Capitulo 9
Dolorida y confundida, la cabeza de Randgriz empezaba a despertar, aún con una sensación de mareo y con la vista nublada. Se encontraba tumbada sobre un viejo colchón, sin ningún otro mueble en la habitación oscura y fría con olor a humedad. Trató de incorporarse, sintiendo un dolor extraño en su espalda y su cabeza, cuando se dio cuenta que su muñeca derecha estaba esposada a la cabecera de la cama.
¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado allí? ¿Quién la había llevado?
Poco a poco sus recuerdos fueron volviendo. Había salido de la fiesta y habían tenido que tomar un camino alterno por culpa de un atasco. Luego hubo un choque y perdió el conocimiento. Su cerebro se dio cuenta de la trampa. El incendio, el pánico que la hizo ir hasta el coche, el supuesto atasco, todo encajaba. Esta vez lo habían conseguido. Miró hacia la puerta de metal que había al otro lado de la habitación.
Lejos de esa habitación, en el primer piso, los seis miembros de la mafia hablaban.
- El plan había salido bien, a pesar del fallo de Ebisu.- Dijo Benzaiten.
Ebisu Gruñó levantando el dedo medio mientras se acariciaba la mandíbula con una bolsa de hielo. El golpe había sido tan fuerte que se la había destrozado, y si la patada hubiera ido a matar le habría roto el cuello.
- Sinceramente hicisteis un gran alboroto ¿Seguro que al viejo Zeus no le molestará que hayamos quemado parte de su mansión?- Preguntó un hombre alto con un gorro de astas.
- Tranquilo Jurojin. Esto es algo que ya se acordó con anterioridad. Ahora lo que debemos hacer es esperar a que llame nuestro cliente.- Bishamonten habló con voz profunda desde el asiento del escritorio.
- Sinceramente acabar con los guardias del hotel fue fácil. Solamente temo que no hemos eliminado al más importante.- Hotei habló con un tono de seriedad.
Todos callaron al recordar esto. El dragón furioso seguía allí fuera, y podía venir a por ellos. Sin embargo, estaban preparados. Una treintena de matones armados y preparados, la chica como rehén, un edificio preparado y equipado con cámaras y mecanismos para crear trampas y emboscadas. Estaban preparados, para cualquier cosa que pudieran imaginar.
Una pena que no imaginaran lo que estaba por venir.
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- ¡¿CÓMO QUE LA TIENEN?!- La voz de Thor sonaba enfadada por el manos libres.
- Estoy en camino, no la tendrán por mucho tiempo.- Lu Bu conducía por el camino lejos de la ciudad.
- ¡Dime que sabes donde está!-
- Estar junto a Dong Zhuo tuvo algo bueno. Con toda la información que tenía de las demás mafias, las tenía pilladas por los huevos.-
- Llamaré a la policía para que te apoye.-
- No, solo molestarían. No sabemos por qué exactamente la tienen, pero si la usan de escudo humano o simplemente la matan la hemos cagado. Yo me encargaré. Te llamaré cuando haya acabado para que mandes gente a limpiar el desastre.- Lu Bu colgó y tornó su mente hacia el plan.
Realmente no tenía uno. Entrar por la puerta principal, acabar con todo lo que hubiera frente a él, coger a la chica y salir de allí. Fácil. Entonces ¿Por qué sentía esa presión en el pecho?¿Por qué tenía esa sensación que hacía años que no sentía? Desde hace más de veinte años no lo había sentido. Meterse en la guarida de una mafia para acabar con todos allí, era algo que no le gustaba recordar. Su pasado en general era algo que no le gustaba recordar.
Tras conducir durante unos minutos más vio el lugar a lo lejos, tan parecido al lugar de sus recuerdos pero diferente. Era una antigua nave industrial, medio destartalada y abandonada por completo. Supuestamente una empresa de casinos la había comprado, pero no era más que una tapadera. Vio a dos guardias apostados en la entrada, camuflados en la oscuridad. Salió del coche y se colocó la pistola en la cintura.
- ¿Tu crees que mandarán a alguien a por ella?- Preguntó uno de los guardias.
- No creo. El único que podría contratar rescatistas competentes es su padre, y teniendo en cuenta que- De repente su voz fue cortada por la entrada del frio acero de un cuchillo con su garganta.
El guardia se desplomó en el suelo a la vez que su compañero sacaba su pistola. Sin embargo, una patada lanzó el arma a unos metros a la vez que le rompía varios dedos. Acto seguido, un codazo a la nariz lo mandó al suelo inconsciente. Lu Bu tomó las llaves y entró por la puerta, en dirección a las escaleras. Controló su ritmo cardíaco y relajó su respiración, tenía que mantenerse concentrado. Desenfundó la pistola con la derecha y tomó el cuchillo con la izquierda. Oyó pasos corriendo hacia su dirección, vio a varios hombres armados con cuchillos, porras y pistolas ir hacia él corriendo. Disparó al que tenía más cerca en la cabeza y lo usó como escudo para parar las balas de los pistoleros. Lanzó el cuerpo agujereado contra estos y los hizo caer a la vez que atrapaba el brazo de un guardia con katana, clavándole el cuchillo primero en la ingle y luego en el cuello. Esquivó la porra del que tenía detrás y disparó a su sien. Agarrando su porra, giró sobre si mismo y golpeó al tipo que iba a sacar su pistola y le rompió la mandíbula para luego acribillar a los tipos con armas que se estaban levantando. Lanzó una patada a la rodilla del siguiente y clavó su cuchillo en su ojo para luego descargar el resto de su cargador en su pecho.
Cuando volvió a alzar la vista, no había ninguno en pie. Vio la puerta de la que habían salido y bajó las escaleras.
- Je. Comparados con los de Dong Zhuo, estos son un puñado de basurillas.- Dijo mientras se limpiaba la sangre que le había caído en la cara.
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Randgriz oía la agitación en el exterior. Alguien había entrado, con suerte para ayudarla. Sin embargo, no iba a dejarle hacer todo el trabajo. Recostada de lado sobre la cama, con la cara mirando a la pared, Randgriz podía notar al hombre al que llamaban Ebisu en la otra esquina de la habitación. Lo habían dejado allí para que la vigilara mientras el resto iba a detener al intruso. Desde que entró, pudo notar que la había estado mirando su cuerpo con deseos oscuros, pero también que su boca estaba rota y por tanto era incapaz de abrirla lo suficiente como para hacer ningún ruido fuerte. Perfecto para su plan.
- Entonces ¿A ti por qué no te han llamado?- Dijo haciendo que él se girara hacia ella.- Puedo notarlo. Eres una persona importante aquí, o eso he podido notar por tu aspecto. Me extraña que te hayan dejado aquí en lugar de mandarte a por el intruso. Aunque, suponiendo que sea mi guardián y teniendo en cuenta como te dejó, me parece normal que no quieran mandar a un mierdecilla a hacer el trabajo en el que ya falló una vez.
Si no fuera por la escayola en la mandíbula, Ebisu habría empezado a soltar injurias e insultos, pero decidió hacer otra cosa. Tal vez no pudiera abrir mucho la boca, pero si lo suficiente como para sacar su lengua. Ella estaba allí tumbada, con su largo pelo suelto, sus delicadas y blancas piernas descubiertas. El instinto lo llamaba, iba a disfrutar de ese cuerpo que había deseado desde que lo vio, y además le iba a hacer arrepentirse de decir aquellas cosas.
Babeando como un animal mientras se relamía, Ebisu tomó fuertemente el hombro de la chica para girarla hacia él con brusquedad. Mala elección. Aprovechando la inercia y la distracción del hombre, Randgriz clavó su pasador de pelo en la garganta de aquel asqueroso hasta que atravesó por el otro lado. Incapaz de gritar, Ebisu lanzó sus manos al cuello de Randgriz mientras esta intentaba zafarse de su agarre empujando y pateando su estomago. La presión de sus dedos, aunque al principio era fuerte, fue disminuyendo con rapidez hasta que cayó sin vida sobre Randgriz. Esta se lo quitó de encima rápidamente y miró la sangre en sus manos. Sintió nauseas, escalofríos, y un deseo casi irrefrenable por gritar. Sabía lo que ese hombre le habría hecho, pero seguía temblando en pensar que había segado esa vida. Trató de cambiar de pensamiento y buscó las llaves de la celda en el cuerpo. Tomó las llaves y se acercó a la puerta. Apoyando la oreja en el metal, comprobó que no había nadie. A ella llegaron los ruidos de batalla nuevamente, más cercanos. Lu Bu estaba dando una buena pelea. Abrió la puerta con cuidado y salió. Parecía estar en un sótano, por lo que se dirigió hacia las escaleras y empezó a subir, prestando atención a los sonidos de combate que llegaban de más arriba.
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Estampando a otro matón contra una pared, Lu Bu se abría paso por los pasillos. Disparó al siguiente en el pecho y paró el golpe de machete con el cuchillo, golpeando su estomago con la rodilla para después abrazar su cuello y partírselo. Acto seguido se topó de frente con el tipo de la discoteca.
- Hola capullo ¿Te acuerdas de mí?- Dijo Hotei apuntándolo con una pistola.
- Claro. Tu eres el retaco cabrón que trató de drogar a mi clienta ¿Has encontrado ya los cojones que te faltaron entonces?- Respondió Lu Bu con una sonrisa.
Lanzó su cuchillo clavandolo en su hombro. Cargó contra él estampandolo contra la pared para continuar con una serie de golpes. Sin embargo, antes de poder acabar con él, un enorme cuerpo lo lanzó varios metros, haciendo que soltara sus armas. Detrás de él había aparecido un enorme hombre con casco astado.
- Vaya, así que necesitas que tu novio te rescate.- Dijo Lu Bu mientras se incorporaba.
El enorme hombre volvió a cargar contra él para golpearlo, pero Lu Bu lo lanzó sobre él agarrándolo por la muñeca y la cintura. El hombre cayó de espaldas con un gran estruendo mientras Lu Bu golpeaba con una patada frontal a Hotei, con tanta fuerza que le destrozó las costillas a la vez que lo lanzaba contra la pared. Recogió su Sky eater y se giró rapidamente para clavarlo en la muñeca del enorme hombre y luego en su garganta. Entonces sintió un peligro a su espalda y se agachó, justo a tiempo para esquivar un corte de espada directo a su nuca. El hombre que la blandía era un anciano, pero tenía gran movilidad y se notaba que no era un novato. El viejo lanzó una serie de rápidos cortes en su contra, los cuales fueron esquivados por los pelos y otros bloqueados por el cuchillo. Ese viejo era bueno, pero se notaba que también era frágil, y solo bastó un puñetazo para quebrar su cuello.
Siguió avanzando, tenía que encontrarla antes de que le hicieran algo. Cruzó la entrada de una sala. Nada más hacerlo sintió una amenaza y saltó hacia un lado. Justo entonces, una figura saltó desde la oscuridad armado con un hacha enorme. Lu Bu la miró y vio algo que lo paralizó.
Era un muchacho, de no más de 17 años, con un pelo largo y negro adornado por cuentas, unos pantalones raídos y un tatuaje en su pecho que decía "Zero". Por toda su piel se veían cicatrices y marcas de cuerdas. Eran idénticas a las que él mismo tenía en su cuerpo, lo que hizo que en su mente se sucedieran flashes e imágenes pasadas. Las noches de frio, los golpes, las peleas obligadas. Se sacudió para dejar de pensar en ello. Tenía que centrarse.
El chico se lanzó como una bestia salvaje, balanceando el hacha a diestro y siniestro mientras gritaba y balbuceaba. Lu Bu golpeó su cabeza con una patada giratoria, que lanzó al joven contra la pared, lo cual solo sirvió para que se impulsara e hiciera un corte en la mejilla del sicario. Este golpeó su estómago y su cabeza en una rápida sucesión de golpes, pero el chico siguió atacando como si no le importara el dolor. Lu Bu contraatacó con una llave que lo puso contra el suelo, pero el chico se contorsionó u se escurrió del agarre, respondiendo con patadas y pisotones como si fuera una pataleta. El joven se echó hacia atrás nuevamente sobre sus piernas para impulsarse y lanzar un hachazo mientras Lu Bu trataba de incorporarse. Paró el hacha por el mango en el momento justo mientras el chico se subía encima para intentar cortar su cabeza, forcejeando con una rabia inhumana.
De repente, gotas de agua cayeron sobre su rostro. Lagrimas, soltadas por el chico. Mirándolo de cerca, se notaba que estaba sufriendo, que no quería estar allí. Pero seguía ejerciendo fuerza contra el hacha. Estaba demasiado lejos de la recuperación. Lu Bu cerró los ojos ante aquella imagen. Golpeó el estomago del chico con su rodilla para levantarle y agarrarle la cabeza. Un rápido movimiento, un sonoro CRACK y el silencio, en ese orden. El cuerpo sin vida cayó sobre él. Lu Bu lo colocó a su lado con cuidado, mirando aquél pobre futuro con cansancio y tristeza.
- ¿Este podría haber sido yo?- Pensó para si mismo.
- Veo que has acabado con Zero.- Una voz a su espalda lo hizo sobresaltarse.
Se giró para ver al jefe, Bishamonten, parado frente a él con una espada. Estaba fresco, se notaba que no había peleado. En cambio Lu Bu estaba agotado y apenas podía responder con rapidez. El hombre levantó la espada para dar el golpe final y Lu Bu esgrimió el cuchillo para prepararse. Sin embargo, lo que llenó la estancia no fue el sonido de acero chocando, sino el de un disparo. Bishamonten dejó caer la espada a su espalda mientras un hilo de sangre caía por su frente. Un disparo a la nuca.
En la entrada del pasillo, sujetando una pistola con manos temblorosas que pronto la dejaron caer, Randgriz respiraba con dificultad. Se la veía asustada. Caminó con paso lento hacia Lu Bu y se arrodilló junto a él a la vez que ponía la mano en su mejilla, mirando el corte.
- Parece que lo has tenido difícil para encontrarme.- Dijo con una sonrisa amable cargada de tristeza.
- Para nada. Ha sido pan comido.- Respondió Lu Bu con aire sarcástico, antes de notar los brazos de la chica al rededor de su cuello.
Correspondió el abrazo y se quedaron unos segundos así. Habían sido demasiadas emociones por una noche. Necesitaban descansar.
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Y aquí tenéis el capitulo 9. Espero que os haya gustado mi pequeño momento John Wick. Lo mejor para escribir estas escenas, es ponerse música de DOOM ETERNAL de fondo. Muchas gracias por seguirme.
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