Curación llevó a Marshall por las calles de la Fortaleza Central. Marshall notó que muchos eran Satiros, Ninfas, Driadas e incluso algunos híbridos. Caminaban y actuaban como les daba la gana. Respetando siempre la libertad del otro. Los encarios y encarias recorrían corriendo o volando el sitio, vigilando que se cumpla la ley. Pero todos hacían lo mismo: Volteaban y saludaban con una sonrisa. 

Marshall: ¿Por qué me saludan?

Curación: Porque... bueno. Si te digo eso ahora no tendría gracia. Mejor entremos a mi restaurante. 

Curación había dicho restaurante. Pero por dentro parecía má una mansión de comidas. El sitio  era imposiblemente grande. Tirando a lo absurdo. Marshall ni notaba las paredes.

Marshall: Wau.....

Curacion: Lo se. Demasiado grande.  Pero los sin trabajo pueden venir a comer aquí. Generalmente son híbridos, pero también son ninfas y satiros. 

Marshall: Tengo hambre. ¿Tienes croquetas?

Curacion: No amiguito. Hoy comerás bien. El entrenamiento exige mucha energía. Venga, yo cocino. 

Marshall había comido como perro. Seguro porque era un perro dalmata. Curación sólo pidió algo: da gracias antes de comerte la comida. 

Y eso hacía. Daba gracias y comía. Según las opiniones de Curación, todo es especial si se hace y se recibe con gracia.