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twenty nine ──── the return to zoqri




────────── CHAPTER TWENTY NINE,

THE RETURN TO ZOQRI ──────────



❛ Nunca fue la historia de un hijo perdido,  si no de una nación que perdió y  quería volver a nacer 



Acacia no durmió esa noche, no cuando se sentía tan bien refugiada entre los brazos de Alexander. Él llevaba dormido por horas, el cansancio desapareciendo de su rostro y dejando una expresión serena.

Sabe que su madre estaría orgullosa, amaría a Alexander tanto como lo hace ella y más al saber que lucho por él, enfrentarse a su padre por sus sentimientos.

Esa noche, pensó en cómo podrían mantener a los reinos felices como uno solo. Luchando por ellos, protegiéndolos como sus padres lo hacían y hacerlos crecer.

Acacia sabía que podían, demostraron que no había obstáculos para finalmente aceptar que su destino era estar juntos.

Estaba perdida y completamente enamorada de Alexander y no sentía miedo en decirlo o demostrarlo.

Alexander fue el primero en despertar, dando besos en el cuello de Acacia para levantarla. Cuando la mirada rojiza de la astral se posó en él sólo pudo brillar de la emoción por aceptarla después de su confesión.

──── ¿Todavía sigue en pie ir al reino de mis padres? ──── él cuestionó, pasando sus dedos por el cabello oscuro.

──── Sí ──── respondió en voz baja, acurrucándose ──── Ya me levanto.

Acacia dilató otros diez minutos en despertar, las caricias del astral ayudaron a mejorar su humor. Dio un beso corto en sus labios, estirando los brazos.

──── Iré al baño.

La astral se dirigió al baño, lavándose los dientes mientras quitó restos de maquillaje en su rostro. Un grito femenino la asustó antes de crear una gran sonrisa, Mev había llegado.

Sacó la cabeza por la puerta, viendo como la dama cerró los ojos para evitar observar al astral que intentó ocultarse entre las sábanas.

──── Es un invitado ──── Acacia informó ──── No pienso salir de la habitación así que no será necesario que vengas.

──── ¿Segura? ──── ella mordió su labio, pensando si creer en sus palabras ──── No confío en ti y menos teniendo al rey en tu cama.

──── Vamos, no soy tan mala ──── se quejó, riéndose ──── Tranquila, no hice nada indebido.

──── Bien ──── aceptó.

Mev salió de la habitación, dando una mirada que dio varios mensajes sobre mantenerse tranquila o ella misma se encargará de hacerlo. Entró de nuevo al baño, dándose una ducha por sí misma. Al rato oyó la puerta abrirse.

──── ¿Quieres compañía?

Ella sonrió, dando el espacio suficiente para que Alexander entrará.

──── ¿Seguro que quieres ir? ──── Acacia preguntó.

──── Sí, debo de hacerlo ──── asintió, entrelazando sus manos.

──── Bien, iremos cuándo mi padre vaya a la reunión ──── explicó ──── Será bastante difícil.

──── Lo sé ──── aceptó, besando un costado de su cabeza.



Los astrales comieron en silencio, disfrutando de la sopa que Cho preparó ese día. Calista dio una mirada interrogante a Acacia cuándo Alexander pasó su brazo por los hombros, jugando con las tiras de su camisa.

──── Sí que ayuda con el dolor de cabeza ──── Gaea murmuró, dándole un codazo a su padre ──── ¿Qué tanto recuerdas de ayer?

──── Lo suficiente para saber que vomitaste en la entrada ──── replicó, frunciendo los labios.

Gaea abrió la boca sin dejar salir alguna palabra cuando un guerrero se acercó, su lanza golpeando el suelo unas veces para llamar la atención.

──── Reyes y reinas, es hora de la reunión ──── aviso con firmeza.

Todos asintieron, levantándose sincronizadamente. Los primogénitos siguieron a sus padres, dando preguntas sin obtener respuesta.

──── Vamos, es hora ──── Acacia expuso, empujando a Alexander para introducirse a otro pasillo.

──── ¿Segura? ¿Y si vuelven? ──── interrogó, dejando que la astral colocara un abrigo oscuro en sus hombros.

──── No lo harán. El rey de Neex es demasiado complicado para terminar en poco tiempo.

Acacia agarró un abrigo, cerrando los botones dorados y atando su cabello. Tomó la mano de Alexander, llevándolo a la puerta trasera para escabullirse de los guerreros que custodiaban.

Caminaron por el espacio entre las casas, el astral viendo la oscuridad en ellas.

──── ¿Por qué no las cierran? ──── cuestionó, frunciendo los labios.

──── Eso será imposible, no hay forma de hacerlo. Si llegas a caer o bajar lo suficiente puedes quedarte ahí, sin vuelta atrás ──── negó ──── Así que no te caigas.

──── Trataré de no hacerlo ──── masculló, sin despegar la mirada en la oscuridad.

Los dos astrales llegaron al Templo sin ser detectados, abrió la puerta, dejando que él pasara primero.

──── Te presento la conexión entre las casas ──── habló, extendiendo sus brazos.

──── Es increíble ──── musitó, admirándolo.

──── Claro, lo construyeron los astrales.

Acacia se dirigió a la puerta de Zoqri, dando una respiración al sentir lo frío que se sentía. Alexander tomó la iniciativa en entrar, ella persiguiéndolo por detrás.

Zoqri seguía igual, después del incendio nadie quiso entrar para evitar la abrumadora sensación de ahogamiento. Las casas quemadas solo contenían pocas paredes arribas y el césped no crecía, su tierra seguía muerta.

La astral agitó su mano, quitando la ceniza que seguía desprendiendo el aire, acercándose a un lado de un Alexander estático. Su mirada azulada recorrió los escombros, manteniéndose callado.

Antes de avanzar, él miró el suelo momentáneamente, parpadeando para alejar las lágrimas. Siguieron caminando, dando pasos lentos hasta llegar a la casa Tauro.

La familiaridad golpeó a Acacia, tanto tiempo dentro de ella y ahora era difícil de observar sin recordar a los reyes que la habitaban.

──── La entrada ──── ella habló, recorriendo el espacio ──── Esta era la sala y por allá la cocina.

Los gorros que utilizaban los cocineros seguían en el suelo, cubiertos de cenizas al igual que los muebles y pinturas que daban vida a ese lugar.

──── ¿Realmente todos murieron? ──── Alexander preguntó.

──── Sí ──── confirmó, sintiendo el nudo en su garganta ──── Vamos a la oficina.

Acacia subió la escalera guiándolo a la oficina donde era su lugar preferido. Se sorprendió cuando abrió la puerta al encontrar el lugar casi intacto, pocas cosas quemadas.

Pudo imaginar a los reyes sentados en el sofá, tomados de la mano y bebiendo sus copas mientras esperaban que el fuego llegara a ellos. Fue a la repisa, tomando una foto enmarcada donde los dos aparecían.

Se acercó a Alexander, impresionada por el parecido.

──── Aquí están todos, estos son los reyes ──── pasó su dedo por encima de la imagen ──── Y estos son tus hermanos. El mayor es Dax, le faltaba un año para obtener la corona.

──── ¿El del medio? ──── preguntó, señalando al astral encima de sus padres.

──── Así es. Lane, según dicen, era bastante revoltoso.

──── ¿Qué edad tenía?

──── Catorce, estaba muy cerca de su cumpleaños y, por último, Axle, seis años.

──── Tenían un gran futuro ──── susurró, sin despegar su mirada ──── ¿Cómo puede existir un ser que maté a niños?

──── De la misma forma en que existen las guerras, hay astrales despiadados que matan a sangre fría ──── siseó.

Alexander asintió, besando su mejilla, necesitando terminar con las historias. Ella siguió inspeccionando la oficina, pensando en que nunca había puesto atención a la decoración hasta ese momento.

Abrió los cajones, revisando las hojas hasta dar con una carta que llevaba su nombre. La volteó abriendo el sobre, una foto cayó en su mano donde aparecieron los dos reyes junto a su madre, sonriendo mientras sostenía un bebé.

Supo que era ella, pero lo que más sorprendió fue ver a la reina de Zoqri sosteniendo a un bebé, sus ojos azulados demostraron quién era. Al parecer, su madre también escondía el mismo secreto, la giró viendo el reverso donde encontró una descripción dirigida a ella.

"Perdóname por no decirte esa noche qué estaba preparado para partir con mi familia. No te deje sola, querida, te deje una gran parte de mí, un hijo"

Acacia limpió sus lágrimas, sin esperar que al final, sus sospechas fueran ciertas.

──── Es demasiado ──── Alexander susurró, sentándose en el sofá ──── No los conocí, pero se siente tan... mal.

Ella guardó la carta en su abrigo, acercándose para dar un beso en su mejilla.

──── Aquí estoy para ti.

Alzó el rostro, sonriendo ──── Gracias.

El insaciable calentamiento que desprendió Alexander hizo que recorriera todo su pecho, necesitando juntarse, se inclinó, uniendo sus labios en un beso suave, disfrutando de las caricias de su lengua.

Acacia pasó sus manos por la nuca, apretándola para unir con mayor intensidad sus labios. Él empezó a acariciarla hasta llegar a sus piernas donde la alzó con facilidad.

Después de tantos entrenamientos, Alexander demostró que tenía fuerzas, aunque Acacia lo sabía, ella no necesitaba de un astral fuerte, sino de alguien que pudiera demostrar sus sentimientos, tal como lo hacía él.

Ella empezó a dejar un rastro de besos por el cuello de Alexander, desabrochó los botones de la camisa blanca, haciendo que se deshiciera de la prenda. Su abdomen saltó a la vista, sonriendo por los músculos que empezaron a hacer su aparición.

Alexander dejó que Acacia lo recostará en el sofá, ella posicionando arriba. Sus gemidos se escucharon por todo el espacio cuando la astral siguió repartiendo besos por su abdomen, dejando la intriga de seguir su camino cuando decidió quitarse el abrigo junto el vestido, su ropa interior exponiéndose.

──── ¿Te gusta? ──── ella susurró.

──── Estarías mejor sin él ──── respondió, pasando sus dedos por los pezones de Acacia.

──── ¿Qué esperas?

Lo hizo, recorriendo la forma de sus pechos. La ropa de ambos siguió cayendo conforme los besos subieron de intensidad.

Sus lenguas recorriendo cada parte de su cuerpo con excitación. Acacia soltó un gemido, sintiendo los dientes de Alexander pasar por su oreja, bajando hasta sus pechos donde los agarró sin temor. Pudo sentir la excitación salir de su cuerpo y su miembro endurecido lo confirmó.

Tomando el tiempo de disfrutar el placer que ofrecía, Acacia lo observó, los grandes ojos azules brillando como nunca lo hizo.

──── Estoy lista ──── ella susurró ──── Déjame mostrarte como nuestras almas pueden convertirse en una.



El sofá era muy pequeño para los dos astrales así que Acacia se acostó sobre el pecho, las manos de él firme sobre su trasero mientras descansaban. Dio un beso a su cabello, sintiéndose completamente restaurado y más teniéndola a su lado.

──── Tuvimos sexo en la oficina de tu padre, pero que astrales más hormonales ──── Acacia bromeó, alzando su rostro para verlo mejor.

──── Me sedujiste, no pude decir que no ──── sonrió.

──── Tonto ──── murmuró, apoyando su mejilla sobre su mano.

──── No utilizamos condón ──── Alexander dijo, frunciendo los labios ──── Olvide ponerlo.

──── No importa ──── ella se encogió de hombros ──── No estamos en la luna de fertilidad.

──── ¿Qué? ──── replicó confundido.

──── El planeta astral es muy diferente, Alexander, las astrales solo pueden embarazarse cuando la luna esté presente, como unas cuatro o cinco veces en el año. Por eso la mayoría tienen hijos de la misma edad, ¿no creerías que sea una coincidencia que todos los primogénitos estemos a un año de la corona?

──── De hecho, sí ──── confesó, apretando los labios.

──── Abre tu curiosidad ──── masculló, golpeando su cabeza ──── Los condones no son requeridos y mucho menos esos implantes que se colocan las humanas.

──── Entonces, ¿puedes acostarte sin miedo de un embarazo?

──── Exacto, ya lo entenderás ──── sonrió.

Acacia se levantó, paseando por la oficina completamente desnuda para satisfacción de Alexander.

──── Debemos de irnos ──── él dijo, envolviendo sus brazos en el abdomen de ella ──── No quiero que tu padre se enoje.

──── No dejaría que lo haga ──── respondió, apoyando su cabeza en el hombro ──── Eres mío, no te tocara ni un dedo.

──── ¡Pero miren como salió! ──── exclamó con una sonrisa en su rostro ──── Como que amó ese lado tuyo.

Los dos astrales buscaron su ropa en el suelo, Acacia tiró el calzoncillo del astral en su rostro, riendo. En cambio, él ayudó a cerrar los botones de su abrigo.

──── Qué servicial ──── murmuró.

Ambos salieron de la casa de Zoqri, eliminando el pensamiento nostálgico y ahora dejando una parte de ellos en ese sitio. Cuando sea construido de nuevo, será tan grande que Alexander podrá colocar su corona en alto.

De nuevo en el reino de Poxzia, pasaron por la puerta trasera, dirigiéndose a la cocina donde Acacia pidió un postre con voz melodiosa.

──── Por suerte, hice hamburgosas ──── Cho dijo, extendiendo un plato ──── Bronte me explico lo que lleva e hice mi magia.

──── Son hamburguesas ──── Alexander corrigió ──── Y son deliciosas, pase toda mi infancia comiéndolas.

──── ¿Y qué hay de vitaminas o verduras? ──── replicó la astral con preocupación ──── ¿Cómo pudiste vivir a base de eso? No, jovencito rey, de inmediato le preparare una comida nutritiva.

Acacia tomó el plato con rapidez, dando un codazo a Alexander para que llevara las bebidas. De puntillas, escaparon de los reclamos de Cho sobre la poca nutrición.

──── Debes temerle ──── la princesa habló ──── Ella me dio tantas vitaminas como nunca.

Ambos tomaron asiento en el comedor, juntando sus sillas mientras comían. Giles y Calista hicieron su aparición unos minutos después, el astral teniendo su cabello desordenado por los jalones que su compañera le dio.

──── Los reyes siguen en la reunión ──── él informó, chocando sus puños con Alexander.

Dion también apareció con los primogénitos restantes, Bronte teniendo su expresión en blanco después de acabar su noche rápida por el alcohol.

──── Creo que algo malo sucederá ──── Dion comentó, sentando al lado de Alexander ──── No debería de ser difícil quitarse la corona, ¿verdad?

──── O que se la quede ──── intervino Acacia ──── Se puede hacer una mejor ──── asintió, dándole un guiño al astral.

──── No me molestaría.

──── ¡Claro que no! ──── Calista sonrió, sentando encima de las piernas de Acacia ──── Aceptara todo lo que Poxzia diga.

──── ¡Confirmo eso! ──── Gaea chilló ──── Uh, que sabroso.

Cada una tomó una hamburguesa, satisfecha del sabor.

──── Eso es mío ──── se quejó la princesa ──── Tuve que robarlas.

──── No, eso es tuyo ──── Calista señaló a Alexander.

Acacia sonrió ──── No me opondré a ese argumento.

──── ¡Primogénitos! ──── una voz varonil se abrió paso por todo el espacio.

El tono grave era tan familiar que Acacia supo a quién correspondía.

──── ¿Qué demonios? ──── Dion carraspeó.

Todos lo reconocieron junto a una risa tan llena de sarcasmo. Ella apretó los dientes, pensando en cómo pudieron llegar sin ser vistos por los guerreros.

──── ¿Quién es? ──── Alexander preguntó, tomando su mano.

Dos guerreros entraron al comedor, respirando con fuerza.

──── Han venido los hijos, princesa Acacia. No sabemos cómo pasaron ──── negaron.

──── Tranquilos, me haré cargo personalmente ──── dijo ──── Por protección, reúne al pueblo y llévalos cerca del acceso, ¿sí? Haz lo mismo con los otros reinos.

──── De inmediato ──── asintieron.

Calista se levantó, entrelazando sus dedos con Giles mientras él frunció sus cejas. Acacia giró a Alexander, dando un corto beso en sus labios sin importar las miradas.

──── Quédate, por favor.

──── Pides demasiado ──── masculló en voz baja ──── Acacia, no sé si podré darte tanto tiempo.

──── Para suerte de los dos, solo necesito unos minutos.

Se quitó el pesado abrigo mientras camino a la entrada, bajó las escaleras observando las figuras reunidas en las sombras. Después de todo, tendrían su reunión.

Karsten, el hijo de Neex se encontraba adelante con sus manos en la espalda. A su lado derecho, Koren y Laria se mantuvieron rígidas, al otro extremo, Myles y Naia eran los únicos que parecían estar felices, riéndose por los besos que el astral ofrecía.

──── Oh, que sorpresa ──── Acacia habló, deteniéndose en el primer escalón ──── Karsten, ¿te encuentras bien? Te miro muy apagado, ¿será por qué no me tienes a tu lado?

Él agitó su cabeza ──── No sucumbiré ante tus bromas, quiero ver al chico humano, la basura andante en mi planeta.

──── Sí... no creo que sea posible ──── negó, creando un ligero puchero ──── Temo que vayas a darle pesadilla con esa apariencia.

Karsten rodó los ojos escarlatas, tan vivaces como los de Acacia.

──── Cariño, si tú no lo has espantado, mucho menos yo.

──── Solo vete, Karsten, no quiero discusión. Estoy agitando la bandera de la paz.

La sorpresa fue evidente en su rostro, dio el brazo a torcer tan rápido y eso tenía una razón.

──── Hazlo ──── Laria intervino ──── No tenemos que hacer esto.

──── Escúchala ──── Bronte habló, dando un paso adelante ──── Ella tiene razón. Es nuestro hogar, hermano, no más discusiones.

──── ¿Seguro de tus palabras? ──── Karsten dijo, creando una media sonrisa ──── Yo pienso que estás equivocado.

Todo color que contenía el rostro de Bronte desapareció, mirándolo.

──── ¿De qué hablas? ──── Dion cuestionó, observando la reacción del príncipe.

Acacia también sonrió, arqueando una de sus cejas ──── Habla de que nuestro compañero, hijo de Bastos, siempre estuvo en contra de nosotros.

──── Eso no es cierto ──── Gaea negó, mirando a Bronte ──── Dime que no es cierto

El príncipe suspiró, mirando a Acacia ──── ¿Cómo lo supiste?

──── Por más que intentaron fingir, había detalles que simplemente no encajaban ──── informó ella ──── Nos atacaron en tu reino, solo el príncipe o el rey podían dar acceso, pero tu padre estaba comprometido así que solo tú quedaste. Los oscuros nos encontraban rápido, incluso sin tener a un Kordax y solo supuse que uno de ustedes les daba la información

──── Nadie puede jugar contigo, ¿cierto? ──── bromeó Karsten, sonriendo ──── Bronte estuvo en contra de los planes de sus padres. Por supuesto que nos ayudó mucho en encontrarlos, ningún Kordax quiso estar a nuestro lado

──── ¿Por qué estaríamos al lado del astral lunático? ──── Dion dijo con molestia. Sus ojos dorados se posaron en Bronte, negando ──── Pudimos morir. Tú les diste toda la información a los Duksol

──── No sabía que ellos enviarán a los oscuros ──── Bronte se justificó, cerrando sus ojos por unos segundos ──── Puedo jurarlo, nunca quise exponerlos

──── Pero lo hiciste y eso no estuvo nada bien ──── Giles comentó, decepcionado por las palabras del astral ──── ¿Todo este tiempo estuviste con ellos?

──── No todo. Pensaba entregar a Alexander, pero después nos atacó en ese almacén y supe que tenía un astral dentro, pero... no quería poner en riesgo a Laria si contradecía las palabras del rey de Neex ──── confesó, mirando a los primogénitos a su lado ──── Lo lamento, no iba a hacer nada que nos hiriera

──── Eso es muy tarde ──── Calista bufo, apoyándose en el cuerpo de Giles ──── Rompiste nuestra confianza

──── No tienen que ser tan duros ──── Laria dijo, negando ──── Él no tuvo la culpa, yo le dije que estuviéramos de parte de Neex.

Acacia asintió ──── Lo sé, pero eso no justifica nada. Los Duksol nos atacaron incontables veces y resultamos mal, casi morimos, pero él no tuvo la culpa, ¿no?

Koren rodó los ojos, aburrida de sus palabras ──── Todos cometimos errores, ahora seamos felices y sigamos adelante ──── interrumpió la astral ──── Todos estuvimos en peligro y uno de esos momentos fue por Alexander.

──── Eso fue culpa de Myles ──── Gaea señaló, apuntando al astral.

──── No necesitamos seguir oyendo esto ──── negó Calista, dando la espalda al resto ──── ¿Podemos irnos?

Acacia giró, también cansada por seguir con esa conversación cuando de reojo observó el reflejo de una espada. Por instinto, subió la mano antes que la lastimara, el escozor rozó sus manos y apretó los dientes completamente molesta.

Karsten sonrió con malicia, sosteniendo la cadena entre sus dedos que conectaba la espada.

──── Oh, lo siento, ¿herí a la princesa?

Con enojo, Acacia jaló el filo atrayendo el cuerpo de Karsten, su puño conectó con su quijada, iniciando una pelea donde los dos terminaron en el suelo.

El resto se separó, dando espacio hasta que decidieran terminar. Acacia sujetó con fuerza al astral, conectando su codo en el rostro hasta que Karsten cambió la posición, conectando su rodilla.

──── Hay que ser justos ──── él murmuró, sintiendo la sangre caer de su nariz.

──── Claro ──── asintió, conectando su cabeza dolorosamente.

El astral soltó un quejido, sosteniendo los brazos de Acacia. Ella sonrió, viendo su gran error, como siempre, subestimándola.

Pasó sus piernas por el cuello de Karsten, empujándolo hacía atrás, mantuvo la fuerza, esperando que cediera cuando necesite el oxígeno.

──── Ríndete ──── ella gruñó.

──── Ni en sueños, nunca me había divertido tanto ──── balbuceó con dificultad.

Sin poder sostenerse, Karsten se dejó caer al suelo, dejando que Acacia lo golpeará de nuevo su rostro, creó una sonrisa boba, disfrutando del enojo.

──── Maldición, cómo te extrañé ──── murmuró, tomando su muñeca ──── Acéptalo, tú también.

──── No cuando tenemos diferentes pensamientos ──── negó.

Antes de poder cambiar de posición, ella observó la figura de Alexander aparecer, su mirada destellando preocupación. Laria lo detuvo, tomando su brazo mientras él entrecerró los ojos, recordándola.

──── Acacia ──── susurró, quitando el agarre con facilidad.

La nombrada soltó a Karsten, poniéndose de pie para detenerlo. Colocó sus manos en su pecho, retrocediendo hasta tenerlo a un lado de Dion.

──── Estoy bien ──── sonrió.

Su mano cayó a los dedos de Alexander, entrelazándolos con fuerza. Karsten se levantó, apoyándose en Koren mientras evaluaba al hijo de Zoqri, su mirada curiosa pasando por cada detalle.

──── ¿Es ese el astral perdido? ──── masculló, limpiando la sangre de sus labios ──── Parece que necesita entrenamiento o un reforzamiento de músculos. Por lo que veo, mi dulce astral ha pasado por ti.

──── No me hagas enojar ──── Acacia amenazó.

──── ¿Qué? Es la verdad. Sujetas su mano sin pudor ni vergüenza.

──── ¿Y? ¿No tengo permiso de tocar?

──── No de esa forma, tan...──── se detuvo, buscando la palabra correcta ──── Tan profunda.

──── ¿Sorprendido que puedo sentir más que enojo? ──── interrogó, alzando las cejas.

──── Tal vez un poco ──── Myles dijo, haciendo reír a Naia.

──── Cállate ──── lo golpeó en su pecho Naia ──── Ella puede sentir, nadie está abstenido de los sentimientos.

──── ¡Ya paren! ──── una voz surgió en medio de la discusión, callándolos.




chan chan chan, al fin aparecieron los primogénitos perdidos y viene la mejor parte  🧡



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