba que muchos dioses que dependían de las ofrendas que los nobles le entregaban y su sus fuerzas comenzarían a dispersarse.
Finalmente estaban atacando directamente al cielo, cuando los dioses desaparezcan. Solo las Deidades podrían proporcionar alivio a la gente común.
Hola queridos lectores.
Comienza el arco de la última Deidad. Para ser el primer capitulo me quedo corto, prometo que el próximo será más largo.
Espero que les haya gustado.
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