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three ──── second test




────────────── CHAPTER THREE,

SECOND TEST ──────────────



❛ Solo en la oscuridad puedes ver las estrellas



La princesa de Poxzia se abrió paso a lo que llamaban el salón halo que estaba decorado por cientos de estrellas en el techo oscuro que brillaban como si fueran luces. Si entrecerraba sus ojos, Acacia podría ver como se movían lentamente por todo el espacio.

Naia, princesa de Draka, estaba esperándola en la puerta. Entrelazo su brazo junto al de Acacia como usualmente lo hacía cada vez que se encontraban. Naia junto a Koren poseían las bellezas del planeta astral, poseyendo los hermosos genes de sus reinos. El cabello rojo oscuro enmarcaba el rostro redondo de la astral, dándole un toque delicado como si fuera una muñeca de porcelana con pequeños ojos verdes.

──── Tengo un nuevo chiste, papá me lo dijo.

Y si, Naia era una astral sumamente alegre que siempre posaba una hermosa sonrisa y le encantaba decir malos chistes a los habitantes. Ese fue un detalle que enamoró a Myles desde la primera vez que se conocieron y desde entonces, su relación había mejorado al punto de crear una gran fortaleza con sus reinos y que, en un futuro, iba a beneficiarlos a ambos.

Mientras la princesa seguía hablando, Acacia miró a su alrededor para saber con quienes estaría en ese salón. Su mirada se quedó en Bronte que estaba despidiéndose de Laria con sus usuales miradas de anhelo y toques de inocencia.

Ambos astrales eran tranquilos, tomándose su tiempo para poder establecer una relación y por eso, era estresante para los demás astrales observarlos como se amaban, pero ninguno daba un paso adelante para declararse.

En el planeta Astral no había ninguna regla que impidieran salir entre los habitantes de los reinos, en ocasiones, era lo mejor si vivían en Tharan donde era un reino que sólo los hombres dominaban así que salían a buscar a sus parejas en otros reinos, especialmente el reino de Draka o Galla donde las mujeres dominaban. En otros reinos, poseían los dos géneros y preferían salir entre ellos para mantener el linaje puro y fuerte.

Para los primogénitos era lo mismo. Al tener la aprobación de los reyes y sus futuras coronaciones, ellos serían los astrales que tomarían el control y gobernarían por lo que siempre debían de pensar fríamente en sus decisiones.

Era su responsabilidad siempre poner en primer lugar las necesidades de los habitantes.

Enamorarse de otro primogénito podría ser una desventaja ya que los sentimientos podrían interferir y por eso, era mejor evitar relaciones, pero en ocasiones, era algo difícil de cumplir y por eso, debían de pensar primeramente sobre una simple situación en la cual la respuesta podría definir su camino a ser el futuro del reino.

──── Entonces, el padre responde: "No sé, pregúntale a tu abuelo" ──── Naia contó, soltando una carcajada tan fuerte que Acacia quiso esconderse.

Atraer la atención en medio de un examen importante no era algo que quería ocasionar tan rápido.

──── Es el chiste más malo de la historia ──── susurró, negando con su cabeza.

──── Y repetitivo ──── Bronte dijo, llegando por atrás. Arregló su larga gabardina oscura, ocultando el lunar oscuro que abarcaba todo el lado derecho de su cuello ──── Laria fue quien contó el chiste a tu padre.

──── ¡Ese traidor! ──── replicó Naia, entrecerrando sus ojos claros con molestias que rápidamente sustituyó por su felicidad ──── Bueno, en otras noticias, mi madre dejó que hiciera cambios en la mansión del reino, pero si lo hago, también será en todo el pueblo para que combinemos colores.

──── ¿Has estado recientemente en el pueblo de Korda? ──── Bronte preguntó con un toque divertido en su voz suave.

Naia negó, frunciendo sus cejas con interés ──── No, ¿por qué?

──── Su vanidad está contagiándote ──── bromeó, soltando una carcajada que llamó la atención del resto de astrales.

Naira golpeó el brazo de Bronte, sintiéndose irritada por su mal chiste. El reino de Korda era conocido por su vanidad, los brillos y los incontables halagos que recibía de parte de otros reinos al ser uno de los que importaba más en su apariencia y no solo en entrenamiento.

──── ¿Alguien dijo vanidad? ──── la cabeza de Dion, príncipe del reino Korda, sobresalió entre el resto como si fuera invocado.

──── Es todo tuyo ──── Acacia le dijo a Bronte con una media sonrisa al notar como Dion se acercaba a su pequeño grupo improvisado ──── Ya quiero ver cómo te deshaces de sus charlas motivadoras sobre cuidado de salud.

──── Presiento que terminaré siendo devorado por él ──── se quejó el astral, chasqueando su lengua ──── Todo por Naia. Me incito a atraerlo.

──── ¡Claro que no! ──── ella chilló, frunciendo sus cejas ──── Solo por eso lo empeoraré.

Naia agitó su cabello rizado, decidida en ir tras Dion mientras Bronte le pedía que no lo hiciera, no quería comenzar una nueva sesión de tratamiento que los Korda ofrecían.

A pesar de sus actitudes infantiles y momentos donde bromeaban entre sí, eran buenos astrales con grandes visiones para que sus reinos se levanten y en poco tiempo, lo llevarían a cabo. Sus planes se harían realidad en poder crear un planeta astral unido.

Solo esperaba que ninguno terminará por optar por un mal camino.



La primera parte del examen fue más fácil de lo que supuso Acacia. Los libros que habían estudiado durante todos sus años de preparación, eran las respuestas para esas preguntas sobre las reglas que asumían como futuros reyes y reinas, así como los sucesos importantes en el planeta que les ayudaría a no cometer los mismos errores.

Sus mentes estaban llenas de toda información importante, pero, aun así, sabían que había más información de la cual no podían saber hasta que sus coronaciones fueran completadas.

Había demasiadas fugas en las historias, fechas que no coincidían, pero no podían hablar sobre eso o podrían meterse en problemas.

Para Acacia, era una tortura no saber. Para poder gobernar un reino, era importante saber las historias de sus pueblos, entender que sucedía tras las puertas cerradas pero los reyes se negaban a hablar hasta que la corona fuera desplazada y aceptada.

Las preguntas fueron contestadas con rapidez por parte de Acacia, conociendo las teorías, sus responsabilidades y algunas que eran personales, pero igual trato de contestarlas sabiamente. Los reyes leerían sus respuestas y necesitaba su aprobación.

Aunque no todos los reyes creían que Acacia podía llegar a ser suficiente, especialmente después de la muerte de su madre, ella estaba decidida a probar lo contrario. Acacia amaba a su reino y como siempre juro, los protegerían incluso si necesitaba derramar su propia sangre.

La princesa de Poxzia entregó su examen, deseando que todas las respuestas sean correctas. Su forma de pensar determinaría su futuro y no podía pensar en la posibilidad de fallar en su última prueba.

Ella se acercó al resto de primogénitos que estaban viendo al rey astral junto a sus guerreros. Detrás de ellos, se encontraba el gran campo de entrenamiento que estaba equipado con diferentes armas. Las ventanas estaban abiertas, dejando entrar suficiente luz para poder notar ciertos obstáculos.

La segunda prueba estaba a punto de comenzar.

Acacia no estaba segura si sería una simple pelea entre primogénitos o con los guerreros experimentados que aguardaban detrás del rey astral. Sin importar con quién sería, ella sabía que debía dar lo mejor de sí misma para ganarles.

Se acercó a Karsten, dándole una media sonrisa que él rápidamente imitó. A ambos les encantaba pelear, hacer uso de sus espadas y demostrarle al resto de astrales que podían ser tan buenos guerreros como futuros gobernantes.

Eran el mejor dúo en todo el planeta astral y se les reconocía su trabajo.

──── El día no ha acabado para ustedes, primogénitos. La segunda parte del examen se encuentra justo detrás de mí a cómo pueden ver ──── habló el rey astral, señalando el gran espacio a su espalda ──── Sus destrezas en las peleas es una habilidad importante, poder demostrar que no temen en agarrar una espada y poder dirigirla a los enemigos. Los he dividido en dos grupos, cada uno tendrá la oportunidad de pelear con mis guerreros y el último en pie, será el ganador.

──── ¿Significa que también pelearemos con los primogénitos? ──── Laria cuestionó, alzando su mano para captar la atención del resto ──── ¿O solo es necesario derrotar a los guerreros?

──── Su misión principal es derrotar a los guerreros, no se permite herir de gravedad, sólo pueden dejarlos desarmados. En cambio, si quieren derrotar a sus grupos, ya es decisión de cada uno ──── explicó el hombre, sonriéndoles ──── Podremos darnos cuenta quien prefiere la gloria para sí solos.

──── Somos competitivos, rey astral ──── Myles bromeó, encogiéndose de hombros ──── No nos juzgue por nuestra debilidad.

El rey astral río, cruzando sus brazos detrás de su espalda ──── Juzgaremos algunos puntos importantes como es la técnica. Hemos trabajado diferentes tipos de armas así que deberán de utilizarlas hasta que derroten a mis guerreros o ustedes lo sean.

──── Estoy segura que ganaremos ──── Koren masculló, riendo suavemente ──── Solo necesitamos un buen plan para derrotarlos.

Por primera vez, Acacia coincidía con Koren. Un buen plan para poder derrotar a los guerreros funcionaria, especialmente si descubrían cuáles eran sus mejores técnicas y el campo era lo suficiente grande para encontrar un escondite.

Todos los primogénitos tenían sus talentos ocultos así que no importaba en que equipo quedaría, Acacia podía ganarles.

──── El primer equipo será liderado por Karsten ──── el rey astral comentó, señalando el escudo del reino Neex que sacó ──── En tu equipo tendrás a Laria, el siguiente es Dion.

──── Tenemos a la belleza de nuestra parte ──── él susurró, mirando al astral de cabello rubio ──── Serás nuestra distracción.

──── No me gusta ser usado, pero si me llevara a ganar, lo aceptaré ──── masculló Dion, cruzando sus brazos.

──── En tu equipo tendrás a Calista y, por último, se unirá Acacia ──── declaró, mostrando la bandera de su reino ──── Serán un equipo de cinco, el resto, reúnanse para ser el equipo número dos.

──── Ya sabemos cómo terminará ese equipo ──── Bronte bromeó, moviéndose junto a Giles ──── Estoy seguro que Karsten será el que se levante contra su equipo.

Acacia río, tirando su cabeza hacia atrás con diversión ──── Oh, príncipe de Neex, ya conocen tu sucia reputación ──── se burló, golpeándolo suavemente con su codo ──── ¿Vas a traicionarme?

Karsten rodó sus ojos rojizos, mirando por encima de la astral ──── Tendré que pensarlo.

──── Atrévete a traicionarme y te mataré ──── siseó Acacia, entrecerrando sus ojos ──── Es un consejo amigable.

──── ¡Tendrán una hora para poder armar sus planes! ──── el rey astral habló por encima de las voces de los astrales ──── Elijan sus armas y cámbiense, no queremos problemas con sus damas y caballeros cuando lleguen con sus vestuarios destruidos.

──── Apuesto a que el mío estaría encantado ──── susurró Myles, uniéndose a su equipo ──── Solo le daría una razón para crear más.

──── ¿Comenzamos? ──── Laria cuestionó a los dos astrales que estaban juntos ──── Será una larga charla si ustedes están en el equipo.

Acacia sonrió, entendiendo sus palabras. A Karsten le gustaba dominar, ser líder en cada grupo de entrenamiento y a Acacia le gustaba molestarlo, enseñarles los puntos débiles de sus planes y eso creaba una gran pelea hasta que los dos estuvieran en calma.

Por esa vez, estaría en calma. Una hora no sería suficiente para crear un gran plan y menos si iban a enfrentarse a guerreros experimentados que llevaban años de entrenamiento. Probablemente vayan a ser suaves, no queriendo herirlos, pero ejercerán la suficiente fuerza para romperlos.

──── Vamos, tengo un plan para vencerlos ──── Karsten les dijo, mirándolos con una gran sonrisa ──── Haré que ganemos, mis queridos primogénitos.



Acacia estaba preparada para enfrentarse a los guerreros.

Su cuerpo estaba ansioso, la adrenalina ya corría por sus venas y su mente, serena y tranquila, sabía que debía de enfocarse en sus movimientos.

La espada estaba preparada en su mano. Sostuvo el pomo, dejando que el filo se extendiera ante las miradas de los guerreros, oyendo como el metal se construía a sí mismo hasta que finalizó, mostrando el escudo brillante.

El plan era simple para los astrales. Acacia y Karsten se encargaría de dejarlos aturdidos, ir por los más fuertes para que Laria y Calista terminen por desarmarlos, en cambio, Dion iría por los guerreros escondidos.

Aunque muchos se quejaban del príncipe de Korda por siempre pensar en la belleza, tenía un don de percepción que ayudaba a detectar a los astrales con rapidez y eso les ayudaría a detectar a aquellos que quieran hacer ataques sorpresas. Dion los enfrentaría para que ninguno de los primogénitos quede desprotegido.

Los obstáculos hacían difícil que supiera cuantos guerreros se encontraban en ese campo. Rápidamente contó que había quinces en la parte de adelante, esperándolos. Acacia estaba segura que había más escondidos, no se lo iban a dejar tan sencillo.

──── ¿Puedes sentir cuántos no están presentes con nosotros, mi querido amigo? ──── Karsten cuestionó, sin quitar su intensa mirada en los hombres y mujeres.

──── Lo hago. Están en la parte trasera, puedo sentir cómo se mueven detrás del panel en la parte izquierda y arriba, en los árboles de la derecha están los arqueros─ murmuró, sacando su propio arco dorado ──── Cuando entre, sentiré a más astrales. Encárguense de los de adelante, les avisaré si necesito su ayuda.

Acacia asintió, entendiendo la asignación del plan que crearon para derrotar a los guerreros. El rey astral estará vigilándolos, observando sus puntos débiles y sus técnicas que habían entrenado durante todos esos años.

La princesa balanceo su espada, apretando su mano en el pomo, lista para esperar la orden y avanzar. Su vestido fue sustituido por un traje completo en color rojizo y su cabello sujeto en la parte arriba de su cabeza, se quitó sus joyas y tacones, todo impedimento fue removido para poder demostrar lo que portaba.

──── Comencemos ──── declaró el rey astral, alzando sus brazos ──── El último en quedar de pie, será el ganador.

Karsten fue el primero en atacar, abalanzándose sobre el primer guerrero que tiró su espada como si se tratara de una flecha. Interrumpió su camino, deteniéndolo con su escudo y dejó que Laria se encargará de él, solo necesitando aturdirlo para sacarlo del campo.

Acacia movió su espada, sujetándola con sus dos manos para estrellarla fuertemente contra las dos espadas de las dos mujeres que se acercaron. El choque creó un gran sonido de metales, haciendo que el eco los golpeara y moviera unos centímetros atrás que no dudaron en volver a juntarse.

Su cuerpo fue moviéndose en cada paso, el filo apenas dejando unos centímetros antes que la hiriera. La mejor habilidad de Acacia era la pelea cuerpo a cuerpo por lo que no dudó en utilizar sus piernas para golpear a los guerreros y así, derrotarlos con facilidad.

Calista se quedaba cerca de Acacia, finalizando los ataques para dejarlos desarmados. Su plan estaba funcionando, Acacia se abrió paso en medio de los guerreros, estrellando su espada, aturdirlos y dejar que su amiga los acabara.

El sudor empezó a bajar por la espalda de Acacia al seguir atacando. Los guerreros seguían llegando, tratando de derrotarlos, pero ningún astral había cedido. Cinco príncipes y princesas entraron a ese campo y todavía seguían intactos, sin rendirse a los guerreros que estaban sacando sus mejores técnicas.

Acacia seguía moviéndose ante cada ataque que era inevitable compararla con una bailarina. Sus movimientos salían suaves, sin ningún esfuerzo y los combatía con la misma fuerza. Los guerreros eran rápidos, fuertes y aunque solo era una práctica, la princesa sentía que estaba en medio de una guerra.

Una patada fue detenida por los antebrazos de Acacia, sorprendiéndola del dolor que sintió. El guerrero la miró con diversión, notando su incomodidad y eso hizo que se molestara. Nadie jugaba con ella y menos enfrente de su rey astral.

Noto que ya no había guerreros, el resto de astrales se estaban encargando así que dejó su espada en el suelo, mirando al hombre con una mirada fuerte. Iba a enseñarle como la princesa de Poxzia podía defenderse sin necesidad de tener un arma.

El hombre fue el primero en atacar, lanzando su puño al rostro de la princesa. Ella rápidamente lo detuvo, agarrando su muñeca para doblarlo, causándole suficiente dolor que mostró vulnerable.

Acacia aprovechó el tiempo para colocar sus piernas alrededor del cuello del hombre, ejerciendo suficiente fuerza para hacer que se doblara y cayera al suelo. Las manos del guerrero intentaron separarlas, pero no pudo, la princesa había un perfecto amarre que era indestructible.

──── Me rindo ──── él susurró, apenas pudiendo hablar.

──── Es divertido, ¿no? ──── murmuró Acacia, soltándolo poco a poco ──── Espero una próxima pelea contigo.

El hombre rio, agradándole el humor de la princesa. Ella era una de las pocas que disfrutaba pelear sin ningún arma y lo hacía tan bien que nadie se atrevía a desafiarla. El reino de Poxzia eran buenos en sus peleas y no había mejor demostración que su futura reina.

Acacia se levantó, inclinando su cabeza al hombre al notar que era el último en el campo. Fue valiente de su parte poder enfrentarla incluso si no puso su mayor fuerza, le dio una gran lección.

Ella se giró al mismo tiempo que sintió un filo quedar cerca de su garganta. Todo su cuerpo se congeló, entendiendo que, si daba un paso adelante, iba a dañarse. Respiro con tranquilidad, girando su rostro para mirar al astral que se atrevió.

Karsten mantuvo una sonrisa engreída en sus labios rosados, sus ojos rojizos brillaban de la emoción como si hubiera esperado por ese momento durante toda su vida. Apenas movió el filo, rozando la garganta de la princesa.

──── ¿Estás seguro de querer hacer esto? ──── Acacia cuestionó, apretando sus puños.

El príncipe de Neex ladeo su rostro, pensándolo ──── Compartir la victoria no es lo mismo a tenerla por completo y tú perfectamente lo sabes. Solo di el primer paso para quedar como el enemigo.

──── O solo como un gran perdedor.

Un par de cuchillas se deslizaron por los brazos de Acacia hasta llegar en sus manos. Ella cayó sobre sus rodillas, moviéndose por todo el suelo mientras escapaba del filo de la espada, su cuerpo se arrastró hasta que detuvo el filo con las cuchillas, sosteniendo el peso que Karsten estaba ejerciendo.

Acacia se levantó del suelo, dando un paso adelante mientras seguía peleando con Karsten. Sus cuchillas detenían los golpes de la espada, moviéndolas en sus manos como si fueran simples palillos hasta que lanzó una directo a la cabeza del astral.

Karsten apenas pudo moverse cuando sintió un fuerte golpe en su pecho, tirándolo al suelo. Acacia se lanzó, pareciendo un ángel cuando su cabello oscuro ondeó en el aire hasta que cayó encima de él, poniendo su cuchilla en el cuello del astral.

Su mirada rojiza estaba puesta en Karsten, respirando con fuerza. Él no se dio por vencido cuando presiono la espada en el pecho de Acacia, justo encima de su corazón. Ninguno de los dos iba a ceder en esa pelea, no cuando eran igual de competitivos y deseaban la victoria para sí mismos.

──── Vas a tener que ceder, princesa mía ──── dijo Karsten, respirando con fuerza. Bajo su mirada a la cuchilla presionada en su cuello, evaluándola ──── Sería más rápido en insertar mi espada antes que tú lo hagas.

──── ¿Seguro de eso? No subestimes mi rapidez ──── Acacia replicó, presionando más el filo.

──── Si ninguno cede, tendré que darles la victoria a los dos ──── interrumpió el rey astral, observándolos desde su posición ──── Karsten, príncipe de Neex y Acacia, princesa de Poxzia. Felicidades por haber completado la segunda parte de su examen.

Acacia apartó la espada de Karsten con sus dedos mientras se levantaba. Guardó las cuchillas en sus antebrazos, donde estuvieron todo ese tiempo y se inclinó al rey astral, agradeciéndole por su aprobación. Karsten hizo lo mismo a su lado, orgulloso de haber logrado obtener una buena impresión.

──── Todavía te mataré por haberme traicionado ──── susurró Acacia, aun manteniendo su inclinación. Giro su rostro, sonriéndole ──── Deberías asegurar tus ventanas esta noche.

Karsten río, mirándola ──── Será un gusto que acabes conmigo, futura reina.

Ella rodó sus ojos con diversión, sabiendo que su amigo jamás creerá en sus amenazas. Los dos habían crecido juntos, peleando y entrenados que ya conocían sus técnicas así que no fue una sorpresa para ninguno de los astrales que Karsten quisiera la victoria para sí mismo.

Solo había una astral que podía enfrentarlo, una que estuvo en su mismo equipo y la cual le dio una buena pelea.







este es un capítulo nuevo que escribí en la quinta vez que arregle está historia (si, tengo problemas con querer hacerlas de nuevo) así que espero que les guste.

quería hacer un capítulo para que vieran la interacción de los astrales y así puedan conocerlos mejor a todos!



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