La casa de Víctor
– Oye –habló la chica–, ¿piensas matarme o torturarme o algo?
– ¿Qué? –Víctor la miró como burlándose.
– Me dejaste vivir... Y ahora me llevas a no sé dónde... ¿Planeas hacerme algo?
– ¿Tienes miedo? –preguntó sonriendo y con una ceja levantada.
– No –era verdad. Nunca se había sentido asustada en su vida y esa no era la excepción–. Sólo curiosidad.
– No lo sé, lo pensaré hasta que lleguemos a casa. –sin agregar nada más el resto del camino fue en completo silencio.
***
Se detuvo frente a una casa un tanto... Descuidada.
Bajaron del coche y entraron a lo que Víctor llamaba hogar.
– Wow... Es un poco... –Cassandra veía a su alrededor intentando no lucir sorprendida–. ¿Vives sólo?
– Asesiné a mis padres antes de ir a la escuela. –confesó con toda la tranquilidad del mundo mientras aventaba las llaves del auto sobre la mesa. Cassandra miró las llaves, quería tomarlas, subir al carro y alejarse de ahí, pero por alguna razón no lo hizo.
– ¿Cómo es que estabas en una universidad como...? –. La chica decidió no hacer mención al hecho de que el castaño le acababa de decir que había matado a sus propios padres.
– Tenía una beca. Lo sé, tal vez no estés acostumbrada a este nivel de pobreza.
– Yo no soy quién para juzgar –entonces decidió que no podía seguir ignorando que el hombre a su lado se hubiese deshecho de sus papás–. ¿No investigarán qué les pasó a tus padres? –. Entraron a la habitación del chico. Cassandra solamente lo seguía sin saber muy bien qué haría con ella.
– A nadie le importamos lo suficiente para eso. –Cassandra asintió lentamente sin saber qué decir. Víctor se puso frente a ella y la besó.
– ¿Qué haces? –preguntó ella sorprendida. El chico, sin responder, se quitó la camiseta, la sujetó por la nuca y volvió a besarla. Cassandra lo empujó con todas sus fuerzas–. No lo hagas, no quiero.
– ¿Es en serio? –. La miró extrañado.
– El que no haya puesto resistencia en que me trajeras no significa que quiero tener sexo contigo.
– ¿Cuántos años tienes? ¿Doce? –. Extendió los brazos a su lado un poco molesto. Por algún motivo Víctor había creído que ella sentía la misma atracción que él.
– 17, y no pienso que mi primera vez sea así.
– ¿17 y eres virgen? –. Se burló sin creerlo, en estos días encontrar a alguien así no era normal. Pero Cassandra nunca lo fue.
– Nunca me interesó el contacto físico con otra persona, ¿te sorprende? –se cruzó de brazos retándolo.
– Supongo que no debería... Lo siento, creí que sí querías... –entonces su mirada cambió y se acercó a ella lentamente–. ¿Y si te dijera que no tienes opción? Que no aceptaré un no por respuesta–. Sacó un cuchillo y lo pegó al cuello de la chica sin llegar a cortarle.
– Yo creo que sí la tengo –puso sus brazos a cada lado de su cuerpo y acercó su rostro al de él volviendo a retarlo–. No creo que seas un depravado sexual, sólo un demente.
– Es sorprendente –sonrió él alejándose y señalándola con el cuchillo–, ¿cómo es que me conoces tan bien si la primera vez que me viste fue matando a tus compañeros de clase? –Cassandra decidió no mencionar que él había chocado con ella minutos antes de eso.
– Desde que era pequeña me obsesioné con asesinos seriales –se encogió de hombros–, aunque no creo que entres en esa categoría... Serías más bien un asesino en masa. El punto es que no has actuado como un depravado sexual en las horas en que hemos estado juntos.
– Siempre hay una primera vez para todo, ¿no? –sonrió acariciando un mechón del cabello de la chica.
– ¿Eso te dijiste hoy antes de entrar a la escuela?
– Estoy intentando convencerte de que nos acostemos justo ahora, no cambies de tema. –Víctor puso los ojos en blanco. Ella sonrió sentándose en la cama.
– Buenas noches. –se acostó y le dio la espalda. No tenía sueño, y aún no se iba la luz del día pero ya no quería hablar con él. Cerró los ojos pero no se durmió al instante. Estaba esperando que Víctor la tomara por la fuerza, no porque ella quisiera, sino porque nada podía asegurarle que realmente no fuera un depravado; eso solamente lo había dicho para aparentar que no temía que eso ocurriera.
Tal vez no le importara morir, pero no quería ser violada antes de eso.
***
Cuando se despertó sintió el brazo de Víctor abrazando su cuerpo. Se tocó el pecho.
Ok... Aún tengo la blusa y mi brassier...
Después bajó la mano a su zona íntima.
Aún tengo mis jeans y la ropa interior... No me duele nada...
– ¿Estás despierta? –. Escuchó la voz del chico detrás de ella.
– No. –respondió ella girándose para mirarlo. Víctor sonreía. Cassandra lo miró sorprendida.
– ¿Qué me ves? –. Preguntó él con el entrecejo fruncido.
– No me hiciste nada mientras dormía...
– Me dijiste que no querías... ¿Era algo así como psicología inversa que no capté? ¿Acaso perdí mi gran oportunidad? –esta vez fue ella quién sonrió.
– No... Yo... Gracias por no hacerlo. –él asintió levantándose de la cama.
– ¿Ahora qué vas a hacer? –. Preguntó Cassandra sentándose.
– ¿A qué te refieres?
– Mataste a (al menos) unas 40 personas ayer, y probablemente esté peor tu situación si estoy secuestrada...
– No estás secuestrada. –se rió mientras se ponía los jeans.
– ¿Entonces me dejarías salir caminando justo ahora? –Víctor hizo ademán de que pensaba y después la miró moviendo una esquina del labio hacia abajo y levantando ligeramente las cejas como diciendo "Lo siento, pero no"–. ¿Ves? Para los ojos del público estoy secuestrada.
– Pero no estás aquí contra tu voluntad... –dijo recordando que ella no había puesto resistencia cuando se la llevó.
– Pero tampoco me puedo ir.
– Cassie yo...
– Tranquilo, Víctor. –le mostró la palma de la mano mientras se levantaba de la cama. Sin agregar nada más salió de la habitación. Se sentó en el sillón sucio y roto y prendió la televisión.
En realidad no estaba cómoda en una casa tan vieja y pobre porque no estaba acostumbrada a eso pues sus padres tenían dinero suficiente para satisfacerla cuando quisiera; pero tampoco se ponía de diva al estar en tan sucio lugar.
– Se ha confirmado que hay 65 muertos por la masacre de ayer –Cassandra decidió dejarle al canal de noticias donde aparecía una periodista frente a su universidad–. El ahora llamado "Asesino de la escuela" sigue sin aparecer, y no sabemos si Cassandra Núñez sigue con vida, después de que Víctor Ágata se la llevó como rehén para que la policía no le disparara.
– Ahora tienes nombre. –le dijo Cassandra al chico que en ese momento se estaba sentando a un lado de ella pasando un brazo sobre sus hombros para recargarlo en el sillón.
– Hasta ahora –continuó la reportera– se sabe que Víctor no tenía buenos recursos económicos y estaba en esta universidad gracias a una beca completa que obtuvo. Siempre fue un chico de muy buenas calificaciones pero muy callado y sin amigos. La policía fue a la dirección que aparecía en sus datos pero ésta era errónea, dejó de vivir ahí hace más de 5 años, así que, por ahora, no se sabe en dónde se encuentra en este momento.
– Voy a salir. –dijo de repente Víctor tomando su chaqueta y poniéndose de pie; la chica lo siguió con la mirada. La reportera salió de la pantalla cambiando por un reportero con un ridículo bigote.
– Los padres de Cassandra han subido un video a YouTube –Cassandra regresó su vista al televisor a la velocidad de un rayo– donde le hablan directamente a Víctor suplicándole que regrese a su hija con vida. Ellos aún no pierden la esperanza de volverla a ver. A continuación les pondré un pedazo de este video... –la imagen cambió por una de los padres de la chica, ella supo al instante que el video se había grabado desde la cocina.
– Hola... –su madre tragó saliva– Víctor... Si estás viendo esto... Por favor... Regrésame a mi niña con vida... –su voz se cortó y empezó a llorar.
– Tenemos dinero –continuó su papá abrazando a su esposa–, si lo quieres es tuyo pero no... –Cassandra apagó la televisión. Volteó a ver por la ventana de la casa, viendo como Víctor subía a su auto y lo arrancaba, pensó en sus padres y por lo que estaban pasando.
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