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Capítulo 9

Minho, casi no acostumbraba a escribir en aquella libreta que llevaba arrumbada más de dos años en el estante de libros, casi sin abrirse, con muy pocas hojas ocupándose. Esa libreta llevaba con él poco más de 14 años; se la regaló su madre en uno de sus tantos viajes al extranjero, le explicó que si no podría comunicar algo en voz alta, lo escribiera ahí, como una forma de desahogó y así se pudiera evitar muchos problemas, en una sociedad en donde el silencio era la mejor opción.

Minho fue un niño muy comunicativo desde siempre, le gustaba decir lo que pensaba siempre y eso lo metió en más de un problema; en la escuela, en la calle, en casa, en cualquier lugar, el pequeño Lee estaba metido en problemas por su forma de ser y de comunicarse. Si algo no le gustaba de ti, te lo decía, si sentía algo por ti, lo decía, si algo le molestaba, lo decía. Minho era muy expresivo para su propio bien, así que a su madre se le hizo fácil regalarle una libreta para qué se expresará sin tener que decírselo a alguien más y tuviera problemas, más de los que ya tenía. En la escuela, por poco y lo expulsaban, si no fue porque pagaron una gran cantidad para qué se quedará en esa escuela pija, su padre pagaba siempre para arreglar los problemas de su hijo, era el único acercamiento que Lee Choi tenía con su Hijo, una fría relación monetaria que se había roto, o tal vez nunca se creó.

La primera vez que Minho escribió algo en esa libreta de color verde y portada fría, fue cuando tenía 10 años y extraño mucho a su mamá en una noche de septiembre. No es que fuera una madre muy atenta a él, realmente fue una madre ausente, las niñeras y servidumbre fue quien cuido del pequeño Lee, y es por eso que Minho era muy humilde en todo aspecto, Minho a pesar de que siempre tuvo todo, tuvo padres ausentes. Aunque Minho amaba a su mamá (más que a su papá, sin duda) y era porque cuando la mujer no estaba viajando o en cenas y bailes en compañía de su esposo, le dedicaba un poco de tiempo, por lo menos a jugar con él, o a acostarlo y arroparlo dándole un beso de buenas noches, es por eso que Minho quería a su madre y la primera vez que escribió algo, fue expresando la falta que le hacía todos los días y el porqué no estaba siempre para él como otras madres.

"Querida madre,

¿Por qué nunca te veo en casa?, a veces hasta se me olvida tu risa, o tu voz, te extraño tanto que me duele. ¿Por qué a Amanda su mamá sí la quiere?, tonta niña pelirroja y mimada, te envidió por tener una mamá que sí te quiera... una mamá que si está para ti, ¿es porque solo tienes seis años?, ¿es que solo los niños pequeños necesitan amor?, yo también necesito que me quieras mami, te necesito en mis días soleados y cuando me suben a la azotea por hablar de más, le tengo miedo a las alturas y mis estúpidos compañeros lo saben, es por eso que me suben a las alturas y me encierran ahí, me da mucho miedo mami, solo quiero que me abraces porque esas subidas a la azotea de la escuela me causan pesadillas. ¿Crees que soy débil como dice papá?, tengo miedo, mamá, y yo te extraño cuando tengo miedo."

La segunda vez que escribió ahí, fue cuando murió su nana, la mujer murió de un paro respiratorio, y para Lee fue un golpe muy, muy duro, solo tenía 13 años, extraño tanto a esa mujer y le dolió tanto su partida que decidió expresarlo en la libreta.

"NANA

Siempre me he preguntado, ¿Dónde va la gente cuando muere?, ¿será eso cierto de que hay un paraíso y nos volvemos ángeles?, eso me parece patético, pero en el catecismo han dicho que es cierto, yo siento que solo mueres y ya. Aun así, sabes que me has dejado solo, ¿no?, bueno, pues sí, me has dejado tan solo que pronto me sacarán del País, me llevarán a otro país vecino. El presidente pegó el grito en el cielo en cuanto mi padre se lo comentó, ni sé el porqué me mandan tan lejos, pero dicen que es porque no pueden tenerme aquí, ¿es por qué pregunto mucho?, ¿es por qué comunicó muchas cosas?, le prometí a mi papá que no hablaría de más nunca más, pero ya es tarde, debo irme y yo te voy a extrañar por siempre, nana."

La última vez que escribió en esa libreta, fue poco después de conocer a Félix y ver su gusto por el sexo contrario era nulo, sintió miedo, trato miedo que decidió plasmarlo en la libreta.

¿Por qué no era un hombre como los otros? ¿Por qué tengo que ser raro? ¿Por qué yo?, Se cuestionó en aquellas hojas por largas noches, hasta que entendió que realmente no había nada de diferente en él, aquella noche, mientras escribía sobre a quién pertenecía su corazón, en ese entonces, cayó en cuenta de que nunca amaría ni lo amarían por ser un raro, realmente lo creyó por un buen tiempo, hasta que conoció a esos ojos tan negros... Recordarlos realmente le dolía, le dolía haberse ilusionado de manera tan tonta y como un adolescente y no un adulto.

Esa noche, la noche en qué aquel hombre (el cual ahora no quería mencionar su nombre) se fue de su hogar, él no quiso llorar, no quiso realmente hacerlo, sabía que era patético hacerlo por alguien, pero el querer no siempre es poder, y ese día las lágrimas salieron de sus ojos, pequeñas gotitas rodaron sus mejillas, las limpió con coraje y fue por la libreta, lo que sintió esa noche jamás nadie lo sabría, nadie sabría que esa noche, Minho se sintió utilizado, el corazón le dolió y lloró como un niño pequeño. ¿Estaba enamorado? Sí, él lo supo desde el principio, a él no le costó nunca asimilar que con aquel chico de ojos negros, sintió todo, es por eso, que comprendía un poco aquel dolor de su pecho, no era la primera vez que se sentía enamorado, realmente sintió algo por Felix, pero nada se comparaba a lo que sintió a lado de Jisung, a lado de este se sentía volando, intranquilo, emocionado, feliz, a lado de Jisung se sintió feliz, y en ese momento, se sentía desdichado por la misma persona, ¿Cómo era posible que la persona que alegraba tus días, te los destruyera también?.

Se sentó en el piso, la caliente alfombra no le dejaba tocar el piso frío, el gato se acurrucó a lado suyo, ronroneó sintiendo la tristeza de su dueño, y Lee solo le acarició la cabeza, no podía hacerle nada más, estaba entumido, ensimismado, y se sentía realmente mal, hace tan solo unos minutos había sentido tanta felicidad, se limpió las nuevas lagrimas y decidió escribir lo que sentía en ese entonces, la carta que nunca mandaría comenzó así.

" Jisung

No sabes cuánto daño me has hecho..."

Pero inmediatamente lo tacho, no quería escribir eso realmente, sabía que ahora estaba enojado y diría tonterías que se arrepentiría después; así que esa noche guardo la libreta y no escribió nada de nada, solo se dedicó a ver el techo, su cabeza recostada en el sillón y preguntándose mil veces, ¿por qué?, ¿por qué cuando se sentía infinito, debía caer de la nube?, ¿por que el golpe dolía tanto?, no es que se sintiera destruido, incluso supó que se mejoraría después, así que sin más, caminó a su habitación y se encerró ahí con Morgan.

El primer día, Jisung se levantó de la cama convencido de que sería todo mejor, aunque realmente, dentro de él, se sentía realmente como una mierda. Los ojos los tuvo rojos por llorar toda la noche, ¿Por qué le costaba tanto dejar a ese hombre castaño?, ¿por que le costaba demasiado alejarse de ese sueño?, Sabía que la decisión que había tomado era muy estúpida, pero era lo mejor para ambos, él dejaba de mentirle a Amanda y a Minho; y Minho lo dejaba de lado, continuando con su vida, con suerte y conseguía una mujer a la cual amar y pertenecerle toda la vida, con suerte y Minho al despertarse ya lo había olvidado, eso sería bueno, ¿no?, el chiste de esto era caer en la cruel realidad, una realidad en la que nunca iban a estar juntos. Primero, porque él estaba entregado a Amanda y la quería demasiado como para dejarla de lado, aun sabiendo que el amor que sentía por ella no era más que agradecimiento y amistad, Amanda nunca le había gustado de forma sentimental, en realidad nunca nadie le había gustado de forma sentimental, hasta que conoció esa noche al castaño y le temblaron las piernas con solo verlo; la segunda era porque ambos eran hombres, y los hombres no deberían amarse entre ellos, eso era pecado, eso era sucio ante los ojos de los demás, su amor no estaba bien visto, el que ellos dos se amaran jamás iba a estar bien visto, era anormal y la gente odiaba las cosas que no estuvieran conforme el orden que ellos mismo se habían planeado, ser diferente estaba mal.

Antes de conocer a Minho, Jisung era fiel creyente de que el amor solo existía en libros, él jamás lo había sentido, así que creía que era una fantasía más de todo lo que nos hacen creer, como la religión, algo parecido, Jisung creía que el amor era una especie de control sobre el ser humano, y ahora sabía que estaba un poco equivocado, el amor existía, el amor vivía en unos ojos castaños que no volvería a ver jamás.

El primer día, Minho no salió de su casa, Morgan le hizo compañía toda la mañana, tarde y noche que la paso en la cama, ¿Realmente esto le dolía tanto?, Al parecer subestimó siempre el sentimiento de dejar ir a quien amaba, porque realmente sentía que un vacío se instalaba en su vida, él había llorado por amor, ¿Qué acaso era la única persona que había llorado por amor?, Al parecer sí, al parecer nadie más tenía tan idealizada esa idea romántica como él, ¿le hacía falta ese tipo de afecto?. No salió de casa, comió en casa, se bañó, se tiró a la cama nuevamente y por primera vez no quiso leer ningún libro, estos le habían mentido una vez más, le hicieron idealizase algo que no era, y por su culpa, ahora estaba enamorado, solo y con un dolor en el pecho; corazón roto, le dicen.

El día domingo, Minho no fue a misa como los dos domingos anteriores, Jisung lo espero un rato afuera de la iglesia con la excusa de querer estornudar, si es que lo veía en ese lugar, no le hablaría, no lo haría, no destruiría esa barrera que había puesto, pero por lo menos quería verlo, cerciorarse de que estaría bien, de que ya lo había olvidado, lo estaba esperando, por lo menos para verlo de lejos, aunque el castaño nunca apareció. Esta vez, Minho no se había quedado en cama, Jeongin lo había visitado la mañana del domingo y fue ahí con realmente se rompió, al abrir la puerta creyó que sería fuerte y que actuaria como si nada hubiera pasado, mantener su orgullo intacto, pero eso no sucedió, cuando abrió la puerta, su amigo le sonrió demasiado.

- He traído el desayuno, mamá me lo preparó, así que mueve el culo a la cocina y trae los recipientes, platos y agua.- se abrió paso al comedor y sin pedir permiso entro a la casa de su amigo, ambos acostumbrados a ese trato, Jeongin trataba de pedir disculpas por ser tan rudo con él.

- di un hola, por lo menos- Minho dijo de forma de broma y obedeció al menor, fue por lo que le había indicado, lo puso en el comedor y Jeongin comenzó a servir, espero que su amigo hiciera algún comentario, hablara de algo, por lo menos que comentará las travesuras de su gato, pero realmente, Minho permaneció callado en toda la comida, al principio pensó que seguía enojado y era necesario hablar una disculpa por su actitud, pero luego lo miro a los ojos, esto demostraban una tristeza, que le hizo pasar saliva sabiendo que era lo que tenía de esa forma a su amigo, cuando Minho le devolvió la mirada, ahí lo supo, supó qué Han había hablado, que Han había confesado. Y realmente espero otra actitud de su amigo, más tosca, más desinteresada, no esperó que su amigo tuviera esa aura tan decaída o que ni siquiera hablará y solo mirará el plato de fideos. Planeaba hablar, pero se le adelantó el mayor.

- me lo advertiste, Jeongin. Tenías toda la razón- Jeongin lo miró sorprendido, sabía que eso debía terminar, y que Han cumpliera su promesa le hizo saber que era un hombre de palabra, pero quería saber como era que le había comentado eso, quería saber que era lo que paso, porque su amigo estaba tan decaído, siempre se miraba fuerte, impasible, a veces parecía no demostrar nada, sí, Minho se expresaba con palabras, pero en las expresiones, siempre había sido una roca, nunca se sabía qué emoción causaba, no por lo menos si no eras nada cercano a él, el chico era tan distante que se notaba frío, pero al momento de abrir la boca era tan comunicativo que te dabas cuenta qué solo era una fachada.

- Hablas de Han, ¿no?- Minho frunció el ceño, ¿Quién era Han?

- ¿Han?-Jeongin supo que realmente no le había contado todo.

- Es el apellido de Jisung.

- yo... yo no lo sabía- estaba tan dolido, que no recordó la conversación con Jeongin sobre un tal Han, sobre ese mismo Han- ¿de... de dónde lo conoces?

- eso no importa, dime ¿Qué te dijo?- Minho movió la vista a la pared, recordar ese día le dolía. pasó saliva y luego habló frío.

-Se va a casar, se va a casar con una mujer que "lo espera", el muy idiota se va a casar y yo... yo soy un imbécil, Jeongin, soy un imbécil, porque yo... ¡Dios!, le iba a decir sobre nuestro plan, le confiaba hasta eso- soltó un ruidoso suspiro, con los ojos llenos de lagrimas que trataba de contener mediante parpadeos, se obligo a hablar para que el nudo en su garganta desapareciera- pero bueno, las cosas pasan por algo.

El día tres, Han sentía un vacío en el pecho que le estaba incomodando, se sentía tan necesitado de verlo por lo menos una vez más, que le dió miedo eso, tenía que seguir adelante, eso haría. Minho haría lo mismo, Minho seguiría adelante sin duda, se tenía que obligar a salir adelante y no volver a pensar en Jisung, se regañó esa mañana una vez más, antes de ir a la junta con esos viejos estúpidos, se acomodó la corbata, dejó su corazón roto en casa, junto con su gato.

El día seis después de su "separación", Minho se preguntó si realmente había sucedido todo eso, si realmente Han Jisung había sucedido en su vida, o solo fue una tonta fantasía de su ilusionado ser, el dolor estaba ahí, el corazón roto ahí seguía, en cachitos y doliente, realmente algo dentro de él espero que Han llegara un día a tocar su puerta, le explicará todo, todo y continuaran viviendo su cuento de hadas, pero habían pasado seis días desde eso y Han nunca había ido, ni siquiera le había mandado una carta, Minho sabía, que si Jisung regresaba y le explicaba las cosas, él lo aceptaría, con brazos abiertos para su des fortuna, que triste se sintió cuando el día siete, ocho, nueve y diez llegaron y ni siquiera se volvieron a mirar por casualidad en la calle, es como si Jisung hubiera desaparecido completamente de su vida, dolía, dolía demasiado todo eso, todo lo que sentía le dolía.

"Jisung.

He esperado mirarte una nueva vez, por lo menos para saber que eres real, que realmente existes, y que no eres invento de mi loca cabeza, a veces lo creo, a veces creo que realmente tú no existes y que todo el daño y dolor que se siente de tener un corazón roto, me lo he provocado yo mismo, incluso a pesar de que son tus faltas las que me tiene en este estado, he tratado de quitarte la culpa, culpándome a mi mismo. Como si yo tuviera la culpa de que tú estuvieras con alguien más y nunca me lo hubieras dicho.

No es justo, no es justo, que yo esté aquí, con el corazón roto esperando a que regreses, a que toques mi puerta y digas que los sientes, no es justo que mis esperanzas se marchiten y yo mismo también en el proceso, no es justo, no lo es, porque mientras a ti te espera la mujer que amas, a mí, me has arrancado el corazón y te lo has llevado en tu huida, no es justo, porque me hiciste subir a las nubes y luego, me tiraste de la peor manera y ni siquiera me pusiste un colchón en donde caer, me tiraste en picada y la caída duele, duele mucho, tanto que me quita el aire.

de ante mano que nunca leerás esto, sé de ante mano que nunca sabrás el que te quiero mucho, sé, que ahora no sabes que me hiciste mucho daño en tu partida, también sé que puedo confesar el que quiero verte, una vez más, pero sé que hacerlo me duele y me duele mucho.

Porque me dueles Jisung, y nunca creí que amarte me dolería tanto."

Jisung no se la había pasado mejor, pensar en alguien que nunca iba a tener, estar presionado para ganar un juicio que se haría en un día, su vida en general apestaba. Solo habían pasado once días que llevaba sin ver al castaño, y realmente deseo encontrárselo en alguna parte, pero se había sumido en un bucle de trabajo, papeles e insomnio que le hacía imposible hacer algo por ver al castaño, sabía que no debía, que no decía buscarlo, llamarlo, verlo, pero... pero Jisung quería hacerlo, quería explicarle todo, todo y no para que volvieran, sino para que Minho no sintiera que él jugó con sus sentimientos, jamás en su miserable vida, Han jugaría con algo tan hermoso como los sentimientos de Minho, aunque él sabía que de forma inconsciente lo había hecho, le había hecho daño, aunque no sabía en qué magnitud.

El Juicio se presentó el día miércoles, a las nueve de la mañana, el acusado Marshall estaba a lado de Han, este estaba muerto de miedo por dentro, las pruebas en su mano eran falsas, solo le quedaba rezar, rezar para que no descubriera nadie que estaba en un flamante fraude, por la culpa de su suegro, quien en las tribunas veía todo el juicio con ojo crítico viendo amenazante a Jisung quien estaba presionado, exhausto, enamorado, dolido, y se sentía una completa mierda en ese instante, estaba traicionando a su profesión, salvando el culo de un corrupto inútil, siendo una mierda en pocas palabras, ser abogado era ser una mierda en ese instante para él.

Se sintió aún más mierda, cuando el juez decidió que ganaba el caso después de tres horas de juicio, él había actuado frío, tentativo y como Han actuaba siempre, aunque realmente él no se sentía como Han, él era Jisung, Han solo era su manera de sobrevivir. Que el acusado quedará impune de todos sus cargos era una idiotez, pero era su familia y su vida o hacer lo correcto, si solo estuviera amenazado él, no habría problema, hubiera hecho lo correcto, pero sabía que su familia dependía de él y no podía hacerse para atrás.

Marshall festejo, el presidente también y Han... Han odiaba ser un abogado en ese momento, Han era buen ser humano, pero era un mejor abogado, odiaba tanto ser abogado que se sentía sucio, jamás creyó odiar su profesión hasta ese instante en que Castle le dió una palmada en la espalda y dijo

-"Ese es mi yerno"- tremenda mierda, no quería ser su yerno, no quería ni siquiera que lo vincularán con Castle, pero no había nada más que hacer, ese era su destino.

El día trece, catorce y quince pasaron realmente rápidos, Minho solo pudo leer la carta de Hyunjin avisando que habían fallado en el primer caso y que derrumbar a Marshall no habían podido, se maldijo tanto, ¿por qué todo iba mal ahora?, estaba irritado, molesto, alterado, no sabía por qué extrañaba tanto a alguien, y porque estaba tan enojado con todo en su alrededor, se sentía inmaduro y tonto, tonto porque todo se desmoronaba en su vida y no hacía nada por detenerlo.

Han, Han solo pudo sentirse más mierda en esos días y lloró, todo eso podía con él, a veces se preguntaba si sería mejor que las amenazas de Castle se cumplieran, pero no, su familia no merecía ese final, todo por errores suyo, era ser legal o la vida de su familia, la respuesta estaba clara, él haría todo por su familia, todo incluyendo dejar al amor de su vida.

El día dieciséis desde que terminaron, fue domingo, Castle había insistido en que los Lee se presentaran en su casa para su cumpleaños y como buenos amigos, no pudieron negarse a nada de lo que John quisiera, así que ese día asistirían a pasar todo el día juntos, Minho sabía que era una completa pendejada y sobre todo porque se encontraba muy irritado, sin embargo, si quería saber un poco más del caso que se llevó acabo el miércoles, debía ir para hablarlo y sacar información que sirviera para el plan, por tremendo retroceso. enlisto sus cosas, se acomodó el saco y la ropa en el espejo y fue a casa de Castle, junto a sus padres.

Llegaron en el auto de sus padres, se sentía como un niño pequeño en esa situación, pero le prohibieron llevar su propio auto para que no huyera, no como la vez del baile.

-Están aquí, que gusto- saludo Castle en cuanto los sirvientes les abrieron la puerta de la entrada, los tres pasaron a la ostentosa casa, todo ahí era muy pulcro, bonito, con estilo italiano, todo con dinero sucio, claramente.

- No podíamos no celebrar hoy, John, es tu cumpleaños amigo- Choi fue a él y le abrazo amistosamente, se fueron un abrazo paternal, Minho solo le dio la mano como saludo y Georgia le dio la mano para que John la besará, ella le dió una reverencia y luego se acomodó a lado de Choi.

- Lo sé, muchas gracias por el vino.- habló el presidente viendo la elegante botella.

- Es de mi cosecha- comento Lee mayor, Minho se había mantenido callado.

- Riquísimo.- unos tacones sonaron por la casa, Martha llegaba a dónde estaba su marido.

- Georgia- chilló Martha al verla, fue donde su amiga y ambas se abrazaron fuertemente, gustosa de verse.

- Martha, que gusto me da verte.- se separaron, Martha saludo a los dos Lee con una sonrisa.

- Minho, pero qué grande eres ahora, muy guapo, muchacho - Minho le sonrió falsamente y le agradeció en voz baja.

Las dos mujeres se fueron al patio trasero, tomadas del brazo contándose cualquier cosa de la que hablaran, en donde se serviría al desayuno, sería en el patio en donde estuvo con él, Minho suspiró, el patio trasero le traía muchos recuerdos que en ese momento dolían, ¿Por qué le dolían tanto esos recuerdos?, Se sentía tan patético.

Salió atrás de las dos mujeres viendo al suelo, no quería ver a nadie, menos a la pelirroja molesta que siempre había tenido todo.

- oh, está tu yerno- soltó Georgia, Minho alcanzó a oírla.

- Sí, los domingos está en casa, ama pasar el tiempo con mi hija- dijo Martha, orgullosa de esa relación, ella si estimaba a Jisung y estaba contenta por su hija. Minho salió al patio y justo en ese momento levanto la vista cerca de llegar a la mesa, Los ojos se le humedecieron en ese momento, su vista se vio afectada, deseo no estar ahí, no en lo absoluto, la persona que estaba sentada ahí en la mesa, a lado de la pelirroja, era nada más y nada menos que quien lo había lastimado, hace tan solo dieciséis días.

- Familia Lee,- Anunció Martha, cuando Choi llegó junto a su familia, parados cerca de la mesa- ¿ya conocían a mi yerno? Han, cariño, ven a presentarte.

Han, tragándose todo lo que sintió en ese momento, soltó una tímida sonrisa y se levantó soltando la mano de Amanda, se acercó a los recién llegados, Martha lo tomó de los hombros y él adoptó una postura aristócrata, sonrió aún más viendo a los papás de Minho y les tendió la mano, primero a Choi.

- Un gusto, soy Han Jisung, pero todos me conocen como Han.

Saludo formalmente a Choi quien le dió una sonrisa dura, luego beso la mano de Georgia, quién quedó encantada, la elogió un momento atrasando lo más posible el doloroso momento, lástima que el tiempo es un caprichoso y esta vez decidió pasar rápido, sin una excusa y con la mano nerviosa, se acercó a Minho, la tendió nervioso, Minho lo veía incrédulo, incrédulo por qué ese ahí parado enfrente de él, no era su Jisung.

- Oh Minho, que gusto me da verte- soltó Amanda a sus espaldas, Minho saludo cortamente a Han con un gesto duro, Amanda se colgó del cuello de Lee con una sonrisa.

-Amanda, que gusto.

- Te presento a mi prometido, Jisung. Amor, él es Minho, un amigo de la infancia.

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Buenas noches tengan hoy, ¿Cómo están? Espero que muy bien.

Yo ando disfrutando de mis vacaciones, jajaja, la universidad me estreso lo suficiente como para disfrutar mucho de mis días de tranquilidad jaja.

Tenga linda semana, los tqm, no olviden hacer sus tres comidas, dormir sus ocho horas, disfrutar de su día como si no existiera un mañana y sobre todo recuerden está frase que es de la teoría de Kim, pero me ayudó mucho a no sobre pensar en mi futuro y es: " ningún futuro es real, si decido quedarme en el presente" ☺️

Esa frase la digo con alegría, pero aún le lloro al libro. Jajaja

Besitos, bai.❤️

2024
Se vienen tiempos difíciles pipip

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