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sixteen ──── they know




────────── CHAPTER SIXTEEN,

THEY KNOW ──────────



❛No me gusta dar consejo. Prefiero dar información,  porque la vida de cada cual es diferente,  el viaje de cada cual es diferente ❜



El dolor se extendió por todo el cuerpo de Acacia cuando se levantó de la improvisada cama donde estaba acostada. Su cuello le dolía, justo donde Alexander la ahorcó y su hombro, haciendo que las punzadas de dolor empeoraran.

La princesa estaba decidida a acabar con ese chico si no le daba una buena explicación de lo que sucedió.

──── Ya despertaste ──── Calista habló, sentándose en la orilla ──── ¿Cómo te sientes? Giles tuvo que suturar las dos heridas, la de tu hombro y pierna o hubieras perdido bastante sangre.

──── ¿Dónde está? ──── interrogó la astral, apartando el cabello que se soltó.

Calista señaló a un punto detrás de ella. Alexander estaba sentado en una silla, aún inconsciente con varias sogas a su alrededor que lo mantenían sujeto a un tubo de hierro.

──── No encontré nada más fuerte que eso ──── se excusó la astral, encogiéndose de hombros ──── Ahora estaremos listos si llega a atacarnos de nuevo.

──── No creo que lo vuelva a hacer ──── murmuró, mirando el rostro golpeado del chico. Un hilo de sangre recorría su labio hasta llegar a la barbilla ──── ¿Cómo están el resto?

──── Gaea sigue sin despertar. Bronte se fracturó la nariz, pero Giles lo ayudó y Dion, él está enojado ──── susurró Calista, inclinándose hacía adelante ──── Piensa que tú sabías que él podía pelear y no dijiste nada.

La mirada rojiza de la princesa cambió, mostrando su incomodidad con el pensamiento del príncipe de Kordax. Ella no sabía que el humano tenía tanta fuerza ni que sabía manejar a la perfección una espada o que tuviera el don de los Zoqri.

Alexander tuvo un ataque de pánico con la pelea contra los Duksol, ¿cómo ese chico iba a derribarlos y esconder esa fuerza en su interior? Algo más había ocurrido, algo que sabrían hasta que el humano despertará.

Acacia se levantó, estirando sus brazos y cuello para eliminar toda la tensión que estaba teniendo en ese momento. No quería problemas con Dion, pero si pensaba que ella omitía información y dejaría que los primogénitos fueran heridos por eso, estaba equivocado.

──── Esta será una conversación demasiado larga ──── musitó la astral ──── Por alguna razón no tengo ganas de discutir con nadie.

Calista sonrió, entendiendo lo agotador que fue pelear con el chico. Aunque intentaron calmarlo, todo fue un gran desastre que terminó con los primogénitos heridos.

──── ¿Cómo te sientes? ──── Giles preguntó, acercándose a las dos astrales ──── Te hice puntadas, la última vez que las chequeé todo estaba sanando bien. Tienes la curación más rápida que he visto ──── le comentó, mostrando un poco de orgullo en su mirada oscura.

Acacia asintió ──── Mi padre me lo dijo una vez. Buena sanación, mala actitud, todo se lo debo a él ──── sonrió la astral sin ninguna diversión brillando en su rostro ──── ¿Qué haremos con Alexander? No podemos mantenerlo amarrado por el resto de días que nos espera, apenas es el primero.

──── Esperemos a que despierte. Ya sabemos que verdaderamente es un Zoqri por el don que porta así que nos debe una explicación ──── contestó el astral, mirando a Acacia ──── Él no mostró nada cuando estuvo contigo, ¿cierto?

──── No, nada. Pensé que solo era un humano tímido y débil, pero creo que me equivoque. Ni siquiera podía sostener bien un cuchillo ──── susurró la princesa, recordando cómo sus manos temblaban en el momento del ataque ──── ¿Crees que fuimos nosotros? Tal vez, al estar rodeado de tantos astrales, activamos algo en él.

──── No lo creo ──── Calista negó, mirando el rostro inconsciente del chico con sus cejas fruncidas ──── Hay algo más que no estamos viendo. ¿Qué pasó antes que nos atacará?

──── Quiso escapar ──── susurró Giles, intentando recordar ──── Intentó agarrar la espada de Gaea, ni siquiera la rozo y después...

──── Gaea lo golpeó con el pomo ──── completo la princesa de Poxzia. Sus ojos rojizos se ampliaron, observando a los dos astrales ──── Eso hizo que el astral en él despertará. Es casi lo mismo que nos ocurrió a nosotros.

──── Pero nosotros no tratamos de matarnos ──── intervino otra voz. Dion se acercó al grupo, manteniendo su postura tensa al mostrar la molestia ──── Yo no recuerdo que deje inconsciente a Gaea cuando me dieron mi primera espada para despertar el astral en mí.

Bronte también se acercó, mostrando el gran moretón en su mejilla derecha ──── Pero él no es como nosotros. Nuestros padres nos ayudaron a canalizar esa energía en la espada y en nuestro interior, Alexander no sabe cómo hacerlo.

──── Él canalizó toda esa energía en el mismo ──── Calista dijo, asintiendo ──── El enojo, la frustración, la ira, todo eso hizo que nos atacará, por eso nos quería matar.

──── Especialmente a ti ──── Dion le susurró a Acacia.

La princesa sonrió, ladeando su rostro ──── Así de importante soy para él ──── bromeó, haciendo que una sonrisa apareciera en los labios de Dion ──── Eso resuelve el misterio, no hay que darle ninguna arma del planeta Astral hasta que sepamos que él puede controlarse.

──── No te preocupes, ya fue suficiente que me rompiera la nariz ──── Bronte mencionó, tirándose en el sofá donde Acacia antes se encontraba ──── ¿Les molesta si duermo un rato? Necesito energía.

──── Descansen, astrales ──── Giles dijo, amarrando su cabello oscuro ──── Pasaremos aquí la noche si no hay problemas.

Acacia no quería seguir peleando por esa noche, su cuerpo estaba tenso de tanta pelea y aunque no quería aceptarlo, se sentía adolorida de tantos golpes. No tenía idea de cómo se encontraba aparte de las dos heridas que Giles cosió y prefería de ese modo o iba a enojarse con el chico que no sabía lo que estaba sucediendo.

──── Hice sándwich por si quieres ──── Calista le dijo a la astral, tocando con delicadeza su brazo ──── Necesitamos acabar con el pan o tendremos que botarlo. Por cierto, he visto tus dulces ──── comentó, entrecerrando sus ojos azules ──── Tendrás que compartirlos o me pondré enojada.

Acacia rio, rodando sus ojos ──── Bien pero no le digas a los demás.

Los astrales se acomodaron en el almacén, cada uno agarrando diferentes lugares para descansar o solo comer como Dion y Giles que no podía dormir. Calista decidió acostarse a un lado de Gaea, esperando que la astral despertará tras el fuerte golpe en su mejilla que Giles tuvo que coser.

Todos estaban derribados, cansados por el primer día en que bajaron al mundo. Acacia no podía dormir, solo cerrar sus ojos en un intento de acomodar sus pensamientos que iban tan rápidos que su cabeza comenzó a dolor, todos terminaban con un rostro que ella trataba de olvidar.

Era difícil no concentrarse en el recuerdo de tener a Alexander tan cerca, de sentir sus caricias o los besos que ella misma le pidió. Dejó que sus sentimientos la embriagaran por unos minutos y le gusto, tanto que desea hacerlo de nuevo.

No sabía de dónde venían esos sentimientos, pero le gustaba, quería conocer más a ese humano por el cual no podía sacárselo de la cabeza.

──── ¡Voy a matarlo!

Los pensamientos de Acacia se callaron ante ese grito, sabiendo que Gaea despertó. Apenas abrió sus ojos para visualizar la figura de la astral de pie, señalando con molestia al humano que aún seguía inconsciente.

──── No es su culpa ──── Calista la tranquilizó, negando con su cabeza ──── Te lo explicaré todo. ¿Quieres comer? Te ayudará a pensar con más claridad.

Acacia rio ante el intento de calmar a la astral, solo Calista podía hacerlo. Ella se levantó del cómodo sofá para encontrarse con las dos princesas que estaban comiendo los sándwiches.

──── No había pensado en eso ──── negó Gaea después de oír la explicación de Calista ──── Eso no será nada bueno. El planeta Astral será un detonante para el despertar de su astral y los reyes tendrán que ayudar.

──── Tal vez pueda manejarlo una vez que sepa lo que sucedió ──── Acacia dijo, sentándose en la mesa ──── Créeme, ese chico no hará nada para dañarnos.

──── Eso espero o tendrá que afrontar las consecuencias y esas serán todos nosotros contra él hasta acabarlo ──── respondió la astral, cruzándose de brazos. Miró a Acacia, entrecerrando sus ojos claros ──── ¿Qué le hiciste que quería matarte?

Acacia gruño de molestia, rodando sus ojos ──── ¿Por qué piensan que yo hice algo? Me comporte y lo salve de los astrales muchas veces. Créeme, tuve que arrastrar su trasero borracho hasta este almacén.

Gaea sonrió, inclinándose hacia adelante ──── Princesa, te conocemos. ¿Tengo que recordarte que solo tú pudiste lograr poner de mal humor a todos los reyes del planeta Astral y solo tenías ocho años?

──── Solo estaba preparando su tolerancia y fallaron ──── negó, acomodando su cabello negro ──── Alexander es humano, tuve que amenazarlo incontables veces y puede ser que hice comentarios sobre varios aspectos que mire en el bar, pero nada para ofenderlo ──── comentó, omitiendo información sobre lo que pasó en el almacén.

──── Lo besaste, ¿no? ──── Calista habló, atrayendo las dos miradas de las astrales. Una llena de diversión y la otra con asombro ──── Seguro rompiste su corazón y por eso quería acabar contigo. Típico de un Zoqri.

Gaea soltó una fuerte carcajada, tirando su cabeza hacia atrás ──── Así que eso fue lo que sucedió ──── dijo, reteniendo sus risas ──── Por supuesto que eso pasaría. Los ancianos siempre decían que los Zoqri caían rendidos a los de Poxzia, ya sabes, por esa extraña conexión que tenían. Un alma partida en dos para que en el planeta Astral se buscaran y se convirtieran de nuevo en una ──── contó, soltando un suspiro de ensoñación ──── ¿Por qué yo no tengo una historia tan hermosa como esta?

──── No existe ninguna historia que relacione mi reino con los Zoqri ──── intervino Acacia, callando la réplica de los labios de Calista ──── No tengo ninguna conexión o alma con ese humano, ni siquiera lo conozco. Si, lo bese, no es una sorpresa que me gusta darles la bienvenida a los astrales, pero no sabía que ese beso iba a crear una sentencia de muerte.

──── No lo culpo que quiera matarte después de haberle arrancado su corazón y botarlo como basura ──── Calista mencionó, ladeando su rostro mientras dejaba que sus pensamientos la abarcaran ──── Aunque se mira que es un Zoqri bastante inofensivo, seguro te dará una segunda oportunidad.

──── ¿Él me dará una segunda oportunidad a mí? ──── replicó la astral, frunciendo sus delgadas cejas ──── Te equivocas. Yo pensaré si le daré una segunda oportunidad después de ahorcarme y golpearme.

──── Tú lo golpeaste primero ──── le recordó Gaea en voz baja.

Ella rodó sus ojos rojizos ──── Solo son pequeños cambios en la historia para no sentirme tan culpable ──── contradijo ──── No les digan a los demás astrales. Estoy segura que no les agradará.

──── Ellos ya lo saben ──── Calista susurró, acabando un sándwich ──── Todos lo supieron desde el primer momento.

──── ¿Es que nadie puede guardar un secreto? ──── ella musitó, cerrando sus ojos ──── En serio, qué difícil se ha puesto esta misión.

──── Nos conocemos desde que tenemos un año ──── murmuró Gaea ──── Ya no tenemos pena entre nosotros. Dion se ha cambiado de ropa justo enfrente de todos.

Calista rio, asintiendo ──── Yo recuerdo que Bronte quebró la espada favorita de Myles y le echo la culpa a Giles ──── contó, limpiando las migajas de pan que cayeron en su camisa ──── Myles nunca le dijo nada porque le tenía miedo.

──── Nos conocemos, sabemos hasta qué significa el mínimo cambio de nuestras expresiones ──── Gaea siguió diciendo ──── Así que no fue difícil ver la expresión en tu rostro, después ver a Alexander y completar la historia con el ataque del humano. Teníamos las piezas y solo las unimos.

Acacia solo rodó sus ojos, intentando fingir que no le importaba. Estaba asombrada de la capacidad de los astrales de saber que algo sucedió o simplemente subestimo lo mucho que se conocían entre todos. Desde que eran unos bebés empezaron a conocerse, las reinas pasaban tiempo juntas y prácticamente ellos se convirtieron como sus hermanos.

Simplemente no podría pensar en cómo haber sido criado sin los primogénitos a su alrededor.

──── ¡Ya despertó! ──── Bronte aviso a las astrales, señalando al chico con su cabeza ──── Es tiempo.

──── Será divertido ──── canturreó Calista, corriendo detrás de la figura de Bronte.

Acacia bajo de la mesa, suspirando. Era hora de enfrentarse a Alexander y saber que sucedió, necesitaban respuestas para poder justificar ese ataque o iban a estar muy enojados, aunque tuvieran una teoría de que las armas pudieron haber despertado el astral en él, no justificaba el hecho de que golpeó a los únicos que lo ayudaron.

Alexander seguía todavía amarrado en la silla, sus ojos azulados estaban abiertos, observando a cada astral que lo miraba con molestia. Su cabeza seguía estando confundida sobre lo sucedido y haciendo preguntas de cómo llegó a ese lugar.

──── Comenzaré con una pregunta muy sencilla. ¿Recuerdas qué pasó? ──── Dion interrogó, inclinándose para enfrentar al humano.

Él negó, agitando su cabello rubio que se encontraba desordenado ──── No, digo, si, no lo sé ──── balbuceó, intentando arreglar sus pensamientos ──── Yo lo lamento, no sé qué ocurrió. Nunca había peleado con nadie, ni siquiera sé cómo manejar una espada, jamás había tocado una hasta en ese momento.

──── ¿Qué sentiste en ese momento? ──── Giles preguntó, cruzando sus musculosos brazos.

──── Estaba enojado por lo que ustedes estaban diciendo, pero jamás pensé en herirlos, lo juro ──── murmuró, bajando su mirada ──── Me sentí como... como si tuviera el poder para derrotarlos. Lo creí tanto que solo dejé que mis instintos lo hicieran, estaba tan extasiado de todo ese poder que no pude detenerme y solo pensaba en...

El silencio llenó todo el almacén, entendiendo lo que quería decir. Alexander quería acabar con cada uno de los astrales para satisfacer ese poder que emergió de él después de tocar el pomo de la espada. Cada primogénito paso por lo mismo hasta que aprendieron a utilizarlo en el momento y con los indicados.

──── ¿Estás seguro que esa fue la primera vez? ──── Acacia cuestionó, ladeando su rostro ──── ¿Alguna vez lo has sentido durante todo este tiempo viviendo en este mundo?

──── Fue la primera vez ──── asintió, esperanzado en que la astral creyera en sus palabras ──── ¿Por qué sucedió eso?

Gaea encogió sus hombros, decidiendo responder ──── Tenemos una teoría, pero no estamos seguros. Por el momento, es mejor que te mantengas lejos de todas nuestras armas y evitar tocarlas, te lo explicaremos...

Acacia dejó de poner atención cuando escuchó un pitido, giró por todo el almacén hasta quedar viendo fijamente una ventana. El sonido fue tan familiar pero no podía darle un nombre, cuándo lo hizo, sintió su corazón latir con fuerza.

──── ¡Al suelo! ──── gritó.

La bomba explotó unos segundos después, retumbando en sus oídos. El cuerpo de la astral fue alzado tras el impacto, golpeando una de las paredes del almacén con fuerza. Varios restos de muebles e incluso cemento cayeron sobre ella, dejándola aturdida por unos segundos.

Sin perder tiempo, activó su traje, protegiéndola de lo que vendría. Antes de poder tocar su arco, una segunda explosión se oyó más lejos.

Unos brazos se envolvieron en su cuerpo, deteniendo el golpe de la caída. Acacia levantó la cabeza, mirando a Alexander con confusión sobre lo que hizo. Un hilo de sangre salía de la mejilla del humano, goteando en su vestimenta. Sin pensarlo, la astral cambió de posición cuando una tercera bomba explotó, ahora más cerca de ellos.

──── Se supone que yo te protejo ──── ella se quejó, alzando su cabeza ──── Deja de ser imprudente y escóndete detrás de nosotros.

Él sonrió, sin importarle que estuviera molesta ──── Yo reaccioné primero. Es lo que hacen los primogénitos, ¿no? Cuidarse entre ustedes, ahora yo también lo haré.

La mirada de la astral se suavizó tras sus palabras, recordando que ahora Alexander era parte de los primogénitos, era su prioridad cuidarlo como al resto. Una sonrisa apareció en los labios de Acacia, agradándole la idea de que el hijo de Zoqri finalmente se una a como debió ser desde un principio.

──── Estoy segura que todos estarán felices de tenerte entre nosotros ──── asintió Acacia, sonriéndole ──── Bienvenido, hijo de Zoqri.

Un orgullo apareció en la mirada azulada de Alexander, conteniendo la emoción de poder ser parte de ese grupo de astrales que bajaron de su planeta para encontrarlo. La felicidad abarcó cada parte de su cuerpo que hizo que su pecho se apretará en un intento de contenerla.

Estaba a punto de descubrir lo que significaba ser importante para un planeta y no solo una causa perdida en un mundo donde no era nadie.






para que tener enemigas si ya tienes a Calista y Gaea revelando tus secretos jajaja

díganme que les va pareciendo, votos y comentarios son más que bienvenidos!




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