
❁13❁
Abro mis ojos mesuradamente mientras recupero los recuerdos de hace unas horas atrás, y es cuando me doy cuenta de que estoy acostada al lado del castaño en su estrecha cama.
Me sobresalto de golpe abriendo ambos óvulos oculares como platos, y mi corazón se acelera de abrupto mientras me sostengo con una mano sobre dicha cama.
«¿Cuándo fue que me quedé dormida?». Pienso con el ceño fruncido mientras barro con la vista la casa a mi alrededor.
Todo sigue igual que antes.
Sin embargo hay algo que no me resulta normal, y es la oscuridad inusual y densa que está absorbiendo todo. Literalmente todo.
—¿Qué está sucediendo? —murmuro algo pasmada y dispongo a levantarme para observar inquieta la casa.
Creo que incertidumbre le queda bien al ambiente pesado que nos abraza.
«¿Ahora qué...?»
Un suspiro horrorizado abandona mis labios cuando veo a una sombra en forma humana de espaldas a mí, y frente a la puerta de la casa.
—Sabéis muy bien a qué he venido... —su voz sombríamente distorsionada provoca que mi cuerpo tiemble desenfrenado por el miedo—. Archa, Archa Pedgmon, ¿la conocéis, eh? —tras la mención de mi nombre caigo por la debilidad de mis piernas al suelo, y me arrastro hacia atrás cubriendo la boca para evitar sonido.
Seguido, ese monstruo ríe con un sarcasmo que activa mis nervios por todo el cuerpo en cuestión de nanosegundos.
—Responded, viejo bastardo —ahogo un gemido de terror cuando escucho su voz airada y un jadeo de dolor provenir de alguien—, ¿dónde está?... vamos, así salvas la vida de vuestro miserable hijo y la vuestra.
«Oh no... es Bikok...»
Cuando estoy a punto de acercarme agachada por la debilidad, todo comienza a estremecerse con fuerza.
Las cosas se caen. Las vasijas se quiebran. El techo traquea queriéndose romper.
Y...
—¡No!
Despierto.
Despierto con mi corazón queriendo romper la caja torácica, y gritando de miedo en mis oídos.
—¡Archa, Archa! —la voz exaltada de Elm parece llegar a mis oídos como el bálsamo necesario.
Inesperadamente lo veo agacharse a mi altura, tomar mi rostro pasmado con su mano derecha, y para mi sorpresa, me levanta como si fuese una hoja común del bosque para fundirnos en un abrazo que provoca que caiga del shock.
Pero eso no es lo que más me asombra, sino el echo de que mis piernas no responden y están languidecientes. Entonces él se dobla un poco, acomodando mis brazos en sus hombros anchos, y me carga.
Pasan los minutos en donde logro darle ordenes a mis extremidades para que reaccionen sin embargo, lo que hago es abrazarlo por el torso y cuello, y comenzar a llorar en el hueco de su clavícula.
—¿Qué suce...?
—Fue una pesadilla —chillo bajito y quebrado al no tener fuerzas—, una pesadilla con la sombra... con vuestro padre... con vos... —mi voz se corta al volverse un hilo átono—. La sombra sabe que estoy aquí y tengo miedo de que os maten... esta vez.
—¿Cómo podéis estar segura? —susurra con voz serena, contrastando su respiración agitada, y su corazón acelerado—, solo fue un sueño princesa Archa, paz.
—No —me separo de golpe para verle con las cejas fruncidas—, el sueño fue muy real, al igual que la advertencia. —tomo aire sonoramente para evitar que los fluidos de mi nariz salgan, pero el llanto sale sin permiso en un jadeo que alivia el nudo en mi garganta—. Estoy cansada de ver personas morir, cansada de esto, cansada de ver la amenaza y ser incapaz de defenderme contra tal cosa. —escupo entre dientes frustrada, dándole golpes débiles en su pecho descubierto por inercia.
—Deteneos —pide manteniendo la voz susurrante e inspirando calma—. No os hagáis esto a vos, respirad un poco majestad... mientras estéis bien, Valdemia tendrá su heredera garantizada.
—¿Y qué me decís de las demás personas y familias que no van a respirar más? —inquiero sintiendo mi corazón comprimido por el dolor—, ¿creéis justo que yo me refugie sin refugiar a los míos?
—No.
—¿Entonces? —reclamo a penas responde, sin embargo su expresión se suaviza aún más y pega nuestras frentes haciéndome cerrar los ojos, y las lágrimas aglomeradas caen.
—Paz... —susurra casi en un hilo de voz ronco—. Cuando estamos bajo presión solemos hacer las cosas mal porque no hemos sido capaces de controlar las emociones —manifiesta desprendiendo el aire caliente de su boca, el cual golpea mi rostro húmedo—. Cuando logréis calmaros, entonces vamos a por respuestas en el bosque, mientras —hace una corta pausa para separarse y su mirada se vuelve atenta— quedáos aquí, no quiero que andéis por el bosque.
Asiento casi instantáneamente y él me baja, mientras yo seco mis mejillas enrojecidas por el llanto mirando hacia mis desnudos pies.
—Tenemos sopa de carnes —anunica al yo sentarme en una cama que, de manera espeluznante, se parece a la del sueño —o pesadilla— que tuve—. ¿Preferís esa, o os gusta la de legumbres como a mi padre?
Trago en seco terminando de secar mi rostro, mientras miro las vasijas que sostienen el espeso líquido que alimenta mi cuerpo, y el vapor que baila sobre ellas.
El olor no tarda en llegar a mis fosas nasales y ser aceptado con gusto. Así que asiento en respuesta al sentirme hambrienta. Aunque a la verdad, por el olor puedo jurar que está rico.
***
—No os quise decir nada hace unas horas por vuestro estado con respecto a la sombra —habla de repente llamando mi atención y dejo de ver el plato hondo en mis piernas—, pero el lobo negro.
—¿Qué? —me sobresalto a penas lo menciona, abriendo mis ojos impactada.
Veo como traga en seco ante mi reacción, y por más que ruego que me vea a los ojos con franqueza, simplemente se rehúsa a juguetear con su comida.
—Vino a la casa mientras dormíais —por fin me ve, pero con una inquietud centelleante en sus ojos—. No se cómo no entró y despedazó todo pero —sus cejas se fruncen con extrañeza—, juro haber escuchado gemidos, como si algo o alguien lo estuviese enfrentando.
—¿El lobo blanco? —insinúo sobresaltada, sintiendo mi corazón acelerarse por la adrenalina, o eso creo, porque a la mención suya me siento, extraña.
—Puede ser —murmura para volver a su comida y yo copio su acción—. Pero princesa —sus palabras me obligan a verlo nuevamente—, estáis en peligro si es que salimos en la tarde. —trago grueso ante sus palabras, nerviosa—. Os aconsejo quedaros hasta mañana, e irnos al amanecer.
Aparto la mirada meditabunda al instante, mientras me cuestiono su propuesta.
«¿Me quedo?, sería hasta mañana»
«Obvio, quédate»
«Pero Valdemia me necesita»
«Valdemia necesita a Archa Pedgmon viva, no muerta y despedazada por un lobo»
❁❁❁
Con que el lobo negro estuvo. ¿La pesadilla será una señal de lo que sucederá, o le están tomando el pelo?
No lo sé...
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