21. Malas experiencias 😖
No he podido dejar de pensar en Bill y en el beso que nos dimos. Cada que cierro los ojos aún puedo sentir sus labios y su respiración sobre mi piel. Nunca me había sentido tan feliz con un beso.
Cuando él me trajo a casa, George no estaba; aunque me lo haya advertido y estemos muy molestos, no quisiera que algo le pasara. Montones de sensaciones y pensamientos pasan por mi mente hasta que lo escucho llegar por la madrugada; sin embargo, no quiero lidiar con él, así que me finjo dormida.
—¿Estás despierta?... ¿TN? —noto el alcohol en su voz—. TN, despierta. —Pone su mano en mi brazo para sacudirme.
—¿Qué pasa? —inquiero molesta.
—¿Me amas? Porque... siempre que te lo digo, no me respondes, sólo lo has dicho una vez y creo... creo que fue porque te sentiste obligada.
—Estás ebrio, George. Hay que hablarlo después.
—No, ahora.
—Siempre quieres que las cosas pasen aunque no sea el momento. Y cuando deben pasar, te haces a un lado.
—Eso no es cierto. Siempre respeto tus no. Pero hoy... hoy estoy muy harto de tu no.
Su mirada enojada me asusta y me levanto de la cama.
—Creo que mejor duermo en otro lado hoy.
—¿A dónde vas de madrugada?, ¿con Bill?... ¿Tuviste un buen día con él?
—¿Por qué metes a Bill en esto?
—No sé, a lo mejor me llegó un mensaje de que te encerraste con él en su camerino. Ah, y esta foto —señala en su teléfono, una fotografía de Bill y yo, tomados de la mano, afuera de su camerino.
—Siempre estoy con él, eso nunca fue un problema para ti. ¿Quién te mandó eso?... Fue Joe, ¿verdad? ¿Todavía no lo bloqueas?
—Eso no importa. Estamos hablando de otra cosa. —Él avanza hacia mí, decidido, yo doy pasos hacia atrás para distanciarme. —¡¿Por qué te alejas?!, ¿estás asustada de mí? Jamás te haría daño... Te amo. —Lo miro fijamente, alerta, guardando silencio. —Y una vez más no respondes... Mejor yo duermo en otro lado. —Sale de la habitación... y de la casa.
Me siento tan culpable, el beso de Bill significó más que un ensayo para mí. Es como si le hubiera sido infiel a George. Pero es que... no lo amo, aunque lo intenté.
...
Duermo muy mal el resto de la noche, y justo cuando empezaba a recuperar el sueño por la mañana, una llamada me despierta...
—Te mandé un link, revísalo. Corre, corre.
—Ya voy, Skarsgård. Qué feo que seas así.
—Te oyes cansada...
—No dormí... Ya estoy viendo tu mensaje. —Abro el vínculo que me lleva a un comunicado de prensa; lo leo, es de Kelly. —Bill...
—¿Lo estás leyendo?
—Sí. Voy a colgar, tengo que llamarla.
—Ya lo hice, pero me dijo que apagaría su teléfono hasta que esto se tranquilizara un poco. Su representante y su asistente están en su casa también. Dijo que te avisara para que no te preocuparas por ella.
—Está bien, gracias, Bill.
—Ya puedes volver a dormir, perdón por despertarte, no sabía que no habías dormido.
—No creo poder dormir ya.
—¿Desayunamos?
—Sí.
—Paso por ti en una hora.
...
Cuando estoy lista, espero a Bill cerca de la puerta; pero entonces, ésta se abre: George entra con una cara más demacrada que la mía, parece que tampoco pasó una buena noche. Me mira, pero no me dice nada, sólo busca su computadora en el sofá frente a mí.
—¿Estás bien? —le pregunto.
—Sí. —Toma su laptop y se dirige de nuevo a la puerta. Pero se detiene de repente y se gira para verme. —Voy a estar en el departamento que rento, por si te interesa. —Yo asiento apenada. Él me mira en silencio como analizando la situación. En lugar de avanzar a la puerta, se sienta a mi lado. —No podemos seguir así. Te extraño.
Toma mi mano, acercando su rostro al mío. Me da un beso en los labios, que recibo como una muñeca, porque ya no puedo corresponderlo más, mi corazón no se acelera siquiera... Su teléfono suena insistentemente, pero él no se separa de mí hasta que yo detengo el beso y le sonrío con tristeza, para que pueda atender la llamada; entonces George contesta su teléfono con reticencia.
—¿Qué pasa?... ¿De qué hablas?... No sé nada de eso, ni creo que ella lo sepa —dice mirándome a mí—... No puedes involucrarnos en esto. —Suspira desesperado—... ¿Por qué? ¡Eso no tiene que ver! Oye, ¿hola?... Maldito idiota.
—¿George?
—¿Qué sabes tú de un comunicado de Kelly?
—Lo leí en la mañana.
—¿Sabías lo que haría ella?
—Bill me dijo algo ayer. ¿Por qué?
—Joe asegura que no le hizo nada, que si tú no convences a Kelly de retractarse, va a destruir tu película y nuestras canciones.
—¡No puede hacer eso! ¿Ves? Alguien inocente no se pondría así.
—¡Lo sé! Por eso te dije desde el principio que no te metieras. Yo no crucé el maldito océano para esto, TN. ¿Te acuerdas cuando Bill y Nat te metieron en sus problemas?, ¿qué les dijiste?
—Que me dejaran en paz —recuerdo avergonzada al entender su punto—. Pero no es lo mismo, George. No podía dejar sola a Kelly.
—También lo sé, y te amo por eso, pero si no te hubieras involucrado...
—Si tú no te hubieras hecho amigo de ese patán...
—No es mi amigo. Pero ya no importa, ya estamos ahogados en esto. Ni siquiera he terminado las malditas canciones y ya están sentenciadas. Debería regresar a Londres de una vez.
Lo dejo desahogarse, aunque no estoy de acuerdo en todo, pues entiendo su frustración. Si ya piensa en volver a Inglaterra, seguro se ha dado cuenta de que no vale la pena seguir aquí por mí, y lo comprendo, incluso me siento aliviada de que lo considere. No he sido la mejor compañía que digamos. Él parece darse cuenta de lo que dijo y me mira apenado.
—TN...
Alguien llama a la puerta e interrumpe este momento incómodo.
—Debe ser Bill, vamos a ir a desayunar.
—Está bien, ve. Yo voy a... —suspira—. Ayer llegaron dos amigos de Londres, quería que los conocieras, pero... creo que llegaron en mal momento.
—Tal vez por la noche. ¿Está bien?
—Claro, no te preocupes. Ellos vienen a apoyarme con las canciones. Aunque ya no sé con qué fin.
—George...
—¡Ese maldito Joe! —Él camina hacia la puerta para abrirla. —Bill.
—Hola... qué sorpresa.
—Sí... —Voltea a verme. —Nos vemos en la noche, TN. —Yo asiento. —Adiós, Bill.
—Adiós, George.
Agarro mi suéter y mi mochila para ir con Bill, pero al entrar, él me mira preocupado.
—¿Todo bien? Se veía muy mal. Tampoco durmió, ¿verdad? Mmh... no es que sea de mi incumbencia, pero ¿por qué no durmieron?
—Skarsgård... —le reclamo con la mirada—. Ya sé qué insinúas, pero no fue por eso, ni siquiera pasó la noche aquí. Estuvo con sus amigos.
—No insinuaba nada —me explica al tiempo en que su expresión se relaja—, es que... bueno, pensé que... no importa. ¿Nos vamos?
...
Después de haber desayunado en un restaurante sencillo y bonito con jardines, vamos al estudio. Él estará ocupado la mayor parte del día con las grabaciones, y yo planeo pasar gran tiempo en fotografiar la producción. Si el estúpido de Joe cumple sus amenazas, al menos me quedaré con el recuerdo de que esto existió.
Bill se va a preparar para entrar al plató y yo me quedo entre las cámaras con Guillermo, que se ha quedado solo, pensativo. Al verlo así, me doy cuenta de la tensión que se respira entre todos los miembros del equipo.
—Soy el peor director del mundo, TN.
—Claro que no, ¿por qué lo dices?
—No me di cuenta de lo que estaba pasando en mis narices. Puse en riesgo a Kelly. —Casi olvidaba que el comunicado de Kelly podría causar muchos sentimientos en nuestros compañeros.
—No, no fue tu culpa —me aferro a su brazo para consolarlo—. Eres el mejor director.
—Yo mismo busqué a ese tipo para que se uniera al proyecto. Dije: si él se une, una de las más grandes cabezas de la industria, cualquiera dirá que sí. Qué pendejo soy. Perdóname, TN, por poner esa basura en la magia de tu historia.
Me recargo en su hombro, intentando contener mis lágrimas. Me entristece mucho verlo así.
—No te preocupes. Lo vamos a resolver —aseguro.
—Hay que sacarlo a patadas de aquí.
—Hoy llamó a George para amenazarnos. Le dijo que si yo no convencía a Kelly de que se retractara, haría todo para tirar la película y nuestras canciones.
—Está muy idiota si cree que lo vamos a dejar. No estuvimos trabajando 24/7 por nada. Vamos a terminar esta pinche película y va a ser la mejor en la carrera de todos, en especial la de Kelly.
Me encanta el discurso motivacional de Guillermo. Estoy segura de que animaría mucho a Kelly; no me queda más que agradecerle con una sonrisa. Luego de minutos, todos están en su lugar para filmar. Bill aparece en escena como el Autor, me encanta su cabello desordenado; desde el plató, me mira y me saluda con la mano. Su sonrisa me da optimismo a pesar de la caída que presiento; si caigo con Bill, al menos caeré con estilo...
Tardan más de lo normal en que la escena quede perfecta: primero olvidaron encender los micrófonos, luego, uno de los camarógrafos tropezó con sus propios cables, las luces apuntaron a otro lado, y los extras se equivocaron; Bill tuvo que decir sus líneas montones de veces por todas las repeticiones. Superados los problemas técnicos y los errores humanos, Bill se acerca a mí para sentarse a mi lado.
—Hola, corazón.
—Skarsgård.
—Creo que todos están muy tensos con el comunicado.
—Tal vez piensan que van a perder su trabajo. Y ya no saben ni por qué están siguiendo... al menos eso le pasó a George.
—Eso no va a pasar. Primero tiene que aplastarme para destruir tu sueño. Y yo no me voy a dejar.
—Sólo espero que ya los deje tranquilos a ti y a Kelly, tengan o no algo.
—Oye, entre Kelly y yo sólo hay amistad —me aclara mirándome fijamente a los ojos—. Me gustaría que te quede claro, para que en el futuro no intentes emparejarnos otra vez.
—Ok, me queda claro, señor —le respondo como un soldado para disminuir su seriedad, aunque aún hace ruido en mi mente el que él haya tenido intimidad con ella—. Lo sé, Bill —acepto. Él me toma de la mano y la besa... Con cada mirada que me da, me convenzo cada vez más de que lo que dijo sobre no sentir nada por mí ha cambiado o que me mintió aquella vez; y que el beso de ayer también significó algo para él. Me abraza, recargando su cabeza en la mía.
—¡Ah, eres tan adorable! —exclama de repente mientras me estruja con cariño.
—¡Tú también eres adorable! —río de su repentino comportamiento.
Bill no deja de rodearme y me acomoda entre sus brazos. Me recargo en su pecho: el mundo es más bonito desde ahí; pero después noto cómo nos ven varios del crew: algunos sonríen, otros se sorprenden. Parece que a Bill no le importa, porque comienza a acariciar mi brazo y me da un beso en la frente. Es tan dulce.
De repente, el bullicio del ir y venir de las personas se detiene; en su lugar, veo caras consternadas y congeladas. Me separo un poco de Bill para ver qué pasa, pero incluso en su expresión hay mucho enojo; sin embargo, aun así no quiere soltarme, de hecho me abraza más fuerte. Giro el cuello para ver a nuestro alrededor y ahí está...
—¿Por qué se detienen? Sigan. Ya sé lo que se dice, pero nada de eso es verdad. Yo no lastimé a Kelly ni a nadie de ninguna forma. —Joe avanza para estar más cerca del plató como si quisiera que todos lo podamos ver. —Ella está confundida, loca, quiere fama o todas las cosas al mismo tiempo —dice con una sonrisa que me dan ganas de romperle—. Así que dejen de pensar lo peor y pónganse a trabajar. Vamos a resolver esto de la mejor manera. Seguro que Kelly recapacitará y dirá la verdad —dice al mismo tiempo que sus ojos se posan en mí—. Continúen. —Él camina entre las miradas de todos, pero cuando pasa al lado de Bill y mío, levanta una ceja. —Con razón George está tan deprimido. Su noviecita ya no lo quiere y su trabajo está por irse a la mierda —nos dice en voz baja. Bill cierra el puño, que yo sostengo entre mis manos para tranquilizarlo.
Vemos a Joe alejarse, Guillermo lo mira molesto y apenas escuchamos lo que se dicen. El productor se va a su oficina, mientras el director sacude la cabeza negando, harto. Me hierve la sangre que ese tipo sólo haya venido a decir que Kelly está loca y a seguir con sus amenazas. Me levanto de mi lugar, pero Bill no suelta mi mano.
—¿A dónde vas?
—A decirle sus verdades.
—Voy contigo.
Dejo que Bill camine conmigo hasta la entrada de la oficina de Joe, pero lo detengo al verle la intención de acompañarme adentro.
—¿Qué? No te voy a dejar entrar sola ahí.
—No quiero que sus amenazas te incluyan más. Quédate aquí, si algo va mal, te grito. Lo prometo.
—Está bien, aquí voy a estar. Grita.
Yo asiento y él me da un beso en la mejilla. Entro a la oficina sin tocar, dejando la puerta abierta.
—¡¿Qué te pasa?! ¿Cuál es tu problema?
—¡Tú eres mi problema! Vas destruyendo todo lo que tocas. A Kelly, la producción, a Guillermo, a George, a Bill. Todo lo que me importa desde que llegué aquí.
—Yo no hice nada. En cambio tú... jugar con los sentimientos de George. Qué cruel. El pobre se muere por ti y tú no te despegas de Skarsgård. Eso es ser malvada, yo no, yo sólo hago lo que tengo que hacer para que las cosas se den. —Sus palabras me dan en un punto que no quería ni pensar, pero intento no darles importancia.
—Si eso crees de mí, qué mal; pero no vine a hablar de eso. Quiero que te vayas y nos dejes tranquilos.
Él se levanta de su silla, cierra la puerta y se para frente a mí.
—¿No estás tranquila? Esa es tu conciencia, princesa. Yo no. Mira, lo que tuve con Kelly... ella siempre lo quiso, siempre me provocaba con sus coqueteos. Y ese día, dijo que no. Después de darse a Skarsgård, a mí me dice que no, ¡a mí!... ¡Ah, sí! Porque él es igual que ella, de seguro te está convenciendo de que te quiere, pero en cuanto le digas que sí, te va a botar. Aquí todos son peores que yo.
—No somos como tú.
—No, ya sé. Yo soy mejor. Ustedes se creen virtuosos, pero yo sólo... soy. Por ejemplo, Guillermo: es listo, creativo, pero si por él fuera no terminaría ningún proyecto, necesita alguien que lo esté apurando. Pero siempre va: «mírenme, soy un artista, un genio». Cuando yo soy el genio. Yo le dije que tu historia era viable en el mercado; sin mí, él no lo habría podido lograr, yo le di forma; deberías estarme agradecida.
—Que seas un buen productor no significa que tengas derecho a tratarnos como se te dé la gana. Kelly no te debía nada, todo lo hizo con su talento, y aunque tú le hubieras ayudado, eso no la obliga a hacer lo que quieras.
—TN, el mundo es complicado. Yo ayudo a los demás, para que ellos me ayuden. ¿Por qué si no, cuál sería el punto? ¿Ayudar porque sí? No. Entonces, tú me debes algo. Si no convences a Kelly, me voy en tu contra.
—No te voy a ayudar.
—Ya sé, pero si te digo que me voy en contra de Guillermo, de George, de Kelly obviamente,... de Bill. Ah... tu carita, eso ya no te gustó. ¿Sabías que estoy en la pre-producción de una película que Jane está escribiendo? Qué feo sería que la corrieran. ¿O sabías que Miguel quiere dirigir? Sí, ese enclenque está harto de ser el segundo en todo. Si le doy la oportunidad, su vida cambiaría y se iluminaría. Ese es mi súper poder, no hago películas, muevo los hilos de muchos sueños... como el tuyo.
Me siento atrapada por sus palabras, nos tiene tan analizados a todos y está tan sumergido en este mundo que yo apenas conozco. No sé qué pensaba lograr. Necesito idear cómo voy a desenmarañar todo esto... De repente siento el empujón contra la pared; él se abalanza sobre mí, tomándome por el cuello. Su agarre me impide gritar, el aire apenas circula, ¡no puedo llamar a Bill aunque lo intento!
—¿Qué? No te entiendo. No importa. Convences a Kelly y todo a la normalidad. O si no, las repercusiones van a ser peor de lo que crees.
Sigo intentando llamar a Bill mientras busco separar las manos de Joe de mi cuello. Muevo mis piernas para patearlo, pero él me lo impide con las suyas; lo golpeo en la cara, pero mis golpes se hacen débiles y él no se detiene.
—No te estoy apretando fuerte, sólo me gusta el ruido de tu garganta.
En un intento más, le jalo el cabello tan fuerte como puedo, para que me suelte; logro desequilibrarlo, y mi pierna se libera de las suyas, entonces lo pateo a él y a la pared para hacer ruido. Mi lucha lo molesta más...
—¡TN! —alcanzo a escuchar a Bill. El apriete en mi garganta se afloja, y aprovecho el titubeo de Joe para pegarle en la nariz con la palma de mi mano hacia arriba. Él termina por soltarme, dejándome caer al piso al mismo tiempo que él retrocede, con las manos en su nariz llena de sangre. Bill corre hacia mí, me levanta con cuidado para alejarme de Joe; me toma por los hombros para verme, yo tengo las manos en mi cuello, apenas puedo hablar. Respiro con dificultad.
—¡Estás loca! ¡Igual que Kelly! —me grita dando un paso hacia mí; pero no avanza más, pues Bill se acerca a él, furioso, y le da un puñetazo en la quijada antes de azotarlo contra la pared.
—¡Si la vuelves a tocar, te mato! Ni ella ni Kelly están solas.
Respiro profundamente, y un mareo súbito me nubla todo... cuando estoy a punto de caer, Bill me detiene y me carga fuera de aquí.
...
Veo sombras, escucho gente, luces, mi nombre... Despierto con las luces blancas, y la voz de Bill, que tiene mi mano entre las suyas.
—¡Hola, corazón!
—Bill... ¿dónde estamos?
—Con el equipo médico del estudio.
Lo miro confundida, siento que algo me estorba en la cara.
—No te la quites todavía. Es oxígeno. —Él besa mi muñeca. Los ojos se me cierran. De repente comienzo a recordar por qué estoy aquí.
—Bill, ¿qué pasó?
—Se llevaron a Joe, van a comparar sus muestras con las de Kelly. Y también lo van a acusar por atacarte a ti. Todo va a estar bien, no te preocupes. —Acaricia mi cabeza y me da un beso en la frente.
—¿Ya nos podemos ir?
—En unas horas, cuando digan que estás bien.
—Tuve suerte, ¿verdad?
—Le rompiste la nariz.
—¿En serio?
—¡Sí! —me responde con una expresión orgullosa—. Hubo un punto donde no sabía a quién ayudar. —Los dos sonreímos. —De todas formas, te voy a enseñar defensa personal para que nadie te lastime, ni siquiera yo.
—Bill, no le digas a George.
—¿Por qué no?
—No lo quiero involucrar más en mi vida. —Bill asiente a mi petición, y aprieta mi mano con cariño.
...
Por la noche, los médicos del estudio me dejan ir con algunas recomendaciones. Afortunadamente, el bruto de Joe decía algo de verdad esta vez: su apriete no fue lo suficientemente fuerte como para causarme graves daños, de cualquier forma tendré que estar pendiente de que no haya complicaciones.
Bill me lleva a casa. Se preocupa por que nada me lastime o me incomode. En el camino, intenta entretenerme, contándome de una vieja película que vio y de libros que le leían de niño.
—¿Tienes hambre?
—Quiero sushi —mi voz se escucha ronca y baja.
—Ya sabes que no puedes. Dieta blanda hasta que ya no te duela.
—Lo sé. ¿Yogurt?
—Todo el que quieras, de todos los sabores.
Bill nota que acaricio mi cuello y se orilla para detenerse.
—¿Te sientes peor?
—No, sólo mal —le sonrío. Su compañía me hace sentir mejor. Me acaricia la mejilla y el cuello. Me abraza, hundiendo su cara entre mis cabellos. Siento sus labios en mi mandíbula. —Bill... —Él se separa para verme a los ojos; me rompe ver su angustia. —¿Qué tienes? —le pregunto con mi mano en su mejilla; sus ojos se enrojecen y cristalizan—. ¿Bill?
—Perdóname.
—¿Por qué?
—Por dejar que esto te pasara. —Acaricia mi cuello con las puntas de sus dedos, con miedo a lastimarme. —Si hubiera entrado antes... Estaba de idiota esperando tu grito y no podías darlo.
—No fue tu culpa. No digas eso.
—Entré cuando escuché tus golpes en la pared.
Lo abrazo y le beso la mejilla varias veces. Le acaricio el cabello.
—Gracias por sacarme de ahí y cuidarme.
Él me ve a los ojos, acaricia mi cara con sus pulgares.
—No sabes lo importante que eres para mí —me dice con un tono dulce. Me hace sonreír escucharlo y el corazón me late deprisa—. Vamos por ese yogurt. Tienes que comer.
...
Bill se detiene frente a mi casa. Pero antes de salir del auto, recuerdo a George.
—Bill, espera. —Lo jalo de la ropa para que no abra la puerta.
—¿Qué pasa?
—Necesito algo para esto —le señalo mi cuello.
—Debe haber algo por aquí, entre todo esto... —Busca en el asiento trasero hasta encontrar una bufanda que usa cuando quiere pasar desapercibido. —Toma. —Me la pone en el cuello delicadamente.
—No me vas a romper, Bill.
—No me voy a arriesgar.
Salimos del auto; él insiste en cargar mis cosas, además de todos los sabores de yogurt y jugo que compró para mí.
—Eres un exagerado, Skarsgård.
—Soy de lo peor. —Caminamos hacia la casa, pero escuchamos risas y voces dentro. —Creo que tienes invitados.
Al abrir, nos encontramos con George y sus amigos, a los cuales había olvidado.
—¡TN!, ya llegaste. —George se levanta y avanza hacia mí. —Y trajiste a Bill... Hola, Bill. Bueno, les voy a presentar a Harry y Tom, mis amigos de años. Harry, Tom, ella es TN, mi preciosa novia, y él es Bill, amigo, actor.
Luego de saber sus nombres, los saludamos. Harry es un moreno no tan alto de ojos verdes, si tuviera lentes, seguro George lo presentaría como su amigo «Pottah»; y Tom es un castaño más alto que George, que prácticamente lleva escrito «británico» en todo lo que hace, es demasiado fancy y amable, mientras que Potter se ríe de todo, como George.
—¿Cómo estuvo tu día, cielo? —George parece haber olvidado que estamos molestos y vuelve a ponerme motes cariñosos. Bill lo ve extrañado al igual que yo.
—Bien —miento.
—George nos ha hablado mucho de ti desde que te conoció. Es como conocer a una leyenda urbana —me dice Harry.
—Es la primera vez que lo veo tan prendado a una persona, aun considerando que él es muy... —explica Tom.
—Sí bueno, nadie les preguntó —lo interrumpe George incómodo.
—Oye, ¿tú no eres Pennywise? —pregunta Harry entusiasmado. Veo a Bill que asiente con una sonrisa. —Me encantó esa película. ¿Puedes hablar como él?
—Ok, a ver. —Bill se aclara la voz y dice—: ¿No te parezco real, Billy? Fui lo suficientemente real para Georgie.
—¡Ja! Qué genial. —Le da un codazo a George. —Tú eres Georgie y él es Pennywise. Cuidado, no te vaya a arrancar un brazo.
—No, jamás le haría eso. De eso vive, ya no podría tocar la guitarra.
—Ni abrazar a mi novia.
—Podrías si te arranco sólo uno, pero si te arranco los dos...
—Ok, qué graciosos. Pennywise y Georgie. Mmh, bueno. Hay que guardar esto en la cocina, Bill.
George sonríe, pero sé que no le gustó nada la broma de Bill. En cambio, a sus amigos sí pareció darles risa. Me llevo a Bill al refrigerador para guardar lo que trajimos.
—¿Qué fue eso, Bill?
—Nada, una broma. ¿Me pasé? —pregunta en voz baja mientras guardamos todo juntos—. Toma éste, tu favorito, cookies & cream. Deberías ir a descansar... —sugiere cuando me toco la frente; me duele la cabeza, debe ser tanto estrés. Él acaricia las puntas de mi cabello y me sonríe. —Mañana vengo a verte. —Yo asiento antes de que regresemos a la sala. Ojalá no tuviera que irse.
—Bueno, chicos. Yo tengo que irme a descansar, fue un día muy pesado.
—Y yo, ya me voy —agrega, Bill.
—¿Tú también estás cansado?, ¿por qué no te quedas otro rato y nos cuentas más de tus películas? Tenemos cerveza.
Bill me mira como pidiendo mi opinión, yo me encojo de hombros con una sonrisa para responderle que es su decisión.
—¿Está bien si me quedo, George?
—Tu público te pide —se resigna—. Sírvanle una cerveza. Ahora regreso. —Él pone su mano sobre mi espalda y me acompaña hasta la recámara. Alcanzo a notar que Bill nos mira alejarnos.
—¿Estás bien, hermosa?
—Sí, ¿por qué? —le contesto desde el baño donde me cambio la ropa y me lavo para dormir.
—Suenas diferente. ¿Te vas a enfermar?
—Creo que me estoy enfermando de la garganta. —Salgo aún con la bufanda puesta.
—¿Por eso no te quitas esa cosa?
—Sí. —Me siento sobre la cama con las piernas cruzadas bajo de mí.
—¿Tuviste tiempo de pensar sobre lo nuestro?
—La verdad no. Fue un día... muy agitado y difícil.
Él pone su mano sobre mi rodilla y me acaricia la pierna, al tiempo en que se acerca más a mí para besarme en los labios. Siento su mano en mi espalda, tras mi cintura; su peso frente a mí hace que me recueste en la cama. Se acomoda encima de mí sin dejar de besarme, pero yo giro mi cara, realmente no quiero hacer esto.
—George...
—Hermosa. —Me besa el oído y se acerca peligrosamente a mi cuello.
—No quiero, George.
—Sólo son besos, TN.
—Estoy muy cansada, de verdad. Por favor. —Él debe notar el agobio en mi voz y en mi cara, porque asiente sin más objeción.
—Está bien, descansa. —Me da un beso más en los labios antes de salir de la habitación; yo paso el dorso de mi mano sobre mi boca para limpiarme.
Al cerrar los ojos, revivo el momento con Joe y mis lágrimas salen; si Bill no hubiera entrado... Afortunadamente, desde mi cama, puedo escuchar las voces y las risas de los cuatro en la sala; me concentro en sus ruidos para evitar los que hay en mi cabeza. Pongo toda mi atención en la voz de Bill, e imagino que está a mi lado, sólo así logro quedarme dormida.
*****
Capítulo en miércoles porque vacaciones 😗
Por cierto, las amo mucho 🥺💜 Me anima ver sus estrellitas y que comentan cuánto les gusta la historia *momento sentimental*.
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