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seventeen ──── I choose you




────────── CHAPTER SEVENTEEN,

I CHOOSE YOU ──────────



❛ Hay puñales en las sonrisas de los hombres;  cuanto más cercanos son, más sangrientos 




Acacia fue la primera en levantarse, observando a su alrededor en caso de que algún astral estuviera esperando para atacarlos. Ayudó a Alexander a levantarse, sosteniéndolo cuando él se tropezó con los escombros.

──── Ten ──── dijo la princesa, extendiendo la venda limpia que estaba alrededor de su herida en el hombro ──── Ponlo en ese corte antes que se infecte. Tenemos que salir de aquí.

Ella agitó la mano, tratando de quitar el denso humo que los envolvía. Era bastante difícil mirar, además de que las tuberías de agua se reventaron, ocasionando que mojaran a la astral y al chico.

──── ¿Astrales? ¿Dónde están? ──── Acacia gritó, quitando su cabello oscuro de sus ojos ──── ¿Me oyen?

La astral se movió por el espacio junto a Alexander, quitando los escombros. Un destello rosado llamó su atención, quitando varios escombros de cementos. Calista respiró, observando a la astral con tranquilidad.

──── Estoy bien ──── masculló Calista, levantándose. Agarró la mochila que estaba tirada en el suelo ──── Oí a Gaea por aquí.

Entre los tres levantaron los muebles, tratando de encontrarla. Alexander lo hizo, hallándola bajo la mesa y con su brazo enterrado bajo las piedras de la pared.

──── ¡No lo muevas! ──── ella pidió, dejando salir sollozos de dolor ──── Si lo haces, arruinaras mi brazo.

Un grito cargado de angustia fue soltado por la astral cuando Acacia terminó por quitar las piedras.

──── De todas formas está quebrado ──── masculló Acacia, Se agachó, tirando los rizos morados de Gaea hacia atrás ──── Sanará rápido, pero dolerá, tengo que acomodarlo de nuevo.

Gaea asintió, aguantando un grito cuando Acacia movió su brazo, acomodándolo. Calista la ayudó a levantarse, sosteniéndola a su lado con cuidado de no herirla más. Los cuatro se acercaron a Bronte y Dion, el último ayudando a Giles a levantarse.

──── ¿Están bien? ──── interrogó Bronte.

──── Lo estamos ──── Calista respondió, dando una mirada preocupada a Giles.

Los astrales salieron del almacén junto a Alexander cuando el fuego empezó a escurrirse entre los escombros, el pesado humo ya no era tolerante para respirar y el agua solo empezó a sofocarlos. Todos estaban mojados, sus ropas se hicieron más pesados al igual que las mochilas.

Un grupo de astrales empezaron a acorralarlos cuando salieron en la carretera. Acacia sacó su arco, alistando sus flechas para lanzarlas.

──── Tienen que irse, vamos a distraerlos ──── Bronte dijo, imitando la acción de la astral.

Calista asintió, agarrando el codo de Alexander para llevarlo junto a Gaea. Él se dejó llevar unos metros hasta darse cuenta que no todos iban.

──── Espera, detente ──── pidió, sin despegar su mirada en Acacia ──── ¿Que hacen? ──── preguntó, frunciendo sus cejas.

La astral se detuvo, viéndolo de reojo. No quería perder su atención en los astrales que estaban llegando.

──── Vete, alguien tiene que distraer ──── expuso, manteniendo las flechas en sus manos ──── ¡Ahora! Ellos están viniendo.

El humano jaló nuevamente su brazo cuando Calista lo empujó, plantando los pies con fuerza en la calle.

──── Dijiste que ninguno se quedaba atrás ──── masculló, viendo a los hombres acercarse cada vez más ──── Cumple tu promesa.

──── Muévete, Alexander ──── habló con irritación la princesa ──── Van a aparecer más y será difícil esconderte.

Alexander negó, alzando su barbilla con una falsa valentía ──── Como futuro rey... te exijo que vengas con nosotros ──── balbuceó, tragando saliva con nervios.

Acacia apretó sus labios, viendo como el resto de los astrales intentaron esconder la sonrisa de sus rostros ante las palabras del humano. Lo miró con enojo, entrecerrando sus ojos rojizos con molestia.

──── Hasta que vea una corona en tu cabeza acataré tus ordenes, mientras tanto, yo soy quién ordena que te vayas de aquí ──── le susurró amenazadoramente.

Alexander no hizo caso, en cambio, se quedó parado, forzándose a parecer tranquilo cuando quería retractarse de sus acciones al ver que esas personas se estaban acercando. Acacia también lo vio, sintiendo el impulso de golpear a ese humano.

Acacia pasó el arco por su pecho, dando una señal de que el resto también lo hiciera. Agarró el brazo del humano, corriendo con el resto de astrales en busca de un sitio para resguardarse.

En cada esquina, aparecían más astrales como si se trataran de hormigas en un intento de encontrar un siguiente agujero donde iban a atacar a cualquiera que se atreviera a molestarlos.

──── Siguen atrás, entremos al siguiente callejón ──── Dion dio el aviso.

Los astrales entraron a un callejón oscuro, escondiéndose entre los basureros. La oscuridad de la madrugada los ayudó a pasar desapercibido y así poder respirar un poco antes de pensar cuál sería su siguiente paso.

Calista extendió una botella de agua a Alexander, dejando que recuperara el aliento después de tanto correr, no tenían el mismo entrenamiento por lo que se cansaba rápido y necesitaba recuperar sus fuerzas o los astrales iban a encontrarlos.

Giles se acercó a Acacia, cubriéndola de la mirada del humano. Bronte también lo hizo y Dion lo acompañó, dejando a las astrales para que entretuviera a su nuevo integrante.

──── No hay forma de despistarlos si seguimos juntos ──── habló Giles, apoyándose en la pared más cercana. Su rostro estaba lleno de moretones después de las explosiones ──── Hay que idear un nuevo plan.

──── ¿Qué propones? ──── Dion interrogó ──── ¿Separarnos de nuevo?

──── Nos salió bien la primera vez ──── Acacia asintió, ladeando su rostro ──── Tendremos que pelear con los oscuros, nos deshacemos de ellos mientras el resto busca un lugar adecuado para refugiarnos.

──── Pero Alexander no te soltará ──── Bronte murmuró, jugando con el arco en su pecho ──── Ya lo sabemos. Vimos la interacción y entendemos lo que está sucediendo.

──── Él debe de irse con Calista y Gaea. El resto estamos bien para luchar ──── Giles dijo, apartando la atención de la astral que empezaba a sentir la incomodidad por esas palabras ──── No puede quedarse o él te...

──── Distraerá ──── Acacia finalizó, dándole una silenciosa confirmación ──── Déjenmelo a mí, haré que se vaya.

──── ¿De qué están hablando? ──── Alexander preguntó con curiosidad.

El pequeño grupo se dispersó, dando miradas a Acacia para que hablará con el chico, no podía seguir perdiendo tiempo y más si el sol se estaba aproximando. La astral se acercó a Alexander, agachándose para quedar al mismo nivel.

──── Hay que separarnos ──── expuso sin necesidad de dar preámbulo al tema.

──── Bien, iré contigo ──── asintió.

Acacia colocó sus manos en los hombros del chico, deteniéndolo antes que se moviera.

──── Está vez no será posible, iré con ellos ──── explicó con suavidad ──── Tú irás con Gaea y Calista, ellas te protegerán.

──── No entiendo, dijeron que eres la mejor para protegerme, ¿qué cambio? ──── frunció el ceño con confusión ──── ¿Van a pelear con ellos?

──── Es la estrategia que vamos a seguir. Ellos saben que fui yo la que te saco del bar, es probable que piensen que sigas conmigo ──── musitó, dando un encogimiento de hombros ──── Los llevaré lejos de ustedes. Son demasiados astrales y no podemos llevarte con nosotros.

La preocupación se alojó en el rostro de Alexander, queriendo decirle que no quería irse con ellas. Confiaba en Acacia, demasiado para creer en todas sus palabras y por eso aceptó irse. No quería que nadie saliera herido por su culpa, pero dentro de él, también temía lo que podía pasarle si esas personas lo encontraban.

──── ¿Estás segura que es lo correcto?

──── Definitivamente ──── asintió, dándole una sonrisa ──── Ve con Gaea y Calista, llegaremos antes que el sol salga.

Acacia se levantó, dándole una confirmación a sus compañeros para que el plan fluyera. Alistó su arco, poniéndolo sobre su brazo mientras sacó las flechas para colocarlas sobre la cuerda, preparada para atacar.

Ella fue la primera en salir, seguidos por el resto de astrales para llamar la atención, Lo consiguieron inmediatamente, cambiando sus trajes mientras corrían, lejos del callejón.

Calista agarró la señal, impulsando a Alexander a seguirlas, adentrándose en la línea de árboles donde comenzaba el frondoso bosque. Él lo hizo, intentando conseguir su ritmo, aunque sus pensamientos corrían en dirección contraria.

Justo dónde se alejaba la astral que deseaba que estuviera a su lado.



Las flechas de los astrales denominados oscuros se alzaron en el cielo, teniendo como objetivo dar a los cuatros astrales que corrían por las calles oscuras. Bronte abrió su escudo, cubriéndolos antes que los fueran a herir.

Acacia tomó la iniciativa en devolver las flechas, cargando su arco con tres y dio justo en el blanco, sonriendo con satisfacción. Siguieron corriendo a través de las calles hasta que se encontraron envuelto en una situación difícil, dando tantos golpes a los Duksol cómo era posible para no ser heridos.

La princesa dio fuertes patadas, directo a sus quijadas para tirarlos al suelo y así poder enterrar su espada, sin darles tiempo en reaccionar. Se giró a tiempo para bloquear una rodilla y así acabar con el oscuro que quiso atacar justo en su espalda.

Una terrible ira surgió desde su pecho cuando vio a Bronte caer, siendo interceptado por su espalda. Lanzó un perfecto tiro con la daga, la cabeza del astral se dobló por el impacto para caer al suelo. Después de eso, perdió la noción del tiempo en cuanto astrales había matado o recibido golpes fuertes, tanto que sus costillas empezaron a latir del dolor.

Acacia se encontraba ensangrentada, no reconoció cuál era su sangre ni donde tenía heridas abiertas. Ella cayó al suelo, sintiendo la sangre pasar por su ojo hasta recorrer todo su rostro, pero eso no impidió que siguiera apretando sus piernas hasta que el oscuro quedó inconsciente.

Ella se levantó, recuperando el aliento. Agarró una cuchilla de su pierna, lanzándola a Giles quien tuvo el tiempo suficiente para separarse e introducirla en el cuerpo del astral.

──── Maldición, puedes avisar la próxima vez ──── dijo el astral, apartando el cabello de su rostro.

Ella sonrió ──── Mantente alerta.

Un tirón de sus hombros hizo que perdiera el rumbo, supo que fue un gran error cuando tomó la mano de su atacante y lo giró, enterrando la hoja de su espada. El astral, un joven, abrió sus ojos en sorpresa y cayó al suelo, tratando de detener la herida.

Acacia separó la mirada, eliminando los sentimientos de culpa.

No era tiempo para dejarse envolver por esos sentimientos que tuvo en un principio cuando tuvo que asistir a diferentes peleas para su entrenamiento.

Miró a su alrededor, rodeada de cuerpos sin vida, manchada de sangre, luciendo como una asesina.

Una figura capturó su atención y la sonrisa burlona solo hizo que apretara sus manos. Wrin, uno de los que lideraban a los Duksol se acercó, moviendo su espada para que brillara en la noche.

En zancadas veloces, Acacia se acercó, agitando su espalda con experiencia. El golpe de ambos filo hizo que temblara, pero no dudó en separarlas e intentar atacar de nuevo, cada uno fue interceptado por el otro.

──── Vamos, princesa ──── él exclamó con diversión brillando en su rostro ──── Hiéreme.

──── No necesitas suplicarlo.

La princesa se lanzó contra Wrin, preparado para interceptarla, ambos cayeron al suelo. La espada de Acacia cayó a metros de diferencia, parecía que después de todo, Alexander tenía razón sobre perderla en cada pelea.

Acacia no perdió tiempo, pateó el rostro del astral ocasionando que su labio se reventara y la sangre brotara de ella. Él se apoderó de su muñeca girándola con fuerza para hacerla gritar, rodaron por el asfalto hasta que ella quedó aprisionada entre sus brazos.

──── Veamos de lo que eres capaz ──── él habló, manteniendo una sonrisa.

Acacia lo hizo, una de sus piernas la envolvió alrededor de la cabeza del astral, creando una llave. Él se levantó, dejándola caer fuertemente al suelo para recuperar el aliento, la astral intentó dar una patada, siendo detenida por un divertido hombre que estaba disfrutando por esa pelea.

No tenía miedo de la princesa de Poxzia.

──── No puedes ganarme ──── dijo, tirándola al suelo. Levantó sus brazos, soltando fuertes carcajadas.

El enojo se filtró por todo el cuerpo de la princesa, nunca le agrado que se rieran de ella por lo que reunió fuerzas para levantarse. Agarró el arco del suelo y corrió detrás de Wrin, en un salto, pasó el arco por el cuello, forzando a que la cabeza del oscuro golpeara el hombro delgado de la princesa.

──── Nunca pierdo ──── ella susurró en su oído.

Wrin intentó aflojar el agarre, colocando sus dedos en la delgada cuerda sin éxito. La ira corría por el cuerpo de Acacia, tanto que su mente solo pedía acabar con el hombre que sostenía con fuerza. Su cabeza cayó hacia adelante, totalmente inconsciente y lo dejó caer o se arrepentiría de no herirlo.

Con el último astral caído, sintió como su cuerpo empezó a adormecer por el dolor, queriendo derrumbarse. Dando una mueca de irritación, se dio la vuelta, viendo a sus compañeros acercarse.

Dion se acercó, colocando un pañuelo en la ceja de Acacia para detener el flujo de sangre. Todos llevaban la misma apariencia, demacrados, heridos, sangrientos.

──── Wrin está vivo, deberíamos llevarlo y tener una charla animada con él ──── Acacia dijo.

──── Puede tener información de arriba ──── asintió Giles, estirando sus manos con un gesto de dolor ──── Será bueno saber que está ocurriendo.

Sacó un par de cuerdas del interior de su mochila, poniéndolas alrededor de las manos del oscuro.

──── Tenemos que irnos antes que vengan más Duksol ──── habló Bronte, guardando sus armas ──── Dion, ¿puedes sentirlas?

El astral asintió, agarrando las cuerdas que mantenían amarrado al oscuro ──── Lo hago. Vamos, hay que hacer nuestro viaje dentro del bosque.

Encontrar el improvisado refugio fue la peor pesadilla para Dion, teniendo cansancio y primogénitos cercanos, su mente no se concentraba en lo que necesitaba en ese momento.

Calista y Gaea se mantuvieron cerca de la fogata, necesitando el calor mientras Alexander caminaba de un lado a otro. Su mente estaba llena de pensamientos y preguntas sobre lo que estaría sucediendo en ese momento con el resto de astrales, si iban a estar bien.

───── ¡Oh, por los reyes! ¿Todos están bien? ───── Calista preguntó, saltando de su lugar.

Alexander se detuvo, mirando en la oscuridad hasta que pudo ver las figuras de los astrales. Calista fue la primera en llegar a ellos, abrazando con fuerza a Acacia mientras hablaba tan rápido que era difícil de entender lo que estaba diciendo.

───── Estoy bien ───── masculló Acacia, sonriéndole levemente a la astral ───── Solo son heridas que sanarán dentro de poco.

El chico se mantuvo en su lugar, inspeccionando desde lejos a los astrales que se encontraban sucios y llenos de sangre. Sus rostros demostraban el cansancio y como apenas podían sostenerse.

───── Hey, humano desconocido ───── Acacia canturreó después de deshacerse del abrazo asfixiante de Calista.

───── ¿Estás bien? ───── él preguntó. Se acercó a ella, agarrando un mechón de su cabello suelto ───── Te encuentras herida.

───── Nada que no sane en unas horas ───── se encogió de hombros restándole importancia.

───── Tardaron mucho, pensé... que algo malo les pasó ───── confesó mostrando su preocupación.

───── Estamos bien, Alexander. Sabemos cuidar nuestros traseros y trajimos visita.

Acacia lanzó una mirada atrás donde Dion arrastró a Wrin junto a Bronte. Gaea retrocedió, viendo al astral con amargura. Todos sabían quién era y como fue un dolor para todos los astrales, sus manos estaban tan manchadas de sangre inocente.

───── Lo bueno es que acatas órdenes o estuvieras tan mal como él ───── señaló la princesa, dando una mirada burlona.

Alexander solo la observó, pensando en que Acacia no parecía importarle mucho lo que él sentía, siguiendo con sus bromas permanentes.

Para él, era muy extraño ese sentimiento que apareció desde que Acacia lo sacó de ese bar, era como una sensación de calma y paz por haber obtenido esa atención de una persona como esa.

En ese mundo, vivía como un alma perdida, sin trabajo ni un lugar donde dormir, pero ahora, en ese momento, se sentía parte de algo con alguien que calmaba esa angustia de su alma, aunque parecía no compartir el mismo sentimiento.

───── ¿Todas son como tú? ───── preguntó con su ceño fruncido.

Acacia hizo un puchero, pensativa ───── No, soy edición única. ¿Eso es un problema?

───── Ojalá no fueras así ───── susurró con lástima.

───── ¿Por qué lo trajeron? ───── Gaea interrogó, alejándose lo más posible ───── Es un asqueroso traidor. Sirve mejor muerto que vivo.

───── Necesitamos información ───── explicó Giles, ayudando a sostenerlo ───── Acaba de bajar del planeta astral, necesitamos saber que sucede arriba.

───── ¿Y él fue la mejor opción? ───── replicó, apretando los labios.

Gaea no pudo demostrar que no le agradaba Wrin. El reino de Talris tenía un gran problema con ese oscuro, uno que mató a muchos astrales solo para marcar un punto donde demostraba que no iba a darse por vencida hasta acabar con todos.

───── ¿Quién va a interrogarme? ───── Wrin cuestionó, dando una sonrisa, sus ojos brillando con malicia ───── ¿El debilucho de Bronte o la princesa delicada de Calista?

Acacia detuvo a Bronte, colocando su brazo en el pecho del astral antes que se abalanzara. No necesitaba que el astral cayera en los juegos del oscuro o intentara meterse en su cabeza, ese era su trabajo e iban a tomar el tiempo en hacer una debida interrogación.

───── Todo a su tiempo ───── le dijo la princesa, tratando de controlarlo ───── Hay que llevarlo lejos de aquí.

───── Que él lo haga. Nosotros quedémonos aquí───── informó Gaea, apartándose del oscuro con molestia ───── Estamos cerca del puente y hay un río abajo. Nosotros ya nos hemos limpiado, es seguro.

───── Es adecuado, quiero limpiarme ───── masculló Bronte, asqueado por la sangre pegada a su piel.

───── Amarraré a nuestro invitado en un tronco ───── Giles tomó a Wrin, levantándolo con fuerza ───── Alexander, mejor mantente lejos.

El humano estaba demasiado cerca del astral oscuro, observándolo con curiosidad. Su aspecto era normal, demasiado para integrarse al resto de los humanos y lejos de los astrales que lo rodeaban a excepción de sus ojos. No eran azules como los suyos, eran celestes que no podía ignorarlos.

Acacia agarró el brazo del chico, empujándolo detrás de ella cuando Wrin se tiró a él, intentando asustarlo.

Giles siguió jalando a Wrin siendo custodiado por Dion quién mantenía su espada alzada. Ambos se introdujeron al bosque, desapareciendo de la mirada de los primogénitos.

───── Voy a bañarme ───── Acacia dio el aviso, soltando el brazo del humano. La mochila aún seguía intacta a pesar de todos los golpes ───── Avisen si necesitan algo.

La astral bajó directo al río, quitando las ramas caídas del camino. Después de unos pasos, el agua brillante apareció, viéndose hermosa por la luz que reflejaba la luna.

Cambió la desastrosa vestimenta, se quitó la ropa también sucia por la explosión que los tomó por sorpresa. Se metió en lo profundo del río, sintiendo la calidez envolverla, por unos minutos se limpió, quitando resto de sangre y polvo.

Cuando salió, pudo ver las heridas abiertas en sus brazos, sabía que sería cuestión de minutos para que sanaran por completo, pero no dejaba de sentirse doloroso.

Ya limpia, se colocó su ropa interior junto a una toalla para secarse. La astral decidió limpiar su espada, quitando las manchas de sangre en el filo, siempre le gustó que todo reluciera.

───── ¿Acacia? ───── llamó una voz a su espalda, haciendo que se asustara y soltará la espada, cayéndose por el río.

───── ¡No, maldición! ───── musitó.

Sus dedos apenas rozaron el pomo antes que la mano de Alexander detuviera su acción. Quitó la mano, mirándolo con enojo por haberse atrevido a asustarla de esa manera.

───── Lo siento, pensé que me habías escuchado ───── se excusó.

───── Tienes suerte que no lo hiciera o te hubiera golpeado ───── siseó, entrecerrando los ojos ───── Ahora buscaré mi collar.

───── No deberías meter las manos, hay sapos adentro ───── informó, pasando su mano con incomodidad sobre su barbilla ───── No quise decirle a Calista ni a Gaea porque realmente lucían feliz por encontrar un lugar bonito para bañarse.

Acacia retrocedió, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Sapos no parecía ser muy bonito y menos con la expresión fruncida de Alexander.

───── Todo es tu culpa ───── rechinó los dientes, sintiendo la tensión crecer en sus hombros ───── Me asustaste y no estoy en mi mejor momento de poder aguantar estas situaciones.

La astral dio la vuelta, mirando fijamente al chico. La luna les dio un brillo peculiar a sus ojos, haciéndolo más perfecto para ella. Rápidamente agitó su cabeza, negándose a que esos pensamientos la invadieran.

───── Oh, estás en ropa interior ───── susurró Alexander, desviando su mirada.

Acacia creó una sonrisa burlona ───── ¿Te gusta lo que ves? Porque a mí sí ───── confesó con picardía.

Alexander relamió sus labios con nervios, cruzando los brazos e intentando ver al otro lado. Acacia agarró una rama, intentando excavar en lo profundo hasta encontrar la espada llena de hojas. Si estuviera en el planeta Astral, su padre e incluso sus damas la hubieran regañado por su poca concentración en guardar lo más importante.

───── Entonces, ¿te asusté? ───── interrogó el humano, su voz tiñéndose de burla.

La astral dio la vuelta, acercándose amenazadoramente a él. Su mirada rojiza no se separó de aquellos ojos azules que trataban de mantener la valentía que claramente no poseía.

───── Si alguien se da cuenta, voy a arrancarte la cabeza ───── amenazó, sonriéndole.

Sin contenerse, pasó un dedo por el mentón de Alexander, sintiendo como su respiración golpeaba fuertemente.

───── Eres una jugadora ───── habló él con enojo, apretando sus dientes en frustración ───── Tienes mis sentimientos corriendo sin salida alguna y te aprovechas de eso.

Acacia río ───── No puedes tener sentimientos tan rápido, ni siquiera me conoces.

───── No es necesario ───── le susurró, negando ───── Mi alma lo hace. Algo dentro de mí solo grita tu nombre, pide que esté junto a ti y no entiendo el por qué, pero tampoco quiero ignorarlo.

Acacia gruño, apartándose del chico. Esos sentimientos inentendibles que ambos estaban sintiendo se estaban convirtiendo en algo peligroso, en algo que pronto no iban a poder contener y ella tenía miedo del resultado.

Ella siempre entendió que no podía aceptar esos sentimientos, tenía tanto peso en sus hombros que no podía envolver a Alexander en esa maldición que portaba. Sus grandes amores morían, dejándola sola y sintiéndose que no merecía ser amada por nadie.

No quería el mismo destino con Alexander, no cuando se miraba tan desprotegido y queriendo sostenerse de ella como si fuera lo único que tenía en esa vida. No era la indicada, rompía almas, espíritus y quería evitar convertir a Alexander en su siguiente víctima.

La culpa seguía ahí, quemándola por dentro ante cada recordatorio que un reino fue acabado por no haber podido abrir su boca y que ahora, estaba condenando al único Zoqri que sobrevivió. Cuando él se diera cuenta de la realidad, aquella donde no habló sobre lo que vio en la noche antes de la explosión, la odiaría.

───── Es muy extraño ───── Alexander interrumpió sus pensamientos ───── Sé que... no te conozco, pero una parte de mí lo hace, tanto para no querer alejarse.

Acacia solo giró, intentando buscar cualquier cosa para excusarse e irse. Conocía esa sensación, la sintió desde la primera vez que su mirada se encontró con esos ojos azules que la hacía sentir como si podía respirar de nuevo.

───── ¿Puedes decir algo? ───── pidió Alexander, acercándose a ella.

───── No ───── ella masculló, limpiando las gotas de agua que resbalaban por sus brazos ───── No hay nada que debo de decir. No soy para ti, Alexander y tú no eres para mí, solo debes de saber eso.

Sintiendo las corrientes de aire frío, Acacia supo que la noche no sería tan cálida por lo que decidió abrigarse. No quería enfermarse en ese mundo humano que no tenía las medicinas que su cuerpo podría tolerar.

───── ¿Por qué debería de saber solo eso? ───── Alexander contradijo, ladeando su cabeza con curiosidad ───── ¿Por qué solo debería de aceptarlo sin ninguna explicación?

───── No sé qué quieres oír de mí, pero... no puedo hacerte esto, Alexander ───── ella negó, agarrando sus pertenencias ───── Primero debes de descubrir lo que es el planeta Astral, saber sus secretos y conocer sus habitantes hasta que puedas pensar con frialdad si realmente yo soy la mejor opción.

───── Podría conocer a un planeta entero y seguiré eligiéndote a ti ───── murmuró el chico, bajando su mirada ───── No voy a cambiar estos sentimientos. Me niego a hacer lo que quieres solo por no aceptar lo que verdaderamente sientes.






si a mi me dicen que me seguirán eligiendo a pesar de conocer miles de mundo, me enamoro

espero que lo disfruten 🍒




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