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Capítulo 5

"Los archivos"

A pesar de haber transcurrido cuatro días, en la mente de Noah resonaban las palabras dichas por su amigo en aquella ocasión. Se preguntaba si en verdad era posible que los sucesos podían ser conectados a través de un asesino serial que los ejecute.
Nunca se había enfrentado a un caso en busca de desmantelar a uno, ni siquiera sabía cómo debía actuar para pensar como tal. Quedando como al principio, sin poder hallar una pista significativa que conduzca a concluir en una posible certeza.

Llevaba días recolectando información sobre este tipo de criminales, tanto, que había caído en un sesgo de probabilidad, que alteraba su realidad imaginando la cantidad de ocasiones en las que, sin darse cuenta, estuvo en contacto con alguno. Como resultado de tanta cafeína por las noches, se potenciaba una pregunta quemándole el alma, como una espina que se niega a soltarse. Una duda que desde joven había surgido, incluso antes de haber decidido ser policía «¿Por qué existe la maldad en el mundo?» No podía comprenderlo. ¿Qué lleva a alguien a actuar con tanta brutalidad? ¿Cómo puede un ser humano mirar a otro a los ojos y elegir extinguir su luz?

Recordó un fragmento de su infancia, cuando su madre le hablaba sobre el bien y el mal como fuerzas opuestas, inevitables en el mundo. Pero eso no bastaba. La dualidad no explicaba el abismo que sentía al leer sobre esos actos atroces. Sabía que no tendría una respuesta hoy, ni probablemente nunca. Sin embargo, cada día creía, aún más, en una conclusión que había adquirido en una noche de reflexión luego de sobre pensar el asunto: si el mal existía, quizá no era para que los seres humanos lo entendieran, sino para que lucharan contra él. Como dijo el filósofo, estadista y escritor irlandés Edmund Burke: "Para que el mal triunfe solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada"

Su colega, hasta la fecha, no le había facilitado los datos de las dos chicas hospitalizadas, incluso pese a las reiteradas insistencias por parte de Jones.
El detective no era muy antiguo prestando servicio en la comunidad, y a pesar de que siempre tuvo demasiada vocación en su empleo, cuando llegó se propuso a trabajar el doble que antes, dejado en evidencia su obsesión, tras haber sido transferido a una localidad mucho más pequeña con el objetivo de que disminuya la intensidad de su labor. Aunque claro, él fue trasladado por órdenes de sus superiores que sabían que era la mejor decisión, luego de infinitas complicaciones en el caso anterior que estaba al mando de Noah.

Se había adaptado medianamente bien a sus nuevos colegas. Si bien, sentía que eran poco entregados a su profesión, como personas los estimaba, sobre todo a Cristian, que fue uno de los oficiales que más lo asesoró hace tres años, luego de su llegada.

Para fortuna de la tranquilidad del detective, con cierta demora, después de ingresar a su oficina, Federico decidió dar fin a su compromiso dándole la carpeta:

-Aquí están, estos son los datos que me pediste-dijo un poco cansado por haberse desvelado con la intención de entregar absolutamente todo y no soportar más los pedidos de su colega.

-Te tardaste demasiado-respondió con egocentrismo Noah.

-La gente normal tenemos una vida fuera de nuestro trabajo.

Pero él decidió ignorar por completo cada una de sus palabras, tomó los archivos, y se sumergió de lleno en la información de las jóvenes.
En su interior, el contenido era preciso, incluyendo no solamente datos escritos, sino también fotografías.
Noah había descubierto que Agustina Grimaldi y Melisa Moretti eran dos jóvenes de veinticinco años, se encontraban actualmente cursando sus respectivas asignaturas finales de la carrera de Administración de Empresas.
Agustina era la hermana menor de un matrimonio: Lidia Caruzo y Ethan Grimaldi.
Por otro lado, Melisa solo tenía contacto con un solo familiar, su madre, Jazmín Moretti. La joven mantenía una relación de varios años con Jake Brouvvierd, un reciente médico recibido hace un par de meses.

-¿Solo esto has descubierto? Pensé que con los días de demora recolectarías más información- aseguró Jones bastante molesto por la escasa investigación -. Esto no me ayuda en nada para hallar más pistas sobre los acontecimientos.

-Ese es tu trabajo "Sherlock Holmes", tú querías cargar con la responsabilidad-desafió él, reflejando su furia, al sentirse desvalorizado por su colega.

-¿Sabes si las chicas están mejor?-preguntó sin darle importancia a su comentario.

-Melisa lamentable falleció hace una hora aproximadamente. Por su parte, Agustina fue trasladada hace algunos días a una habitación, lentamente se está recuperando-informó Federico, desencadenando la ira de su colega por no haberle informado antes.

-¿Cómo? ¿Y no me lo dijiste?

-No, la chica debe recuperarse, te conozco, estoy seguro de que hubieses ido a la clínica para indagarla y hostigarla en condiciones de vulnerabilidad emocional.

-Si mis sospechas son ciertas, alguien es el responsable de estos atroces actos, incluso podría tener ayuda de otros sujetos. Si lo que pienso es así, cada segundo perdido, es descontarle tiempo de vida a otra víctima -aseguró Jones molesto por la actitud de Federico, que si bien tuvo intenciones buenas, para el detective, un obsesionado con su oficio, era una manera de exponerlos a todos ralentizando la investigación.

Noah no siempre fue tan obsesivo en su mundo laboral, es cierto que desde joven su perfeccionismo aumentaba exponencialmente, pero nunca excedía sus límites a tal punto. Pero después de lo ocurrido en aquella ciudad, tuvo intenciones de comenzar a ganarle al tiempo, se propuso nunca más dejar una investigación a medias, sino más bien, resolver cada obstáculo que se presentara delante de sus narices, por más complicado que parezca.
Sin su familia, su vida laboral era su estabilidad mental, su manera de seguir viviendo, dejando emerger sus máximas intenciones de sentirse bien consigo mismo por cumplir sus propias expectativas.
Él se posicionaba frente a la investigación más compleja y retorcida de su carrera laboral, era consciente de aquello. No quería cometer los mismos errores del pasado, ahora solo quería alcanzar los laureles de la gloria resolviendo el caso, y devolver la tranquilidad a la comunidad, ese era su anhelo, sin imaginar que poco a poco se introducía a las ardientes paredes que conducían al infierno, teniendo en frente, al mismísimo demonio que incineraba todo a su paso.

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