Estrella: Un Futuro Prometedor.
No tardé mucho en encontrar a una doncella para solicitarle que trajera comida para cuatro personas y que le avisara a mi familia que no iba a desayunar con ellos. La chica asiente y se va corriendo por el pasillo a cumplir mis deseos. Regreso a la habitación donde Haim y Emura están sentados observando la espada. Haim tiene su uniforme casi completo, le hace falta las armas y la chaqueta negra. Emura tiene un vestido sencillo azul oscuro con mangas anchas en las muñecas.
—¿Dónde está Phillip? —les pregunto a ambos.
—Se fue a la cama, quería estar solo unos minutos sin que estuviera Trixie —contesta Emura tranquila. Me dirijo a la cama donde veo a Phillip hablando con su zorra Patsy.
—¿Hablando con tu guardiana? —pregunto serena. Me siento en la esquina y él también se sienta con su guardiana en las piernas—. Ya ordené que trajeran el desayuno.
—Me alegro, porque tengo bastante hambre —Patsy se estira y se va a mis piernas.
—No te acomodes mucho —le advierte Phillip a Patsy.
—No fastidies —ella se prepara para dormir, pero se despierta alerta al escuchar las puertas de la habitación abrirse. Me volteo y veo a mi madre con las manos a las caderas
—Te he buscado por todo el castillo, vamos, Luna te está esperando para desayunar —mi madre me hace señas para que la siga.
—De hecho, le dije a una doncella que les dijera que iba a desayunar con mis amigos porque...
—¿Tú quieres que tú hermana estalle el invierno ahora? —mi madre me pregunta neurótica.
—No, pero...
—No te preocupes por nosotros, ve con tu familia —interviene Haim—. En serio, ya has hecho mucho por nosotros.
—Y, además, ya tu hermana nos aborrece y si no vas, empeorarás las cosas para nosotros —Emura apoya la idea de su hermano.
—Y sería más comida para nosotros —agrega Patsy maliciosa. Miro a Phillip alzando una ceja.
—Lo dijo ella, no yo. Yo soy inocente —declara rápido Phillip.
—Bueno, los dejo. En cuanto termine vuelvo con ustedes —me levanto de la cama y le tomo del brazo a mi madre. Haim y Emura hacen una breve reverencia y ambas salimos de la habitación. Unas chicas traen un carrito con bastante comida como se los había ordenado y entran en la habitación de mis amigos.
—Vamos, ya casi toda la familia debe de estar en el comedor —mi madre me hace teletransportarnos en el comedor donde ya mi familia está sentada esperándonos.
—Tarde —mi hermana habla enojada. Me disculpo y me siento al lado de Taurus.
—¿Se te pegaron las sábanas? —él bromea. De inmediato empiezan a servir el desayuno y yo miro nerviosa por todos lados—. ¿Sucede algo? —Taurus me mira preocupado.
—No, bueno de hecho sí. ¿Podemos hablar después del desayuno? —lo miro agobiada. Él asiente y ataca la comida. Observo al frente y Lina está deprimida, por la reacción de todos, creo que mi abuela no ha destapado el secreto del siglo. Aunque estoy de acuerdo con Lina, de que el sexo no le da, ni le quita el valor que tiene una mujer. Sin embargo, por la mirada de Lina, deduzco que para ella fue algo más que sexo casual.
No sé cómo sean los sentimientos de mi hermano hacia Lina, pero creo que, por el bien de su cabeza, deba hacerle frente a mi familia si lo sucedido con ellos ayer se descubriera. Como una invocación, mis tíos sacan a conversación sobre el paradero de Tristan, mis padres les responde de que se tuvo que ir por el clima amenazante que se venía.
—Me hubiera gustado despedirme de él —comenta mi tía Venus. Como si nada cambian de tema.
—¿Te despediste de Tristan? —me pregunta Taurus mientras bebe de su copa.
—Sí, Lina también —ambos miramos a Lina que parece absorta de la realidad.
—Ya entiendo por qué está en ese estado —Taurus observa a su hermana preocupado.
—Se volvieron cercanos —comento terminando de comerme la carne y el pan. No me había dado cuenta que tenía hambre.
—Sí, igual que mi hermano con Luna —señala disimulado a Sol que no para de conversar con Luna y ella encantada.
—Sí, aunque tú hermano no lo disimula en lo absoluto —susurro para que solo lo oiga él.
—Que te puedo decir —él sonríe divertido. Cuando mi hermana termina de desayunar, todos los presentes nos levantamos y nos vamos. Me llevo a Taurus lo más rápido y prudente posible a mi habitación—. Creo que no es correcto que esté en tu habitación y mucho más si estamos solos.
—Por favor, Taurus ¿Qué es lo más grave que pudiese pasar? —me cruzo de brazos.
—No es lo que pudiese pasar, sino como se puede malinterpretar —él pasa sus manos a su espalda—. Como sea, para qué soy bueno.
—Necesito tu sabio consejo sobre algo —me siento en el sofá y él también, aunque un poco alejado de mí—. No seas idiota —me pego a él. Él me mira nervioso.
—Mis consejos siempre son sabios —él alardea. Lo miro mal—. Tú me arrastraste hasta tu habitación, así que no quiero malas caras y mi espacio vital si es mucho pedir.
—Está bien —me separo un poco de él—. Necesito que me digas si tomé la mejor decisión.
—No soy adivino para saber que decisión tomaste —él comenta sarcástico. Lo miro mal—. Lo siento, es el encanto que poseo que a veces me hace un idiota.
—Lo certifico —me recuesto en el mueble—. Acepté un ascenso en la Legión Negra el lado Norte.
—Y supongo que eso es bueno para ti —él habla monótono.
—Me refiero a la conversación que tuvimos ayer —él cae en cuenta en mi nerviosismo.
—¿Quieres que te diga que si hiciste bien en entregar tu alma a tu señora? —él cuestiona en voz baja. Asiento—. Sí y no. Si porque estuvieses subiendo de rango y mejorando tus dotes de liderazgo cosa que admiro de ti —él sonríe—. Y no porque estarías atada de por vida a los designios de tu señora.
—Eso me aterra —confieso.
—A todos, pero si ya lo hiciste —él me toma de la mano—, solo te queda en dar lo mejor de ti, aunque te cagues por dentro —él se acerca a mí—. Si esperas que te diga algo que haga que te arrepientas de tu opinión, no lo diré, porque por algo aceptaste. Sea por superación o presión, algo hizo que aceptaras, y el único consejo que te daría es que vivas con tus decisiones sean buenas o malas y que siempre te muestres fiel a tus ideales por más contaminado sea el sistema.
—Eso sí me ayuda —lo abrazo.
—Por supuesto, es por eso por lo que soy sabio —me río y él también. Me aparto de él y lo observo un poco. Sus lindos ojos color miel me observan determinados, pero amables. Su rostro es de rasgos fuertes, con la mandíbula definida y con una barba de apenas de tres días. Y unos rizos dorados peinados hacia atrás recogidos por una coleta de caballo—. ¿Quieres guardar cada facción de mi bellísima cara?
—Algo parecido, aunque si te soy sincera —me levanto del mueble—. Yo soy más hermosa que tú.
—Tal vez, aunque déjame aclararte —él también se levanta y quedamos bastante cerca el uno del otro—. Que aquí el hermoso soy yo.
—¿En serio crees eso? —lo miro retadora. Él no contesta porque entra Lina abatida y se tumba a la cama.
—¿Sabes que no estás en tu casa para que entres de esa forma? —le reprende Taurus un poco enojado.
—Estoy en una crisis Taurus, no estoy para tus bromas —ella se voltea y mira fijamente el techo.
—¿Es sobre la abuela Eva? —le pregunto con cuidado para que Taurus no se entere de nada.
—Sí, se lo dijo a mi abuelo —ella se sienta—. Ahora mis abuelos y mis tíos están teniendo una linda plática —ella expresa sarcástica.
—¿Qué está sucediendo? —demanda Taurus confundido.
—¿Por qué exageran tanto las cosas? —pregunta Lina enojada—. No hicimos nada malo.
—¿Lina, qué carajos está pasando? —demanda Taurus enojado.
—Necesito hablar a solas con Estrella —Lina se recompone y se sienta como un monarca.
—De ninguna manera —rechaza Taurus tajante—. Más te vale que hables de una vez, porque si no me veré en la difícil tarea de buscar a nuestro padre y entre ambos te sacaremos la verdad —le amenaza.
—¿No te atreverías? —Lina se levanta apretando los puños.
—Entonces no me retes —ambos mantienen una mirada retadora.
—¡Bien! —Lina alza los brazos desesperada—. Mi abuela nos descubrió a Tristan y a mí desnudos en mi cama.
Taurus observa a Lina boquiabierto, sin embargo, su mirada pasa a un profundo enojo.
—¿Tuviste sexo con Tristan? —Taurus pregunta gutural.
—Sí, y déjame decirte que fue algo que ambos queríamos y que fue completamente consensuado —Lina comenta ante la mirada furiosa de Taurus.
—Ese infeliz las va a pagar —Taurus habla amenazante. De inmediato me atravieso en su camino—. Hazte a un lado Estrella —él habla lento, pero con rabia en la voz
—No, mi hermano habló con mis padres y Lina —pongo mis manos en su pecho—. Él en ningún momento quiso propasarse con Lina.
—No me importa —Taurus quita mis manos y camina a la puerta, me vuelvo a poner al frente de él.
—Pues debería —esta vez me quedo plantada al piso—. Estamos hablando de la dignidad de tu hermana ¿En serio piensas que perseguir a mi hermano junto a tu padre y Sol le hará bien a Lina? Ella es tu hermana y también tu amiga, no la puedes tratar de esa forma, ella confía en ti mucho más que en su propio padre. Escúchala y aconséjala como el buen hermano que dices que eres. Es su primera vez, no lo trates como si hubiese cometido algún crimen de guerra.
Él se tranquiliza un poco y se voltea hacia Lina. Ella lo ve asustada y triste.
—Estrella, sino es de mucha molestia ¿Me podrías dejar a solas con mi hermana? —Taurus pregunta pausado, intentando contener el enojo.
—Claro —asiento. Salgo de la habitación un poco preocupada por Tristan. A veces me pregunto ¿Por qué él fue tan estúpido al acostarse con Lina? ¿Acaso no pensó en las consecuencias?
"No, al parecer no lo hizo." Contesta mi guardián dentro de mi cabeza.
Camino hacia la habitación donde están mis amigos. Al llegar a la habitación, me sorprende una atroz escena.
—¿Qué está sucediendo aquí? —exclamo enojada.
—Me aseguro de la lealtad de tus amiguitos —contesta la señora Laila mientras que sostiene la cabeza de Phillip en el suelo—. Por favor haz silencio.
Camino en la habitación, Emura y Haim están tumbados en el suelo. Aún queda algunas sobras de comida en la mesa del pequeño comedor.
—No comprendo nada —me recuesto en el sofá—. Primero Tristan y Lina, y ahora esto.
—¿Qué pasó con Tristan y Lina? —mi señora levanta la cabeza observándome confundida, sin embargo, no hace falta que hable porque lee mi mente—. Ah, eso. Si ya lo sé. Me parece que Tristan fue irresponsable con eso.
—Taurus quiere partirle la cara —agrego agobiada.
—No es para menos —la señora Laila se levanta del suelo—. Lina es la niña consentida del lado de la luz. Kenan, Eva, sus hermanos y padres ven en Lina una linda y tierna niña que deben proteger a toda costa. Y tu hermano se fue de idiota al tener sexo con ella —ella se sienta a mi lado.
—¿Y qué sucederá con ellos dos? —la miro asustada.
—Nada. Lo más probable es que Kenan y Eva alejarían a Lina del lado oscuro y así de Tristan, ya que tu querido hermano no tiene ni casa propia en la que llevar a Lina en algún caso de compromiso —ella coloca sus piernas en la mesita que tiene al frente de ella.
—Pero él es... —empiezo a hablar, pero ella me interrumpe.
—Tu hermano es el heredero del trono sombrío, no el rey de las sombras —ella me aclara—. Cuando tu hermano obtenga la corona, allí puede darse el lujo de acostarse y tener a todas las mujeres que quiera. Y Lina cuando sea reina también se podrá acostarse con todos los hombres y mujeres que quiera —ella se levanta—. Como sea, no te preocupes. Tu hermano ya es lo suficiente grandecito, aunque no demasiado para cuidarse solo.
Ella hace un ademán con la mano y mis amigos se levantan sonámbulos y se sientan en la mesa donde estaban comiendo. Mi señora Laila se va y mis amigos vuelven hablar como si nada.
—Te lo digo en serio, no es normal que la sopa se congele —Phillip habla animado mientras sostiene el tazón de la sopa un poco fría.
—Son cosas que sorprenden —Haim se levanta y me ve—¡¿Estrella?! ¿Cuándo entraste?
Todos me observan y me miran atónitos.
—Acabo de entrar, pero no quise molestarlos —les miento. No puedo decirles que mi señora les estaba viendo la mente. Me quedo el resto de la mañana hablando con ellos rogando que Tristan llegue sin contratiempos.
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