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nineteen ──── special dream




────────── CHAPTER NINETEEN,

SPECIAL DREAM ──────────



❛ Cada suspiro es como un sorbo de vida  del que uno se deshace 



Acacia no podía procesar la información que el astral oscuro les dio. La ira del rey de Neex llegó a otro nivel, uno donde rompía todas sus reglas y valores que impusieron en un principio.

¿Enfrentar primogénitos contra primogénitos? Eso sería devastador.

En el planeta Astral había una regla que los protegía sobre la muerte. Si los primogénitos llegaban a bajar y se enfrentaban para capturar a Alexander, ellos tendrían que alzar sus espadas en contra de los astrales que se convirtieron en su familia.

Acacia conocía los movimientos de cada uno, sus debilidades y sus fortalezas. Entrenaron juntos desde pequeños, estudiando sus golpes e incluso convirtiéndose en sus sacos personales. Tenían sangre real corriendo por sus venas y ninguno quería llegar a decepcionar a sus padres así que pelearían hasta que uno de los dos muriera.

───── Mátenlo ───── ella sentenció ───── Nos ha dicho todo.

Dio la vuelta, dando una última mirada a Wrin, recordando todo lo que hizo, ahora pagará. Lo que no esperaba era encontrar a Alexander detrás de las hojas, observando lo que sucedía.

Acacia dio un paso adelante y él dio una atrás, sintiendo miedo por la apariencia de la astral. Sus vivaces ojos rojizos hacían juego con la sangre que corría por sus manos, manchando el resto de su ropa, incluso el cuchillo hizo que titubeara en hablar.

───── ¿Qué hacen? ───── él masculló, viendo su alrededor.

───── Solo sacamos información, Alexander, nada fuera de lo común ───── ella respondió, limpiando la sangre de sus manos.

───── ¿Ese es su nuevo rey? ───── Wrin preguntó con burla, observando al humano con demasiada curiosidad ───── ¿Tengo que besar sus pies o... envolverlo en fuego como lo hice con sus padres?

Acacia apretó los dientes, llena de enojo. Sacó una nueva daga de su pierna, haciendo el intento de lanzarla a Wrin cuando sintió como una mano la detuvo, asombrándola.

───── Detente ───── Alexander pidió, ejerciendo fuerza sobre su agarre.

En un rápido movimiento, la astral cambió la posición de sus manos, apretando la muñeca del humano.

───── Recuerda a tu cerebro quién manda aquí, humano.

Ella soltó su muñeca, dedo por dedo para seguir caminando, apretando los dientes de irritación. No necesitaba que la molestara en ese momento, menos con esa información recorriendo su mente.

───── Oye, Alexander, deberías de irte ───── oyó decir a Bronte.

───── ¿Por qué lo matarán? ───── Alexander cuestionó con evidente pánico ───── ¿No pueden solo llevarlo de nuevo a su planeta?

───── Es un oscuro, entenderás muy pronto ───── Giles contestó ───── No deberías de ver esto. Mejor vete, te lo explicaremos todo.

Acacia llegó a las tiendas, dejándose caer en uno de los troncos. Con molestia, empezó a limpiar la sangre de sus manos, dejando salir toda esa frustración.

───── ¿Dijo algo malo? ───── preguntó Dion, sentándose a su lado.

Con cuidado, Dion agarró las manos de la astral, echándole agua para que fuera más fácil limpiarlas. Acacia solo suspiró, bajando su mirada.

───── El rey de Neex se unió con los oscuros para vencernos ───── informó ───── Hay que llegar al puente cuánto antes, vigilarlo por si tenemos invitados no esperados. Es el tercer día, ¿no?

Él arqueó sus cejas en confusión ───── ¿Invitados? ¿Vendrán más oscuros?

───── Algo mucho peor. Parece que los primogénitos bajarán para unirse a los oscuros.

La expresión de Dion cambió, reflejándose la sorpresa al oír la noticia. Las manos de Acacia cayeron de su agarré, sin poder procesar la información.

───── Demonios ───── siseó, pasando la mano por su cabello rubio ───── ¿Por qué lo harían? Los oscuros, los Duksol han atormentado el planeta Astral por años, ¿por qué se unirían a nuestros enemigos?

───── No lo sé. Sé que quieren ganar, pero esta no es la manera ───── Acacia musitó, agarrando la mano de Dion entre las suyas ───── No quiero pelear con ellos ───── ella confesó en voz baja, mirándolo directo a sus ojos ───── ¿Qué vamos a hacer si tenemos que herirlos para salvarnos?

La mano de Dion pasó por el cuello de Acacia, atrayéndola en un abrazo que ambos necesitaban en ese momento. Los primogénitos tenían promesas que no iban a romper, no cuando todos querían el mismo futuro, pero en ese momento estaba siendo arruinado por las decisiones de sus padres.

───── Buscaremos una solución ───── él le prometió, besando el cabello oscuro de la princesa ───── No te atormentes, princesa de Poxzia, saldremos de esto.

───── ¡Iré por comida! ───── avisó Calista, haciendo que los dos astrales se separaran. Su mirada azulada paso por los dos, frunciendo sus cejas ───── ¿Sucedió algo?

───── Te acompañaré ───── Dion propuso, levantándose de su lugar ───── Necesitarás de este rostro para obtenerlo.

───── ¿Y Gaea? ───── Acacia preguntó.

───── Sigue en sus sueños ───── Calista mencionó, rodando los ojos ───── Para la próxima dormirá sola, no puedo creer que ella ronca.

Acacia rio, oyendo los quejidos de su amiga sobre Gaea. Al final, decidió entrar a la tienda donde durmió la noche. Se acostó, cerrando los ojos para tratar de alejar toda la información, sabía que en algún punto se iba a volver complicado, pero no que sería muy pronto.

Los Duksol eran asesinos, ella seguía sin entender cómo se crearon o las razones de su exiliación, los reyes se negaron a hablar hasta que tuvieran la corona. La única que podía decirle era su madre y terminó siendo asesinada por uno de ellos.

No muchos conocieron el lado maternal de la reina de Poxzia, era vista como seria y poco tolerante. Para Acacia, solo compartía amor, historias donde la convertía en lo mejor y por esa razón, se levantaba cada día, sabiendo que su madre no estaría orgullosa de verla caer.

El cierre de la tienda bajó, viendo una figura introducirse en el poco espacio. Alexander frunció sus cejas, tomando la valentía de enfrentarse a esa astral.

───── ¿Por qué siempre me restriegas en el rostro que no pertenezco a ustedes o que no mandó? ───── interrogó el chico ───── Pensé... pensé que estábamos bien.

La astral rodó los ojos, quejándose.

───── Alexander, te lo dije demasiadas veces. No puedo estar contigo ───── ella negó, soltando un suspiro ───── Por favor, solo entiéndelo y déjalo pasar por esta vez.

───── ¿Qué pasó con el hombre que trajeron? ───── preguntó, colocándose a su lado ───── He visto como parecían afectados por lo que él dijo, ¿significa que algo malo sucederá?

───── Si te preocupa que algo te sucederá, no lo hagas. Todos los primogénitos cuidaremos de ti ───── prometió la astral ───── Vamos a protegerte, sin importar a quién nos enfrentemos.

───── No me preocupo por mí ───── confesó él en voz baja ───── Solo quiero que tú estés bien. No necesitas pelear por mí.

Alexander solo se quedó viéndola en silencio, tanto que empezó a incomodarla. Acacia se levantó, devolviendo la mirada con aburrimiento.

───── ¿Por qué aceptas ir a un planeta que desconoces? ───── cuestionó ella, frunciendo sus cejas ───── Por lo que veo no aguantas la presión, decaes con tanta rapidez.

Él juntó sus cejas, confundido ───── No estaba hablando de eso.

───── Ahora sí, habla ───── determinó, queriendo cambiar de tema.

Alexander se encogió de hombros, sentándose más cerca de Acacia. Ella ladeó su cabeza, dejando que unos mechones de cabello cayeran, brillando como la noche.

───── Nunca tuve algo importante en mi vida ───── murmuró en voz baja, bajando su mirada azulada ───── Y ahora sí, no solo puedo dejarlo ir. Es como... mi propósito de estar viviendo, no quiero seguir siendo el chico huérfano que solo nació para ser uno más en este mundo.

───── ¿Esa es tu razón? ───── preguntó Acacia con suavidad ───── ¿Te preocupa pasar desapercibido por los demás?

───── No solo es eso, no es solo por ser ignorado, solo quiero ser alguien importante además que... siento que encajo con ustedes. Es una tranquilidad sentir que encontré lo que estaba buscando después de pasar tantos años solo.

───── ¿Y qué es?

───── Una vida con propósito. No tengo nada a que aferrarme y ahora me están dando una razón para quedarme ───── contó, dando una pequeña sonrisa ───── No quiero soltarlo, sin importar que cada día que pasa se vuelve demasiado difícil. Mi propósito es salvar un planeta con miles de habitantes y tener la vida que siempre quise, ¿cómo podré decirle no a eso?

La esperanza en el rostro de Alexander hizo que la astral pudiera sentirlo a pesar de no conocerla completamente. ¿Ella poseía un propósito o solo vivía sin dar un gran impacto en su vida? Acacia era una princesa, una futura líder de un reino que iba a vivir años de paz por ese sacrificio de llevar a un humano al planeta Astral.

───── ¿Te quedarías en este mundo si tuvieras ese propósito especial? ───── masculló en voz baja ───── ¿Te quedarías si fueras el próximo doctor que curaría enfermedades incurables o que salve un país de la escasez de agua?

───── Sin dudarlo ───── aceptó Alexander ───── Pero no lo soy, no soy un humano que vaya a afectar al mundo positivo, soy un astral que está a punto de salvar un planeta que no conozco pero que quiero hacerlo.

───── Podría destruirte ───── susurró, frunciendo las cejas ───── ¿Cómo eso suena bien para ti?

───── Destrucción no suena mal a una vida vacía y solitaria ───── Alexander le dijo, viendo los ojos rojizos que solían darles sentimientos ───── Tampoco suena mal a comparación de ser una persona que no tiene a alguien que lo ame.

Acacia no tenía palabras para responderle al chico por lo que se quedó en la tienda con su mirada fija en el techo, esperando que alguno de los dos hiciera algún movimiento. Ella terminó por hacerlo.

───── ¿Cómo comenzaste a construir muebles? ───── interrogó.

Algo que la astral aprendió durante las horas dentro era que Alexander pensaba sus respuestas, pasándolas por su mente tantas veces hasta aceptar que era la indicada.

Todo lo contrario, a ella.

───── Un hombre del orfanato me dio la oportunidad, de hecho, no soy muy bueno, pero él sí lo fue, demasiado ───── asintió.

───── Suena genial.

───── Lo fue ───── sonrió de lado. Bajó su mano, entrelazando sus dedos con cuidado, Acacia se mantuvo quieta, dejando que lo hiciera ───── ¿Desde qué edad aprendiste a luchar?

───── No lo sé, probablemente de pequeña ───── se encogió de hombros, no queriendo darle tanta importancia ───── Todos los astrales lo saben, es como una cualidad. Tú lo tienes, muy escondido, pero lo tienes.

───── No seré un profesional como ustedes ───── bufó con diversión, negando ───── Van a patearme el trasero.

───── Se llama tener entrenadores profesionales. Tú tendrás uno que seguro te explotará, pero al final del día, serás fuerte y rápido ───── contó, mirándolo ───── No es tan malo, te acostumbras con los días. Podemos contar nuestros moretones y el que tenga más, ganará ───── propuso, moviendo sus cejas con diversión.

Alexander rio, siguiendo su labor de acariciar la mano de Acacia. Solo ese toque hacía que todo dentro de él se relajará y era un gran paso en poder acercarse más a la astral.

───── Acacia ───── él la llamó después de unos segundos en silencio ───── ¿Qué pasará cuando lleguemos a tu planeta?

La astral giró su rostro, mirándolo detalladamente. Su expresión estaba tranquila, serena a diferencia de como lo había visto la primera vez.

───── No lo sé, pero estoy segura que mi padre te ayudará ───── carraspeó la astral, pensando en cómo será estar con Alexander en el planeta Astral ───── Él será duro pero paciente contigo. Tu padre nos ayudó así que es tiempo de que ellos hagan lo mismo. Papá no es el mejor, pero te enseñará todo lo necesario.

Alexander frunció el ceño, observando cómo su rostro se ensombrecía.

───── ¿Tienes problemas con tu padre?

Acacia dio un leve puchero, intentando ser amable ───── ¿Por qué quieres saberlo?

───── Solo averiguo cosas de ti, no hablas mucho ───── musitó.

Ella giró su cuerpo, quedando frente a él. Con cuidado, pasó sus dedos por su rostro, divirtiéndose con la expresión cautelosa que tenía en su rostro.

───── Deja de hacerlo ───── pidió ella, bajando su mirada por unos segundos a los labios del chico ───── No entenderías nada. Mejor te puedo enseñar algo más.

Los ojos rojizos de la astral cambiaron, mostrándose coqueta y divertida ante la mirada sorprendida del chico.

───── No te besaré hasta que me cuentes más sobre ti ───── sentenció con voz dura.

Acacia sonrió, después de todo, Alexander no era el simple humano que creyó. Solo necesito de un empujón para subirse al cuerpo de su acompañante, sus piernas aferrándose a los lados e inclinándose para darle una radiante sonrisa.

No pensó que sus sentimientos iban a dominarla, pero por ese momento, a Acacia no le importó. Quería acercarse solo un poco más a Alexander hasta que su mente reaccionara sobre lo que estaba haciendo.

───── Me encanta jugar ───── ella susurró, manteniéndolo fascinado ───── Mis preferidos son los que gano.

Ella se dio cuenta del dominio que tenía cuando los ojos de Alexander se oscurecieron, llenos de placer. Acacia dio un beso en el cuello del humano, sonriendo al oír pequeños gemidos provenientes de su boca.

Agarró las manos de Alexander, poniéndolas en su cuerpo dándole permiso para tocar más allá de sus suaves caricias en sus manos. Pasó sus dedos por la barbilla del humano, tomando su tiempo para explorar hacía abajo, sintiendo los músculos en su abdomen plano.

───── No vine por eso ───── él balbuceó.

Bajó sus manos, sintiéndose nervioso por la situación. Pasaron segundos cuando regresaron a su posición inicial, acariciando las curvas de la astral que seguía manteniéndolo cautivo.

───── Podemos cambiarlo ───── dijo Acacia antes de unir sus labios.

Alexander no lo esperó, no después de sentenciar que volvería a besarla hasta que lo aceptara, pero como todo en la vida de Acacia, nadie podía negarse.

Enredó sus dedos en el cabello oscuro, sintiendo la suavidad parecida a su piel. El beso empezó a profundizarse, moviendo su lengua y volviéndolo completamente loco con cada roce.

Nunca había estado tan cerca de una chica que no fuera su ex novia y menos de alguien como Acacia, tan dominante. Casi podía sentir sus nervios a flote junto la excitación, quería tocarla, tanto que sus dedos ansiaban hacerlo, pero en ese momento, la astral se levantó, dando una media sonrisa.

───── Acacia ───── él la llamó, necesitando respirar.

La astral solo lo calló, uniendo sus labios nuevamente. No necesitaban hablar en ese momento, todo lo decían con esos pequeños gestos, las caricias y en como todos los sentimientos estaban saliendo, mostrándose a como querían.

Alexander era tan perfecto para Acacia, encajando perfectamente en su personalidad, en lo que necesitaba y en lo que quería que, por primera vez, la astral se preguntó si realmente su alma se dividió en dos y fue puesta en el hijo de Zoqri.



Acacia salió de la tienda, viendo las dos cabezas de Giles y Bronte jugando en el río. Se divertían mientras podían, en cualquier momento tendrían que partir y esperar algo más que astrales oscuros.

Gaea sonrió, viendo a la astral salir de la tienda con una mirada sonrojada. Subió las manos sintiendo el calor de la nueva fogata, desde que la conoce, sabe que Acacia se mantiene reservada, si no fuera por Calista, Acacia se mantendría en casa, a un lado del rey de Poxzia sin poder disfrutar su vida.

Gaea siempre había deseado que Acacia fuera feliz, con todo lo que perdió de pequeña, incluso los reyes de un reino diferente, la estaba consumiendo y ese podría ser Alexander. Ese hijo de Zoqri podía salvarla del dolor que vivía constantemente atormentándola.

No necesitaba un astral que supiera luchar o abrir la boca con comentarios sarcásticos, necesitaba un humano que tuviera sensibilidad y pudiera darle lo que necesitaba: un poco de paz.

───── Es un día helado ───── Gaea dijo, tirando más leña al fuego.

───── No mucho ───── Acacia respondió, dando una pequeña sonrisa poco común.

───── ¿Cómo sigue Alexander? ───── preguntó, intentando obtener información ───── Lo vi consternado con lo sucedido con Wrin.

Acacia tomó asiento, rebotando su pierna.

───── Tiene bastantes sentimientos humanos, creo que esperaba que no le hiciéramos algún daño.

───── ¿Le explicaste que es un oscuro? ───── cuestionó, haciendo una mirada de desagrado ───── Odio hasta nombrarlos.

Acacia rio, sabiendo como la princesa no soportaba estar tan cerca de un oscuro, no después de haber atormentado su reino por años.

───── Lo hice, pero su forma de castigar a los malos es muy diferente a la nuestra ───── excusó, encogiéndose de hombros.

Gaea asintió, entendiendo que las leyes de los humanos no eran ni parecidas a las suyas. Ellos castigaban con dolor y justicia en el planeta, otorgándoles una muerte sin descanso mientras en el mundo, solo lo metían en una celda.

La princesa se acercó, sentándose a un lado de Acacia con una pregunta que seguía apareciendo en su mente.

───── Acacia, ¿crees que Alexander esté listo para gobernar? ───── musitó en voz baja, queriendo saber si el humano por el que peleaban realmente valía la pena.

───── Puede ser, no lo sé ───── agitó su cabeza, completamente confundida ───── Tiene que aprender que hay muchas diferencias entre los humanos y astrales como la muerte inmediata a los rebeldes.

───── Para eso estamos ───── Gaea expuso, juntando sus manos ───── También pasamos por esa etapa, queríamos salvar a todos o tratar de no herirlos.

───── Seguro ───── dijo, encogiéndose de hombros ───── Tú hazlo porque definitivamente no apoyaré en eso.

───── Repítelo cuando te encarguen de enseñarle ───── comentó con sarcasmo ───── Desde... un principio no pude evitar compararlo con el rey de Zoqri, es como si fuera él, pero rejuvenecido y con un poco de inocencia. Cada vez lo miro, siento dolor en mi pecho, pero también una calma por saber que al menos una parte de él quedó con nosotros.

Acacia sonrió ───── También lo hago, mucho.

───── ¡Comida! ───── Calista avisó, revoloteando sobre sus pies mientras enseño las bolsas ───── ¡Delicioso pan de vida!

Dion también apareció por detrás con la misma sonrisa encantadora, a excepción de varias marcas labiales en su rostro contrarrestando con su palidez.

───── ¿Quién te atacó? ───── Acacia preguntó con una media sonrisa.

───── La chica enloqueció un poco ───── respondió Dion dando la misma sonrisa ───── No me quejo, tiene hermosos atributos.

Las tres astrales hicieron muecas de asco, solo Dion se fijaría en atributos humanos. Él las ignoró, acercándose a la tienda.

───── ¡Oye, Alexander! ───── gritó metiendo su cabeza en un pequeño hueco ───── Traje comida.

Acacia tomó la bolsa dando una revisión al contenido, varias tazas que contenían arroz, pollo y panes era lo que llevaron. Repartió los platos cuando Giles y Bronte aparecieron, empujándose entre sí.

───── Pongan sus platos o no les daré nada ───── Acacia indicó.

Sincronizados, los astrales junto a Alexander extendieron los platos para que fueran servidos. Mientras comían, Acacia quedó en silencio, disfrutando de oír las bromas, se reían y divertían como si estuvieran en el planeta astral.

La falta de presencia del resto de los astrales hizo que se sintiera nostálgica, en otro momento estuvieran completos, probablemente conociendo al hijo de Zoqri..

───── ¡No! Dominar el mundo es la solución para un bien mayor ───── Dion explicó, interponiéndose entre todos ───── Créanme, es lo mejor.

───── ¡Buh! ───── Calista y Gaea abuchearon al mismo tiempo, la última tomando la palabra ───── Como dicen los humanos, paz mundial. Es lo mejor, sin problemas o guerras, todo estaría tan tranquilo.

───── Seguro Acacia tendrá una buena respuesta ───── Bronte dijo con diversión.

Acacia replicó la sonrisa, él sabía cuál era su respuesta.

───── Caos total.

El resto soltó fuertes carcajadas, lanzando granos de arroz a la astral quién trató de evitarlo. Definitivamente esos son los momentos que apreciaba y aunque no lo exprese abiertamente, Alexander era uno de ellos.





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