La noche estaba tranquila y agradable. Una brisa fresca soplaba por todo el lugar, acariciando los altos árboles del bosque y las verdes briznas de hierba.

La estepa cercana al bosque estaba siendo bendecida también por las maravillas de la noche, por la brisa y los cánticos de los búhos. Por los aullidos de los lobos y el brillo de las luciérnagas.

Pero las verdaderas protagonistas de la noche eran las mismísimas Estrellas, que bañaban toda la tierra de Moskova con su luz, tan antigua como el tiempo, inmaculada y etérea.

Un clan Kozzakhi se hallaba acampando en la amplia estepa del Timur, en un prado cercano al bosque y al río.

—¡Niños, vengan aquí! ¡Ahora mismo! ¡Es la hora de dormir!— dijo el Atamán(*), explorando con sus ojos entre las carretas estacionadas y mostrando una expresión seria en su rostro.

—Oww, ¿ya es tan tarde?— un  castaño niño respondió en un tono triste, dejando su pequeña espada en el suelo y mirando a su padre con sus ojos verdes entre cerrados.

—¡Pero no estamos cansados ​​todavía! ¡Queremos seguir jugando!— protestó una niña, parada de manos, con su cabello rojo cubriendo su rostro ocre.

—Ambos deben irse a dormir si quieren sentirse bien mañana. Sin embargo, si aún no están cansados, por favor, vengan a la fogata— respondió el jefe del clan posando su mano sobre la espada que llevaba colgando.

Los ojos del chico se abrieron de par en par al igual que su sonrisa. La niña se separó el cabello de los ojos, acomodó su velo y se sentó en el suelo. Los rostros de ambos niños se iluminaron de alegría.

—¡¡Sí!!, ¡¡es la hora de los cuentos!!— Ambos exclamaron felices, acercándose al cálido y rojo fuego que estaba encendido en el centro del campamento y sentándose en un gran tronco. Alrededor de la fogata, los ancianos y el jefe de la tribu estaban sentados junto a familias conformadas por niños y sus padres.

El Atamán agarró un antiguo libro de tapas rojas, lo abrió y se acercó a las llamas ardientes diciendo:

—Ahora es el momento de las canciones de cuna y los cuentos de hadas, presten atención a las historias que escucharán, porque éstas guardan secretos y sueños de hace tiempos remotos...empecemos con una canción de cuna, porque parece que ninguno de ustedes se quiere ir a dormir esta noche...

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(*)Atamán: Título político y militar usado por los comandantes cosacos de mayor rango. También fue usado para designar al segundo rango militar más alto en Reino de Polonia y el Ducado de Lituania (siglos XVI a XVIII).