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Capitulo 6


La enorme mansión a las afueras era difícil de confundir.

Todo en ella gritaba "Lujo y despilfarro idiota" como gritaría un cochino en el matadero. La enorme entrada con forma del Partenón, el jardín colosal de hierba verde clara y bien cortada con pedestales esparcidos, las columnas de estilo griego antiguo que adornaban los lados del camino de losas de mármol blanco que daban primero a la fuente con estatuas de peces y luego a la residencia principal. Parecía una pequeña ciudad antigua comprimida en unas escasas hectáreas de terreno.

Randgriz la había visto solo en fotos y rumores. Incluso conociendo la mansión de su padre, esta vista la dejaba boquiabierta. Verla desde lejos iluminada mientras iba en el coche era casi de película. Se giró para mirar hacia delante, viendo que llegaban ya al enorme aparcamiento de la residencia. Junto a su coche iban otros dos, uno enfrente y otro detrás, con dos y tres guardias respectivamente.

Esta era una situación muy diferente a la última fiesta.

No solo la presencia de más guardias y gente adinerada, sino también el aura que emanaba. Era como si entraran a la morada de dioses superiores y todopoderosos, los cuales con el dinero que tenían bien podían comportarse así. Todas las palabras debían decirse con cuidado y tratar de no ganar enemigos. Era prácticamente como entrar a un pozo de víboras.

Randgriz repasó en su cabeza el plan para esa noche. Su padre había ordenado que se viera con aquel hombre a las 11:30. Eran apenas las 8:45, por lo que tenía tiempo de encontrarse con Brunhilde y Thor. Había cosas que debían discutir pronto. Respiró despacio para calmar sus nervios y aclarar sus ideas. El corazón le latía rápidamente. Era el momento de poner en practica todas las habilidades de actuación y embaucamiento que había perfeccionado durante años.

Lu Bu paró en el gran aparcamiento de la vivienda, salió del asiento del conductor y caminó para abrir la puerta del pasajero. A diferencia de su atuendo normal, esta vez iba con un traje negro elegante, y su moño característico estaba ausente, sustituido por una melena suelta. A pesar de esa apariencia corriente, su aura no había cambiado nada. Todos los ricachones que bajaban de sus coches, los empleados de la casa, hasta los guardias de otras personas y los suyos propios se sentían intimidados por la presencia de aquel terrible hombre.

Lu Bu ignoró sus miradas indiscretas y su cuchicheo y abrió la puerta. Randgriz salió ataviada con un hermoso vestido negro con detalles magenta. Una pieza de tela conectaba el collar de diamantes con la cintura, cubriendo el pecho y dejando la espalda expuesta, la cual llevaba cubierta con un manto entre los brazos. Una falda larga llegaba desde la cintura hasta la mitad de los gemelos, abierta por delante y mostrando otra interior más corta hasta los muslos, cerrando el conjunto con unos tacones altos que la hacían llegar hasta el pecho de Lu Bu. su pelo cobrizo, anteriormente largo y recogido con un pasador en forma de flor, ahora se recogía en dos trenzas al rededor de la cabeza, con unos mechones sobre las sienes. Cualquiera que la viera la confundiría con un ángel bajado del cielo.

Escoltada por sus guardias, Randgriz avanzó por el largo camino hacia la entrada de la casa, captando las miradas de todos cuando cruzó el umbral abierto. El interior era incluso más pomposo que el exterior, con relieves, alfombras increíbles, cuadros de todo tipo, lamparas con miles de brazos dorados que parecían ramas de árbol. La decoración parecía típica de un palacio antiguo. Por todos lados se veían corrillos de personas parloteando y bebiendo champan mientras camareros de mangas blancas se paseaban con bandejas de comida y bebida.

Definitivamente Lu Bu iba a vomitar. Ese ambiente se le atoraba en la garganta con un sabor asqueroso. Trató de ignorarlo y mantener la calma. Debido a las normas de la fiesta, cada persona solo podía ser acompañada por un guardaespaldas, de forma que no estorbaran al pasar. Obviamente, él fue el elegido para esa tarea. Acompañó a Randgriz durante algunos pasillos largos  y solitarios, sin saber muy bien hacia donde se dirigían.

-¿Tu tampoco lo soportas, verdad?- La voz de Randgriz sonó con un ligero eco.

-¿Disculpe?-

-Toda esta parafernalia. Las apariencias, los murmullos, los modales. Todo este ambiente artificial y condescendiente. Sinceramente, me encantaría estar en cualquier otro lado.- Randgriz miraba al suelo con aire frustrado.

-Entonces ¿qué es exactamente lo que necesita hacer en este lugar? Se que vuestro padre deseaba que estuvierais por alguna razón, pero no se cual.- Lu Bu no sabía nada de las razones ocultas tras ese viaje, pero por el aspecto de Randgriz podía saber que no eran buenas.

-Tengo que verme con alguien para concretar unos términos del contrato, además de que tengo motivos más personales.- La conversación terminó de esta manera mientras cruzaban uno de los muchos salones.

-Y tal vez no tengas que esperar mucho para resolverlos.- Una voz familiar sonó al lado de la pareja. Una bien conocida por ambos.

-¡Thor!- Randgriz dijo alegremente, reprimiendo las ganas de correr y abrazarlo.

-Hola hermanita. Ha pasado mucho tiempo. Espero que el guardia que contraté no tratara de sobrepasarse contigo.- Dijo acariciando su cabeza mientras miraba a Lu Bu con una sonrisita de hijo puta.

-¿Por qué no le vas a chupar las nalgas a algún gilipollas?- Lu Bu respondió mientras apretaba los dientes.

La llegada del pelirrojo alegró el ambiente cargado y estresante de la fiesta. Ahora reunidos en uno de los rincones del gran salón principal, ambos hermanos se ponían al día de todo lo sucedido, mientras Lu Bu observaba la conversación desde un lado. Los dos pelirrojos hablaban entre risas y anécdotas, recuerdos y planes futuros, y por primera vez, el mercenario convertido en guardaespaldas vio una sonrisa sincera y pura en el rostro de esas dos personas. Ambos estaban disfrutando, y eso le hizo sentir un extraño calor en el pecho.

-Es bueno verla así.- Ese pensamiento surgió el la mente de Lu Bu con fuerza.

-Entonces, Brunhilde esta aquí ¿Verdad?- Randgriz preguntó cambiando su brillante sonrisa por un rostro serio.

-Si. Ambos hemos estado investigando. La información será revelada a los que más podrían joderle.  Va a desear no haber nacido. De todas formas Brunhilde quiere hablar contigo para concretar ciertos detalles. También quiere ver si estas bien. Un informador le contó lo que pasó ayer.- Los ojos oscuros del mayor se mostraron preocupados mientras miraban la esquiva mirada celeste de su hermana.

En respuesta a esto, Thor acarició nuevamente su cabeza con delicadeza. Sabía lo dura que era esa situación para ella. No tenía su carácter o el de su hermana, ni tampoco el coraje de enfrentarse. Ese corazón puro que siempre había adorado de ella era ahora su principal inconveniente. Sin embargo, estaba aguantando como una campeona y estaba haciendo un esfuerzo titánico por conseguir sus objetivos a pesar del riesgo. Aquella idea le hizo sonreír con ternura.

De repente una música tranquila y armoniosa empezó a sonar por el gran salón. El espacio en medio se llenó de parejas elegantes danzando en un movimiento fluido y tranquilo. El baile había comenzado, y Thor decidió apartarse un poco en dirección a Lu Bu.

-Divierte un poco, cacho piedra. Se que se te da mejor que a mí.- Dijo mientras le ponía una mano en el hombro a su amigo.

Lu Bu miró a su alrededor por unos segundos, y después de comprobar el entorno, se puso en movimiento. Randgriz suspiró ante el inicio del baile. Se le daban bien, pero siempre que lo hacía era con gente que simplemente lo hacían por cortesía, y generalmente eran con personas mucho mayores que ella. No le apetecía para nada estar en esa situación, por lo que decidió quedarse apartada en un rincón cerca de una de las mesas hasta que Brunhilde llegara.

-Disculpe señorita, ¿me concedería este baile?-

Ese era el plan hasta que un chico se acercó a ella. Era un hombre algo mayor de 20 años que y parecía un modelo. La miraba con una sonrisa de ego inflado hasta el extremo y en sus ojos podía verse la condescendencia con la que ofrecía este acercamiento, como si le estuviera haciendo un favor o dándole un honor al elegirla a ella como su compañera de baile.

-Lo siento, pero no soy muy buena bailando.- Trató de excusarse mientras trataba de alejarse, pero el chico la tomó por el brazo, reteniendola contra él.

-Vamos, solo será un baile. Luego podemos ir a un lugar más privado.- El hombre le susurraba al oído mientras la tomaba de la cintura para dirigirla hacia la pista.

Randgriz sintió el mismo asco que sintió la noche anterior con ese hombre. Pero esta vez no estaba drogada, ni tampoco indefensa. Tomó las muñecas del chico y con un movimiento lo hizo girar sobre su eje para ponerse a su espalda. Acto seguido cruzó a su lado con una sonrisa y se dirigió hacia una puerta cercana que daba a uno de los jardines interiores de la gran casa. El chico, después de que se le pasara la confusión y la sorpresa, aceleró su paso para alcanzarla y tomarla de nuevo, esta vez con furia, pero cuando vio que un guardaespaldas de largo pelo y cicatrices en el rostro se acercaba al lado de la chica, todo su valor se cayó al suelo.

Lu Bu se colocó al lado de Randgriz mientras observaba de reojo al tipo que acababa de irse. El aire en aquél jardín era tranquilo y fresco, y el olor de las orquídeas llegaba hasta ellos con facilidad. Aunque hubiera una de ellas que destacara más que las demás.

-Lamento no haber estado cerca.- Se disculpó el hombre.

-No hace falta que te disculpes, no puedo estar dependiendo de ti todo el tiempo.- Randgriz respondió con su habitual sonrisa.

-¿No es para eso para lo que está un guardaespaldas?-

-Solamente no quiero cargarte con más trabajo del que ya tienes.-

Lu Bu sonrió divertido al escuchar esas palabras. Era una curiosa manera de ver el mundo. Generalmente, el saber que todo lo que hagas no tendrá consecuencias al haber alguien para solucinarlo, suele caracterizar a muchas de las personas ricas.

-En ese caso, ¿Me permitiría agradecerle solicitando un baile?-Lu Bu se inclinó levemente hacia una incrédula Randgriz mientras extendía una mano con delicadeza y respeto.

Ella sonrió enternecida y tomó la mano que le ofrecía el inmenso hombre. Acto seguido, Ambos empezaron a moverse al ritmo de la música. Girando en círculos perfectos, con una de las manos del guardia en la cintura de su señora y la otra en la mano libre de esta mientras la ocupada se colocaba en el hombro alto y rígido de su pareja de baile. Por unos segundos, el mundo a su alrededor dejó de existir. Lu Bu notaba como si tuviera una delicada obra de cristal entre las manos, hermosa y brillante, pero extremadamente frágil. Una existencia que quería proteger por alguna razón que ni él mismo se explicaba. Randgriz, por otro lado, se sentía acunada entre aquellos poderosos brazos, sintiendo un extraño calor y comodidad que nunca antes había notado de un hombre como Lu Bu. Ahora estaba segura, esa era la sensación que había tenido cuando Lu Bu la cargaba de vuelta a su habitación la noche anterior. Una sensación que no quería que acabara y que esperaba poder disfrutar por siempre.

Sin embargo, a pesar de no estar en el campo de visión de la mayoría de los invitados, y siendo ellos ajenos a esto, varios pares de ojos observaban la escena. Algunos eran amistosos, otros escépticos, otros inquisitoriales y algunos más miraban solo a uno de los dos. La propietaria de uno de esos pares de ojos llevó sus dedos a su oreja para comunicar con el resto del grupo, mientras su compañero se relamía de nuevo.

-El objetivo está custodiado. Es el hombre que Hotei describió, no hay duda alguna. ¿Qué debemos hacer?-

-Alejadlo por cualquier medio posible y acabad con él, sin molestar a los otros invitados.-


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Y aquí está el capitulo 6. Siento que haya tardado tanto, pero a veces la inspiración no llega. De todas formas, espero que os guste.

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