capítulo 18
—Hyunjin, deberías calmarte, vamos. Chico, no podemos adelantar todo esto por uno de tus amigos.— habló Xavier con su voz autoritaria, Hyunjin iba de un lugar a otro como un león en una jaula. Estaba tan molesto, pero sobre todo, preocupado. Preocupado por lo que le pasará a Minho a partir de ahora. Lo tenían preso, el muy hijo de puta de Castle lo tenía preso y Hyunjin no sabía el porque.
— No me pidas que me calme, ¿No lo entiendes?— dijo desesperado, por la primera negativa de Xavier a su exigencia de dar el golpe en ese mismo momento, vamos, tenían a su amigo y Hyunjin no estaba para ser una persona prudente en este momento, Hyunjin había calculado todo para que salieran lo menos daños posibles, ¿Cómo era posible que ahora Castle lo tuviera en las manos?.
—No, no lo entiendo, porque no tengo ni puta idea de quién es ese tal Minho.— le dijo calmado, aunque realmente la caminata de Hyunjin lo tenía de malas, no le gustaba para nada el tono berrinchudo que el general Hwang estaba utilizando hacia él— No me explicas nada Hyunjin, nada, y esperas aún así que obedezca tus órdenes cuando ya no eres mi superior, eres mi aliado, que no se te olvidé.
— No estoy actuando como tú superior, Xavier. Nunca lo he hecho y lo sabes— se paró frente el escritorio del mayor y puso las manos en el escritorio, lo vió directamente a los ojos, Perry noto la desesperación en ellos. — Minho, es hijo de los Lee, el único heredero de la fortuna Lee, prácticamente quien nos esta patrocinando lo que hemos conseguido. Pero lo mejor de todo, es que es el maldito encargado de tomar pruebas y toda la información lo más meticulosamente posible, es el encargado de tener la pruebas suficientes para que no nos tomen por el culo acusándonos de traidores, ¿lo entiendes?
—Para donde estamos parados ahora, implica que él ya hizo su trabajo, ¿no?— el menor maldijo internamente, sí, Minho ya había conseguido pruebas para respaldarse, el problema era que: en primera no eran tan suficientes como para salvarse todos y en segunda, Minho no merecía la cárcel. Perry comenzaba a fastidiarlo, le fastidiaba que no le pudiera convencer. — Pero Hyunjin, entiéndeme tu a mi, es que tú quieres dar el tercer paso, cuando apenas si estamos preparados en el segundo.— le regaño el más bajo— Les hace falta entrenar, no son militares Hyunjin, son personas sin ninguna noción bélica; son campesinos, Hwang, y sí, han avanzado en su entrenamiento, pero estás pidiendo gente no preparada en su totalidad, en contra de toda la maldita guardia nacional.
— Pero es que ¡LO TIENEN!, mierda lo tienen y sin él realmente...— se sentía impotente, cuando Jeongin le llamó, Y entre lágrimas le dijo que tenían a Minho, lo primero que se le vino a la cabeza fue atacar, así que ni tarde ni perezoso fue a casa de Xavier y le exigió que pusiera en marcha la tercera fase: atacar.
—Piensa con la maldita cabeza fría, relájate, ¡Joder!, No puedes pedir una vida, por cientos, eso ni siquiera es coherente.— le gritó, Hyunjin no le quedó otra cosa que sentarse derrotado, Xavier tenía razón, sí, no era estúpido, lo sabía, pero aún así hizo el intento, se sentía con las manos atadas.
— ¿Y que propones?— se cruzó de brazos, mirando al mayor de forma desafiante— ¿Qué lo deje a la deriva?, ¿Qué lo deje en esa maldita cuna de lobos?, ¿Qué lo deje solo? — la mirada que le dió Xavier no le gustó, no en lo absoluto.
— No veo otra opción — dijo simplemente, sin darle muchas vueltas al asunto. Hyunjin se levantó de golpe, enojado.
— Vete a la mierda, Xavier— salió enojado del lugar, a grandes zancadas, se sentía impotente, debía pensar en algo lo antes posible.
Minho estaba en una celda, mantenía la cara serena, pero no era porque no sintiera nada, si no que los golpes en la cara dolían, si movía algún músculo facial. Llevo sus manos a su labio inferior el cual había dejado de sangrar hace poco tiempo. Los muy malditos lo habían golpeado sin darle razones, solo supó que al momento en qué lo bajaron del auto, poco antes de meterlo a la celda, le dieron una brutal paliza, no sin antes amarrarlo de las manos y piernas para inmovilizarlo, lo dejaron indefenso los muy cobardes, y aún así, aunque sea a mordidas se defendió y no se fueron libres de sufrir algún daño, por menor que este fuera. Pero eso los enfureció más y en un momento Minho se cansó, entonces continuaron atacándolo, y solo pararon en cuanto alguien les indicó que Castle los esperaba para su jugosa recompensa y sin curar las heridas lo metieron en ese lugar.
La celda estaba sucia, olía feo y le daba náuseas, la cara, sabía que pronto la tendría morada, el cuerpo por más que quiso acomodarse en un lugar estratégico para que no le doliera, le dolía, el sabor metálico en la lengua aún no se le iba, ¿Cuánto llevaba ahí?, ¿Cómo cuatro horas?, y se estaba desesperando. Esos malditos se habían enseñado con él por ser un "desviado", tremendos hijos de puta, no tenía más por decir, saber que Jisung había pasado por eso lo hizo sentir peor, nadie merecía recibir esos golpes solo por amar, era muy injusto.
Estaba a oscuras completamente, nada se oía a su alrededor más que su respiración pesada y los pequeños quejidos lastimeros que soltaba al moverse y rozar un golpe en el estomago que le impedía moverse. Bueno, ni en los entrenamientos que tenía con sus amigos lo habían lastimado de esa forma, por qué sí, él sabía pelear muy bien. Los ocho estaban entrenados para lucha de cuerpo a cuerpo, sabían usar las armas y sobre todo, contaban con una inteligencia enorme, para llevar todo eso a cabo. Digamos que estaban completamente preparados para dar un ataque de la magnitud que llevaban, y es por eso que se encargarían de entrenar un poco a la gente que se les uniera, a Minho le tocaba entrenar a la gente del centro, donde se atacaría al último.
Pero ese entrenamiento no funcionó, no funcionó cuando lo amarraron de las manos, inmovilizaron sus piernas y lo atacaron entre dos, no funcionó todo su entrenamiento y se sintió impotente, porque se sintió ridiculizado, aunque bien sabía que mucho no podía hacer en esa situación y es por eso que dejo de reclamarse a el mismo el porque no hizo más, era imposible hacer más.
Se acostó como pudo en la fría barra que servía como cama, y suspirando, se convenció de que pronto todo eso se vería recompensado, aunque él ya no estuviera para ver caer a Castle.
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—Amanda, vamos Amanda, debemos irnos— Dijo Jisung al borde del colapso, estaba por desplomarse en cualquier momento, caminó tembloroso a recoger su maleta, el rostro lo tenía lloroso y descompuesto, el maquillaje que Amanda había puesto para tapar las heridas de su cara, se había borrado desde hace mucho— No~No puedo quedarme, vámonos, regresemos, va~vamos.
— Hannie, nos costó mucho salir, si volvemos...— dijo Amanda con voz temblorosa, le dolía verlo de esa forma, le dolía verlo tan mal en ese momento, quería ayudarlo, claro que sí, no solo por Jisung si no también por Minho, Minho fue su amigo alguna vez en la niñez, no le deseaba esa situación por más que él hubiera cambiado sus planes de vida, pero ya habían escapado del lugar, le costó mucho encontrar a alguien confidencial para que pudieran escapar, y luego le costo demasiado pagar por silencio, no podían regresar, era muerte segura para Jisung.
— ¡ES QUE NO LO ENTIENDES!, ¡LO VAN A MATAR!— gritó desesperado, al ver que ella no se movía del lugar, se enjuagó las lagrimas de la cara, estaba temblando por la adrenalina. coloco la poca ropa que llevaba, de manera desacomodada, a la maleta.
—CALMATE JISUNG.— le regresó el grito, Jisung se quedó quieto en su lugar, saliendo del trance emocional en el que se había metido, reconoció que estaba actuado sin pensar, pero eso no importó.
— LO VAN A MATAR, MANDY. VAN A MATAR AL AMOR DE MI VIDA, N~NO LO ENTIENDES.— las lagrimas salían sin poder pararlas, tenía un hueco en el corazón. No supo en que momento se tiró al piso a abrazar sus piernas, buscando consuelo en el mismo, la chica al verlo se acercó a abrazarlo y envolverlo con su cuerpo, Han temblaba, temblaba de forma casi violenta. Amanda le limpió otras lagrimas.
—Sé como te sientes, bebé.— le susurró mientras le besaba la cabeza— ¿Cómo crees que me sentí cuando lo ví golpearte de esa forma?, !Por amor de Dios! quería morirme en ese momento, sé como te sientes Hannie, pero debes tranquilizarte, por favor, te harás daño.
— Si sabes co~ como me siento, entonces ¿por qué no quieres ayudarme?.— dijo sin soltarse, ¿por qué Amanda no quería ayudarlo?.
— Si volvemos, ya no podremos regresar— y era algo que ella no quería, no podía permitirle volver, era casi mortal; seguro y era lo que su padre quería, lo conocía tan bien que conocía su forma tan sucia de actuar— Entiende que mi prioridad eres tú, Sung.
— ¡Y la mía es Minho!— dijo él saliendo de su escondite, ella se alejó poquito para que él pudiera levantar la cabeza, grave error, cuando lo miró con esos ojos suplicantes, el corazón se le hizo trizas— por favor, Mandy, por favor, volvamos.
— ¿Y que vas a hacer tu?— le cuestionó ella levantándose del piso, el corazón le iba a mil por hora— No eres un superhéroe, Jisung, eres un simple humano, un humano que además es un fugitivo el, ¿No lo entiendes?.
— Puedo... puedo ayudar, no sé, puedo sacarlo, hacer algo, ¡No sé!, algo se me ocurrirá en el caminó. Pero por favor, vámonos.— rogó terco.
— No— negó Amanda, mirándolo en el piso, ¿Qué tanto podía amar Jisung a Minho para tenerlo en ese estado?, jamás en la vida lo había visto de esa forma, jamás lo vio terco o aferrado a algo. A Amanda le picaban los ojos por las lagrimas que estaba conteniendo, no era tiempo para sus sentimentalismo, sin embargo, era humana, era humana, estaba agotada, le dolía la situación, le dolía ver que la persona que amaba estaba entregando todo de si, por la persona que él amaba, le dolía que nunca pudo amarla de esa manera tan desespera, le dolía, no podía culparse por ello, así no fuera momento para sentirlo. Aunque bueno, ¿Cuándo lo sería si no era ahora? — sé tus intenciones, sé que querrás ir como una maldita carnada, sé que querrás ir como una maldita presa y yo no lo voy a permitir.
— Él lo tiene por mi culpa, tu maldito padre lo tomó para encontrarme, yo lo sé, tu lo sabes, sabes que de otra forma no se atrevería a ponerse a los Lee de enemigos, como estoy seguro que lo esta haciendo.
— Es por eso mismo que no debes volver, Jisung. No es tu culpa, es de mi padre nada más, asi que quita eso de tu mente y concéntrate en que carajos hacer.— se quitó las lagrimas de la cara, estaba enojada, enojada por la simple idea de que su padre hiciera tan miserable a Jisung, que la hiciera miserable a ella, estaba desesperada
— Minho no va a sufrir por mi culpa, no voy a permitirlo.— dijo Jisung antes de levantarse del suelo, aúnque esta vez, no fue a hacer las maletas, solo se sentó en la cama. ¿Cómo estaría Minho en este momento?, de solo pensarlo en las garras de John Castle lo ponía enfermo.
— Y yo no voy a permitir que tú sufras.— contestó la pelirroja convencida, se metió al baño sin darle la cara Jisung, dio un aventón a la puerta y abrió el grifo para poder mojarse la cara, tenía una idea para ayudar, bueno, si es que decidía ayudar aquella otra persona, claro. se quito las lagrimas con el agua y luego, aun con el rostro empapado, salió del baño.— No vas a dar tu brazo a torcer, ¿Verdad?.
— Sabes que no.— le contestó él, más tranquilo, la chic asintió, tomo entre sus cosas la ropa más cómoda que encontró y se volvió a encerrar al baño, salió solo dos minutos después, ya cambiada— ¿Dónde vas?
— Voy a ver al presidente. Esperando que él pueda darnos su ayuda para regresar... Algo se me ocurrirá.
—¿Me vas a ayudar?— ella asintió, Jisung recobró la vitalidad, se acercó a ella y la envolvió en sus brazos, puso su cabeza encima de la suya y desde el corazón le dijo— Gracias, Mandy.
— Acabo de decirte que no quiero verte sufrir... Si algo le pasa a Minho tu sufrirías.— dijo ella escondida en el pecho de Han, enredo sus brazos por su cintura abrazándolo fuertemente — y es lo que menos quiero, bebé. Veré qué puedo hacer. ¿Prometes no hacer locuras?
— Lo prometo.— le contestó el dejándola ir, ella sintió.
— No te vayas de aquí ¿okey?, Descansa.— le dió un besito en la mejilla, el la miró desconcertado
— Pero debo acompañarte, no puedes ir sola a estas horas.— ella negó.
—Hay un auto esperando por mi, y esto quiero hacerlo sola— dijo desde el marco de la puerta, el iba a protestar— Por favor Jisung, solo... solo déjalo en mis manos, ¿si?, confía en mi.
—Señor, la señorita Castle lo busca— dijeron desde fuera de su alcoba, el presidente estaba despierto, sí, pero, ¿lo buscaba a esas horas?, se sintió desconcertado— ¿ya duerme, señor?
— No, lucas, aun no. — dijo mientras se acercaba a abrir la puerta de su alcoba, lucas le dió un ligero asentimiento como saludo—¿A esta hora?— asintió, el presidente frunció el ceño.
—Dice que es urgente. ¿Le digo que se vaya?— preguntó el hombre y el presidente negó rápidamente, pero si solo hace unas cuantas horas se habían visto, ¿urgente?, ¿Qué era tan urgente?
—No. No. — se aclaró la garganta de inmediato— Dile que... que me espere en mi oficina, llévala ahí y ofrecerle algo, un café, un té, no sé, algo, que este cómoda, por favor.
— Sí, mi señor.— se giró lucas y el presidente solo entro a su alcoba por su bata de dormir, se la coloco, peino un poco su cabello, se miró al espejo y luego salió casi corriendo. Cruzó casi toda la casa hasta llegar a la oficina, la abrió de golpe y la muchacha lo miró alerta, se levantó de su lugar y le dio una leve reverencia como modo de saludo y de respeto.
—Amanda. ¿A qué debo esta inesperada visita?— la chica ya tenía una taza de café en la mano, le dió una tímida sonrisa en la que él fácilmente podía quedarse todo él tiempo, suspiró ruidosamente y contando hasta tres salió de su ensoñación.
—Hola, Señor presidente, disculpa las molestias.— comenzó ella, con ese tono de voz tan demandante y autoritario, Amanda tenía una voz que lo hacía flaquear, se regaño mentalmente, no era momento de admirar voces.
—No es molestia. Y por favor, dime Hoseok, ¿Si?— le pidió de forma tranquila, la muchacha solo asintió a su pedido, Hoseok camino hasta su silla, frente de ella y le indico que volviera a tomar asiento, para hablar más cómodos— Todo mundo me dice presidente Jung y me cansa que me digan de esa forma, ya hasta ni recuerdo mi nombre a veces. Tu dime por mi nombre, ¿okey?.
— Está bien, Hoseok.— le dió una sonrisa tenue, el hombre la ponía nerviosa de algún modo, se acomodo en su silla y luego de darle un trago a su café, habló— Disculpa que venga tan tarde, es una urgencia.
— ¿En qué puedo ayudarte?— preguntó él, consternado.
— Necesito volver.— soltó de golpe, ni sabía como pedir esto de una forma cordial así que lo mejor era soltar toda la sopa, solo le quedaba apoyarse en él y aunque no lo conocía, quería confiar en que Hoseok sería la esperanza.
—¿Tan pronto?—Ay por Dios, no dije eso. se dió tres golpes mentales por ser tan estúpido.
—Sí.— le contestó ella con una sonrisa un poco divertida, que se convirtió en una mueca rara, ella no quería irse.
— Hay trenes para pasajeros todo el día, a todas horas. si quieres un avión, hay pasajes 24/7, aunque creo que están prohibidos en tu país, así que no es buena opción.— ¿Cómo por qué quería su ayuda para eso?
—No. Eso yo lo sé, digamos que... Emm, bueno. Digamos que... ¿Sabes guardar secretos?— dijo ella nerviosa, se acercó la taza a los labios, sin verlo directamente a los ojos.
— ¿Qué? Esto que tiene que ver con...— ella lo interrumpió.
— Tu dime si... — ¡ay no!, lo había tuteado como si fueran grandísimos amigos—... us~usted dígame si sabe guardarlos, por favor.
— Eh...sí, sí sé, pero, ¿Por qué la pregunta?—ella asintió convencía de su palabra, bien, aquí iba, era momento de hablar—digamos que... bueno, yo, yo escapé con mi amigo del país y bueno...
— ¿Que, qué?— estaba asombrado, Hoseok estaba inocentemente asombrado.
— Sí, eso que escuchó.— le afirmó ella— Cómo sabe, mi país está en conflicto casi bélico, si no esta, va a estarlo pronto. Y como sabe, yo estoy en contra de mi padre, estoy apoyando a los rebeldes y por eso vine hasta aquí para hablarlo con usted. digamos que mi padre aún no sabe que habrá una guerra en contra suya para destituirlo, je je.— soltó una risa muy nerviosa— aunque no solo vinimos aquí por su ayuda, Hoseok. tenemos otro motivo, bueno, la cosa esta en que mi prometido y yo escapamos por,...
— Oh, tiene prometido.— la interrumpió él con las ilusiones bajas; él que ya se hacía con unas vacas y seis pollitos de familia con ella— ¿Es ese joven que vino con usted?
— Carajo— murmuró ella, lo había vuelto a decir, la palabra prometido salía de su boca de nuevo— No. Jisung no es nada mío, más que un amigo.
—¿Trajo a alguien más?— preguntó curioso, ella negó de inmediato.
—No. Bueno, es algo difícil de explicar.— comenzó a divagar, Jung la miraba completamente atentó, todo en ella lo maravillaba
— Yo tengo tiempo.— puso sus brazos sobre su escritorio, dispuesto a oír cada palabra que ella pudiera decir, e incluso escuchar sus silencios si esta así lo quería. no importaba.
—Pero yo no.— sonó un poco grosera, se regaño por eso y aclarándose la garganta volvió a hablar.— Aún así se lo diré, solo si promete ayudarnos. ¿Lo promete?
— Prometido.— dijo sin titubear, aunque no se lo prometiera, él iba a ayudar en todo lo que pudiera, quería ayudar, genuinamente.
—¿Por el dedito?— susurro ella, eso lo sorprendió, ¿le brindaría su confianza solo por prometérselo por un dedo?, vaya que esta mujer lo asombraba, era tan genuina que realmente le intrigaba, no planeaba defraudar su confianza, sin duda.
— Por el dedito.— le prometió enseñando su dedo meñique, ella se estiró para poder entrelazar el suyo con el de él.
— Digamos que... Jisung era mi prometido hasta hace una semana.— contó, sentía que podía liberarse de eso por fin. Nunca había tenido a alguien que no fuera Jisung para desahogarse, pero ¿Cómo decirle a Jisung, que le había pasado todo eso, cuando claramente él era protagonista?— Si, algo así. Bueno, yo estoy... estuve, o ya no sé como decirlo, pero el chiste es que lo ame mucho. Desde que éramos niños y lo conocí, claro. Nos comprometimos hace unos meses, a pesar de que mi padre lo odiaba, realmente lo odiaba y si solo lo acepto porque la carrera de Jisung subió como espuma y lo beneficiaba.— suspiró ruidosamente— Pero bueno, digamos que yo no soy el amor de su vida y él lo conoció tiempo después de comprometerse conmigo. Y...
—Espera...— la interrumpió con la boca abierta, no podía creerlo— ¿Te fue infiel?— de pronto se sentía enojado.
—Infidelidad no fue.— le corrigió rápido, ella sabía que no podía nombrar los actos de Han como una simple infidelidad— No, no lo siento de esa forma, ¿Sabes?, Porque no me siento traicionada, él no me traicionó, por más que parezca de esa forma, solo estoy un poco dolida, sí, pero ¡vamos!, lo conozco desde niña, me hice una vida con él en la mente, era obvio que estaría dolida. Me duelen la ilusiones que me hice con él, más que nada, pero digamos que ante el amor no se le puede hacer nada, ¿No?— soltó una pequeña risa, tratando de convencerse de eso— O soy muy romántica para verlo de esa forma. Bueno a lo que voy es que mi padre golpeó a Jisung y por eso tiene la cara molida a golpes, todo por qué descubrió que él me engaño.
— Pues es que te engaño Amanda.— recalcó el hombre— La violencia no justifica nada, pero tampoco lo que él te hizo tiene una justificación.
— Es que no lo golpeó por ese motivo.— susurró apenada, sabía en el fondo de su corazón que Jisung no había sido molido a golpes solo por la infidelidad, si no con quien fue la infidelidad.
—¿Entonces?, Déjame decirte que ese chico es un tonto, un tonto, muy tonto. Yo en su lugar no voltearía a ver a otra mujer, ni por todo el oro del mundo.— dijo de repente, y se dió cuenta que la había regado, hasta que vió como la blanca piel de la chica se tornaba rojiza.
—Me halaga.— dijo ella completamente roja y avergonzada, carraspeó antes de hacer la aclaración— Pero es que él no volteo a ver a otra mujer, Hoseok. A lo que me refiero es que Jisung está enamorado de otro hombre.
—Ohh.— estaba atónito, la miró directamente a los ojos, esperando encontrar un rastro de enojo, pero no, solo vió en ellos a la persona más pura que pudo encontrarse— Ahora entiendo.
— Sí, y bueno, yo no soy tan mala como para obligarlo a estar conmigo, enamorado de esa forma tan explosiva de otra persona, así que simplemente tuve que dejarlo ir por más que lo amara.
—Hablas cómo si... No te doliera.— dijo con admiración, la admiraba. él en su lugar, estuviera cegado del enojo, muerto de celos y con el corazón desecho, estuviera llorando en su cama y llorando mínimo todas las noches, pero ella estaba ahí, de pie y ayudando al chico.
—Me duele, claro que lo hace.— contestó ella con un deje de melancolía— Pero lo amo por sobre todas las cosas, no como una pareja, realmente creo que nunca lo ame así, pero lo amo como un hermano, cómo mi alma gemela y quiero protegerlo siempre. Por eso es que estamos aquí, por protegerlo.
—¿Por qué huyen?— le preguntó Hoseok tratando de cambiar de tema para no verla con esa tristeza en los ojos.
— en mi país es un delito en amor entre el mismo sexo, Hombre con hombre, mujer con mujer, ya sabes— susurró ella, sintiéndose avergonzada por sociedad tan arcaica— Mi padre descubrió el amor de Jisung y... lo golpeó tanto.—los ojos se le llenaron de lágrimas— Y no solo eso, si no que está amenazado de muerte, yo no puedo permitir que le pase nada, no puedo permitir, no a él.
— ¿Y entonces por qué quieren volver?— entendía su punto de vista, y es que era una chica con el corazón más noble posible.
— Por Minho,— dijo esperando que él lo supiera todo por arte de magia— vamos a volver para salvar a Minho.
—¿Y él es...?— dijo con el ceño fruncido, no entendía quién era ese famoso Minho.
— El amor de Jisung.— creyó que decirlo, le dolería un poco más, pero no, no para nada.
—Oh, ¿Qué le paso?— preguntó tratando de entender su preocupación, ella le dió una sonrisa tímida.
—Mi padre lo tomó preso, y todos sabemos que lo va a matar.— trato de sonar más dura, pero no pudo, no cuando conoció a la persona, no cuando sabía quien era y que suspiros robaba— Ni yo, ni Jisung podemos permitir eso, y más porque Minho es parte importante de la revolución que se va a armar, ¿lo entiendes?
—Sí. — asintió Hoseok— Y voy a ayudarlos, Amanda. Pero a esta hora no podemos partir.
—¿Podemos?— Ella frunció el ceño, podemos me suena a manada.
—Sí, voy a ir yo.— le dió una enorme sonrisa, en poco tiempo había armado un plan— iremos en el tren presidencial y ustedes irán como mis protegidos, nadie poda tocarlos, si tú padre no quiere ponerse encima a una potencia mundial, así que, siente tranquila, partimos mañana, o bueno, en unas horas ¿Está bien?
—Entonces...¿si apoyará la causa?— le pregunto ella esperando la afirmativa
— Ya había dicho que sí.— le afirmó, ella se levantó de su asiento y se acercó a él dándole un abrazo enorme que sorprendió al presidente; se lo correspondió de la misma forma, digamos que la chica era muy cariñosa, le gustaba demostrar afecto y más cuando estaba emocionada, cómo ahora.
— Bien, entonces ¿qué planea?— preguntó roja como tomate, se alejo de él y volvió a sentarse en su lugar. Hoseok pensó por un momento la loca idea que se le vino a la mente, tenía algo en manos, pero digamos que... Era muy alocado. Aún así no le importó y lo comentó en voz alta.
— Amanda... ¿quieres casarte conmigo?— Amanda se quedó en blanco, se quedó procesando, ni siquiera medito las palabras que soltó.
—Estas loco. ¿De qué carajos hablas.?— cuando se dió cuenta ya era demasiado tarde, ya le había dicho loco y lo había carajeado.
— fácil, mi querida amiga.— se levantó de su silla, ella lo miraba atento— Una falsa alianza.
—¿Una falsa alianza? — entendía las palabras, pero no las procesaba.
—Sí, tu compromiso con Jisung está disuelto ¿No?.— ella asintió— Y eso tú padre lo sabe, supongo, de la única forma en la que tú padre me deje pasar, es si voy contigo.— ella solo soltó un "ohh" con respuesta, y asintió estando de acuerdo — ¿Queda muy lejos de tu casa las celdas en dónde tienen a los prisioneros?
—Sí.— realmente todo quedaba cerca de su casa, su padre lo ha si hecho de es forma, para tener todo completamente controlado, todo quedaba cerca, la plaza, los restaurantes, su trabajo, el hospital, la policía, todo, todo quedaba relativamente cerca.
—Bien, podemos distraer a tu padre con la noticia de que iré a pedir tu mano, eso sería un escándalo, más al verme ahí presente.— ella asintió, estaba en blanco, esa idea sonaba descabelladamente buena.
—Mi padre te odia.— puntualizó, Hoseok se encogió de hombros.
— Al parecer odia a todos tus prometidos, no habrá diferencia.— soltó una risa— no hay problema, eso lo hace más divertido.
— Buen punto— le siguió la risa— ¿y después?
— Jisung será el encargado de ayudar a Minho. Es su deber hacerlo, nosotros seremos distracción.— el plan no era muy difícil, ¿Verdad?
— ¿Entonces la distracción es solo para mi padre?— Hoseok negó, ella frunció el ceño.
—Para todo el pueblo.— ella abrió los ojos hasta el tope, todos habían Sido testigos del compromiso con Jisung, nadie se había enterado que eso había terminado, ¿Qué dirían de ella?, Borró esos pensamientos, mejor dicho, ¿Le tenía que importar lo que dirían de ella?, No, no le importaba realmente. —Esto será público, a demás, pediré que me recarguen el vagón con recursos, armas, lo suficiente para que tengan mi apoyo. Así que dime ¿Aceptas?
—Acepto.— no titubeó, era buena idea, ya vería cómo decirle a Minho que descargaran el vagón. Solo les quedaba esperar unas cuantas horas, Amanda estaba que se moría por tantas cosas que pasarían en su día.
—Jisung. He llegado, ¿Estás?— preguntó Amanda entrando a la habitación que compartían, era pequeña, muy pequeña, pero fue cómoda esos días en los que estuvieron hospedándose en ese lugar, no vio al moreno ni en la cama y eso la preocupó un poco.
—Sí, aquí en el baño, ahorita salgo.— gritó el azabache, y la tranquilizó, no se había ido eso era mucho mejor, le tenía noticias buenas.
—¿No has dormido nada?— él negó, ¿Cómo iba a dormir si se sentía morir por los nervios y la incertidumbre?
—No.— susurró sintiéndose culpable, había dado vueltas por toda la habitación con espera a que ella llegará, no dejo de ver la ventana en todo momento por si la veía entrar.
—Estuviste llorando, bebé.— le dijo ella acercándose a él para acariciarle la cara, los ojos los tenis rojos, hinchados y aguados, estaba a nada de volver a llorar, ¿Desde cuándo lloraba tanto?
— Tengo miedo Mandy.— la voz se le rompió a media oración— No~no soportaría que algo le pasará, yo... no podría, no podría estar una vida sin Minho.
—Shh, tranquilo.— le acaricio la cabeza, el cabello azabache era suave, lo jalo a la caba y se sentaron aún abrazados, Jisung volvía a llorar nuevamente— tengo un plan ¿Si?, Deja de llorar y te cuento todo, va.
— ¿Un plan?— ella asintió, aunque el no pudo verla— ¿ Jung sí quiere ayudar?
—Jung está más que dispuesto. Bebé, vamos a ir a salvar a Minho.— Jisung pudo respirar.
—Por dios Amanda, gracias, muchas gracias, de verdad, no sé que hice para merecerte en mi vida, dios te amo tanto.— dijo sinceramente, la abrazó fuertemente, ella le correspondió el abrazo.
— Y yo te amo a ti.— le respondió ella— deja de llorar, ¿Va?, Esos bonitos ojos deben descansar.
.— Pues vámonos, juntemos nuestras cosas— se apresuró el a levantarse, era cuestión de levantarse simplemente.
— Partiremos en mañana.— le dijo ella de forma calmada, tratando las cosas con calma, una calma que lo descolocó.
—¿Qué?— preguntó atónito, tiempo no tenían en ese momento.
—Es parte del plan— lo tranquilizó, pero Jisung negó.
— En mañana no podemos, Amanda, sabes cómo es tu papá, si esperamos para la mañana Min~Minho puede... puede, ¡Dios no!, mañana es~esperar es mucho tiempo y es lo que menos hay, Mandy — dijo lastimero, se sentía tan, tan inútil de no poder hacer nada más que quejarse, pero tampoco podía no querer irse tan rápido, ¡Por amor a Dios! Era Minho quien estaba en peligro, debían comprenderlo.
—No hay otra forma Sung, es eso o no Podemos hacer nada.— dijo servera, se relajo un poco y le dió palmaditas en la cama, invitándolo a sentarse a lado suyo, él lo hizo, se sentó a lado suyo. —¿Confías en mí?
— Lo hago.— le aseguró Han.
—Bueno, relájate, date una ducha y a la cama. En la Mañana partiremos temprano. ¿Okey?.— este asintió, se limpió las mejillas.
—Esta bien.
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Hola holaaaaaa, ¿Cómo están?, Yo muy bien, ¿Y ustedes?
Bueno, el capítulo estuvo ufff, muy dramático, y me tuvo en el colapsó mientras lo escribía. Les digo un secreto, solo faltan dos capítulos para que ya terminé el baile de las mariposas. 😭😭😭👍 Y soy malísima para dejar ir, no sé cómo voy a dejar ir a mi bebé (el libro), pero bueno. Una vez que termine este libro precioso, comenzaré a ponerme al corriente con "un tango en París". Así que bueno, sin más que decir, más que se cuiden mucho, coman bien, duerman sus ocho horas y hagan lo que lxs haga felices, bai, besitos, lxs tqm.💚
Notita: la historia está corregida (faltas de ortografía, gramática, etc.) Hasta el capítulo 7, los demás capítulos los editaré cuando termine de escribirlo.
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