Parte 17 Aun en la Miseria
Shi Qing Xuan aterrizó en la plataforma y se apresuró a ver la condición de Zue Que. La Deidad tenía una herida en su garganta y la sangre se filtraba a través de ella.
— ¿Por qué? —Le cuestionó.
— ¿Por qué tienes tú esa expresión afligida?—Sin responder a su pregunta, Zue Que buscó penetrar en el alma de Shi Qing Xuan y adivinar cuáles eran sus pensamientos. —Para ti somos nada. No debes sufrir, solo déjanos ser.
El espectáculo no había acabado, copos de nieve cayeron a su alrededor, representando un interminable invierno que no parecía terminar. La muerte indicaba el final y el comienzo que era un inevitable círculo vicioso.
—No quiero ser un dios de nuevo, tampoco una Deidad. Todo terminó para mí hace mucho tiempo ¿Por qué cambiar eso?—Las emociones eran turbulentas en el pecho de Shi Qing Xuan, no quería ser malinterpretado, pero estaba enojado, con la Deidades, con el mismo y con sus arrepentimientos.
— ¿Qué hay de bueno sufrir mientras eres un mortal?— Zue Que no aceptó su respuesta y no quería escucharlas tampoco. —No tienes un hogar, no tienes ropa para abrigarte cuando el invierno llegará, tampoco tienes comida para satisfacerte, aun así ¿Por qué elegís sufrir como un simple humano más?
— ¿Por qué no? Eso es lo que soy—Dijo con simpleza Shi Qing Xuan —Nací como uno, nunca debí ascender a los cielos y hace mucho tiempo debí alcanzar la inmortalidad (1)
—¡De todas formas siempre tuve apego al Reino Mortal, quedarme aquí es lo mejor!
Como esperaba, Zue Que no podía entenderlo ¿Qué bueno había en sufrir en esta tierra? Aunque no lo comprendió, puedo sentir el mismo sentimiento que tal vez llevó a Bai Hu y Qing Long a ir al banquete.
"Ya veo."
Su mano fue tomada y sujetada de repente, sorprendido lazo los ojos y que Shi Qing Xuan le sonría.
— ¿Qué estás haciendo?
— En vez de pensar en un hermoso final. Vivamos hermosamente hasta el final ¿No eso apresurarnos antes de que nuestro arrepentimientos nos alcancen?
La conclusión era demasiado tonta para aceptarlo. Zue Que río a carcajadas y las lágrimas bajaron por sus mejillas borrando el maquillaje que adornaba su rostro.
El espacio a su alrededor se derrumba como pequeños fragmentos de un espejo que caían lentamente borrando el paisaje a su alrededor. Shi Qing Xuan no se movió de su lugar, solo acuno a Zue Que dispuesto a compartir su destino.
He Xuan lo observó sintiendo algo amargo bajar por su garganta. Toda la atención del Señor del Viento estaba puesta en esa Deidad, ni siquiera lo miraba.
—Mi señor, no se arriesgue. Pronto este lugar quedará sellado, mejor adelantarse.
Solo vio su espalda, Shi Qing Xuan en ningún momento se giró para hablarle. El inexplicable sentimiento que apretó su pecho hizo que extendiera su mano y buscará tocar su largo cabello, atraerlo hacia él para envolverlo en sus brazos.Pero no hizo contacto, ni tampoco se movió de su lugar. No podía ir y no dejarlo como lo había hecho tiempo atrás.
Shi Qing Xuan era ajeno a los pensamientos del rey demonio, toda su atención estaba enfocada en la Deidad. No iba a persuadirlo, sus palabras no lo alcanzarían al menos se quedaría a su lado hasta el final.
Sus intenciones eran obvias para Zue Que, solo tenía que cruzar la puerta y todo terminaría, pero no podía moverse — ¿Por qué no lo dijiste?
"Privado de todo, todavía eras feliz"
—No podía.— Shi Qing Xuan sonrió y tocó la mejilla de Zue Que — Todo terminó para mí. Ya no pudo volver.
Ahora entendía a lo que se refería que con dejar ir las cosas. Shi Qing Xuan aceptó, se adaptó a su vida y aún cuando sufría, supo dejar ir lo que terminó.
El no pudo hacer eso, las demás Deidades tampoco. Se quedaron atrapados por esta maldición, lamentándose, arrepintiéndose y olvidándose que alguna vez fueron humanos.
Zue Que extendió su mano hacia arriba y la destrucción del lugar se detuvo, el escenario desapareció y una sala común la reemplazó. Era sencilla, con pocos muebles. Se trataba de la habitación de la Deidad del Norte
Shi Qing Xuan no espero que Zue Que se negara a ir al banquete, al mirar a su ojos notaba que todavía había vacilación —¿Qué pasa?
—Siempre he bailado para su majestad. Había decidió que sería el único, pero una vez pensé que podría ser divertido si te mostrara mi mejor obra.
Al escuchar eso, Shi Qing Xuan se relajo— Me encantaría verlo como tu amigo.
—Eso sería bueno. — Zue Que bajo sus pestañas luciendo muy cansado de repente. — Es una pena tener que cerrar mis ojos ahora.
Su cuerpo se volvió transparente y se desvaneció en el aire como pequeñas partículas de luz.
Con su partida la habitación fue envuelta por la oscuridad.
Shi Qing Xuan se incorporó y miró a su alrededor. Había retornado a la posada. Estaba oscura y todavía se podía escuchar como la lluvia caía en el exterior lo que indicaba que no había pasado mucho tiempo.
— ¿Dónde fue?—He Xuan examinó el salón buscando a las Deidades, pero ya no había rastro de su presencia.
—Zue Que se fue a descansar, todo lo que vimos era parte de su poder. Para transportarnos a su territorio debió usar una gran cantidad de energía sobre todo para contenerte a ti y a Hei Zheng. No se ha unido al banquete.
La tez de Shi Qing Xuan perdió color, se sujetó la cabeza para alejar el dolor que palpitaba en su mente, de repente perdió el equilibrio y se tambaleó hacia atrás y casi cayó al suelo, pero unos brazos lo sujetaron impidiendo su caída.
He Xuan envolvió sus manos firmemente sobre la cintura de Shi Qing Xuan y permitió que su cabeza se apoyara en su hombro.
Estando tan débil, Shi Qing Xuan no buscó salir de su agarre. En cambio un conflicto hizo doler su corazón — ¿Hice bien?— Preguntó y no espero una respuesta.
—No lo sé— Con un tono bajo y gentil, He Xuan susurró a su oído.
—Ir a banquete, es librarlos de su medición, pero he hecho que Zue Que permaneciera aquí.
No estaba seguro si era lo correcto o no, pero todas las Deidades estaban luchando por liberarse de esas cadenas que apresaban su destino, sin embargo, Zue Que se quedó por su bien ¿Eso estuvo bien?
Inseguro, un poco de tristeza la invadió, no se deprimió porque extrañamente los brazos que lo sujetaban dispersaron sus preocupaciones. Se hizo consciente que la forma en la que estaba entre los brazos de He Xuan era demasiado íntima.
El calor hizo arder sus mejillas y su corazón se aceleró. Escuchó que afuera la lluvia comenzó a caer con fuerza de nuevo y de repente un dolor agudo en frío su cuerpo.
Su pierna y brazos estaban curados, pero todavía recordaba el dolor que le producían en los días lluviosos y al caminar. Solo habían pasado unos cuantos días y se olvidó que era un simple mendigo que tomó temporalmente los poderes de una Deidad.
Como el agarre que mantenía el rey demonio sobre él era flojo se alejó rompiendo el ambiente íntimo que había formado entre los dos. Camino hacia la salida y abrió la puerta para marcharse.
—Mi señor ha sido arrastrado a este asunto sin tener nada que ver. Si desea irse, ahora es el momento.
Shi Qing Xuan lo miró por encima de sus hombros y luego atravesó la puerta yéndose en silencio.
Su expresión era limpia y clara, ya no había rastro de tristeza, pero no vio afecto o alegría en ellos. Se comportó como un extraño a pesar de lo que pasó recientemente entre ellos.
Para He Xuan fue extraño ser visto de esa forma. La deuda ya fue pagada entre ellos, no había razón para pensar en el pasado, pero ahora recordó que los caminos eran errantes y no podían regresar.
Se sintió desanimado. Toco su pecho y me dolía, pero no entendía porque.
Aun con la tormenta, Shi Qing Xuan corrió hacia los barrios bajos y pobres. Allí un templo recién remodelado se alzó con gloria restaurada frente a sus ojos.
Se resguardo sobre su techo un momento admirando la entrada con nostalgia. Sonrió y abrió sus puertas. — ¡Estoy de vuelta!—Saludo con energía y alegría.
—Oh viejo volviste —Lo saludo un anciano — ¿No estabas con tus amigos?
—Sí, pero están ocupados haciendo algo— Shi Qing Xuan admiro el interior del santuario, como fue remodelado, el techo no goteaba y las personas podían estar todos juntos en el salón principal sin pasar frío.— Veo que todos están bien.
—Si—El mismo anciano respondió también con alegría. — Por alguna razón cuando reparamos el templo y lo limpiamos, sentimos que era muy acogedor. Antes solo podía verlo como refugio mejor que la intemperie, pero ahora se siente como si estuviera en casa.
Un poco avergonzado el anciano río. —Je je. Qué tonterías estoy diciendo, no me hagas caso.
Shi Qing Xuan comprendió a lo que se refería —Pienso lo mismo. — El anciano lo miró.
—Viejo Feng, pero tú fuiste un dios no...
— ¡Ah! Deja eso, ahora solo soy Feng.
— ¿Hay algo para comer?
— ¡Hay! —Dijo una mujer. — ¡Ven Feng te serviré un poco de sopa para que te calientes!
— ¡Voy, voy!
Un tazón de sopa caliente con pocas verduras fue colocado en las manos de Shi Qing Xuan. Era sencillo, pero como sus compañeros lo prepararon con lo que tenían lleno su corazón de sentimientos cálidos.
Se sentó en el centro de la sala, donde algunos de sus amigos también estaban disfrutando de la comida. Esta se llevó a cabo entre risas y bromas, charlas divertidas y armoniosas.
Mientras las mujeres juntaban los platos para limpiarlos, Shi Qing Xuan iba a ayudarlas, pero un grupo de hombres lo detuvo para hablar.
—Viejo Feng—Empezó a hablar con timidez.
— ¿Qué pasa?
El que habló no pudo continuar y buscó apoyo de los demás, pero los otros estaban un poco avergonzados de expresar lo que pensaba. Shi Qing Xuan fue paciente con ellos y espero.
—Somos pobres y sin educación — Dijo que habló primero bajando la cabeza, hizo una corta pausa y continuó —Queremos volver a empezar.
— ¡Ayúdanos por favor!
Todos los hombres inclinaron la cabeza y suplicaron. Hasta ahora, en sus vidas habían rendido ante el destino y las cosas malas que les pasaron, ninguno tenía fuerzas o motivación para luchar. Abandonaron las esperanzas y dejaron de pensar en el futuro, todos los días esperaban pacientemente la muerte viniera a buscarlos, pero las cosas cambiaron cuando Feng llegó a de repente su vida.
Al principio lo creyeron un loco más al llamarse así mismo un dios, con el tiempo ese joven se calmó y resultó ser un torbellino en sus pasivas vidas. Aun inválido se movía de un lado a otro y ayudaba a quien podía. Conseguía alimentos para todos y siempre estaba sonriendo.
En secreto apostaron que pronto sería como ellos cuando supiera lo cruel que era la vida, pero no fue así, aun en la miseria, privado de todo sonrió en todo momento.
La repentina petición dejó asombrado a Shi Qing Xuan. Desde que la capital imperial fue atacada, todos habían cambiado, pero nunca esperó que de repente quisieran hacer algo mucho más grande que ayudarse entre ellos.
—Pensaré una forma, para que todos sean felices —Dijo Shi Qing Xuan tras un largo silencio.— ¡Pero tendrán que trabajar todos duro!
Los mendigos sintieron alivio e inmediatamente se animaron — ¡Por supuesto! Haremos todo lo que nos diga Viejo Feng.
"Eso estaba bien" Pensó Shi Qing Xuan en su corazón, ya no era un dios ni el señor del viento, solo era Feng un simple mortal y lo que debió siempre ser.
De repente las puertas se abrieron rompiendo el ambiente, por el umbral un hombre ingresó. Shi Qing Xuan hizo una mueca al reconocerlo. — ¿Qué haces aquí? ¿No les pidió su alteza que se quedaran vigilando sus territorios?
El que acaba de llegar era Pei Ming.— No has cambiado nada Qing Xuan y respondiendo a tu pregunto lo hizo, pero Ling Wen informó que las cosas no estaban bien aquí, no tenemos contacto con la Señora de la Lluvia y los dioses marciales del sudoeste y sudeste. Por eso vine.
—Pues viene al lugar equivocado, aquí no están.
Shi Qing Xuan tomó al dios y lo arrastró hacia su habitación para que hablaran en privado,uno que se encontraba detrás de donde debería haber un altar donde se debía poner la estatua de un dios.
Pei Ming recorrió el lugar con los ojos antes de detenerse en Shi Qing Xuan. —Veo que ocurrieron muchas cosas. — Dijo con un tono divertido— Debo seguir que siempre me sorprendes.
—Incluso si no hay reportes no deberías haber venido— Shi Qing Xuan se cruzó de brazos y lo indago — ¿A que viniste exactamente?
—Lo que pasa..—Pei Ming se percató de la estatua sin cabeza. Las esquinas de sus labios bajó levemente, pero todavía estaba de buen humor.— Ling Wen escuchó un resumen de la Señora de la Lluvia antes de que perdiéramos contacto con ella, y se dio cuenta de un detalle.
—¿Qué cosa?
—Solo la capital está afectada por este fenómeno.
—Eso ya lo sabemos.
—Me refiero a que solo las Deidades de la Capital son las que se han manifestado, en otras regiones algunos permanecen inactivos o dormidos.
—Eso es—Shi Qing Xuan respiró profundo y relató todo los detalles que habían ocurrido recientemente.
Al finalizar el relato, Pei Ming se quedó pensativo —¿Por qué tú?
—Porque conozco a Hei Zheng.—Shi Qing Xuan se palmeó la cara. Explico todo y todavía el dios marcial no lo entendía.
Un poco ofendido, Pei Ming frunció las cejas. — No eso, me refiero si fuera porque solo te conoció no tienen sentido. Piénsalo, las Deidades son entidades cuyo cuentos son transmitidos a través de la música o las palabras.
—A diferencia de nosotros, su existencia es algo más duradera, sin embargo, de repente ese tal Hei Zheng aparece de la nada y los invita a un banquete, cuyo objetivo es volverte a una Deidad ¿Cómo qué fin? Si lo hacen no podrán estar contigo porque desaparecerán.
— Fue por gratitud— Shi Qing Xuan.
— Ah. Bueno sí—Pei Ming no quería discutir el asunto, solo quería hacer llegar su punto— Antes de eso ¿Nunca tuviste alguna sensación que alguien te observaba?
—No, ellos estaban sellados...
—Creo que ese tal Hei Zheng no lo estaba. —Dijo con seriedad Pei Ming —Probablemente durante un tiempo estuvo dormido ¿Pero que lo despertó?
La respuesta no era complicada, el único evento que ocurrió que puso en peligro a la capital imperial fueron espíritus que escaparon del Monte Ton Lu.
—Fueron contentos por mi y los demás mendigos —Shi Qing Xuan le recordó—Más tarde fueron eliminados, en aquel entonces incluso su alteza reviso la condición de la barrera y no había nada mal en ellas.
—Pero la razón por la cual le pediste a su alteza que viniera era porque encontraste algunas cosas raras ¿No es así?
—Creí que podría ser un espíritu maligno. El aire de la capital era raro, muchas personas morían de forma rara y había extrañas enfermedades entre la gente rica.
Recordando esos días en el que iba a patrullar, Shi Qing Xuan se percató un detalle. —El aura oscura estaba principalmente resentida en los lugares viejos y abandonados. Aquí en los bajos barrios hay muchos santuarios del antaño, la mayoría son usados por refugiados, pero cuando pase por ahí la gente me dijo que nada malo pasaba.
— ¿No notaste nada raro? Cuando te llevo a su territorio ¿O cuando estabas con él?
—¿Eh?
Mirándolo a los ojos, Pei Ming indago. — ¿Por qué no lo recuerdas? No tienes mala memoria ¿O hay alguna razón por la cual no lo haces? Todo se resolvería a si te aclarara la cabeza
Shi Qing Xuan se ofendió al ser cuestionado. Frunció las cejas cuando de repente un fuerte dolor golpeó su cabeza.
Una imagen de una gloriosa ciudad en plena noche. El festival de medio otoño (2) se estaba realizando, lámparas de todos tipos de colores adornaban las calles, las casas, las posadas y los comercios.
La música resonaba en el aire y la alegría se percibía en todos lados. En lo alto de un edificio había alguien sentado mirando la ventana con una sonrisa contagiada por la festividad.
—Luces feliz esta noche.
Había otra persona en esa habitación y sonrió mientras servía una taza de vino caliente. — Solo un poco.
El joven regresó su vista hacia la ventana y susurro de repente—Parece que este será nuestro último festival.
—No digas cosas tan tristes. — Lo regaño el joven noble —¿Es que no quieres volver a verme?
Una suave risa salió de los labios del más joven —No hay nada que no termine la vida es como copos de nieves desaparecen cuando la estación cambian..No es algo triste.
—Yo siempre estaré a tu lado incluso si el tiempo pasa.
Sorprendido, el joven se dio vuelta y se acercó rápidamente hacia la mesa —No aceptes tan fácilmente el destino, solo te traerá desgracias.
El hombre se le quedó mirando a los ojos con una mezcla de angustia contenida. Al verlo así el joven noble preguntó.
—¿Qué pasa?
—N-Nada..Solo siento que morirás pronto.
El joven nombre sonrió.— Ya veo.
—¡Oye! ¿Estás bien?— Pei Ming lo sacudió regresando a la normalidad.
Confundido, Shi Qing Xuan miró a su alrededor. Eso recuerdos no eran suyos, tuvo un presentimiento y dijo.— Hay alguien que puede saber quién es Hei Zhen incluso si yo no lo recuerdo probablemente no quien es realmente dice ser.
—En la capital no hay ningún cuento sobre él.
— ¿Estás seguro?
—Si por eso debemos encontrarlo.
— ¿A quién?—Pei Ming no entendía. ¿Quién podría resolver ese misterio por ellos?
Durante un largo momento, Shi Qing Xuan dudo, después de todo esa persona no sería bien recibida, también dudaba que los ayudara. Pero todavía sentía que solo él sería de gran ayuda.
Con determinación en su mirada habló— Su majestad.
Los ojos de Pei Ming se ampliaron.
En un lugar lejano de la capital imperial, en la profundidad de un alto monte, bajo su base, una persona se encontraba recostada sobre una cama de piedra, parecía estar durmiendo en el más tranquilo sueño.
Despertarlo parecía un acto de crueldad. Su bello rostro parecía anhelar que su sueño durara eternamente y nunca despertar, pero cuando la suave brisa proveniente del bosque llegó al interior de la cueva donde se encontraba sus párpados se levantaron de forma lenta.
—¿Todavía estoy aquí?
Hola queridos lectores: Gracias por leer.
Estuve dudando mucho sobre el contenido del cap, espero que les haya gustado.
(1) Inmortalidad puede traducirse como una persona que murió o ascendió a los cielos. En este caso se refiere a que debió morir.
(2) también se llama Fiesta de la Luna o Fiesta de Medio Otoño (la fiesta cae en otoño). Tradicionalmente cae en el día 15 del octavo mes en el calendario lunar chino, que es en septiembre o principios de octubre en el calendario gregoriano.
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