Luna: Un Palacio Abrumador
Al fin pude pisar tierra, al fin pude dejar atrás el temor de ser tragada por el mar. Sol dispuso un carruaje sublime para mí, el cual está cubierto de elaborados detalles como flores y dragones diminutos en oro. Por dentro los muebles son de un terciopelo rojo sangre. Este recorre las calles de Solaria, nunca había venido, solo he visitado Vulcan. Pero Solaria no se queda atrás en innovación, en elegancia, en estilo. Me encanta como las calles están perfectamente construidas, las personas paseando con sus sirvientes cargando las compras de diseñador.
El carruaje me lleva a una calle bastante amplia el cual puedo observar a lo lejos el gran castillo de Sol. Me había imaginado que el palacio era grande, pero no me imaginé que era tan enorme. El palacio a pesar de ubicarse en el medio del reino, este posee grandes hectáreas de tierra. Los dragones se detienen en la frontera del castillo, y lo rodean. Es claro que son medidas de seguridad.
Me recuesto en el espaldar, estoy nerviosa. Sé que Sol ha venido incontables veces a mi castillo, pero no es para nada comparado a lo que estoy haciendo. Tengo que tranquilizarme, tengo que mantener la calma, solo es un palacio exuberante. He estado en palacios así antes, soy una reina que ha venido a crear lazos comerciales; es normal que mis futuros aliados posean este tipo de vida. Yo también tendré ese nivel de estatus, mi reino es joven y yo también.
Llegamos a la entrada, una verja de láminas de oro. Por lo que escuché en el barco, el maravilloso jardín se encuentra en la parte de atrás del palacio. La elegancia del diseño del palacio, sus sutiles detalles en oro; la servidumbre junto con Taurus me pone nerviosa. Estoy nerviosa ¿dónde está Sol? ¿por qué no está allí para recibirme? El carruaje se detiene y lo menos que quiero es bajarme, no quiero bajarme.
¡AUXILIO!
Tengo que calmarme, respirar profundo, aunque sienta que el espacio del carruaje se reduzca de manera considerable. El cochero me abre la puerta y con la poca seguridad y fortaleza que poseo, me bajo de ese diminuto carruaje sofocante. Aunque el clima no se queda atrás. Camino escoltada por mis guardias, gracias al cielo que Stephan está detrás de mí, su fría y seria presencia es reconfortante, llego a los escalones de la entrada.
—Es un placer tenerla aquí en Solaria, su majestad —Taurus expresa sonriente, pero educado. Los presentes de arrodillan excepto Taurus, él se mantiene erguido—. Mi rey no pudo recibirla debido a temas laborales, pero se reunirá con usted a la hora de la cena —él se hace a un lado—. Por favor permítame llevarla a usted y su guardia a sus aposentos en el segundo castillo.
—¿Cómo así tercer castillo? —pregunto curiosa. Taurus me guía hacia el interior del palacio, giramos hacia la derecha donde me cuenta la historia de este majestuoso lugar.
—Este complejo o palacio para la mayoría, en realidad son tres castillos unidos por unos pasillos reconocibles por su decoración —él habla tranquilo, luce hermoso con su uniforme rojo con cuerdas doradas y una medalla en forma de estrella en el pecho—. El primer castillo es el central, donde estamos actualmente, aquí se reciben a los jefes de estado. Es como una pequeña extensión de todos los poderes de Solaria, habitación de guerra; oficinas de los principales consejeros del rey incluyendo la mía, salón de reuniones y esas cosas. El segundo castillo es la residencia del rey, también se encuentran las habitaciones de los huéspedes del palacio; pero estas se encuentran lejos de la habitación del rey. Y, por último, el tercer castillo se encuentran las habitaciones del personal que trabaja en el castillo, también se encuentra la cocina, los establos de los dragones y caballos.
—Es un palacio bastante grande —comento asombrada por el esplendor del lugar, cada cinco pasos hay una ventana enorme que da vista a los jardines, también se encuentran pequeñas estatuas de oro sosteniendo antorchas para las velas. Como si el lugar necesitara más luz de la que ya hay. El techo se encuentra adornado por pinturas de pequeños seres voladores, también de una pequeña batalla.
—Sí, les daré a tus guardias y a ti un mapa para que no se pierdan —él comenta serio, a pesar que pudo haber utilizado esa sugerencia como un chiste de mal gusto. Es una diferencia de como se comporta aquí, que cuando estaba en mi castillo—. También tendrás dos damas de compañía para que te orienten en el castillo y cumplan con tus deseos.
—Me parece excelente —comento sonriente, aunque odie que me pongan damas de compañía. Soy una reina, sé para qué se usan las damas. A parte de servir a la persona en cuestión, también son espías del anfitrión del castillo—. ¿Y el rey tardará en verme?
—No puedo asegurar un tiempo, pero a la hora de la cena estará su majestad para recibirla como es debido —él habla cortés. Seguimos caminando por los pasillos del palacio, Taurus me cuenta la historia del lugar; me cuenta como fue construido y el tiempo que se tardó. También me habla de algunas pinturas, aunque no todas porque no es experto y tampoco le interesa aprender. Taurus a veces puede rosar los límites de lo coloquial con la honestidad.
—Este palacio lo redecoró mi padre cuando apenas Sol tenía unos pocos meses de nacido —Taurus comenta un poco más relajado, aunque sin perder la formalidad—. Solaria es una extensión de Vulcan, si lo miras de una forma. Mi padre se esforzó bastante en criar a Sol como el futuro rey solariano.
—¿Y a ti? —pregunto curiosa. Él se ríe, pero al verme se da cuenta que la pregunta es en serio.
—Bueno, como soy el segundo no había tantas expectativas puestas en mis hombros —él se pone un poco serio—. Me entrenaba sí, para ser un guerrero; y claro, mi súper fuerza no ayudaba mucho a la hora de escoger mi futuro.
—¿Siempre quisiste ser militar? —pregunto llegando a una sala llena de espejos y candelabros de cristal colgando del techo, no puedo evitar abrir mi boca ante tal asombro.
—Sí, esta sala causa ese mismo efecto en las personas que lo ven por primera vez —Taurus habla orgulloso—. Sin duda, este es uno de mis lugares favoritos. Puedes observar todo el tiempo que quieras, por lo general cada vez que vuelves a visitar este lugar, siempre descubres un detalle oculto entre tanta opulencia.
—Debo felicitar al arquitecto del lugar —doy unos pocos pasos y me quedo atontada por lo majestuoso del lugar.
—Pues por algo es uno de los arquitectos más solicitados en el reino de la luz —Taurus no me presiona en lo absoluto para continuar el recorrido. Él me cuenta esos pequeños detalles que él con el tiempo iba descubriendo. Me guía por toda la sala hasta llegar al segundo castillo—. El palacio tiene todas las comodidades que puedas solicitar, tiene su propio teatro privado, su salón de bailes con un envidiable comedor, es tan largo como mis ganas de vivir.
Me rio de su chiste. Él sonríe satisfecho.
—Pero ya poniéndonos serios, no te puedo mostrar todo, ya que mi hermano el rey —él dice un chiste malo dentro de su cabeza sobre Sol—, quiere mostrarte todo el lugar él mismo.
—Me parece maravillosa esa idea —comento un poco más tranquila a cuando ingresé a este lugar.
Taurus me guía por los pasillos hasta que empezamos a ver puertas dobles más seguidos. Bajamos por unas escaleras hasta llegar a un jardín pequeño, pero rodeado por una torre lo bastante alta.
—Aquí los jefes de estados de los reinos lejanos se hospedan junto a su grupo de guardias y servidumbre personal —Taurus observa el lugar a gusto, pero al ver mi rostro habla de prisa—. Es una de las mejores habitaciones, ven sígueme.
Él me invita a subir por la torre de forma cuadrada, las escaleras están pegadas a la pared. Todos subimos hasta llegar al primer piso que consta de un comedor con una biblioteca privada y cuadros de mujeres posando delicadas y hermosas.
—Aquí podrán comer a gusto, tus damas de compañía se encargarán de traer todo lo solicitado —él me señala la escalera para seguir subiendo. Llegamos a un segundo piso donde se ubican cuatro habitaciones—. Aquí dormirán tu personal, excepto las damas que se te fueron asignadas por el rey.
Miro disimulada a Stephan el cual, no es necesario que le diga que inspeccione hasta el más mínimo lugar.
Aguarda hasta que se vaya el señor Godness para que puedan empezar. Le digo en su cabeza. Él obedece.
Taurus me guía hasta el tercer y último piso. En este caso se encuentran dos guardias esperándonos, estos abren las puertas blancas con detalles de laureles dorados. La opulencia de la habitación disminuye mi enojo al enviarme a dormir a una torre alejada de las habitaciones principales del palacio. La habitación está decorada con gruesas telas verdes de terciopelo en las ventanas, la cama está cubierta por gruesas sábanas bordadas con flores en ellas; la cama cuenta con un alto dosel de tela blanca bordada con hilo dorado formando así el escudo de Solaria. Dos dragones unidos por sus cuellos con una corona y un sol resplandeciente por detrás.
Para llegar a la cama tengo que cruzar una especie de muro a la altura de un poco más de la rodilla. También hay un candelabro de cristal, que mantendré apagado porque no necesito más claridad de la que ya hay.
—Bueno, esta será tu habitación por lo que dure tu estadía en Solaria —Taurus observa todo el lugar asegurándose que todo esté en orden—. Ya ordené que trajeran tus damas para que te atiendan.
—¿Y tú? —pregunto acercándome a un florero ubicado cerca de la ventana, la cual me da una vista estratégica de Solaria.
—Volver a trabajar —confiesa honesto—. Estaré dividido con mis obligaciones militares como también cumpliendo contigo.
—Perfecto —me volteo hacia él—. Trae a esas damas de compañía, mientras mis guardias y mis propias damas preparan mi habitación. Las esperaré en el comedor para entrevistarlas.
Salgo de la habitación con Stephan y Taurus. Taurus me dice que, si necesita algo de él, que les diga a los guardias del palacio y él llegará a mi encuentro. Les ordeno a los guardias solarianos que dejen la torre, ellos acceden y custodian solo la entrada. Me siento en uno de los muebles de la sala de estar de la torre. Stephan se encuentra detrás de mí.
—¿Has hablado con la mariposa? —le pregunto a Stephan, le pusimos a la señorita Miranda ese nombre clave para protegernos, y claro a ella igual.
—No he hablado con ella desde ayer —él responde serio—. Ella dijo que vendría acompañada para la reunión oficial. Y que por favor mantener cero contacto con ella en dicha reunión, que no podría arriesgarse a perder su trabajo.
—No hay problema con eso —pongo las piernas en el mueble de cuero marrón, la sala es linda; me llega la luz directa de la ventana, pero no es de mi agrado este lugar. Escucho voces procedentes de abajo, Stephan va de inmediato a la escalera a ver que sucede.
Me llegan voces a la cabeza, no quiero pensar, no quiero escuchar los pensamientos absurdos de las personas. Ya me duele la cabeza como para llenarla de más estupideces.
—Su majestad, aquí se encuentra sus damas —Stephan comenta serio. Me volteo a verlas, solo me interesan saber a quién sirven. Y como era de esperarse, la morena con cabello en forma de afro es espía de Taurus y la rubia de baja estatura es espía de Sol.
Asegúrate de vigilarlas y mantenerlas alejadas de nosotros. Que se limiten a traer la comida y de llevarse la ropa sucia. Le ordeno a Stephan dentro de su cabeza.
Él siempre obediente les ordena que traigan la comida del almuerzo. Las chicas obedecen y se retiran. Una de mis damas baja y me dice que ya la habitación se encuentra lista para mí. Me levanto del mueble cansada, subo las escaleras y entro en la habitación.
—Avísame cuando lleguen con la comida —le ordeno a Stephan. Este asiente y cierra las puertas dejándome con mis dos damas.
Ellas me guían a un pedestal donde proceden primero a quitarme las joyas de mi cuerpo; anillos, pulseras de plata y un collar de esmeraldas unidas por una cadena de plata más o menos gruesa. Luego proceden a quitarme la capa blanca de tela transparente, aunque gruesa por la lana en la zona de los hombros. Ya lista la capa, proceden a deshacer los nudos de mi vestido azul oscuro, escogí este vestido gracias a su ligereza, este tipo de vestidos no lo uso mucho en El Páramo por no cubrirme lo suficiente por el frío del lugar.
Me quedo con un camisón, el cual también se va. Me quedo desnuda, siento menos calor, pero aun así no es suficiente. Mis damas me guían hasta el cuarto de baño, el cual ya se encuentra listo. No pierdo el tiempo admirando su maravilloso diseño porque lo único que quiero es descansar. Me sumerjo en la tina de mármol, las flores flotan y mis damas me dejan sola. Ellas saben que en estos momentos lo menos que quiero son sus pensamientos ruidosos.
Duro sumergida en la tina el tiempo suficiente como para empezar a preocupar. Mi guardián está dentro de la tina flotando.
—Que tierno te ves —le sonrío, él sigue flotando hasta que llegan mis damas a sacarme de este rico baño—. Ya se terminó, Aimar.
Él hace caso omiso de mis palabras, salgo de la tina. Mis damas me cubren con mi bata de seda rosa pastel. Aimar recapacita y sale de la tina todo mojado, él vuela hasta ponerse en mi hombro izquierdo.
—¿Ya trajeron el almuerzo? —le pregunto a una de mis damas.
—Sí, mi señora —contesta Alba, ambas tienen el cabello blanco recogido. Alba es hija menor de mi consejero legal el señor Callum Taylor. La otra chica es Paula Underwood, ella es la hija mayor de mi ministro de finanzas. Ellas están conmigo desde mi llegada a El Páramo; falta Ingrid, la hermana menor de Stephan. Les había ofrecido a las tres la oportunidad de estudiar una carrera profesional, pero fue Ingrid quien tomó la oportunidad, las dos chicas influenciadas por sus familias rechazaron la oferta. Ingrid escogió la carrera de finanzas, estará por fuera por unos cinco años junto a otros jóvenes.
Dijeron que era una idea absurda pagar la educación de veinte jóvenes en total. Pero yo prefiero pagar la educación, formar profesionales de mi reino y que ejerzan su profesión en su país; que pagarle a un extranjero una cantidad exorbitante de dinero para realizar una sola tarea. No menosprecio su extensa carrera, pero primero tengo que apostar por mi gente que por alguien más.
—Traigan mi comida, y que coman ustedes en el comedor —le ordeno a Paula. Alba me ayuda a vestirme con un vestido color ocre sin tantas capas y con mangas acampanadas.
Me dirijo hacia una mesa alta, en la cual tomo asiento. Tengo la vista de Solaria, tengo la vista puesta en mi futuro, el cual estoy dispuesta a todo por conseguirlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro