Capitulo 2
-Thor. Cabronazo egocentrico y posturitas.¿Qué coño me tienes que contar que no puede esperar hasta mañana?¿Acaso tu novia ya se ha hartado de ti y necesita a un hombre de verdad que se la tire?- Lu Bu habló en un tono bromista. Hacía mucho que no hablaba con su amigo, y había esperado todo ese tiempo para poder picarle como antaño.
-Yo también me alegro de oírte, gilipollas medio muerto y desquiciado, aunque me alegraría más si pudiera verte entre los cojines de un ataúd.-Thor devolvió el saludo.- Iré al grano. Necesito que hagas un trabajo. Uno diferente de lo habitual. Supongo que habrás oído hablar sobre el acuerdo entre Valhala y Olympus, verdad?-
-¿Ese que está en boca de todos y con el cual no paran de bombardearte los noticieros cada vez que enciendes la tele? No ¿Por qué habría oído hablar de él?.- Lu Bu hablaba desde la experiencia, hasta su empleador hablaba de ello.
-Pues bien. Mi padre está demasiado ocupado, o eso dice él, como para ir en persona a firmarlo, por lo que ha decidido mandar a un representante. Sin embargo, chivatos de confianza de mi hermano han dicho que hay ciertos sectores del bajo mundo que estarían encantados de poner sus zarpas en ese jugoso premio.- Thor sabía bien los trapos sucios de padre. Tal vez mejor que nadie.
-Por eso no hago tratos con las mafias. Supongo que querrás que haga de niñera de un cuatro ojos uniformado y pedante ¿Qué tiene de importante ese representante tuyo? Si lo matan o lo capturan simplemente mandarán a otro, y sabemos que tu padre no duda en sacrificar peones para conseguir lo que quiere.-
El silencio de su amigo le desconcertó.
-¿Y bien Thor?¿Me vas a decir por qué tengo que malgastar mi tiempo o te ha comido la lengua el gato?- Su voz sonó con impaciencia.
-Es mi hermana.-Thor habló tras unos segundos.-Puede que nuestro padre no sea el mejor, pero hará lo que sea para parecerlo. Y para que ese acuerdo se lleve a cabo.
-(Suspiro) Veré que puedo hacer. ¿Cuando sería el trabajo?.- Preguntó Lu Bu.
-Por lo que tengo entendido, dentro de tres días. Recibirás la mitad del pago por adelantado mañana y el resto cuando termines el trabajo. Y te lo advierto, Quiero que vuelva sin un solo rasguño.-Thor terminó la frase de forma seria.
-Tranquilo hermano, estará a salvo.¿Alguna vez te he fallado?-
-Eso es cierto. En fin, si tengo tiempo tal vez podamos tomar un café. Cuidate de que no te peguen un tiro.-
-Igualmente- Lu Bu colgó la llamada
Esto era ciertamente interesante. Puede que no hiciera tratos con mafiosos, pero si que se había cruzado con ellos en más de una ocasión. Un enfrentamiento con algunos de sus gorilas puede que fuera un pequeño entremés con el que saciar un poco su búsqueda.
Aunque se dio cuenta de algo importante . . .
¿Cuál de todas sus hermanas sería?
~Tres días después~
La mañana era extrañamente fría, incluso para ser noviembre. Lu Bu se apoyaba en su coche a la salida de las escaleras de la estación de tren. El cigarro medio consumido en sus labios era la única fuente de calor de ese lugar, y el sonido de trenes pasando, las charlas de los transeúntes y el chirrido de los taxis aparcando a toda prisa para que los que se han dormido puedan apurar los últimos momentos que quedan entre el aparcamiento y el embarque. Lu Bu bostezó con aburrimiento soltando una nube de humo gris.
Thor le había dado instrucciones de que debería mostrar un código en su libreta que le sería enviado en cuanto el paquete estuviera en la puerta. Pero no le había dicho que se retrasarían tanto. Pero sí que tendrían compañía. Ya habían pasado 45 minutos desde que llegó y aquel coche negro de cristales teñidos seguía parado en la esquina de la calle. Una cosa era ser llamativo, y otra cosa era ser un puto pingüino en el desierto. Solo les faltaba un cartel que pusiera "Hola, somos mafiosos y vamos a espiar a alguien importante". Imbéciles.
-¡Anda!¡Me ha tocado la lotería!.- Una voz a su lado lo sacó de sus pensamientos.
Al girarse vio a un chico vivaz, de no más de 20 años, con ojos como platos repletos de luz que lo miraban fijamente y una sonrisa de oreja a oreja. Su pelo negro bien peinado iba recogido en un moño al igual que el de Lu Bu con apenas unos mechones cayéndole por la cara. Vestía con una sudadera blanca bajo un chaleco acolchado sin mangas que parecía un salvavidas con el logo del periódico local y en sus manos una cámara de alta calidad estaba lista para captar hasta el más mínimo detalle. Si. Era uno de esos terribles y temidos paparatzi que había visto revolotear por toda la estación, pero este era diferente.
-¿Va a proporcionarme de nuevo la comida de una semana?-
-¿Qué quieres ahora Cheng Gong?- Lu Bu dio uno de sus característicos suspiros de resignación.
-Donde sea que vaya usted, señor mio, hay noticias. Y hoy va a ser una de las buenas.¿Y bien?-
-Solamente estoy esperando a alguien.-
-Que coincidencia, yo también. O, bueno, debería decir "nosotros".-Señaló con el pulgar a la ola de fotógrafos listos apostados a lo largo de las escaleras.
- Y, buenoooo. . . ¿Tienes algo que me puedas decir sobre la hija del señor Asgard?- Preguntó Cheng Gong con cara de cachorrito en busca de sobras.
Todo lo que recibió fue una bocanada de humo en la cara que le hizo toser. A Lu Bu ese chico le resultaba gracioso, se conocieron cuando lo salvó de unos traficantes a los que tenía que dar una paliza. Desde entonces habían colaborado parcialmente.Él le dejaba pistas de posibles noticias siempre y cuando él no rebelara su identidad, y el chico le daba acceso a nuevos clientes, aparte de usar su piso como escondite en algunas ocasione. Era útil, pero también increíblemente pesado cuando se lo proponía. En ese momento, un mensaje llegó a su teléfono: 12413. Cuando se hubo asegurado de que Cheng Gong y los de su calaña no estaban mirando, Apuntó el número en su libreta de forma clara y alzó la mirada hacía la entrada.
La masa de curiosos ya estaba apelotonada gritando preguntas e intentando colar las cámaras y los micrófonos entre la barrera de guardaespaldas que se movían a través de esa masa a base de empujones como si se defendieran de lobos salvajes. Lu Bu alzó la libreta con el código y los guardaespaldas apretaron el paso hacia su coche. La turba de periodistas siguió acosando con las preguntas incluso cuando ya se hallaban en el vehículo. Con todo aquel jaleo no había podido ver bien a su clienta. Pero eso no era lo que le preocupaba, sino que el coche que había estado aparcado hasta entonces en la esquina se había esfumado. Tendría que estar atento.
Arrancó el coche y condujo en dirección al hotel. Dos coches más donde se habían montado el resto de guardaespaldas los acompañaban, uno delante y otro detrás, lo típico. Los ojos de Lu Bu escrutaban los callejones y el trafico de ambos lados. El coche no aparecía por ningún lado. Junto a él solo había otros dos guardaespaldas para proteger a la clienta, y encima estaban en las ventanas. Por suerte el hotel no estaba demasiado lejos. Pero no podía distraerse. No podía. . .
-Le agradezco que aceptara el trabajo, mi hermano me ha dado muy buenas opiniones de usted.- Una voz dulce, tierna y cálida. un tipo de voz que hacía mucho no escuchaba.
-No necesita agradecerme. Solo hago mi trabajo.- Respondió con su habitual seriedad.
El transcurso hasta el hotel fue tranquilo. Por suerte la localización de la estancia no se había filtrado. Los guardaespaldas formaron un pasillo frente a la puerta del coche mientras Lu Bu salía por el otro lado del coche. Ahora empezaba su trabajo. Durante una semana hasta la firma del acuerdo estaría cuidando de esa chica. Entró al recibidor y se detuvo a observar el hotel. Era muy diferente a su hogar. Bordados y espejos brillantes, unas luces hermosas y detalles dorados. Una decoración típica de un cuento de hadas. La cosa olía niña mimada desde aquí.
-Si Liu Bei viera esto se estaría retorciendo en el suelo de envidia.-Lu Bu pensó para sus adentros.
-¿Lu Bu Housen?- Un guardaespaldas se acercó a él.
-El mismo. ¿Qué se le ofrece?-
-La señorita desea hablar con usted en su habitación. No haga nada extraño.-
Acto seguido el trajeado extendió la mano. Lu Bu entregó su pistola y la munición. Se notaba que no lo conocían. Si quisiera verla muerta, unos pocos gorilas con gafas de sol no iban a ser un obstáculo. Subió en el ascensor escoltado por dos de ellos. Ultima planta, la suite real. No se cortaban en gastos. el camino continuó hasta la gran puerta doble de madera con pomos de oro.
-Señorita, le hemos traído.- Un guarda llamó a la puerta.
-. . .-
-¿Señorita?-
-Perdón, pasad.- La voz del coche se escuchó a través de la puerta. Era dulce, como una melodía.
La puerta fue abierta y Lu Bu pasó dentro.
~0~
Un extraño sentimiento recorrió la espalda de la pelirroja. Era algo diferente al cansancio de hace unos días o de la incomodidad de la llegada a la estación. Era un sentimiento que había empezado al entrar al coche que los esperaba, pero era tan pequeño que no le había dado importancia. Pensó que sería por subir al coche de un extraño del que solo había oído rumores, eso debía ser ¿Verdad?. Pero había vuelto ese sentimiento y sabía muy bien lo que era. Miedo, terror, ganas de esconderse debajo de algún mueble, detrás de una cortina o en un armario, donde pudiera para que lo que fuera que estuviera al otro lado de la puerta no la viera. Era un miedo irracional, como cuando piensas que hay un monstruo observándote desde una esquina y que en cualquier momento va a saltar a por ti.
Randgriz tembló un poco mientras se levantaba de la silla. Trató de calmarse y parecer alegre. Por suerte o por desgracia, eso se le daba muy bien.
-¿Señorita?- Una voz cruzó la madera de la puerta.
-Perdón, pasad- Respondió con una voz tierna.
La puerta se abrió y uno de sus guardias cruzó la puerta para después abrirla del todo. La visión que presenció entonces le heló la sangre en las venas. Un hombre enorme, de hombros anchos y cuello grueso de puro músculo surcado por una cicatriz, una barba cubriéndole la mandíbula inferior y un pelo largo que le caía por su espalda. Pero lo que más resaltaba era su rostro, con otro corte vertical en un ojo derecho que al igual que el izquierdo destellaban fuerza y fiereza. Si tuviera que describirlo con una sola palabra, esa sería "salvaje". Aquel hombre parecía un depredador a punto de saltar sobre la garganta de algún pobre cervatillo. Solo esperaba que no fuera ella.
De repente, el imponente monstruo se inclinó haciendo una reverencia. Era un movimiento que le parecía anti-natural para un hombre con su aura.
-Es un placer conocerla. Mi nombre es Lu Bu Housen.- Su voz parecía el gruñido de un león amenazante, pero Randgriz notó respeto en ella.
-El placer es mio, me llamo Randgriz. Estaba intrigada por que tipo de persona sería el guardián que mi hermano había contratado- Randgriz trató de ocultar el temblor en su voz mientras veía al tal Lu Bu erguirse de nuevo.
-No necesita tenerme miedo, estoy aquí para protegerla. Y cuando tomo un trabajo, lo cumplo siempre.- Lu Bu declaró con una sonrisa. La vista de aquellos colmillos hizo a Randgriz retroceder un poco.
Tenía esa sensación extraña, la misma que había sentido varias veces antes. No había duda, era la misma sensación que tenía en aquel sueño, pero ahora era mucho más real. De todas formas, se mantuvo firme frente a aquel hombre que parecía poder ver su alma. Ya se había enfrentado a bestias en el pasado.
-Eso espero. Mañana por la noche necesitaré me acompañe. Iré a una pequeña informal después de la reunión con el equipo de mi padre.-
-Será un placer.- Lu Bu respondió seriamente.
Esto realmente iba a ser una experiencia diferente a todo lo que habían vivido hasta ahora.
~0~
Fin del capitulo 2. Lamento la tardanza, pero he estado algo ocupado con los exámenes.
También empezaré un pequeño proyecto aquí en wattpad de "Incorrect quotes" de los personajes de Shuumatsu.
Un saludo a todos.
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