Parte 18 Palabras Innecesarias
Pei Ming miró a Shi Qing Xuan incrédulo— ¿Te has golpeado la cabeza?
Ofendido, Shi Qing Xuan frunció las cejas — ¿Conoces a alguien que sea más viejo y sabio?
— ¿Por qué no le preguntas a su alteza?
—Su alteza pasó muchos años fuera de los asuntos de la capital, en cambio su majestad, era un dios venerado en muchas regiones. Tenía oídos y ojos en todos lados, seguramente sabrá algo.
—Aún así— Pei Ming no estaba convencido.— Según su alteza quedó sepultado en lo profundo del Monte Ton Lu, seguramente ya..—Hizo una corta pausa y continuó —Aunque no lo estuviera, dudo que acepte ayudarnos.
Shi Qing Xuan era consciente de eso, estaba siendo muy optimista en la posibilidad en que esa persona todavía estuviera en este mundo y los ayudará
—Lo convenceré— Dijo con un brillo determinado en sus ojos.
—¿Cómo? No puedes salir de la capital ¿Verdad?— Pei Ming se cruzó de brazos sobre su pecho.
Habiendo olvidado ese detalles, Shi Qin Xuan se avergonzó, pero luego recordó algo importante — Las puertas del banquete se cerraron, pasará algunos días antes de que se habrá, aprovechó ese tiempo para ir al Monte Tong Lu.
—¿Y si la Deidad que falta viene a buscarte?
—No lo hará, si es como Zue Que y está enojado conmigo. No vendrá, hasta que el momento sea el indicado
Shi Qing Xuan estaba completamente convencido de esa idea. Pei Ming todavía tenía sus dudas, pero ya no dijo nada respecto a eso.
—Debemos hablar con su alteza.
—Sí.
Al mirar por la ventana, Shi Qing Xuan vio que la lluvia pronto terminaría. Su estado de ánimo mejoró al ver un pedazo de cielo azul, esperaba que Zue Que este seguro en su territorio y pronto viniera a verlo.
En el cielo, un rayo de luz atravesó la nubes grises y llegó directamente al antiguo templo del viento.
—Viejo Feng...— Un mendigo ingresó a la habitación y la encontró vacía —Qué raro, pensé que estaba aquí— Confundido se dio la vuelta y se fue.
Pei Ming se fijó en Shi Qing Xuan— ¿Ya no pueden verte?
Shi Qing Xuan movió su cabeza de forma afirmativa. — Ahora soy una Deidad, pero mis poderes son algo inestables.
Pensó un momento y luego retiró sus palabras. — Las Deidades no son tan poderosos como los dioses, normalmente las personas no pueden verlos, incluso si van a sus templos, pero hay momentos en el que pueden ser vistos. En día donde el clima es agradable o lluvia como hoy. Es raro que pase.
—¿Pero tú..?
—Solo por un momento— Shi Qing Xuan no dio más explicaciones y cambió el tema.—Vayamos a buscar a su alteza, seguramente está en la posada que alquiló la Lluvia Carmesí.
Los dos salieron del templo del Viento por la puerta trasera y se dirigieron directamente hacia el punto de reunión. Tal como había dicho el Señor del Viento, Xie Lian había vuelto. Shi Qing Xuan le explicó su idea y al finalizar dejó la habitación en silencio.
Xie Lian no permaneció callado por mucho tiempo, junto sus manos en el interior de sus mangas y habló con un tono suave. — Qing Xuan, entiendo lo que dices, pero no es seguro.
—Esa persona ya no es el Emperador que conocías, incluso si hablas no conseguirás nada.
—¡Pero..!
—La calamidad de Blanco intentó destruir el cielo una vez— Hua Cheng lo interrumpió — Si no hubieras sido despojado de su título, Señor del Viento, seguramente habrías sido uno de los primeros en morir en sus manos.
Un escalofrío sacudió el cuerpo de Shi Qing Xuan, pero todavía firme con su idea miró a Hua Cheng— Mi señor, eso paso hace mucho tiempo, las cosas pudieron haber cambiado, incluso si algo sucede su alteza podrá detenerlo.
—Solo tuvimos suerte—Xie Lian admitió dejando escapar un ligero suspiro —No la tendremos una segunda vez, además no es como lo hubiéramos derrotado.
—Qing Xuan, no entienda tus intenciones, pero es muy arriesgado. En esta situación tampoco puedo dejarte salir de la capital.
Con una expresión sería, Xie Lian mantuvo una postura firme y negó la petición de Shi Qing Xuan, pero tampoco quería estar en malos términos con su amigo y al final relajó su expresión.
—Se que lo entiendes Qing Xuan, esto también es por tu bien.
—No se preocupe su alteza, lo entiendo. — Shi Qing Xuan sonrió y le dio la espalda al dios marcial— iré a mi habitación.
Cuando el Señor del Viento se marchó, de nuevo la habitación quedó en silencio. Xie Lian se quedó con una extraña sensación en su pecho, sintiendo que algo no estaba bien.
En cambio, Pei Ming río rompiendo el silencio.— Su alteza, nunca ha tenido de qué preocuparse ¿Verdad? Cuidar del pequeño Qing Xuan no es fácil.
Xie Lian lo miró.— En realidad, Qing Xuan es bastante maduro, solo que me preocupa. Temo que vaya a hacer algo imprudente, solo porque quiero ayudar a las Deidades.
—Ge ge ¿Es el Señor del Viento una persona que acepte que le digan que no?
Definitivamente, Shi Qing Xuan no era esa clase de persona.
Los rostros de Pie Ming y Xie Lian se tornaron un tanto incomodas, se miraron y llegaron a un entendimiento mutuo. No podían dejarlo solo en ningún momento. Rápidamente salieron del salón a buscarlo.
Mientras tanto, Shi Qing Xuan se deslizaba por los techos de la casa dirigiéndose hacia la salida de la Capital Imperial. Para impedir que lo siguieran, estaba usando un poco sus poderes para manipular el viento y ganar impulso.
Sabía que se enfadaría cuando no lo encontraran, pero todavía quería intentar hacer algo. Quedarse quieto solo lo ponía ansioso, además Hei Zheng le prometió que no haría nada.
Perdido en sus pensamientos, no se dio cuenta que había alguien delante suyo. El impacto casi lo tiró, pero una mano lo sujetó manteniéndolo erguido, alzó la cabeza y se sorprendió al ver que se trataba de He Xuan.
— ¿Por qué no te has ido?
Sin expresión, He Xuan dijo. — Aún me debes los bollos.
—"..."
"¿Solo por eso?" Shi Qing Xuan se congeló. No sabía cómo sentirse— Sabes...Yo iré al Monte Tong Lu—Despacio evaluó la expresión de la Calamidad.
—Mi comida—Repitió He Xuan como si no hubiera escuchado de la travesura que iba a ser Shi Qing Xuan.
—¡Ahh! Está bien ¿Quieres tus estúpidos bollos? Te los daré.
Irritado, Shi Qing Xuan saltó del techo y aterrizó en la calle. Buscó con la mirada algún puesto ambulante de bollo de carne y lo halló en la siguiente esquina.Se dirigió a ella y malgastando un poco de energía espiritual tomó una forma física para comprar una bolsa completa.
Cuando se dio la vuelta vio a He Xuan y le entregó la bolsa. — ¡Aquí tienes!
He Xuan recibió gustosamente la comida y sacó un bollo de la bolsa luego siguió al Señor del Viento cuando le dio la espalda sin decir nada.
Sintiendo su presencia, Shi Qing Xuan se detuvo, se dio vuelta y lo enfrentó— ¿Ahora qué? Ya tienes tu comida.
—Aún falta otra bolsa.
—"..."
¡No recordaba deberte tanta comida! Shi Qing Xuan sintió que se estaba burlando de él. Se dio vuelta y ya no le prestó atención. Se elevó en el aire hacia las casas saltando sobre ellas para apresurarse.
La distancia que le faltaba para abandonar la Capital Imperial no era mucho. En pocos pasos hizo que le quedaran pocos metros.Se detuvo en lo alto de una torre de vigilancia y dudo por un momento, no sabía qué pasaría si abandonaba de repente la capital. La barrera estaba intacta y no había señales de que nada malo pasara.
Se preguntó por un momento donde estaba Hei Zheng, espero que se mostrará como siempre lo hacía, pero cuando recordó la forma en la que se separaron, pensó que era mejor si no se encontraban.
Una vez que tranquilizó la dudas de su corazón de un solo salto atravesó la barrera y abandonó la capital.
No percibió ningún cambio en su cuerpo al alejarse el primer kilómetro, sola una ligera preocupación se instaló en su pecho entre más lejos llegaba.
Se detuvo al arrimarse a un río que cruzaba el camino hacia la gran ciudad. Su energía espiritual se había agotado más rápido de lo que imagino.
Miró su reflejo en la superficie del agua y no encontró nada raro en sí mismo, pero sentía que algo era diferente. Dejó de lado sus preocupaciones y sacó, de entre sus mangas, las píldoras que Hua Cheng le dio.
Llevó la píldora a sus labios, no llegando a ingerirla, porque una mano sujetó su muñeca. Levantó sus pestañas y vio que era He Xuan quien lo detuvo de nuevo.
Se quedaron mirándose a los ojos en un silencio incómodo.
He Xuan frunció las cejas al ver aquella píldora y apretó su agarre sobre la mano de Shi Qing Xuan obligándolo a soltarlo.
— ¡No! La necesitó
Enojado, intentó liberarse del agarre del supremo, pero He Xuan se negó a soltarlo— ¿Quieres energía espiritual?
— ¿Eh? —Confundido, Shi Qing Xuan se quedó quieto. Le tomó un momento analizar las palabras que acababa de escuchar y las puntas de sus orejas se tornaron rojas. Su imaginó voló muy rápido y permaneció callado.
He Xuan lo observó detenidamente y las esquinas de su labios se curvaron hacia arriba, no le era indiferente como pensaba.
Se inclinó hacia adelante, asustando a Shi Qing Xuan con su cercanía" ¿Va a besarme?" Cerró sus ojos y espero algún contacto.
Al cabo de un rato, nada paso, levantó sus pestañas y recibió un golpe en la frente.—¡Ahg!
Se frotó la cabeza, viendo como He Xuan se paraba en la superficie del agua sin hundirse y le extendía la mano para que lo tomara.
No pensó mucho sobre aquella acción, simplemente tomó su mano y para su sorpresa tampoco se hundió en el agua. Podía caminar sobre ella sin mojarse, encontró fascinante esa habilidad. — ¿Cómo lo haces? ¡Esto es increíble!
Ignorando sus palabras, He Xuan caminó siguiendo el caudal del río. Shi Qing Xuan tenía curiosidad de saber qué pasaría si se alejaba del Supremo, pero como no quería mojarse obedientemente reforzó su agarre sobre la mano del demonio.
Habiendo tantas palabras que quería decir, encontró extraño que ninguna saliera de su boca. Odiaba cuando todo estaba silencioso, pero ahora, el sonido del agua golpeando las rocas, el canto de los pájaros, todo lo encontró agradable.
Todo estaba en armonía y en equilibrio. Levantó la cabeza y vio la espalda de He Xuan. Lo había perseguido durante cientos de años, incluso ahora parecía que eso no iba a cambiar.
Era como si nada hubiera pasado, pero la realidad era diferente, solo se habían vuelto incapaz de verla, porque la otra parte lo trató bien.
Sus pies se detuvieron, como si He Xuan percibiera su estado de ánimo también se quedó quieto. No se volteó, aún cuando sintió que un par de manos rodear su cintura.
Debajo del agua, sus reflejos se invirtieron. Uno era un mendigo con dos partes de cuerpo rotas, mientras que el otro un vacío rey demonio. Las dos imágenes se superponen, pero nunca llegaron a ser una sola.
El pasado no necesitaba ser mencionado, la deuda entre ambos fue pagada, pero solo dejó un hueco en sus almas.
Shi Qing Xuan sonrió, sus manos arrugaron la ropa de He Xuan con fuerza y luego lo soltaron. Dio un paso para pretender que nada paso, pero He Xuan se dio la vuelta y retrajo su mano para atraparlo entre sus brazos.
Bajo la cabeza y lo beso.
Los ojos de Shi Qing Xuan se dilataron. Su corazón palpitó de forma desenfrenada y dolorosa. No intentó escapar, pero entre más durará el beso, más salvaje se ponía su imaginación.
Alzó sus manos con la intención de envolverlos alrededor del cuello de la calamidad, cuando He Xuan rompió el contacto— ¿Es suficiente?
— ¿Eh?
Avergonzado por tener otras ideas, Shi Qing Xuan desvió su rostro hacía un costado —S-Si no era necesario que me diera más—Murmuró en baja lo último.
He Xuan lo miró y lo soltó sin decir nada. Se dio la vuelta y no sujetó la mano de Shi Qing Xuan, aún así el Señor del Viento no se cayó al agua, podía caminar sobre el agua sin problemas.
Shi Qing Xuan sacó su abanico y lo agitó suavemente "¿Qué estaba pensando recién? " Grito en su cabeza .El rubor seguía en sus mejillas por más viento que se lazaba "¿Pensó que quería más poder espiritual?"
No sabía si alegrarse o no por ese hecho. Un poco confundido preguntó— ¿Por qué me estás siguiendo?
—Ese fue el acuerdo.
Pensando a qué se refería a los bollos de carne, Shi Qing Xuan se sintió desilusionado, se esforzó para no mostrar su estado de ánimo y dijo— ¿Sabes que quiero hacer en el Monte Tong Lu?
—Mnn
—Quiero ver a su majestad.
—No encontrarás nada, incluso si vas.
—Lo sé.
— ¿Iras de todas formas?
—Sí.
— ¡Pierdes el tiempo!
— ¡Oye! ¿Estás de mi lado o no?
He Xuan lo miró indiferente. Shi Qing Xuan sabía que no ganaría su simpatía y se ahorró las palabras. — ¿En qué dirección está?
— ¿Saliste y no sabías dónde está?
—Pues...— Shi Qing Xuan río escondiendo su rostro detrás de su abanico. — Es una montaña ¿Verdad? Solo tengo que buscar una que sea terrorífica y ya. La encontraré si busco.
—"..."
He Xuan fingió no escuchar lo último, se acercó a la orilla del río y comenzó a dibujar un hechizo de acostamiento de distancia. Este tenía mucho más símbolos adicionales que uno normal y las coordenadas no parecían coincidir.
Una vez que terminó se colocó en sus centro. Shi Qing Xuan lo siguió rápidamente antes de que se fuera.
En un paso, el paisaje a su alrededor cambió. Ya no había abundante naturaleza ni señales de vida, los sonidos se habían acallado como si ya la vida se hubiera terminado de repente.
Un bosque sombrío y marchito apareció. Había una densa neblina que dificultaba la vista, dando la sensación de que se trataba de territorio de algún monstruo.
Con dudas, Shi Qing Xuan miró por las esquinas de sus ojos a He Xuan.
Sintiendo esa mirada sospechosa, He Xuan dijo—La entrada del Monte Tong Lu cambia constantemente, te he traído al punto más cercano a ella, la verdadera puerta tendrás que buscarla por tu cuenta.
Eso era mejor que nada, Shi Qing Xuan no se quejó, había ahorrado una cierta cantidad de tiempo llegado hasta aquí. Observó detenidamente el lugar donde se hallaba, encontrando molesto esa densa niebla, iba a dispersarla con un movimiento de su abanico, pero la voz de He Xuan lo detuvo.
— Déjala como está, sirviera para cubrir tu presencia. En esta área habitan fantasmas poderosos, una Deidad como tú, sería el juguete ideal para esos seres aburridos.
La mano del Señor del Viento que iba agitar el abanico se detuvo en el aire. Era mejor evitar problemas adicionales si quería cumplir su objetivo. Bajo su brazo y comenzó a caminar sin tener en cuenta ningún punto cardinal. Incluso si avanzaba el panorama no cambiaba, parecía que la luz del sol había sido tragada por esa densa niebla.
Tras pasar varios inciensos quemados, de repente el suelo comenzó a temblar. Ambos se quedaron quietos y esperaron que algo apareciera. Shi Qing Xuan no se atrevió a bajar la guardia y preparó su abanico cuando vio en la distancia como una montaña se movía.
Parpadeo, pensando que estaba imaginando cosas, cuando sintió que esa montaña estaba cada vez más cerca, sacudió a He Xuan— ¡S-Se mueve!
Sin inmutarse, He Xuan dijo—Parece que hemos localizado la puerta principal.
— ¡Olvida eso! N-Nos estrellamos con esa montaña— Chillo Shi Qing Xuan.
Aguas Negras era muy perezoso como para hacer algo. En cambio dijo—Hazte cargo—Empujo a Shi Qing Xuan hacia adelante.
—¿Cómo que me haga cargo?— Torpemente, Shi Qing Xuan tropezó con su pies y cayó al suelo. No tuvo tiempo de regañar a la otra parte, porque se quedó congelado en su lugar siendo visto por dos pares de enormes ojos.
No gritó, pero si un sudor frío bajó por su espalda. Sus labios se separaron y buscaron pedir ayuda, pero cayó cuando aquellos glóbulos oculares se movieron.
He Xuan se dio cuenta se movía y tiró del cuello de la túnica trayéndolo de nuevo hacia él.
— ¡Oye! Deja de tirarme y jálame — Se quejó Shi Qing Xuan.
—Preocúpate por eso—Indico, He Xuan.
— ¡Hazlo tú! Eres un supremo ¡Surgiste de este lugar!
El suelo volvió a temblar, esta vez con mayor fuerza que casi hizo que cayeran al suelo. La montaña estaba corriendo quien sabe a qué dirección iban, pero no parecía que iba a estrellarse contra el otro monte.
En la distancia ya no había bosque sino una ciudad en ruinas. Calles pavimentadas con musgo verde en las paredes de las casas y algunas edificaciones de mayor tamaño.
— ¿A dónde no estás llevando?
Como no parecía que iba atacarlos, Shi Qing Xuan le preguntó a esa cara. Naturalmente no recibió una respuesta, pero de repente todo se volvió tranquilo.
—Me preguntaba quién era la poderosa presencia que agitó a mi compañero ¡Con que eres tú!
Una voz vino desde la distancia. Miraron a su alrededor, pero no vieron a nadie, entonces algunos árboles se corrieron y una figura apareció.
Llevaba túnicas blancas y sencillas, se trataba de un hombre algo mayor, pero no muy viejo. Parecía estar en su punto máximo de belleza, ya que las leves arrugas en su rostro lo hacían ver más guapo.
— ¡Ah! Eres tú—Señalo con el dedo Shi Qing Xuan a Mei Niang Qing.
Mei Niang Qing se acercó sin molestarse en ocultar su identidad— ¡Si soy yo! ¿Y qué? Tu otra vez haciendo cosas que llaman la atención ¿No te dijeron que quedaras quieto? No aprendes.
Su mirada recayó en He Xuan y frunció las cejas. — ¿Por qué están junto ustedes dos?
—Pues, hay una razón y no me regañé — Sin molestarse en explicar, Shi Qing Xuan fue directamente al asunto — Estoy buscando a su majestad. Su alteza me contó todo lo que pasó.
La cara de Mei Niang Qing cambió. Evaluó detenidamente a Shi Qing Xuan como si pudiera leer sus pensamientos y soltó un largo suspiró.
—¿Su alteza te envió?
—No...Dijo sí— Sonrió Shi Qing Xuan.
Aún con más duda, Mei Ning Qing se dio la vuelta—Sígueme.
Con Mei Niang Qing en frente, un nuevo camino se abrió delante de ellos. La neblina se despejó y los rayos del sol volvieron a calentar la tierra.
El antiguo sacerdote del reino de Xie Le, al salir del monte los llevó hacia una choza pequeña, descuidada por el tiempo. Dentro contaba con una cama sencilla, una mesa y una silla. La única ventana tenía vista hacia la cima de un alto volcán cuya cima no se podía ver.
—Lamentó no poder recibirlos como corresponde, como ven solo soy un viejo retirado.
—Señor adivino.
—Pues llamarme por mi nombre.
Shi Qing Xuan asintió con la cabeza y contó lo que estaba sucediendo actualmente en la Capital y algunos eventos, omitió algunas partes, pero reveló lo importante. Cuando finalizó vio que Mei Ning Qing parecía sorprendida, pero mantenía una fría calma.
—Comprendo, por eso lo buscan a él. — Mei Niang Qing permaneció pensativo. Luego negó con la cabeza.
—He estado mucho tiempo en este mundo, pero es la primera vez que escucho que una Deidad tenga tales habilidades como para competir con los dioses. Su papel en el reino mortal nunca ha sido claro.
—Nace por algún cuento y permanece en el corazón de la gente como una reliquia antigua de una era olvidada, pero nadie sabe con certeza cuál es su propósito en este mundo.
—Joven maestro Shi, haz hecho este viaje en vano. Me temo que no hay nada que pueda hacer para ayudarte.
—Usted no, pero él sí—Shi Qing Xuan dijo mirando el volcán— Su majestad, se encuentra ahí ¿Verdad?
Mei Ning Qing alzó una ceja— Eres terco jovencito. Esa persona ya no su rey ni mucho menos quien conocías, incluso si lo ves, no te dirá nada.
—Él ya no dice nada, ni siquiera tiene algo que decirme.
Un resplandor de tristeza brillo en los ojos de Mei Niang Qing cuando dijo aquellas últimas palabras.
—Seguramente —Empezó Shi Qing Xuan teniendo la atención del antiguo sacerdote principal — Las cosas que tenían que decirse ya fueron dichas en su tiempo juntos.
Podía entender eso, porque estaba pasando por lo mismo. Todo había sido hecho y dicho. Como todo terminó y no podían regresar, las palabras eran innecesarias.
Tal vez era como decía, Mei Nian Qing le dio la razón en secreto y sus ojos se movieron a He Xuan quedando completamente convencido.— Si vas, irás solo, es lo más seguro.
—Sí, eso tenía planeado.
Hola queridos lectores. Gracias por leer.
En el próximo capítulo, un invitado especial llegará.
Espero que les haya gustado el cap.
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