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twenty two ──── the threat of the astral




────────── CHAPTER TWENTY TWO,

THE THREAT OF THE ASTRAL ──────────



❛ No le temas a los errores. No existen 



El panorama no era bueno a los ojos de las astrales. Gaea se encontraba en el suelo, la hoja de una espada se encontraba presionada en su garganta empuñada por Naia. A un lado, Dion alzaba sus manos en derrota contra un astral, en cambio, Giles tenía sujeta a Koren contra su pecho y Bronte hacía lo mismo con Laria.

Todos miraban un punto en medio, creando un círculo alrededor de Alexander que estaba contra el suelo. Myles, con su aspecto intimidante se encontraba arriba con la espada en su pecho. Dos astrales cerraron, manteniendo sus flechas listas para disparar.

Acacia los vio desde la distancia, contando con rapidez y se dio cuenta que faltaba uno, su astral favorito. Después de todo, Karsten no bajo a enfrentarse a los primogénitos.

───── ¿Dónde están mis astrales preferidas? ───── dijo Myles con burla, dando una gran sonrisa.

Solo bastó con una mirada para que Calista y Acacia pudieran formar un plan con rapidez. Desde su posición, Alexander no pudo dejar de temblar, viendo al astral que lo tenía sujeto.

Sabía que los astrales, tal como se llamaban, tenían aspectos diferentes, pero no pudo ocultar la sorpresa cuando el iris verdoso lo observaban, tan profundos y siniestros que se preguntaba si eran reales.

De reojo, miró como uno de los hombres cayó al piso, en segundos lo hizo el más cercano, alertando a Myles. En un parpadeo, Acacia apareció arriba de su atacante, colocando la espada bajo su cuello.

───── Aquí estoy, amigo ───── ella respondió en su oído, mirándolo sin emoción ───── ¿Por qué no dejamos que Alexander se vaya?

───── Alexander ───── repitió el nombre con diversión. Él la miró de reojo, creando un puchero ───── ¿Dejarlo ir tan fácil? Lo dudo mucho, quiero averiguar qué tan resistente es.

Acacia enterró más la hoja, hiriéndolo a tal punto que gotas cayeron en el pecho del humano.

───── ¿Por qué primero no lo intentamos contigo? ───── ella sugirió, agarrándolo con más fuerza ───── Estaré encantada de acabar con el primer primogénito.

───── ¿Qué haces, Acacia? ───── Naia gritó, sus ojos claros se llenaron de preocupación al ver la amenaza en la mirada de la princesa.

───── No estoy haciendo nada ───── respondió la astral, negando con una falsa inocencia ───── Solo estoy probando que tan buena es mi arma con los primogénitos.

───── No puedes matarlo ───── Laria habló, tratando de quitar el agarre de Bronte ───── Va contra las reglas.

───── Al demonio eso ───── Dion respondió con enojo, dando un paso adelante ───── Ustedes comenzaron todo esto.

───── ¿Exactamente cómo? ───── interrogó Naia, entrecerrando sus ojos ───── Solo estamos cumpliendo nuestra misión de acabar con el problema.

───── El problema es un príncipe y Myles lo tiene bajo su arma ───── masculló Dion con molesta.

───── ¿Qué tal un intercambio? ───── aportó Gaea desde el suelo, aprovechando la vulnerabilidad de los astrales ───── Queremos a Alexander bien y ustedes tendrán a Myles, muy sencillo y fácil.

───── Ese humano no vale nada a comparación de un astral ───── masculló con asco Koren, sus ojos dorados recorrieron al chico ───── Solo es un humano patético y débil que no puede vencernos.

───── Parece que describes a tus padres que siempre se esconden detrás de sus ejércitos ───── Acacia bromeo, manteniendo una sonrisa engreída en su rostro.

───── ¡Tú eres una basura! ───── chilló, sin importar que Giles la sostuviera con fuerza ───── Respeta a mi reino.

Acacia rodó los ojos, apretando el cuchillo entre sus dedos para no dañar a Myles ante su fuerte instinto de querer acabarlo.

───── Entonces, ¿quieren su cabeza cortada o la garganta? Me gustan las dos ideas.

───── ¡Basta! ───── Naia gritó, temblando de enojo ───── No te atrevas, Acacia.

───── Es como un reto ───── Calista sonrió, alzando su arco directo al pecho de la astral ───── Apoyó la propuesta. Podemos llevarnos a la pareja de un solo al Jardín del Eterno o mejor, que solo vaya uno.

Calista dirigió su flecha directo a la cabeza de Myles, dándole más enojo a Naia, casi temblando de la ira.

───── No te alteres, hija de Draka ───── Koren intentó tranquilizarla al notar sus manos batallar contra su arma ───── Acacia, razona por una vez.

───── Créeme, lo hago ───── escupió la astral ───── Estoy aguantando mis instintos de acabar con ustedes.

Y realmente lo estaba haciendo, ignorando los pensamientos que corrían en su mente, cada uno relacionándolo con muerte. Alexander también lo hizo, viendo como los dedos de Acacia sangraban con cada movimiento, sin herir más al astral.

No conocía la relación entre todos los primogénitos, pero en ese momento era como si se contuviera, sin querer dañarse. Había visto cómo sus compañeros peleaban sin detenerse contra los astrales oscuros, pero con ellos, todo era distinto.

───── Bien ───── Naia aceptó después de unos segundos. Apartó la espada y dio un paso atrás, mostrando su rendimiento ───── No atacaré.

───── Bronte ───── llamó Acacia.

El astral soltó a Laria quién dio la vuelta para enfrentarlo, golpeó su pecho con fuerza antes de unirse a Naia. Koren fue la siguiente, dando una señal al astral, Dion se relajó notablemente, recogiendo a Gaea y refugiándola en el extremo más alejado.

Giles fue el siguiente, empujando a Koren con demasiada fuerza. Ella solo sonrió dándole una segunda mirada.

───── Duro, como me gusta ───── le dijo, agarrando su arma del suelo.

Acacia observó a Alexander, el terror abarcando todo su rostro y más con el filo presionándose. Ella quitó el cuchillo, tomando la camisa de Myles para empujarlo, dando un traspié sin perder la diversión en su rostro.

Calista ayudó a Alexander, protegiéndolo del resto de los astrales. Se separaron en dos grupos diferentes, mirándose entre sí como enemigos, a órdenes directas de sus padres.

───── Para la próxima te mataré ───── Acacia sentenció ───── Si te atreves a tocarlo.

───── Toda una princesa de Poxzia ───── dijo Myles, acariciando su cuello ───── Posesiva.

───── O había algo más ───── Koren aportó, agitando su cabello azulado ───── Quiero saber qué sucederá si todos vamos contra Alexander, ¿realmente vas a matarnos?

Acacia se encogió de hombros, fingiendo desinterés ───── Es probable. He matado a los oscuros que mandaron por nosotros, no sería muy diferente ───── ella respondió, manteniendo su expresión neutra ───── Si son inteligentes, van a dejarnos ir.

Una risa salió de los labios de Koren, llena de diversión ante las palabras de la astral. No podía creer lo que sus ojos estaban viendo, no la tontería de que la princesa de Poxzia cayó rendida de amor ante un humano.

───── Te haré el favor de no humillarte a ti misma y mataré al humano antes que lleguen al planeta Astral ───── propuso Koren, alzando su espada ───── Karsten estará muy enojado de saber que su mejor amiga fue débil por un humano. ¿No te da vergüenza, princesa?

Acacia apretó sus dientes antes las palabras de Koren, reteniéndose de agarrar su arma y cometer una mala decisión. Sintió como los dedos de Calista agarraron su muñeca, deteniéndola de hacer un movimiento.

───── No estamos para hablar. primogénitos ───── Giles intervino, dando un paso adelante ───── Ustedes decidirán lo que quieren hacer. Vienen detrás de nosotros, nos defenderemos, si deciden irse, no hablaremos así que nos iremos de aquí, sin herir a nadie hasta que ustedes tomen una decisión.

Los primogénitos no hicieron ningún comentario por lo que Giles caminó hacia atrás, llevando a Alexander con él. Gaea lo siguió junto a Bronte y Dion, segundos después lo hizo Calista y Acacia, observando que sus invitados no hicieran algún movimiento.

───── Corran ───── Dion ordenó, adentrándose entre los árboles.

───── ¿Ellos vendrán tras nosotros? ───── Alexander interrogó, moviéndose con rapidez para alcanzar a los astrales.

Calista asintió, alistando su arco ───── Lo harán. Solo están tomando su tiempo para que el juego comience.

───── Giles, llévate a Alexander contigo y Calista ───── ordenó Acacia, amarrando su cabello oscuro en una coleta alta ───── Es probable que Myles vaya detrás tuyo. Gaea, ve con Bronte, ustedes tendrán a Laria. Dion, ven conmigo, tendremos a Naia y Koren.

───── ¿Estás segura de que irán tras ustedes? ───── cuestionó el humano, interesado por la forma en que el resto asintió ante su orden.

Un brillo de diversión apareció en el rostro de la princesa, asintiendo ───── Conozco a los primogénitos. Sé cómo funcionan sus mentes así que váyanse, nos separaremos.

Por esa vez, Alexander no puso ningún impedimento, sabiendo que esos astrales iban a ser un gran problema. Todos ellos sabían pelear, podía verlos en sus movimientos y en como parecían querer ganar. Alexander corrió junto a Calista y Giles quienes sostenían sus espadas.

───── Trata de respirar con control ───── Calista habló, mirando de reojo al humano ───── Te esconderemos, pero debemos estar lejos del resto. No queremos que se reúnan o será un problema.

Alexander asintió, preparado para lo que viniera. Solo fueron unos minutos para darse cuenta que alguien los estaba siguiendo, podía oír sus pisadas y el filo de la espada en dar contra los árboles.

───── ¿Ese es...?

───── Solo está jugando, sigue ───── instó Giles, sacando su arco ───── ¡Abajo!

Alexander hizo lo pedido. Se agachó cuando los pies del astral se resbalaron en la hierba, preparado para tirar la flecha detrás del chico. Un quejido brotó de un astral que estaba escondido, preparado para lanzar una daga.

───── Son Duksol ───── Calista informó, agarrando el brazo del humano para empujarlo detrás de ella ───── No sabía que seguían aquí.

───── No te preocupes por eso, voy a matarlos a todos ───── aseguró Giles, sacando dos largas espadas. La expresión de su rostro se volvió oscura, decidido en confirmar sus palabras ───── Sigue corriendo. Myles no te va a herir, esconde a Alexander e iré por ustedes.

La preocupación pasó por el rostro de Calista, dando un paso hacia adelante ───── ¿Estarás bien? Puedo quedarme contigo. Lucharemos los dos y será más sencillo derrotarlos.

Él negó, alejando mechones negros de su rostro que seguía atento a los movimientos de los astrales que cada vez más se acercaban.

───── Vete, Calista. Voy a mantenerlos ocupados hasta que pueda ir detrás tuyo ───── él pidió, sin poder observarla ───── Recuerda que nuestra misión es cuidar de Alexander.

Calista asintió, sin poder decir ni una palabra más. Tuvo que tomar cada onza de fuerza para poder agarrar el brazo de Alexander e instarlo a correr, en la dirección contraria donde Giles se preparaba para pelear. La astral no quería dejarlo solo, no contra esos oscuros que no les importaba matar a los primogénitos para poder avanzar en su venganza de querer dominar el planeta Astral.

Alexander no habló en todo el camino, sin querer molestar. Calista era una de las astrales que demostraba su preocupación por todos los astrales y aunque podía ver que todos estaban listos para luchar, ella no lo deseaba. Giles era uno de los astrales más fuertes y altos que había conocido, pero enfrentarse a esos desconocidos que querían matarlo, simplemente era un gran valor.

Desconocía de la relación entre ellos dos, pero por las lágrimas que cayeron en el rostro de Calista, supo que era fuerte, algo indestructible, como lo que él sentía por Acacia.

Las piernas del chico empezaron a volverse más débiles entre más corría, sentía como su corazón bombardeaba más fuerte de lo normal y el aire a su alrededor estaba volviendo pesado. No quería ser un peso para Calista, pero Alexander sabía que no podía seguir corriendo, no en medio de esa oscuridad.

───── ¡Cuidado!

El grito de Calista lo alertó de detenerse en la orilla de una gran montaña, varias piedras cayeron al vacío cuando las suelas de sus zapatos resbalaron. Alexander no estaba seguro de donde estaban, pero esa caída era grande, lo suficiente para quedar mal herido si alguien caía por ahí.

───── Justo donde los querías.

Una tercera voz se sumó a su alrededor, oyéndose como un eco entre medio de todos esos árboles que solo creaban sombras tenebrosas. Calista empuño su espada, preparada para lo que se iba a enfrentar y cuidar de Alexander.

Myles salió de su escondite, balaceando entre sus dedos la espada mientras su mirada se enfocaba en la linda astral de cabello rosa que parecía que quería matarlo. Un brillo de orgullo apareció en su mirada al reconocer el peligro que solo las astrales de Grabzia podían poseer.

───── Mi querida y bella Calista ───── Myles canturreo, ladeando su rostro con diversión ───── Te ves hermosa bajo la luz de la luna, que mal que este humano esté a tu lado, opacando.

Calista no cambió su expresión, manteniéndose enfocada en el enemigo ───── Estoy seguro que Alexander solo hace resaltar mi belleza mucho más ───── ella dijo, siguiendo la broma.

───── ¿Por qué mejor no me lo das? ───── propuso el astral, caminando alrededor como si fuera un cazador ───── Tengo muchas ideas que puedo recrear con él. Mi espada no ha sido probada como es debido.

Una carcajada sarcástica brotó de los labios de la princesa, negando ───── Prefiero quedármelo. De alguna manera, él me agrada y me gustaría llevarlo al planeta Astral.

───── ¿Y ensuciar nuestro bello planeta con su esencia de humano? No, mejor derramemos su sangre donde él nació ───── dijo el astral, frunciendo su nariz con desagrado ───── O podemos hacer un intercambio.

Las cejas claras de Calista se fruncieron, sin entender que trataba de decir. Un suspiro escapó de los labios de Alexander al mirar como varias figuras salieron de la oscuridad de los árboles, llevando consigo a los astrales, heridos y llenos de suciedad.

Un gruñido salió de sus labios al notar como Acacia fue empujada al suelo por varios oscuros. Una pesada cadena estaba rodeada en su cuello, hiriéndola ante cada movimiento al igual que las muñecas de sus brazos que eran sostenidas por astrales.

───── Detente ───── pidió Calista, empujando al chico que dio un paso adelante ───── No te muevas.

───── Oh, había olvidado que el humano cayó rendido por nuestra princesa ───── Myles bromeó, alzando su espada hacia Alexander ───── ¿Cómo se siente saber que no puedes hacer nada por ayudarla? Digo, yo me sentiría lleno de vergüenza.

───── Sería divertido observar cómo pelea nuestro invitado ───── Naia habló, trayendo consigo el cuerpo de Giles lleno de cadenas que eran sostenidas por los oscuros ───── Calista podría pelear por nuestro príncipe, pero, ¿quién peleara por ella?

Calista se detuvo a sí misma de avanzar hacia los astrales que parecían divertirse por sus reacciones. Sus nudillos se pusieron blancos al apretar la espada en su mano, sintiéndose tonta por no poder enfrentarlos. Todos los primogénitos que bajaron con ella fueron capturados, siendo castigados como si fueran oscuros, llenos de golpes y sangre.

───── ¿Por qué hacen esto? ───── demandó la astral negando ───── ¡Prometimos que nunca nos íbamos a herir! ¿En serio vale la pena botar todas las promesas por un rey que nos llevará a una guerra?

Los astrales se miraron entre sí por unos segundos hasta que Koren dio un paso adelante, levantando su espada hacia Acacia. Con el filo, subió el mentón de la astral para observarla directo a sus ojos rojizos que eran similares al príncipe que se quedó en el planeta.

───── Digamos que esta es nuestra forma de desahogarnos ───── Koren habló, ladeando su rostro ───── No vamos a matarlos si eso es lo que te preocupa. Solo quiero a ese patético humano para enseñarle a no mentir.

Una sonrisa apareció en los labios de Acacia ───── Ese patético humano será tu futuro rey y tú tendrás que pasar el resto de tu vida sobre tus rodillas, pidiendo perdón por cometer el mayor error de tu vida ───── dijo, escupiendo directo a los pies de la princesa ───── Vas a sentirte miserable.

Todo el enojo apareció en el rostro de Koren, temblando ante las palabras de Acacia. Ella nunca iba a redimirse ante un humano, no era un hijo de Zoqri y jamás iba a permitir que jugarán con ella. Sin poder soportarlo, Koren lanzó su puño directo al rostro de la princesa, ocasionando que cayera sobre su espalda mientras se quejaba de dolor.

Acacia ya estaba cansada después de tantos golpes, la sangre seguía saliendo de su rostro así que no pudo sostenerse, quedando derrumbada por unos minutos. Los gritos de Calista fueron los que incitaron a Acacia a levantarse para observar lo que estaba sucediendo.

Los ojos azulados de Alexander brillaban, tantos que por unos segundos pensó que se trataba de un Duksol hasta que observó lo que sus manos sostenían. La espada de Calista estaba haciéndose más grande, el filo brillaba en medio de esa oscuridad y con un solo movimiento, el chico hizo que se replicara.

Calista dio un paso atrás al notar como toda expresión desapareció del rostro de Alexander, siendo cubierto por una frialdad que nunca había visto en esos días. Una sonrisa burlona apareció en los labios pálidos del chico, manteniendo sus ojos puestos en Myles quién no entendía qué sucedía.

───── Suéltanos ───── Bronte dijo con urgencia. Empezó a jalar las cadenas, sin separar su mirada preocupada del chico ───── ¡Laria, suéltanos!

La mencionada no sabía que estaba sucediendo, pero aun así lo hizo, asintiendo a los astrales para que todos lo hicieran. Alexander movió su cabeza de un lado a otro, cerrando sus ojos al sentir esa poderosa explosión de poder despertar en su interior.

───── Calista, vete ───── Alexander habló con voz ronca ───── No quiero herirte.

Una carcajada salió de los labios de Koren al oír esas palabras. Ella dio un paso adelante, junto a un confundido Myles.

───── ¿Qué estás haciendo? ───── ella preguntó, frunciendo sus cejas ───── ¿Estás convirtiendo en algún tipo de humano que no conocemos? Vamos, hazte un favor y deja esas espadas a quienes saben manejarlas.

───── Él la duplicó ───── susurró Myles a su lado, viendo las armas en las manos del humano ───── Tú tienes el don.

───── ¿De qué hablas? ───── interrogó Naia, acercándose al astral.

Koren rodó sus ojos, mirando como Calista se fue alejando de Alexander hasta llegar donde Giles. El astral la protegió, convirtiéndose en su escudo personal.

───── ¿Alguno de ustedes va a hablar o seguiremos aquí, parados mientras observamos a este humano creándose un falso ego de superioridad?

Un quejido de dolor brotó de los labios de Koren al terminar su pregunta. Su mirada, llena de pánico, bajó hacia su abdomen donde una espada se encajó, pareciendo un desagradable accesorio. La sangre empezó a brotar, llenando toda su ropa mientras el resto de primogénitos dieron un paso atrás.

La astral miró a Myles, sin entender qué había pasado cuando la espada salió de su abdomen, yendo directo a la mano de Alexander.

───── ¿Estamos aquí para hablar o les enseñaré una lección de cómo no meterse con su futuro rey? ───── Alexander habló, observándolos ───── Supongo que ahora seré el cazador.

Una sonrisa de orgullo apareció en los labios de Acacia al mirar el miedo en los ojos de los primogénitos que bajaron. Laria dio un paso atrás junto a Bronte mientras Myles agarraba la mano de Naia al momento que Koren cayó sobre sus rodillas, sin poder sostenerse.

───── ¿Qué está sucediendo? ───── Naia cuestionó, sin poder creer lo que vio ───── ¡Tú no eres el hijo de Zoqri!

───── ¿Todavía tengo que probarlo? ───── él preguntó, creando un falso puchero que al instante cambió en una sonrisa ───── ¿Sabes? Tengo una manera perfecta de enseñarles que si lo soy. Olviden el truco de las espadas, solo es un don que me dieron, pero les mostraré lo mejor. Voy a presentarles al astral que vive dentro de mí.

───── ¡No te atrevas a pelear con nosotros! Te derrotaremos ───── Myles lo enfrentó, alzando su barbilla ───── No te tengo miedo.

───── Deberías ───── el chico musitó, viendo a los astrales que lo acompañaron todo ese tiempo ───── Váyanse, voy a encargarme de limpiar la suciedad.

Dion dio un paso adelante, levantando sus manos vacías ───── No los lastimes, Alexander, ellos son nuestros amigos.

El chico ladeó su rostro, pensativo ───── No sabía que sus amigos tenían el derecho de herirlos. Creo que deberían de buscar unos nuevos ───── mencionó.

Sin perder tiempo, Alexander lanzó una espada directa a Naia. El filo se detuvo a centímetros del rostro de la astral cuando la espada de Myles la detuvo, cayendo hacia atrás ante la fuerza que ejerció.

───── Él nos va a matar ───── Myles les dijo a los primogénitos. Su mirada pasó por todos, preocupado ───── Ayúdenme a derribarlo.

───── No, no, no ───── negó Alexander, agitando su cabeza ───── Está será una bienvenida solo para ustedes. ¿Por qué no empiezan a correr? Les daré ventaja.

Cuando los primogénitos empezaron a huir junto a los astrales oscuros, Acacia supo que una pelea iba a comenzar, una donde sería difícil detener al astral que en ese momento estaba a cargo del cuerpo de Alexander.




AHH, con esta nueva actualización estaba deseando llegar a esta parte para escribir sobre esta escena que espero que les haya encantado!

Espero que les haya gustado y dejen sus votos 🍒



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