Aquí, donde termina tu herida,
brotan de nuevo las raíces.
Y es que después de un tiempo
han vuelto a crecer flores.

¿No lo ves?

Me dije que te superaría.
Que era más fuerte de lo que aparentaba,
que se está muy bien en el suelo
pero necesito un poco de tregua.

¿No lo ves?

Ya no soy la misma de antes.
Una vez tuve miedo, lo sé.
Lo superé.
Pero te fuiste y se coló de nuevo entre mis grietas.
Aprendí a luchar contra él.

¿No lo ves?

La soledad ya no duele,
se ha vuelto placentera,
me he acostumbrado a ella.
Me siento libre.

¿No lo ves?

Al menos las heridas ya no duelen.
Al menos las flores tapan su dolor.