twenty five ──── queens secret
────────── CHAPTER TWENTY FIVE,
QUEENS SECRETS ──────────
❛ Sueña como si fueras a vivir para siempre, vive como si fueses a morir hoy ❜
Los astrales se miraron con confusión antes sus palabras. Alexander fue el único en ser capaz de preguntarle a qué se refería. Los ojos del hombre se llenaron de nostalgia, embriagados por un recuerdo.
───── Cuando tenía dieciséis años, una mujer me detuvo a mitad de carretera, ella me pidió que la llevará al mejor lugar del mundo de los humanos y así lo hice. La llevé a un mirador en las montañas donde podías observar las nubes y era... un lugar de paz para mí que quise compartirlo con esa desconocida ───── él contó, sonriendo ───── Por supuesto que fue extraño, estaba nervioso porque pensé que quería robarme o hacerme algún daño, pero ella era tan diferente al resto que algo dentro de mí sabía que no pertenecía a este mundo.
───── ¿Qué miraste en ella? ───── Gaea interrogó, ladeando su rostro.
───── Ella era igual a ti. Tenía un largo cabello morado y ojos cafés tan claros que era imposible que un humano pudiera poseerlos. Ese día solo lo pasé con ella, me preguntaba sobre los humanos, como vivían, lo que comían y yo estaba satisfecho de tener todas esas respuestas para ella hasta que se fue, desapareció por la noche ───── dijo, frunciendo sus cejas ───── Pensé que lo había soñado, pero no fue así, al día siguiente ella volvió con otra mujer que se parecía a ti ───── menciono, mirando a Acacia ───── Tenía miedo de su aspecto en un principio, pero después fue normal para mí.
───── Por eso nunca mencionaste nada de nuestros aspectos ───── Calista habló.
───── No tuve necesidad de hacerlo, parecen humanos para mi ───── dijo con una media sonrisa ───── Las mujeres volvieron un tercer día con otra y otra hasta que fue difícil de esconder de mi padre, tanto que pensó que ellas estaban planeando hacerme daño o algo así ───── contó, riendo ante ese pensamiento ───── Hubo una noche donde la mujer de cabello morado me agradeció por haberle enseñado de los humanos y me dio un medallón, dijo que era un mineral precioso que iba a recompensar mi amabilidad. Lo vendí y me volví el hombre más rico en esta ciudad, compré está granja a su nombre porque pensé que volvería, pero no fue ella, sino las otras mujeres.
───── ¿Cuáles otras mujeres? ───── Bronte interrogó.
───── Mi madre y la reina de Zoqri ───── contestó Acacia en lugar del hombre ───── Tú eras quién le obsequiaba ropa a mi madre.
El hombre asintió ───── Ellas amaban la moda así que compré tres tiendas para ellas. Las llené con vestidos hermosos y las hice feliz hasta que no volvieron más ───── contó, bajando su mirada ───── Por eso no puedo aceptar estas argollas. Ustedes son sus hijos, ¿no? Es mi deber ayudarlos, en agradecimiento a esas mujeres que salvaron mi vida.
Los primogénitos estaban sorprendidos antes las palabras que aquel hombre. Su historia sonaba como fantasía, no podían imaginar que sus madres bajarán a ese mundo, el mismo que les ordenaron nunca ver para evitar tener algún conflicto con los humanos.
Desde el primer momento que Frank vio a esos desconocidos en la carretera, supo quiénes eran. No necesito oír sus nombres o sus palabras para saber que venían del mismo lugar que aquellas adolescentes autoritarias que querían conocer el mundo
Gaea era tan parecida que no pudo negarse ante su petición, sintiéndose como aquel chico de dieciséis años que estaba asombrado de tener atención de una desconocida
Sus palabras y sus modos eran lo mismo y por eso, decidió ayudarlos. Se los debía a esas mujeres que le dieron un pequeño medallón que salvó a su familia de quebrar cuando su hogar fue derribado tras un terremoto, mejoró su vida con sus hijos y su esposa
Acacia sabía que su madre había bajado incontables veces al mundo de los humanos a llevar ropa y disfrutar de la vida que esas personas llevaban, pero jamás pensó en que tendría contacto directo con uno. Ella jamás lo contó, sólo las historias sobre sus nuevos descubrimiento, pero nunca habló que, en cada una de ellas, había un humano protegiéndola e informando de lo que se trataba
No podía ocultar su asombro de saber que la reina de Poxzia no fue la única. La madre de Gaea fue la primera en dar el paso hacía el mundo de los humanos, tan decidida como su hija, no le importo exponerse, pero eso hizo que encontrará a la persona perfecta en que iba a ayudarla a tener la mejor experiencia
Por esa razón, la reina de Zoqri decidió esconder a su hijo ahí. Conocía esa ciudad, sus lugares y los habitantes, no había amenaza que pudiera herirlo como a sus otros hijos en el planeta donde se estaba creando un gran problema.
Los astrales estaban en silencio, procesando la información. No habían sospechado de la amabilidad de ese hombre, ni siquiera se atrevieron a preguntar por qué era así y ahora que sabían las razones, no pudieron pensar en que la gran confianza que crearon con ese humano, un hombre que sus propias madres lo moldearon por si un día iban a necesitar su ayuda.
───── Igualmente quiero que te quedas con este regalo ───── Gaea dijo, cerrando los dedos del hombre alrededor de las argollas ───── Cuéntales a tus hijos y que la voz siga fluyendo por generaciones porque necesitamos más hombres como tú.
Él sonrió, asintiendo ───── Ellos lo saben, solo creen que es una historia para ir a dormir, pero lo harán. Todos son bienvenidos a este mundo, son bienvenidos a este hogar.
───── Gracias ───── musito la astral.
Giles dio un paso adelante, sosteniendo la mano de Calista entre las de él ───── Quisiera preguntarle. ¿Recuerda si alguna vez, algunas de nuestras madres, le dijeron donde había un acceso para viajar al Planeta Astral? ───── preguntó.
Frank movió su cabeza, asintiendo ante su pregunta ───── Si, lo hicieron. De hecho, está en este mismo lugar ───── respondió, señalando la parte trasera de su casa ───── No sé cómo lo utilizaban, pero decían que era su transporte a su hogar.
───── Tenemos que verla ───── Bronte dijo, mirando al resto de primogénitos ───── Si descubrimos como se usa, no será necesario esperar por el puente.
───── Recuerdo que una de ellas dijo que era un transporte directo a su hogar ───── mencionó el hombre, ladeando la cabeza mientras pensaba ───── No recuerdo el nombre de su hogar, pero decían que era diferente a un puente.
───── ¿Será posible que nuestras madres crearon una puerta a un solo reino? ───── Dion cuestionó, impresionado ───── Nunca pudimos hacer uno, siempre se cerraban.
Acacia bufo, cruzando de brazos ───── Tampoco lo intentamos a como se debía. Siempre uno de ustedes se acobardaba.
───── Ya sabemos quién ───── susurró Calista, tirando miradas divertidas a Bronte.
El astral abrió su boca, ofendido por lo que estaban insinuando ───── Yo no lo hacía ───── él se defendió, cruzando sus brazos ───── Ustedes solo querían meterse en problemas.
───── Eso es normal entre ellos ───── Alexander habló, notando la diversión en la mirada del hombre ───── Suelen cambiar de temas en las conversaciones.
El hombre rio ───── Se parecen a ellas. Supongo que ellos bajaron por ti, ¿no?
Alexander asintió ───── Si, así es. Mi madre me dejó aquí por muchos años hasta que finalmente puedo regresar al lugar al que pertenezco.
───── Si hubiera sabido que tú estabas aquí, hubiera ido por ti ───── él dijo, bajando la mirada por unos segundos ───── Espero que tu vida en este mundo no haya sido mala.
Él sonrió, negando ───── Me reconforta que... ahora tendré la vida que siempre quise. No te sientas culpable, no lo sabías.
───── Me da gusto conocerte, Alexander, estoy seguro que tu madre te amo, lo suficiente para dejarte en este mundo ───── Frank dijo, observando al resto de astrales ───── ¿Quieren ir a ver como sus madres viajaban?
───── Si, es mejor detener a estos astrales antes que se culpen ───── Gaea pidió.
El hombre pidió que los siguieran. Rodearon la gran casa, adentrándose en la línea de árboles donde daba comienzo al frondoso bosque que rodeaba todo ese pueblo. Los astrales estaban en alerta, atentos a lo que podía suceder en ese corto camino, aunque Frank supiera sobre ellos, sobre su planeta, no podían confiar ciegamente en palabras y más al estar a punto de volver a su planeta.
Alexander se posicionó al lado de Acacia, entrelazando sus dedos con una media sonrisa que prometía que no iba a soltarla. Ella dejó que lo hiciera, sintiendo como, por primera vez, dejaba caer esa pesada armadura y dejó salir todos los sentimientos que por dentro explotaban con solo una afirmación.
Ella estaba enamorándose de Alexander.
El camino no fue tan largo como los primogénitos habían pensado. Llegaron a un lugar donde una gran roca, probablemente de sus tamaños, se encontraba en medio, siendo rodeado por grandes árboles que lo hacían pasar desapercibidos.
───── Aquí es ───── dijo el hombre, viendo la roca ───── Ellas tocaban y unas luces hacían que sus cuerpos desaparecieran, pero nunca funcionó conmigo.
Acacia dio un paso adelante, dejando resguardado a Alexander por Dion. La princesa miró con curiosidad esa gran roca, tan común que se preguntó cómo sus madres pudieron crear una puerta directo a uno de los reinos.
───── ¿Ves algo que indique que nos lleve al planeta? ───── Giles cuestionó, acercándose ───── Me parece una roca normal.
───── No veo nada ───── murmuró la astral ───── Tampoco es que nuestras madres dejarían una marca evidente, solo hay que descubrir que lo abre.
Calista también se acercó, curiosa por saber más sobre esa gran roca. Miro a los astrales que trataban de descubrir que era hasta que un detalle llamó su atención.
───── ¿Qué es eso? ───── cuestionó la princesa, señalando un punto en la roca.
Acacia tuvo que inclinarse para poder ver lo mismo que su amiga hizo. Las líneas de las rocas estaban dispersas, sin forma alguna, pero en un punto, tan pequeño, había un garabato que era igual al escudo de su reino. Ese garabato era el escudo del reino de Poxzia.
───── Mi madre lo hizo ───── Acacia habló, pasando sus dedos por encima del escudo ───── Es a mi reino dónde está puerta abrirá.
───── ¿Alguna idea de cómo abrirla? ───── Dion preguntó, cruzando sus brazos.
Acacia negó, observando el escudo. Pensó en todos esos momentos donde su madre hablaba sobre el mundo de los humanos, la belleza que estos poseían hasta que recordó unas palabras que, en ese momento, supo de qué se trataban.
Los Poxzia no temen a enfrentarse a su enemigo, los Poxzia no tienen miedo en derrochar su sangre.
La princesa sacó su daga, sin prestar atención a las curiosas miradas de sus acompañantes. Sin pensarlo, pasó el filo en la palma de su mano, oyendo los quejidos de Calista sobre hacerse daño a sí misma y dejó que la sangre cayera sobre esa enorme roca.
El silencio se prolongó cuando las líneas de la roca se llenaron de esa sustancia rojiza e iba creando los diferentes escudos de los reinos entrelazados, como si se tratara de uno solo. La roca empezó a temblar ligeramente cuando las líneas se unieron hasta que una fuerte luz cegó a los primogénitos.
───── Debería de irse ───── oyó la voz de Gaea, hablando al humano ───── Nosotros nos veremos de nuevo.
Frank no dijo ni una palabra, solo asintió ante las palabras de la princesa al sentir como el suelo empezaba a temblar con más fuerza y los árboles se agitaban. La mirada rojiza de Acacia no se separó de la roca, esperando que funcionara.
Acacia quitó su mano cuando la roca se llenó de su sangre, envolviéndola en una venda para detenerla. Sintió como los dedos de Alexander ayudaron a ajustarla, preocupado por lo sucedido.
───── Está bien, voy a recuperarla ───── musito la astral.
La roca finalmente se llenó de la sustancia, su luz se hizo más brillante que empezaba a molestar los ojos de los astrales hasta que cambió, creando los colores representativos de cada uno de ellos tal como era el puente del gran Templo.
───── Está abriendo ───── susurró Bronte, impresionado ───── Funciona.
───── ¿Listos para ir a casa? ───── Acacia habló, posando su mano encima de la gran roca ───── Puente, concédenos el permiso para ir a casa del reino de Poxzia en el Planeta Astral.
Las luces fueron convirtiéndose más fuertes antes sus palabras y en segundos, los astrales junto a Alexander fueron absorbidos por las luces parpadeantes, llevándolos a lo que llamaban Planeta Astral.
así terminamos nuestro descenso al mundo de los humanos y volvemos al Planeta Astral
cuéntenme que les pareció, agregue muchos capítulos más pero me ha encantado el resultado
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