Capítulo 10: Un Secreto Descubierto
Al despertarme lo primero en lo que me fijo es que no estoy sola en la cama, sino que Derek está a mi lado. No me gusta compartir cama, es más, es algo que odio, el no poder despertarme y estirarme hasta ocupar la cama entera me da mucha rabia.
Al ponerme de pie me fijo en que solo llevo unas bragas y una camiseta que, claramente, no es mía. Abro el armario, intentando hacer el menor ruido posible, y cojo algo de ropa cómoda. Cuando la tengo me meto en el baño para cambiarme.
Al volver a mi habitación Derek ya se ha levantado, y está sentado sobre la cama poniéndose los pantalones. Le tiendo la camiseta que me acabo de quitar y cuando la coge me dedica una sonrisa agradecida.
Si me hubieran dicho ayer por la tarde que esa noche me acostaría con Derek, le hubiera tachado de loco. Pero así es la vida, puedes tener unos planes preparados o pensados desde hace días y el destino puede cambiarlos en tan sólo segundos.
-Será mejor que te vayas antes de que Erik se levante -le digo a Derek cuando termina de vestirse.
-Sí, mejor -concuerda él recogiendo su móvil de encima del escritorio.
Salimos de la habitación y vamos hacia la entrada. Cuando abro la puerta para que Derek pueda salir me encuentro con que al otro lado de la puerta está Aike, con cara de pocos amigos, la cual se intensifica al ver a Derek a mi lado.
-¿Q-qué haces aquí? -pregunto tartamudeando por la sorpresa.
-Venía a verte, pero veo que ya tienes compañía -contesta mirando fijamente a Derek con una mirada de furia. Éste último se encoje un poco al ser el objetivo de la mirada de Aike.
-Yo ya me iba -dice Derek muy apresuradamente, como si ya no quisiera seguir aquí.
-Mejor -contesta Aike asesinándolo con la mirada.
Derek sale de mi casa rápidamente, como si tuviera miedo de que Aike fuera tras él. Ambos lo vemos alejarse. Mi expresión perpleja contrasta bastante con la expresión de furia de Aike. Cuando Derek desaparece de nuestro campo de visión siento como una ola de ira me recorre el cuerpo. Así que me giro hacia Aike, el cual me está mirando como si no supiera quien soy.
-¡¿Qué te crees que haces?¡ -le grito bastante cabreada, ya me da igual despertar a Erik.
-¿Te has acostado con él? -pregunta bastante calmado en comparación conmigo. Que eso sea lo primero que me pregunta hace que mi enfado aumente.
-¿Y a ti que te importa? -le rebato.
-¿Te has acostado con él o no? -vuelve a cuestionar con algo menos de calma.
-No te tengo porque contar nada-me mantengo firme en mi respuesta, pues él no tiene porqué saber lo que hago o dejo de hacer con mi vida.
-Ósea que te has acostado con él-deduce, que lo haya averiguado tan rápido no hace más que aumentar mi enfado.
-Yo no he dicho eso -digo cruzándome de brazos.
-Pero se nota en tu tono de voz -me rebate igual de serio que yo.
-¡¿Y qué sabrás tú de mi tono de voz?¡ -espetó furiosa, me he quedado sin argumentos buenos.
-¡Porque te conozco!, o eso creía, no te veía capaz de acostarte con alguien así -. Responde más enfadado que antes.
Me quedo reflexionando sobre su respuesta, en mi cabeza da vueltas lo primero que ha dicho, me conoce. Eso quiere decir que me ha prestado atención, que le importo, ese simple pensamiento hace que una sensación extraña, la cual no he experimentado nunca, me recorra desde las puntas de los dedos de los pies hasta el último pelo de la cabeza.
Y, sin embargo, ese sentimiento queda camuflado por la rabia al centrarme en lo que ha dicho después.
-¡¿Con alguien así?¡ ¡¿Con alguien cómo?! -le grito furiosa, no entiendo que le importa a él lo que haga o deje de hacer.
-¡Con alguien que solo quería acostarse contigo por una apuesta!
Me quedo congelada en el sitio, esperaba que dijera cualquier cosa menos esa. Pienso que es una broma, pero cuando veo su cara y la furia a que sus ojos trasmiten toda duda se disipa y sé que dice la verdad, lo que me lleva a preguntarme cómo es que él sabe eso, pues la única vez que hablaron fue el día del restaurante.
-¿Y tú como sabes eso? -le pregunto perdida.
-Tengo mis contactos-responde, y por su expresión sé que no va a dar más información.
-Genial, pero sigo sin entender que te importa a ti todo esto -insisto, la verdad saber que me he acostado con alguien el cual solo me quería para una apuesta me jode mucho, sin embargo, no entiendo que le importa lo que haga o deje de hacer con mi vida a Aike.
-¿Eso es lo primero que vas a preguntar? ¿Lo demás no te importa? -me dice cabreado, la verdad es que parece que sí le importa, pero no entiendo el porqué.
-¡Claro que me importa! -contesta furioso, y es lo que me falta para perder la poca paciencia que me quedaba-¡Pero no lo tengo porque hablar contigo! ¡Te conozco desde hace apenas un mes! ¡Y ya te crees con el derecho de montarme una escena de celos y de venir a reclamarme con quien me acuesto! ¡No sé qué pasará por tu cabeza para creer que tienes ese derecho!
En cuanto termino de decirlo me arrepiento bastante, la expresión de Aike parece dolida, y eso hace que el muro que acababa de construir se derrumbe un poco. No sé qué pasa que siempre termino explotando con la gente que no tiene la culpa, por ejemplo, nunca he tenido el valor de plantarle cara a Daniel, en cambio con Aike me ha salido solo.
-L-lo sien...-intento disculparme por lo que he dicho, pero Aike me interrumpe.
-¿Quieres saber lo que me pasa por la cabeza? -pregunta bastante calmado en comparación con su expresión -. Lo que me pasa por la cabeza es que en cuanto te miro todo pensamiento racional desaparece de mi mente, y solo puedo pensar en que tengo delante a la chica más especial que he visto en la vida. Por eso me importa, porque no quiero que te hagan daño, no quiero que sufras. Y sé que nos conocemos desde hace poco, pero desde el primer día que te vi supe que ibas a dejar una gran marca en mi vida, porque no eres de las personas que llegan y se van como si nada, sin dejar marca, no, eres todo lo contrario, cuando te vas de la vida de alguien dejas una herida abierta, la cual dejará una cicatriz. ¿Por qué crees si no que tu ex sigue buscándote?
Me quedo plantada donde estoy, no sé muy bien si es porque alguien haya dicho tantas cosas buenas y bonitas de mí o si es porque ese alguien ha sido Aike.
-¿Y sabes por qué pienso todo eso? -continua como si lo que acaba de decir no hubiera afectado a cada terminación nerviosa de mi cuerpo-¡Porque me gustas!, me gustas tanto que no sé cómo ocultarlo. Me llevas gustando desde que te chocaste conmigo, por eso fui a tu festival, porque tenía ganas de volver a verte, por eso te compré un libro, por eso monte una escena de celos el otro día -se acerca a mí y me sujeta las mejillas con ambas manos, mi cuerpo se tensa inmediatamente-. Me gustas tanto que afectas cada puto centímetro de mi cuerpo.
En cuanto dice eso último junta nuestros labios en un beso corto pero intenso, tan corto que no me da tiempo a reaccionar antes de que se separe. Me he quedado helada, toda mi cabeza da vueltas, no termina de procesar todo lo que acaba de pasar.
-Pero supongo que no tengo el derecho de meterme en tu vida, aunque tú te hayas metido en la mía tanto que no sé cómo sacarte -termina su discurso y me mira de una forma que no logro descifrar.
Después de eso se da la vuelta y no me da tiempo a decirle que él a mí también me afecta, que también se ha metido tanto en mi vida que no hay un día que no piense en él, que mientras me acostaba con Derek veía su cara, su pelo castaño tan claro, sus ojos azules, los mismos ojos azules que veo todos los días antes de cerrar los ojos.
No me da tiempo a decirle nada, porque cuando reacciono su coche ya ha desaparecido calle abajo, y no sé cuándo lo volveré a ver, o si quiera si lo volveré a ver.
***
Llevo toda la tarde encerrada en mi cuarto, no he salido ni para comer, y la verdad es que el estómago me ruge, pero no tengo fuerzas para levantarme de la cama. Erik ha venido unas cuantas veces para intentar hablar conmigo, aunque yo lo he ignorado categóricamente. Creo que ya puedo entender cuando Erik se encerraba en su cuarto.
La empatía ante todo.
No saco de mi cabeza las palabras de Aike, el beso, sus manos en mis mejillas, la forma dolida en la que me ha mirado al decirle todo lo que le dije, la tristeza en sus ojos al marcharse, su coche desaparecer calle abajo sin un viaje de vuelta asegurado.
Sin embargo, lo que más me ha dejado huella ha sido su forma de decirme que le gusto, nadie me lo había dicho antes. Ni siquiera Daniel, él solo me preguntó si quería ser su novia, pero nunca declaró sus sentimientos. Así que Aike es el primero en hacerlo.
No entiendo cómo dos simples palabras me pueden haber hecho sentir tantas cosas. Desde la emoción, por saber que alguien siente algo por mí, hasta la tristeza, por no haberle dicho que él a mí también me gusta. Pensar que tenía la oportunidad perfecta y no haberla usado me hace sentir estúpida.
También pienso en lo que ha dicho al principio, que dejo marca en la vida de la gente. Yo no lo veo así, más bien al contrario, no creo que yo le importe lo suficiente a nadie como para dejarle una marca en la vida.
De repente se oyen unos golpes en la puerta que interrumpen el hilo de pensamientos que me tenía ocupada. No respondo, probablemente sea Erik que viene a decirme que tengo que comer algo. La puerta está abierta, si es muy importante entrarán. Y así es, la puerta se abre y quien quiera que esté al otro lado entra en la habitación.
Cuando levanto la vista para ver quién ha entrado, me encuentro con la última persona que quería ver en este momento.
Derek está de pie al lado de la puerta, con los manos en los bolsillos y una mueca de incomodidad. Me incorporo tan rápido que me mareo, por lo que tengo que cerrar los ojos un momento, también aprovecho ese momento para tomar conciencia de que sea como sea que termine esta conversación no creo que termine muy bien.
Me levanto de la cama sin preocuparme mucho por mi aspecto, de echo quiero que lo vea, para que vea lo que ha causado. Puede que a lo mejor le esté echando la culpa a Derek, pero estoy demasiado enfadada y decepcionada como para pensar con claridad.
-¿Qué quieres? -pregunto enfadada.
-Venía a pedirte perdón -contesta, y parece decepcionado, pero no sé hasta qué punto es verdad.
Las personas tenemos una capacidad increíble para fingir o mentir. Algunos mienten para conseguir algo, o simplemente por gusto, en cambio muchas personas utilizan las mentiras para ocultarse o camuflarse.
-¿Sobre qué? -me hago la tonta, porque quiero que él mismo me lo diga.
-¿No lo sabes? -pregunta, parece confundido-¿No te lo ha dicho Arik?
-Aike -lo corrijo.
-Como sea -dice de mala gana, cosa que hace que me hierva la sangre -entonces, ¿no lo sabes?
Claro que lo sé, pero no quiero decírselo, quiero que él mismo tenga la suficiente valentía como para decirlo.
-¿Qué se supones que es lo que tengo que saber? -pregunto.
-No, nada, solo venía a ver cómo estás -contesta con una sonrisa forzada.
-Entonces, ¿por qué me tenías que pedir perdón? -cuestiono, aunque lo sé perfectamente.
-¿Quién ha dicho eso? -responde haciéndose el tonto.
Genial, aparte de gilipollas también tiene amnesia.
-¿Te crees que soy tonta, o algo? -le digo cabreada.
-Yo no he dicho eso-se defiende. Como si no supiera perfectamente lo que ha hecho.
-¡Eres un cabrón! -le grito, me da igual que Erik me oiga.
-¡¿Y eso por qué?!-dice igual de cabreado-¡¿Por qué a ti te da la gana?!
Estás jugando con fuego, amigo.
-¡Que yo sepa no he sido yo la que se ha acostado con alguien por una apuesta! -cuando lo digo en alto me doy cuenta de que es en lo último que he pensado en todo este tiempo, y que de ahí ha surgido todo el problema.
Derek se queda donde está, y el color desaparece de su cara.
-¿N-no has dicho que no lo sabías? -pregunta nervioso.
-Así que es verdad, ¿no? -confirmo mis sospechas.
-¡No, claro que no! -dice muy rápidamente.
Demasiado, diría yo.
-No te atrevas a mentirme -le digo muy lentamente, a modo de advertencia.
-No te estoy mien...
-¡Que no me mientas! -le interrumpo. Derek se encoje un poco.
-¡Vale!, es verdad, pero no solo lo hice por eso -admite un poco resentido.
-¿Ah, no? -pregunto retándolo.
-No -asegura, sin embargo, se nota mucho que está mintiendo.
-Entonces, ¿por qué lo hiciste? -pregunto. Tengo curiosidad por saber que excusa inventa.
-Yo...eh...-empieza, pero no puede acabar porque Erik entra en la habitación.
-¿Qué pasa aquí? -interrumpe a Derek. Parece preocupado.
-Nada-miente Derek de nuevo -sólo venía a saludar a Daira, pero yo ya me iba.
Hijo de su grandísima...
Erik me mira preguntándome con los ojos si lo que dice es cierto, voy a negar con la cabeza y decirle que es mentira, sin embargo, cuando lo pienso mejor me doy cuenta de que así no vamos a llegar a ningún sitio, por lo que asiento con la cabeza. Erik parece dudar, pero al final él también asiente.
-Genial, nos vemos otro día -le dijo con mi mejor sonrisa forzada, y con una amabilidad que, claramente, no siento.
Erik acompaña a Derek a la puerta, por lo que me quedo sola en la habitación. De repente me vienen a la mente las imagines de Derek hablando con sus amigos mientras que Aroa, Eva y yo no estábamos, o su insistencia por que fuéramos al baño. No sé cómo no pude darme cuenta antes, he sido una estúpida.
Tal vez, el que no te dieras cuenta, tiene algo que ver con el alcohol que llevabas encima.
No me da tiempo a ahogarme en mis pensamientos porque Erik vuelve a aparecer en la habitación.
-Algo me dice que no sé ha pasado solo a saludar -averigua Erik sin mucho esfuerzo, supongo que los gritos han tenido algo que ver.
-No, no se ha pasado sólo a saludar -le confirmo y me dejo caer en la cama. Puede ser que no haya hecho nada en todo el día, pero estoy bastante agotada, tanto mental como físicamente.
-¿Te ha hecho algo? ¿estás bien? - pregunta preocupado mientras me revisa con la mirada. Parece conforme con lo que ve ya que la angustia de su rostro disminuye un poco.
-No me ha hecho nada -le confirmo de todas formas y me incorporo para quedarme sentada en la cama -pero he tenido un día de mierda.
-Ya, lo suponía -dice y se sienta conmigo en la cama. Me mira con una pequeña sonrisa de consolación-. ¿Qué ha pasado?
-Es una historia un poco larga...-me excuso, no me apetece mucho contarla.
-Tengo todo el tiempo del mundo -me dice con una sonrisa, como si supiera perfectamente lo que estoy pensando.
Suelto un pequeño suspiro y le empiezo a contar todo lo que ha pasado, empezando desde la fiesta de anoche. Me ahorro los detalles no aptos para menores, aunque parecen ser unos que le importan mucho.
Es un pervertido de corazón y no de ocasión.
Cuando llego a la parte de Aike la voz se me rompe un poco, pero consigo terminar la historia sin soltar ni una sola lagrima, lo cual es un gran logro para mí. Erik también parece notarlo porque sonríe orgulloso.
-Bienvenida al amor, pequeña Daira -comenta Erik, cuando terminó de contarle la historia.
-No sé por qué lo dices tan sonriente, si es una mierda -digo enfurruñada con el mundo.
-¿No eras tú la que leía libros de amor y lo defendía hasta la medula? -pregunta, medio en broma medio enserio.
-No tiene nada que ver, el amor en los libros es bonito y precioso, en la vida real es una auténtica mierda, y no voy a hablar de los personajes ficticios, ya no quedan de esos -me quejo, y es que es verdad, en muchos libros los protagonistas no se conocen desde hace más de dos días y ya se han besado y jurado amor eterno, en la vida real no es así.
-No me voy a meter en lo que pasa o deja de pasar en los libros, sino en que te ronda por esa cabecita-contesta señalando mi frente y moviendo el dedo en círculos- o, mejor dicho, que ronda por ese corazoncito.
-¿Ahora eres un experto en el amor? -me burlo. Parece mentira que hace poco más de una semana estaba encerrado en su cuarto llorando por una tía.
-He tenido muchas experiencias -aclara con autosuficiencia.
Lo miro con los ojos inundados en curiosidad.
-¿Cuántas novias has tenido? -pregunto con una pequeña sonrisa de angelito para que me lo diga.
-Eso no importa -responde tajante y algo nervioso -estábamos hablando de ti.
Créeme que no sé me ha olvidado.
-Pues yo prefiero hablar de otra cosa -digo. Y es la verdad, no me apetece ahogarme en un vaso de agua.
-¿Por qué no ordenas tu habitación? -propone con una sonrisa.
-¿Qué le pasa a mi habitación? -pregunto a la defensiva, no me gusta que me digan lo que tengo que hacer.
-No sé, tal vez que está hecha un asco-comenta, yo la observo y me doy cuenta de que no le falta razón, tengo la silla del escritorio llena de ropa, el suelo lleno de papeles, las estanterías cubiertas de polvo... y podría seguir.
-Vale, puede que tengas razón-me rindo ante lo evidente -pero no entiendo porque lo tendría que hacer ahora.
-Para distraerte -contesta como si fuera lo más obvio del mundo -así te olvidarás un rato de todo.
-Vaaale, ¿Me ayudas? -pregunto con mi mejor cara de angelito, Erik me mira y sonríe, después niega con la cabeza.
-Lo siento, pero he quedado -responde arrepentido, como si le doliera no poder hacerlo.
Por dentro está saltando de felicidad.
-Bueno, supongo que lo tendré que hacer yo sola...-empiezo lamentándome para darle pena-tendré que limpiar está habitación tan grande sin ayuda...
-Sé lo que intentas, y no lo vas a conseguir-asegura divertido.
Lo miro con los ojos entrecerrados, un poco molesta.
-¡Es injusto! Tú te vas por ahí y yo me quedo aquí -protesto, puede ser que esté exagerando un poco, pero es que me da mucha pereza.
-Pareces una niña pequeña -dice mientras se levanta de la cama y niega con la cabeza.
-Bueno, por lo menos dime con quien has quedado -le pido.
Erik se queda plantado donde está, y cuando responde lo hace de manera nerviosa.
-No te lo puedo decir ahora. Nos vemos luego-contesta y antes de que me dé cuenta ya está saliendo por la puerta, como si de repente no pudiera soportar mirarme a la cara.
Genial, vuelvo a estar sola, y ahora con una tarea por delante, lo cual no me puede dar más pereza. Me planteo dejar la habitación así y volver a enterrarme entre las sábanas. Pero Erik tiene razón, la habitación está hecha un asco, así que, cuanto antes me ponga, antes termino.
Mente positiva.
Pongo música en el teléfono y empiezo a guardar toda la ropa que hay tirada por el cuarto en el armario. Cuando ya no hay ropa de por medio, cojo un trapo y empiezo a limpiar todo el polvo de la estantería, y de paso aprovecho para recolocar los libros. Tarareo distraída la canción que está sonando, que si no me equivoco es "look what you make do" de Taylor Swift.
Cuando llego al escritorio me doy de bruces con el montón de papeles que tengo encima de éste, entonces mis ánimos decaen un poco, aunque ahora que me he puesto no lo voy a dejar a medias.
Llevo ya la mitad de estos cuando me encuentro con un sobre que lleva escrito mi nombre, no recordaba que yo tuviera ninguna carta aquí guardada. Lo abro y al empezar a leerla me doy cuenta de que esta carta la he escrito yo. Es mi letra. Y entonces me acuerdo, a los quince años, al empezar a ir al psicólogo, comencé a escribir cartas para mi yo del futuro. La psicóloga dijo que era una buena forma de desahogarme. Antes la cuestionaba, en cambio ahora, después de todo lo que he vivido, me parece lo mejor que pude haber hecho.
Sigo leyendo la carta, pero me quedo bloqueada en una parte de ésta.
"Resulta que hace poco descubrí un autor maravilloso, que literalmente, me encanta. Se llama Aike Lenbo y escribe libros, extremadamente perfectos. Algún día me encantaría conocerlo."
Con esto de limpiar la habitación se me había olvidado todo lo que había pasado, pero de repente estos pensamientos me vuelven a caer encima, devolviéndome a la realidad. No puedo dejar que todo esto me carcoma por dentro, lo único que voy a conseguir va a ser hacerme más daño del necesario, y sinceramente, no me apetece sufrir más de lo estrictamente fundamental.
Así que hago lo que debería haber hecho hace unas horas, cuando Aike se fue. Cojo el móvil y busco entre mis contactos el de Aike. Al encontrarlo no me lo pienso dos veces y le escribo, no soy tan valiente como para llamarlo. Al terminarlo lo vuelvo a leer para comprobar que está bien.
Daira: Probablemente estés enfadado conmigo, y lo entiendo, yo también lo estaría, pero necesito que hablemos, yo no quiero estar enfadado contigo. Y no me refiero a hablar por mensaje, me refiero a hablar en persona, arreglar las cosas. Entiendo que ahora mismo no quieras verme, pero por favor necesito que me contestes.
Cuando estoy segura de lo que he escrito le doy a enviar. Ya no hay vuelta atrás, ya lo he hecho, y me siento muy bien conmigo misma, una sensación a la cual no estoy muy acostumbrada.
Termino de limpiar la habitación con la imagen del mensaje dando vueltas por mi cabeza. Esa noche, cuando me acuesto, vuelvo a revisar el móvil para ver si Aike me ha contestado, pero nada, ni siquiera lo ha leído. Sin quererlo los ojos se me anegan en lágrimas. No quiero llorar, no tendría por qué hacerlo si Aike no me importará, sin embargo, sí que me importa y no puedo evitar que las lágrimas empiecen a rodar por mis mejillas.
Me quedo llorando silenciosamente hasta quedarme dormida con el recuerdo de los labios de Aike sobre los míos y la mirada llena de dolor que me ha dirigido al separarse.
Holi, hoy no tengo que aportar al capítulo.
Así que solo os digo que si os ha gustado, lo votéis y comentéis.
Un saludo y un besazo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro