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Taurus: Tu Valor No Lo Define Las Cosas Que Tengas...

Siempre he apoyado a mi hermana en cada decisión que ha tomado, incluso las más alocadas y fuera de toda lógica posible; y con su embarazo no es la excepción. Les planteé a Tristan y a Lina un plan que hay que implementar lo más rápido posible antes que todo se destape, teniendo a nuestro padre matando a Tristan y que luego mis tíos maten a mi padre, y que todos se maten entre sí, antes de proponer una solución coherente. A pesar de tener súper fuerza, he sido consiente de la violencia y el daño que puedo causar. Creo que el poder consiste de esa forma, saber el daño que puede causar tu poder y decidir no usarlo.

 Tristan dijo que su padre estaría en su palacio, asique nos teletransportamos hacia allá. Aparecemos en un camino de grava, ahora sí, todo está oscuro; no puedo ver nada. Tristan me toma de la mano y me indica por donde caminar.

—Aún no concibo ¿cómo pueden ver así? —le recrimino.

—Supongo porque soy un ser oscuro y tú un ser de luz —él contesta un poco distraído. Él me dice que suba unas escaleras, escucho un grupo de guardias que nos detienen, pero Tristan muestra su medallón y nos dejan entrar. Se escuchan como se abren unas puertas enormes—. Solo tenemos que buscar a mi padre.

—¿Cómo están las cosas entre tu padre y tú? —pregunto para hacer tiempo y para poder analizar a Luna en una siguiente sesión.

—¿Por qué peguntas? —él replica a la defensiva, él me guía por otras escaleras y un amplio pasillo.

—Porque hace un año no estaban en buenos términos o al menos eso percibía yo en el castillo de tu hermana —respondo cauteloso.

—Hemos hablado, él se ha disculpado y me ha ayudado con algunas cosas —responde monótono.

—¿Dirías que todavía hay un poco de resentimiento hacia a él o dirías que has podido superarlo? —pregunto intentando ver en la oscuridad, pero estoy perdido.

—Mi resentimiento ha disminuido, pero todavía hay cosas que no he superado. No superas una traición nunca, pero creo que puede haber espacio para el perdón —él hace una pausa—. Creo que estoy en el camino del perdón, pero aún no llego allí.

—Comprendo —asiento conforme con su respuesta, es una respuesta en el punto medio de mi pregunta. Al menos está dispuesto a perdonar, siempre y cuando reciba una disculpa de los que lo traicionaron—. Supongo que el embarazo de Lina te cayó como balde de agua fría.

—Sí, no me malinterpretes —él se detiene y se acerca a un grupo de guardias, ellos le dicen que el rey no se encuentra en su oficina. Que salió con la reina a visitar a Luna.

—No podemos esperar tanto —respondo alarmado.

—Lo sé, tenemos que ir al castillo de Luna. Pero ¿cómo llegamos allí si ella interpuso un hechizo para evitar la teletransportación? —Tristan cuestiona preocupado. De inmediato se me ocurre una idea. Hago señas para que Tristan se me acerque.

 Él me aparta de los guardias. Le comento que Sol nos puede ayudar con eso, él se ha transportado al castillo de Luna en secreto este último año.

—¿Luna y Sol están juntos? —exclama asombrado.

—Sí, ya nuestra familia sabe, Sol lo anunció en la coronación de Lina —respondo enérgico.

—¡Vaya! Al parecer en la coronación de Lina muchos declararon su amor —replica cortante—. Como sea, hay que ir con tu hermano para que nos lleve con Luna —declara sin ganas. Le tomo del brazo y desaparecemos de allí.

 Aparecemos en mi oficina, Tristan se cubre un poco su rostro.

—Espera aquí mientras que busco a Sol ¿entendido? —le ordeno, él asiente y se sienta en la silla que tengo al frente de mi escritorio.

 Salgo de mi oficina, los guardias se sorprenden en verme, pero les ordeno que me digan donde se encuentra mi hermano, ellos me indican que Sol está en una reunión con sus ministros en su oficina. Camino apresurado a su oficina, necesito que me diga cómo hace para llegar al castillo de Luna.

 Comprendo por completo el malestar de Tristan, yo viví algo parecido. Cuando mi padre me ordenó ser el capitán de la guardia de Sol, en ese momento tenía una relación con una mujer, estaba tan enamorado de ella que pensaba que estaríamos juntos para siempre. Mi familia no tenía idea de esa chica, estaba esperando el momento oportuno para presentarla. Su familia es de aquí de Solaria, asique venía constante a visitarme. Sin embargo, todo se derrumbó cuando unos guardias me dijeron que ella estaba en el castillo, pero no vino a verme sino a Sol. Fui a la habitación de mi hermano, llegué justo en el momento que ella salía de su habitación mientras que se arreglaba el vestido y su cabello. Ella me miró asustada, en ese momento mi corazón se quebró en pedazos. Había recibido muchos golpes en mi vida, pero ese golpe fue el que más dolió.

 Me había dado la vuelta y la dejé allí, me siguió hasta que estuvimos solos. Me dijo que no era lo que parecía, que solo fue una vez, que Sol fue el que se le insinuó. Nada de eso importaba, porque la traición de la mujer que amaba y la de mi hermano provocaron que más nunca confiaría en ellos. Le advertí que, si volvía a pisar el castillo, la encerraría en el calabozo, ella cumplió y nunca la volví a ver. Pero a Sol si lo vi ¿cambié con él? Por supuesto, antes nos llevábamos bien, no éramos los mejores amigos, pero era algo. Ahora solo lo veo como a otro jefe de estado más, su debido respeto y cumplir con sus órdenes. No hablamos más de lo necesario, no le cuento de mi vida y él tampoco hace lo mismo.

 Llego a su oficina, le pido al guardia que anuncie mis intenciones de hablar con su majestad, el guardia asiente y llama la puerta. Se escucha que mi hermano llama al guardia, este entra y le dice que solicito hablar con él. Sol le indica al guardia que le de cinco minutos porque necesita terminar de hablar con su ministro de un asunto importante.

 Odio que me deje esperando, siempre lo hace. Pero si es uno de sus ministros de mierda, ahí sí lo deja entrar. Respiro profundo para no entrar destrozando el lugar. Mi padre me puso en este puesto porque según él, yo no merecía algo inferior, pero prefiero ese algo inferior a que sacrificar mi paz mental. En la academia había salido con honores y con eso un puesto en un regimiento en Vulcan; pero como mi padre es el rey y se hace lo que él diga, acabé limpiándole el culo a mi hermano. La política la odio y prácticamente vivo en el ojo de la tormenta, todos son unos falsos; nadie está dispuesto a ayudarte, siempre y cuando eso los beneficie. Creo que voy a durar como otros cinco años más y pediré que me cambien, no soporto más estar en este maldito lugar un segundo más.

 Por fin el dichoso ministro sale de la oficina de Sol, él realiza una reverencia ante mí y se va. Entro rápido en la oficina y Sol se encuentra sirviéndose una copa de vino.

—Voy al grano —expreso cansado—. ¿Cómo haces para teletransportarte al castillo de Luna?

—Vaya que si —él bebe su copa de un tirón—. ¿Para qué quieres saber? Además ¿no estabas con Lina?

—Sí, pero ella está resolviendo por su lado y yo por el mío —replico con las manos a la cintura—. ¿Me ayudarás o no?

—¿Para qué necesitas a Luna? —él cuestiona regresando a su silla.

—No la necesito a ella, necesito a mis tíos —replico acercándome a su escritorio.

—¿Y por qué no vas a su castillo? Es más sencillo —responde como si fuese un idiota.

—Ya fuimos y nos dijeron que estaban con Luna —replico cansado.

—¿Nos, con quién fuiste? —pregunta un poco serio.

—Con Tristan, en serio necesito que nos lleves a ese castillo —hablo un poco más pausado para no perder la paciencia—. Y no preguntes por qué estoy con él.

—Supongo que crees que es una buena idea llevarlo al castillo de Luna sabiendo como son las cosas entre esos dos —él se levanta altanero de su asiento—. Trae a Tristan, nos vamos desde aquí.

 Asiento enérgico. Me teletransporto a mi oficina; Tristan se encuentra sentando meditando en su propia cabeza. Por supuesto que tiene que meditar si tiene una bebé en camino y probablemente también una sentencia de muerte no declarada por nuestra familia.

—Vámonos —le doy una palmada por el hombro, él se sobresalta asustado.

—No tenías que golpearme tan fuerte —él me reprocha mientras que se soba el hombro. Lo tomo del brazo y nos teletransportamos a la oficina de Sol.

 Aparecemos y él nos observa con muchas dudas.

—Aquí estamos, llévanos con Luna —suelto a Tristan y este protesta.

—Debo aclarar que llegaremos a la habitación de Luna —Sol juega con una bola pequeña de nieve, luego se la mete en la boca.

—Mejor no pregunto por qué llegas justo en la habitación de mi hermana —comenta Tristan resignado.

—Sí, es mejor que no digas nada —replico irritado. Sol nos pide que le demos la mano, los tres formamos un círculo, él escupe la bola al suelo y la pisa. Una nube azul y fría aparece absorbiéndonos a todos.

 En un abrir y cerrar de ojos aparecemos en una habitación bastante decorada con hielo sólido. La cabecera de la cama se encuentra pegada a la pared y la cubre un dosel de tela metalizada, hay sofás a unos pasos de la cama. La habitación tiene el toque de Luna por todos lados, lo que se me había olvidado era el frío de El Páramo.

—Bien, aquí estamos —señala Sol con los brazos abiertos—. Como Luna no está y la necesitamos, iré a hablar con los guardias. Es mejor que se queden aquí y no aparezcan, ya que los guardias de Luna no son muy amigables.

—Recuerda que necesitamos hablar con nuestros tíos —le recuerdo a Sol. Este asiente y se va.

 Nos quedamos en la habitación de Luna, a diferencia del castillo de mis tíos. Esta habitación se encuentra iluminada con varias farolas de luz. Tristan se sienta en el suelo resignado y con las manos en las mejillas.

—Ni preguntar qué te pasa —lo observo desde arriba.

—¿Por qué no puedo tener un momento de tranquilad? —él pregunta observando el suelo.

—Esa es una pregunta que muchos nos hacemos —me siento al frente de él en el suelo—. Toda va a salir bien, ya lo verás.

—Para ti es fácil decirlo, nuestra familia no te matará dentro de un par de horas por haber cometido una estupidez —susurra sin muchas ganas.

—Tal vez, pero lo importante es que des la cara siempre. Claro, si eso significa que tendrás que recibir un par de golpes primero —hablo intentando escoger bien las palabras, aunque sé que no lo estoy logrando—. Pero lo importantes es que estés firme.

—¿Sabes? —él levanta la mirada dolido—. Yo sé que no estoy al nivel de tu hermana, tal vez nunca lo esté, y eso es lo que verán tus padres y su consejo. Que de todos los hombres que tu hermana pudo escoger, con dinero y poder, escogió al que no posee ninguna de las dos.

—No te menosprecies hombre —le pongo la mano con cuidado de no lastimarlo en el hombro.

—Van a pedir un compromiso por parte de los dos, tal vez Lina lo acepte al principio, pero después de un par de meses, ella verá que no es tan fácil y se irá —él expresa dolido—. Apenas pude concretar un negocio para el planeta y veré sus frutos en unos años.

—Le había comentado a Lina que se dividieran la custodia de la niña, tú la cuidabas y ella te ayudaba con la manutención, claro, ella también estaría allí para ayudarte a criar a su hija —le comento para levantarle el ánimo.

—Se supone que yo debería proveerle a ella, no ella a mí —replica recogiéndose las piernas.

—Para empezar, no está escrito en ningún libro sagrado o algo así que el hombre debe ser el proveedor económico absoluto. La relación es de dos y se apoya desde las posibilidades, si ella tiene más poder adquisitivo que tú, eso no te quita tu valor como hombre y como persona —le levanto el mentón—. Tú puedes aportar a la relación desde tus posibilidades y no abrumarte viendo lo que no tienes, porque lo único que harás es hacerte más daño.

 Él asiente un poco más relajado.

—Mi hermana te quiere, y se nota que tú también la quieres. No la tendrán fácil, pero no estarán solos en esto, al menos desde mi parte no lo estarán.

 Él se limpia las lágrimas con la manga de su chaqueta. Las puertas se abren de golpe y los pasos resuenan.

—¡¿Qué carajos hacen en mi habitación?! —exclama Luna hecha una furia. Tristan y yo nos levantamos de golpe

—Este era el único camino rápido para llegar hasta tu castillo —hablo apresurado, me pongo delante de Tristan para que ella no le haga daño—. Solo queremos hablar con tus padres.

—¿De qué necesitan hablar con nosotros? —mi tío Cosmo entra también en la habitación un poco confundido. También entra mi tía Aryana.

—¿Podemos hablar en la casa de Tristan? Es algo importante —declaro serio.

—¿Qué está pasando realmente Taurus? Primero llega Lina aterrada al palacio, luego Tristan —demanda Sol irritado.

—Lina está embarazada y yo soy el padre —declara Tristan dando un paso al frente. Todos lo miran pasmados, no es para menos. No quería que dijera eso ahora y mucho menos delante de Sol.

—¡¿Qué hiciste qué?! —exclama Sol ahora hecho una furia.

—Vamos a tranquilizarnos todos, vamos a la casa de Tristan y hablemos con calma. Lo menos que necesitamos es la histeria —exclamo pacificador. Mi tío mira a Tristan de forma desaprobatoria, no lo culpo, pero no necesito más drama.

 Mis tíos, Luna, Sol, Tristan y yo nos vamos de la habitación de Luna, teletransportándonos a la casa de Tristan. Necesitamos ponernos en marcha antes de que más personas se enteren de este problema. No quería que Sol se enterara, ya que este es capaz de ir corriendo a contarle a nuestro padre y lo menos que quiero es que él se entere, mi padre solo empeoraría las cosas. 

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