Capítulo 12
"Déjame ayudarte, por favor"
Días después de aquella entrevista, Jones estaba enfocado más latente que nunca en las promesas que había hecho, estuvo sumergido nuevamente en la investigación que lo mantenía en vilo durante horas. El café era su aliado, pero su cuerpo ya ni siquiera reaccionaba a sus efectos por la inmensa cantidad de horas sin descanso que le dedicaba al caso. Había comenzado a investigar por la web algunos fármacos que reduzcan las horas de sueño. Él era de las personas que consideraba que dormir en exceso era una rotunda pérdida de tiempo. Noah rutinariamente no dormía más de cuatro horas, reducir aún más su somnolencia por efectos de píldoras no era para nada algo acertado. Por su fortuna, desertó de la idea de comprarlos, con solo recordar las veces que las utilizó en el pasado. Hallarlas en su escritorio fue una eminente alarma de su superior para trasladarlo a una comunidad mucho más tranquila. Sin embargo parecía que los problemas iban hasta donde se movía el detective, dando como resultado este intrincado caso del ajedrecista maquiavélico.
La presión para él era muy alta, competía contra el tiempo luego de la advertencia del señor Marzhall, y la palabra «mediocre» no podía quitarse de la mente.
Estaba desesperado, no quería ver a más personas sin vidas, y volver a sentir ese sentimiento de culpa por no haber hallado las piezas de ese rompecabezas antes, evitando así más víctimas.
Pero ante ese anhelo, la realidad era totalmente dicotómica, pues hace unos minutos habían notificado la muerte de dos personas más.
Noah estaba frente a la escena del crimen, una vivienda precaria de dimensiones diminutas y una estética acorde al peligroso ambiente del alrededor, ya que se posicionaba en uno de los barrios menos seguros de la localidad.
En el interior de la edificación, se hallaban restos de lo que aparentemente fue una fiesta el día anterior, el desorden era el protagonista dentro de la pequeña sala; prendas de vestir en el suelo, botellas de alcohol derramadas, vasos rotos y sustancias ilícitas por varias zonas de la residencia.
Los cuerpos se encontraban sin signos vitales ubicados en el suelo.
Una mujer delgada de aproximadamente veintiocho años, de una piel blanca como la tiza y cabello negro estaba sin vida junto al cuerpo de un joven, aparentemente de su edad o mayor, de tonalidad de piel más oscura.
Los especialistas médicos estaban en camino en busca de los dos jóvenes para tener un diagnóstico certero.
Según las identificaciones que el detective extrajo de sus pertenencias, Vivian Bulgarini y Néstor Ávato, eran las nuevas víctimas de este homicidio. A simple vista, el escenario reflejaba muertes por sobredosis de heroína. No obstante, ya por la experiencia de Noah, este asesinato se disfrazaba tras las fachada de un exceso de sustancias, ya que otros dos peones del deporte mental indicaban por una nueva ocasión que después de varios días, el asesino del ajedrez volvió a actuar.
Mientras los profesionales de la salud asistían para trasladar los cuerpos al vehículo, Noah recibió una llamada inesperada, y vaya que fue sorpresiva, debido a que se trataba de una conocida.
-Hola Noah, ¿cómo estás? - Saludó la mujer con un tono de alegría de solo saber que estaba hablando con él.
-Buenas tardes Verónica ¿en qué puedo ayudarte?-Contestó él con prisa, ya que su mente quería divagar por los senderos del laberinto mental creado en su cabeza en busca de la tan buscada verdad.
-Tal vez te resulte extraña esta llamada...y quizás te parezca un poco descabellado lo que te diré a continuación, pero es que me intriga muchísimo el caso que estás investigando, mi mente no piensa en otra cosa que no tenga que ver con las intenciones de descubrir quién está cometiendo estos atroces actos...hoy Cristian me comentó que dos nuevas víctimas fueron encontradas sin vida.
-Es un caso sofocante, pero no te puedo negar que es sumamente desafiante e interesante...pero ya al grano, dime el verdadero motivo de tu llamada- respondió Noah un poco impaciente.
-Estuve pensando que quizás necesites a alguien que esté tan comprometido en el caso como tú.
-No quiero alardear, ni mucho menos sonar egocéntrico, pero ningún colega mío sigue mi ritmo aquí - culminó el policía enalteciéndose, sin ni siquiera disimularlo tras hablar con la pareja de uno de sus oficiales amigos.
-Noah, eres un detective invaluable, pero eres una persona inexperta en el ajedrez, déjame ayudarte...la persona que está jugando con la justicia parece ser sumamente audaz e inteligente, sabe armar estrategias y negociar en este juego macabro que creó. Si me dejaras trabajar contigo, por lo menos a medio tiempo, todo avanzaría más rápido-sugirió ella muy decidida de esta propuesta muy poco usual.
-Mira Verónica, yo agradezco mucho tu petición, pero es imposible que la acepte, como oficial de seguridad no podría exponerte a la peligrosidad de esta investigación, espero puedas entenderme-dijo entre suspiros, esperando que la llamada se expire rápidamente.
-No es solo por el ajedrez, yo viví muchísimo tiempo en esta localidad, la conozco, sé de la gente que vive aquí, sé quienes son peligrosos y quienes no. Por favor piénsalo.
-No podría arrastrarte a ese riesgo.
-Mira Noah, te seré honesta...Desde hace varios años me siento encapsulada, atrapada en las obligaciones laborales y hogareñas. Desde hace décadas solo existo, nada me motiva en esta vida. Desde que te conocí, todo eso cambió, este caso despertó una insaciable curiosidad de conocer al o los desgraciados que se esconden detrás del anonimato para realizar estos atroces actos.
Pero a pesar de sus intenciones por ser aceptada, Noah sin emitir sonido, canceló la llamada telefónica, dejando en evidencia su rotunda respuesta.
La intención de ella era clara, si bien era consumida por la curiosidad de la identidad del criminal, ella anhelaba pasar tiempo con Noah. Estos últimos días trató de negarlo en reiteradas ocasiones. «Eres feliz con Cristian» repetía su mente, pero no por pensarlo varias veces, lo convertiría en realidad. Además en el fondo, se sentía reflejada en él. Estaba preocupada como el detective arriesgaba su salud con tal de exterminar la investigación descubriendo los tétricos secretos escondidos bajo la alfombra. Su obsesión en el ámbito laboral le resultaba familiar. Ella pasó por eso, y nada terminó bien, por eso quería estar cerca de él, en busca de cuidar de su salud como médica que era.
Jones se sintió tentado de aceptar su ayuda. La perspectiva fresca de Verónica podría ser justo lo que necesitaba para romper el estancamiento. Pero entonces recordó el riesgo que correría al involucrar a una civil en la investigación. Si bien él siempre ha escogido la opción de indagar estos casos de manera solitaria, y aunque en esta ocasión su intuición decía lo contrario, una vez más decidió poner la razón por encima de todo, y reafirmar la negativa de arriesgar la seguridad de un tercero.
A pesar del problema que Noah tenía cuando se obsesionaba con algún caso en específico, siempre tuvo la sensatez de no involucrar a gente encubierta que no estaba entrenada. Quizás su ego tuvo mucho que ver, pero también el pasado era su mejor maestro. Su experiencia había generado que personas cercanas a él derramen sangre hasta el segundo que sus corazones emitan su último latido.
Verónica había insistido por mensaje nuevamente, de verdad tenía intenciones de enfocar parte de su tiempo en la investigación junto a Noah, pero él, con la mente fija en el remordimiento, decidió una vez más haberle dicho que no. Y cuando Jones toma una decisión, no hay poder humano que lo haga cambiar de opinión. A menos claro, que necesite de la otra persona, teniendo que renunciar a su orgullo diario. Sin embargo, eso era muy difícil que suceda, no imposible claro, pero si algo odiaba el detective, era depender de otros, por eso cada segundo de su vida intentó ser lo más autosuficiente posible en todos los ámbitos de su entorno.
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