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INTERROGATORIOS

Lunes 13 de marzo del 2017.

Esthela Morris. 19 años.
Estado: Bajo averiguación.

- Estaba en casa, no quise ir a la fiesta porque estoy enferma de gripe. -asegura mostrándose molesta por tener que repetirlo por décima vez esa misma mañana.

- Recuerdenos por favor con quien se encontraba entre las 8 de la noche del sábado 11 de marzo y las 2 a.m del domingo 12. -pidió la investigadora Miriam dándole una mirada de profundo aburrimiento a la chica molesta frente a ella, con ambas manos sobre la mesa de madera.

- Con mi madre y mi hermanastro. -explica frustrada. -se los he dicho más de diez veces. Lucas y yo éramos mejores amigos. Yo jamás le haría daño a nadie.

- Mencionó haber discutido con él el día viernes 10 ¿no es así? -preguntó el Detective Ruiz hojeando unos papeles. - ¿Sobre qué discutieron?

- Sobre... -comienza ella muy determinada y entonces guarda silencio. -Él cambió demasiado. Tenía malas compañías y le advertí que acabaría mal. No sabe cuánto me arrepiento de tener razón. -baja la mirada y pequeñas lágrimas se derraman de sus ojos. - Él era más que un amigo. Era como mi hermano. Lo conocía desde que nacimos prácticamente. Hablar de su muerte es... insoportable. -llora ahora secando con coraje sus mejillas. - Tienen que encontrar al culpable.

- Sabemos que es un momento difícil y que es muy duro tener que pasar por esto, pero todos los testimonios nos ayudarán a reconstruir ese día. -explica la investigadora tratando de calmar a la chica. - Esthela... ¿quiénes eran esas malas amistades de Lucas?

La chica miró a los sujetos frente a ella y después suspiró buscando tranquilizar el revoltijo de emociones dentro de su pecho. Peinó un poco su cabello y tomó una libreta, aquella en las manos del detective para escribir tres nombres en ella.

- Ellos mataron a mi amigo, eso es seguro. - lloriqueo, molesta.

...

Aarón Luna. 21 años.
Estado: Sospechoso.

- ¡Exijo mi abogado! - se muestra desesperado mientras observa a la mujer a su lado. - Usted no puede culparme de algo así.

- Nadie te está culpando Aarón. - le asegura Miriam. - Pero necesito que nos ayudes a saber que ocurrió ese día.

- ¿Qué no es obvio? Lucas está muerto. - se queja molesto. - Le dije que no se acercara a los tipos peligrosos y acabó ignorándome.

- ¿Dices que estaba en cosas turbias? - pregunta Ruiz. - ¿Qué tipo de cosas? ¿Pandillas? ¿Drogas? ¿Armas?

- Hace cinco meses que me enteré de la primera vez que ingirió drogas. Cada fin de semana se surtía de esas porquerías y vendía algunas en la universidad. - asegura el chico levantándose para caminar un poco. - Antes de que les diga más, no sé quién era su proveedor ni a quiénes se la vendía. Así que no sé que hago aquí.

- Hay testigos que te vieron con él la noche de su asesinato. - menciona Miriam mostrándole fotografías de una cámara de seguridad de la casa donde se llevó a cabo la fiesta aquella noche. - ¿A donde fue Lucas?

- Él estaba muy drogado. - menciona Aarón tallando sus ojos a punto de soltar el llanto. - Yo también consumí de eso después de... una noche difícil.

- ¿Difícil por qué? - cuestiona Ruiz.

Toma una pausa mirando al detective con su peor cara y lleno de veneno se acerca a ambos.

- Por la muerte de mi madre, terminé con mi chica hacía dos días. - suelta furioso. - Las deudas de mi universidad, el alquiler, todo hasta el tope. Solo quería dejar de pensar por un rato, por eso accedí.

- ¿Lucas te hizo enojar aquella noche y explotaste? - preguntó Ruiz curioso. - Tal vez él fue el que derramó la última gota de tu paciencia.

- Oh no. No no no. - se ríe con nerviosismo. - Yo no lo hice. ¡Yo no hice esa mierda! Me fui después de meterme un porro. Fui a casa de mi ex para hablar, pero me quedé dormido en el auto fuera de su casa.

- ¿Recuerdas más? - pregunta Miriam elevando una ceja. - Porque por tu estado no debes saber lo que sucedió después. Puede que no tengas todo claro.

- YO NO LO HICE.

Golpea con ambas manos la mesa y  entonces se larga a llorar. Parece desesperado y se deja caer en la silla estirando su cabello en un intento por calmar el dolor de migraña que tiene.

...

Dante Bennet. 19 años.
Duncan Bennet. 17 años.
Estado: Testigos.

- ¿Ya podemos irnos? Tengo hambre. - se quejaba el hermano menor.

- Tenemos un par de preguntas más. ¿Donde dicen que están sus padres? - pregunta Ruiz. - Han estado mucho tiempo solos.

- Siempre estamos solos. - asegura Duncan cruzándose de brazos. Es evidente que la situación le molesta. - Ya les dijimos todo lo que sabemos. Esto es estúpido, deberían estar haciendo su trabajo.

- ¿Entiendes que eres un menor de edad y que la única razón por la cuál está tu hermano aquí es porque es tu tutor legal al no estar tus padres? - se queja Miriam. - Deberías considerar más como hablas a un oficial de policía, jovencito.

El chico abre la boca para decir algo más, pero mira de reojo como su hermano se endereza en su silla y decide callarse. Sabe que podría recibir un buen golpe de parte de Dante si desobedece las órdenes de los oficiales.

- Me disculpo por su comportamiento. - dice seriamente el mayor. - Respondiendo a su pregunta, mis padres viajan mucho por lo que soy yo el que está a cargo de Duncan.

- Bien. Ustedes son vecinos de la propiedad dónde se llevó a cabo la fiesta. Ya hemos entrevistado a la señorita Linn, su vecina. Ella nos comentó que fueron invitados a la fiesta pero no asistieron. - comienza Miriam. - ¿Por qué dos chicos, sin supervisión no asistían a una fiesta como esa?

- Por qué como usted lo mencionó antes, mi hermano menor está bajo mi responsabilidad, sería muy peligroso llevarlo a un punto dónde se venden y compran drogas, hay alcohol y lamentablemente, suceden asesinatos. - la voz del hermano mayor suena tranquila, aunque tiene un tono acusador mientras mira a los detectives. - Estábamos en casa, cenando. Escuchamos unos ruidos afuera y solo vimos a la policía recogiendo un cadáver. Cómo podrá imaginarse, mis padres estarán histéricos.

- Claro. Entiendo. - interviene Ruiz. - Los  Bennet son gente prestigiosa en el pueblo, seguramente no les gustará estar en un barrio donde mataron a alguien.

- Pueden estar seguros de que se duplicará la seguridad en la zona. Estaremos atentos. - les asegura Miriam.

- Gracias detectives. - sonríe amablemente Dante.

- Si, gracias. ¿Ya podemos irnos? De verdad muero de hambre.

...

Marina Crowell. 17 años.
Estado:Testigo.

La chica se muestra tranquila mirando a los hombres frente a ella y mira las fotografias del cadáver haciendo gestos de repulsión. Apenas ve su contenido aparta la mirada negando con la cabeza y riendo amargamente.

- Yo amaba a ese estúpido. - dice ella apartando la fotografía. - Acababa de conocerlo y aún así me había enamorado. En la fiesta le declaré mi amor por él y el idiota no podía ni permanecer en pie.

- ¿Lo viste irse con alguien o alejarse de la fiesta? - pregunta Miriam mirándola fijamente.

- No. - responde rápidamente. - Aaron estaba con él y sus amigos también. - explica ella. - Nos separamos después de que me le confesé, me encerré en el baño de la casa de Cinthia. Llamé a mi hermano y pasó a recogerme.

- ¿Nathaniel? ¿A qué hora llegó tu hermano por ti? - cuestiona Ruiz curioso.

- Como a las 8:30. - hace memoria cerrando los ojos y cuando los abre se ven rojizos. Esta a punto de romperse cuando toma de nuevo las fotografías y observa el cadáver de Lucas. El hombre que alguna vez amo con todo su ser. - Creí que él cambiaría por mí. Traté de ayudarlo... si me hubiese escuchado no hubiera acabado así.

Las lágrimas salen desbordándose, pero su expresión no cambia. Hay odio, enojo y decepción en su mirada. Arroja las fotografías a la mesa con coraje y se cruza de brazos con una expresión fría e indiferente aunque sus lágrimas muestren el dolor que siente al saber que el chico que le gusta estaba muerto.

- Esos bastardos mataron a Lucas. - dice furiosa. - Pero se lo merece por ser tan estupido.

...

Nathaniel Crowell. 22 años.
Estado: Sospechoso.

El chico juega con un lápiz y lo hace girar sobre la mesa mientras observa detenidamente a la investigadora Miriam. Trae en la boca un dulce y parece aburrido con la situación.

Se muestra inexpresivo pero al ver las fotografías sonríe con amargura alejándolas de él.

- Ese chico fue un suicida. - se queja seriamente. - Desde que lo conocí al llegar a este pueblucho supe que andaba mal. Me quiso vender droga en más de una ocasión. Solo que mi hermanita jamás quiso aceptarlo.

- ¿Marina? ó ¿Esthela? - pregunta Miriam.

- Ambas. Lo veían como un indefenso animal al cual cuidar. Pero esos tipos son así y lo aprovechan para causarles problemas. - dice cruzándose de brazos. - Le rompió el corazón a una y trató de propasarse con la otra.

- Tenemos testigos que aseguran que lo golpeaste cuando llegaste a la fiesta. Además el cuerpo tiene heridas en el rostro y evidentes señales de violencia. - asegura Ruiz. - ¿Lo golpeaste por hacer esas cosas con tus hermanas?

- Sí. - dice sin remordimiento. - El tipo era un asco. Le cumplí una vieja promesa. - dice como si nada. - Le advertí que si las hacía sufrir... yo lo haría sufrir a él.

- Te señalan a ti después de su desaparición. - dice Miriam. - ¿Dónde estabas entre las 8:30 p.m del sábado y las 2 a.m del domingo?

- Fui a dejar a Marina a casa. Después fui a casa de Andrea. - asegura tranquilo. - Pasé la noche ahí. Pueden preguntarle.

- Lo haremos. - sonrie Miriam. - Solo una pregunta más. ¿Es verdad que Esthela se enfermó esa noche?

- No. - se muestra ahora de mal humor. - No fue a la fiesta porque Lucas había discutido con ella. Estuve con Esthela esa tarde, hasta que tuve que ir por Marina.

- ¿La notaste extraña? - pregunta Ruiz curioso. - Algo que pueda ayudarnos.

- Mi hermanastra siempre ha sido extraña. - sonríe ahora acariciando su cabeza. - Pero no. Ella no lo hizo. Queria demasiado a ese tipo. La discusión le afectó tanto que ella estaba muy mal porque creía que estaba siendo cruel con él. - suspira. - Cualquiera querría ser así de importante para alguien, que te cuiden como ella cuidaba a Lucas.

- ¿Fueron algo más que amigos? - pregunta Miriam insinuando una posible relación.

- No. Espero que no.

...

Andrea Rivera. 18 años.
Estado: Testigo.

- ¿Estuvo usted con Nathaniel Crowell el sábado en la noche? - suelta la pregunta el detective mirándola con seriedad.

- Sí. - contesta ella nerviosa. - Estuvo conmigo y durmió en mi habitación.

- ¿Por qué meter a un jovencito a su habitación estando sus padres en la casa? - cuestiona Miriam retadora. - ¿No se dieron cuenta?

- No. Él suele venir a mi cuarto por la ventana. Sube por el árbol frente a mi casa y escala hasta mi cuarto. - explica un poco avergonzada.

- ¿Qué hacia Nathaniel con usted? - pregunta el detective precavido. - ¿Tuvieron relaciones?

- No. Dios no. - dice alterada por un momento. - Solo hablábamos.

- ¿Sobre qué hablaban? - pregunta Ruiz.

- Sobre sus hermanas. Estaba preocupado por Esthela y Marina. - explica ahora más tranquila. - Se nos hizo tarde hablando y nos quedamos dormidos. La mañana siguiente él ya no estaba.

- ¿Cómo lo vio esa noche? ¿Agitado? ¿Preocupado? ¿Cómo se veía la ropa? - le satura Miriam.

- No. Él solo estaba un poco molesto. - recuerda. - Había peleado con Lucas, pero es imposible que él le hiciera daño. Nathaniel no pudo haberlo hecho.

- ¿Por qué está tan segura señorita? - pregunta Ruiz. - El chico no lleva más de 6 meses aquí. Prácticamente no le conoce.

- Lo conozco bien. Él no fue el culpable. Pondría mis manos sobre el fuego por él. - asegura firmemente. - Lucas se buscó su propia muerte.

- ¿Dice que merecía morir? - pregunta Miriam algo atenta a las palabras de la joven.

- No. Digo que estaba con personas equivocadas en el lugar equivocado.

...

Encuentra el culpable. No te enamores. No confíes en nadie.

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