Capítulo III
El cuerpo de Cletus Cassidy estaba sobre la mesa de autopsia.
Arnold ya había realizado el examen preliminar, aunque la causa de muerte era evidente, un balazo en la quijada.
Arnold tenía un ayudante que se llamaba Daniel Hoffman; el había ido a buscar los instrumentos esterilizados.
- ¡Arnold! ¿Donde guardaste los instrumentos? - Preguntó Daniel - No están donde siempre -
- Ya te los doy, los puse a esterilizar otra vez porque les cayó agua sucia - le respondió Arnold -
Arnold salió de la sala a buscar los instrumentos, momento en el que un estruendoso sonido retumbó en la habitación, seguido de un doloroso quejido.
- ¿¡Escuchaste eso!? - preguntó Daniel aterrorizado -
- ¡Es como si Cletus se hubiese levantado! - le contestó Arnold -
Ambos forenses fueron rápidamente a la sala de autopsias, cuando entraron se confirmaron sus sospechas; el cadáver se había levantado, dejando tras de si un mensaje escrito en fresca y rojiza sangre, el cual relataba un oscuro poema.
Ustedes creían que yo estaba muerto
Fueron a buscar los instrumentos
Pero más yo estaba fingiendo
Experto soy mintiendo
Mediante medicamentos disminuí mi pulso
La bala rebotó en mi esqueleto huesudo
No me atraparan con facilidad contada
Soy el asesino de la máscara ensangrentada
Me conocen desde hace algún tiempo.
Soy un enfermo virulento
Te reto a este mortal juego
- Lla...Llamen a todos, Cletus esta vivo y... Y ha escapado...- Dijo Arnold con un hilo de voz, al borde del colapso -
Pasaron meses y meses y la policía no encontraba a Cletus, hay quienes dicen que se desvaneció, otros que que huyó, otros que murió por sus heridas, pero lo único que es cierto es que esta vivo y asesina por gusto y por placer, va recorriendo el mundo dejando a su paso víctimas, culpables e inocentes, pero dejando su característica marca y cada año le manda una carta a la estación de policía de LakeTown admirando su victoria en descubrir la verdad, pero burlándose de su fracaso en no encontrarlo.
El asesino de la máscara ensangrentada ha escogido a su próxima víctima, y eres tú
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