Cosmo: El Ascenso Del Poder.
Al ver a Aryana sentada en ese banco me sentí vivo otra vez. Ella solo estaría por la coronación de mi sobrina Lina; Seth vendría y le pareció buena idea traerla. Nuestra hija se sentó en el medio de los dos, es algo que siempre hace. Hace falta Tristan y Estrella, quise traerlos, pero Estrella no la dejan salir del recinto de la legión y a Tristan no quise causarles problemas con el rey Robert. Ese infeliz pone todas las trabas para que mi hijo no tenga lo que se merece. Cuando me enteré a donde lo había enviado, me había enojado bastante. Sé lo que trama, mi señora y él nunca se llevaron bien; a excepción del señor Seth. Que Tristan resultara su heredero fue un golpe duro a su orgullo y él hará todo para que mi hijo fracase.
El lugar se va llenando. En la fila derecha se encuentra mi hermano con su esposa y sus dos hijos. Le vi la mente a Sol y no me gustó lo que vi. Cuando a Luna la coronaron, noté un interés por mi ella; y ahora vi su mente y no me queda duda que explotó ese interés. Quiero que mis hijos escojan personas que los amen y que ellos les devuelvan ese amor. Sé que consecuencias trae jugar con el amor y no quiero que jueguen con mis hijos. Sol tiene un interés en Luna, pero no me gusta que tengan a mi hija en papel de amante. Tengo que hablar con Luna de eso en cuanto tengamos un tiempo a solas.
En el trascurso de una hora la sala por fin se llenó. Luna y Aryana conversaban tranquilas, cosas triviales. Ellas junto a Estrella y Tristan son mi felicidad, y no quiero arruinarlo. Otra vez. La sala se queda en silencio total, a excepción de una orquesta; la música llena el lugar. Una sutil melodía vocal que hipnotizaría a cualquiera.
El ambiente se creó para que Lina camine escoltada por un grupo de varios príncipes, cada uno tiene sus propios dominios en el océano; ahora cada uno vino a coronar a su reina. Ella llega al altar donde se encuentra un gran trono de color azul, a sus costados tienen dos estatuas de oro de dos sirenas. Por detrás se encuentran telas azules oscuras sostenidas y atadas por anillos de oro. Lina sube los pequeños escalones hasta llegar al trono, ella se sienta y mi padre se levanta y se acerca su nieta. De todos sus nietos, es Lina la que se lleva su afecto y atención. Las visitas de mi padre eran pocas, mis hijos poco lo veían, se la pasaban más con sus abuelos maternos.
Entre mi padre y los príncipes marinos coronan a Lina como su reina. En total son cinco príncipes y cuatro princesas, cada uno le rinde tributo con un objeto mágico, pero el que más resalta es el tridente de oro y piedras preciosas. Mi padre le coloca la corona y la proclama como la reina de los océanos y los mares. Todos nos unimos en el canto.
Que los dioses protejan a la reina.
Lina sonríe feliz, no la culpo. Esa inmensa cantidad de poder pondría feliz a cualquiera, observo un momento su mente y el contenido me deja plasmado. Tristan y ella siguen viéndose a pesar del problema que causaron casi un año. Esto es un problema para mi hijo, el nuevo estatus de Lina se le imposibilita una buena relación con ella. Sé que Aryana y yo veníamos de mundos distintos, y eso provocó mucho daño entre nosotros, pero más hacia ella. Tengo que hablar con Lina si lo que ella siente por mi hijo es genuino, no quiero que sufra por cuestiones sociales.
Lina baja del trono y sale escoltada por los príncipes marinos. Sale primero la columna de los centrales, eso dura más o menos una media hora. Luego le tocan a la fila de la luz, en ese momento mi señora se pone cariñosa con Seth, me volteo, no quiero ver como se comen esos dos. Tabitha también opina lo mismo y se acerca a nosotros.
—¿Y cómo estamos por acá? —ella nos observa sonriente, Vania se encuentra a su lado.
—Bien, esperando a que se vaya toda esa gente —comenta Aryana señalando a los seres de la luz.
—Me alegro bastante —ella me mira con una sonrisa que me espanta.
—Ya entregué al bebé con su familia ¿si es eso a lo que vienes? —la miro mal, ella tuerce los ojos.
—No vengo por eso —ella se cruza de brazos—. Además, ese bebé estaría muchísimo mejor con nosotras que al basurero de su familia.
—No era un basurero su casa, eran campesinos humildes —le aclaro.
—¿De qué bebé están hablando? —interviene mi hija.
—Un bebé que había traído Tristan de forma ilegal —le responde Tabitha a Luna.
—Ah, ese bebé era el que se refirieron —exclama Aryana aliviada por resolver una incognita.
—¿De qué hablas? —le pregunto.
—De eso era lo que te quería comentar, hace un par de semanas llegaron al inframundo un grupo de personas, la mayoría delincuentes, reclamando que Tristan les había secuestrado un bebé —expresa Aryana asustada.
—¿Por qué no me sorprende? —comenta Luna desinteresada.
—Primero, ese bebé no era de esas personas —miro a Aryana y le tomo la mano—. Esos delincuentes secuestraron a ese bebé de su verdadera familia. Segundo, Tristan tomó a ese bebé y me lo dio a mí para que lo cuidara mientras resolvía ese asunto con esa gente. Y tercero, tú —señalo a Tabitha— te querías quedar con ese bebé a pesar de haber encontrado a su familia.
—Y estaría de maravilla con nosotras —Tabitha hace un ademan con la mano.
—Existe la adopción legal y responsable, que no la conozca no es asunto mío —la miro crítico.
—Sí la conozco, pero los culpo a ellos —señala a sus padres, que se encuentran apunto de coger en este instante. Ellos voltean aturdidos—. Por favor, compórtense.
—Primero, nosotros somos tus padres y no nos puedes dar órdenes —la reprende su padre—. Y segundo ¿qué carajos hablan?
—Que si le permiten adoptar a un niño para cumplir su deseo de ser madres —le pongo al tanto.
—Si eso es lo que quieren, háganlo —Seth habla sin objeciones. Mi señora se encuentra besándole el cuello—. Hablen con mi madre, por lo general ella siempre se encuentra con niños sin hogar.
—Es cierto —mi señora asiente tranquila.
—¿Y el tema hereditario? —Tabitha se acerca a ellos.
—Luego hablamos de eso —mi señora le toma de la mano y ella sonríe.
Una chica se nos acerca y nos avisa que ya podemos irnos. Los presentes nos levantamos, mi hija y mi esposa me toman del brazo.
"Tú y yo tenemos que hablar sobre Sol". Le hablo dentro de la mente de Luna.
Ella se tensa, pero no dice nada. Caminamos por el largo pasillo del salón del trono, la columna de los seres oscuros se encuentra abarrotada por personas importantes de todos los lados, el norte, el sur, el oeste y el este. Quiero hablar con Robert, necesito entablar mejores relaciones, aunque claro. Hablamos del rey más altanero e imposible del reino oscuro. Pasando por su asiento cruzamos miradas, él se encuentra acompañado por la reina de los espectros; esos dos juntos no son buenas noticias para nadie. Olena Dumont gobierna dentro de las tierras del reino del oeste, es la única que pudo conservar su título de reina dentro de los dominios de Robert. Su reino no es más que un matadero para cualquier individuo que no sea una sombra o un espectro. Siempre hay una guerra o una discordia entre sus múltiples hijos, a ella le gusta la sangre y no pierde el tiempo en atacar al que ella crea necesario.
Los tres caminamos a un salón contiguo donde se encuentra un salón de baile. Lina se encuentra en una mesa larga horizontal, acompañada por nuestra familia. bLlegamos a la mesa, nos sentamos en el lado derecho. Mi tía se sienta primero con Seth a su lado, le siguen Tabitha con Vania y, luego yo con Aryana y Luna. Los seres oscuros ocupan la larga mesa derecha que le corresponde, los seres centrales en el medio del salón y en el medio de todo siempre, y los seres de la luz en la mesa izquierda.
Y así inicia el banquete de celebración. La música empieza a sonar dulce y delicada para que vaya en aumento con cada canción. El baile empieza por parte de los seres de la luz y le siguen los centrales. Me quedo sentado conversando con Aryana, no quiero socializar, quiero estar con mi esposa todo el tiempo que pueda. Luna observa atenta a la mesa de los oscuros buscando a sus guardias y sus damas con la mirada. Detrás de ella se encuentra su capitán de su guardia real atento a cualquier posible ataque a su reina. En ese momento aparece Sol delante de Luna.
—Su majestad —me saluda—. Quisiera solicitar su permiso para bailar con su hija.
Luna lo mira asustada y luego me mira a mí.
"Por favor padre, lo quiero mucho". Ella habla desde su mente.
"Baila con él, pero en cuanto terminen, vienen y hablan conmigo". Le respondo serio.
—De acurdo, pero en cuanto terminen, necesito hablar con ustedes dos —lo miro serio, él se sorprende y asiente. Luna se levanta y rodea la mesa para llegar con Sol, él le toma de la mano y se van a la pista de baile. Los observo atento, él cuida sus manos para no tocar de más a mi hija.
Imbécil.
El tiempo transcurre, poco a poco la mesa se va vaciando para ir a la pista de baile o recorrer el salón. Solo quedamos Aryana y yo.
—¿Qué sucede con Tristan? —le pregunto en voz baja.
—Van muchas personas al inframundo, que sus muertes han tenido que ver con Tristan —Aryana expresa aterrada—. Fue un ministro, me suplicó que hablara con mi hijo para que se hiciera cargo de su familia.
—Lo sé, yo le dije a Tristan que se hiciera cargo de forma monetaria de su familia —le comento a mi esposa—. Lo que a mí me preocupa es su elección de pareja —ella me mira confundida—. Sigue viéndose con Lina.
Ella se lleva la mano a la cabeza y la mueve de forma negativa.
—Si ese niño supiera el problema que nos metió con tus padres —ella comenta enojada.
—Lo que me frustra es que Lina no sepa si lo quiere o no —expreso irritado.
—Cosmo, apenas llevan meses saliendo. No puedes pretender que ya se juren amor eterno —ella toma su copa de vino—. Es válido que ella tenga dudas, no solo está escogiendo a la persona a quien amará por el resto de la eternidad, también está escogiendo a su futuro rey o príncipe, dependiendo con que título lo coronen. Hay mucho en juego y todo recae en sus jóvenes hombros.
—Pueda que tengas razón —medito sus palabras—. ¿Y qué propones entonces?
—Déjame hablar con ella, es más fácil que se abra conmigo que contigo —ella posa su mano en mis hombros.
Asiento. Ella se levanta y se dirige a hablar con Lina. En eso llega mi tía y se sienta a mi lado.
—¿Qué tanto hablabas con Aryana? —ella alza una copa y un mozo le sirve vino.
—De nuestros hijos —respondo observando a Luna, ella parece feliz bailando con Sol.
—Explícame como fue que Tristan secuestró un bebé —ella demanda seria. Le cuento lo sucedido ese día, le cuento como Tabitha se quería quedar con el bebé, no hace falta que me guarde nada con ella—. Ese imbécil disfruta de hacer menos a tu hijo —señala con la mirada a Robert que platica a gusto con Seth.
—¿No se puede hacer algo al respecto? —le pregunto angustiado.
—No, Tristan está en sus manos y depende de ese infeliz su ascenso —ella bebe su trago—. Ahora Tristan tendrá que jugársela para levantar ese desolado planeta.
—¿Lo puedo ayudar? —le pido permiso. Ella me mira gentil.
—Sé que quieres ayudar a todos tus hijos y no te culpo, pero tienes que dejar que ellos formen su propio camino —ella coloca una mano en mi hombro—. El ascenso al poder es complicado y ellos lo tienen que aprender.
—¿Al menos los podré aconsejar? —ella asiente.
—Recuerda que no puedes intervenir —ella me amenaza. Ella mira hacia mi dirección—. Así que Sol y Luna están enamorados, que poético.
—¿Debería oponerme? Él estuvo con ella por casi un año —hablo enojado.
—Ponte en los zapatos de tu hermano ¿él debería de perdonar a Tristan por estar con Lina por casi un año? —ella me mira alzando una ceja.
—Comprendo el punto —exclamo derrotado.
Ella me deja porque Luna y Sol se acercan a hablar conmigo.
—Señor, debo pedirle mis disculpas por haber empezado una relación con su hija sin haberle pedido el permiso necesario para hacerlo —él habla apenado.
—Quiero saber si estás dispuesto de formalizar una unión con mi hija, no voy a permitir que el honor de mi hija se manche por tus acciones —expreso serio—. Y recuerda ser honesto conmigo.
—Entiendo sus inquietudes mi señor, pero mis sentimientos por su hija son honestos —él la mira feliz—. Por favor permítame cortejar a su hija y con mis acciones le demostraré que mis sentimientos por su hija son puros.
—¿Y luego? —les pregunto a ambos.
—Aún es demasiado pronto para descifrarlo padre —Luna responde por los dos. Los observo un rato.
—Les daré mi permiso, pero quiero que recuerdes Sol que, ni en tus sueños más salvajes le puedes hacer daño a mi hija —estiro mi mano y él la estrecha. Aprieto fuerte y él sufre un poco.
Es mi sobrino, pero también soy padre y no permitiré que mis hijos sufran. Ellos se alejan y mi hermano aparece confundido.
—¿Qué sucede? —él cuestiona preocupado.
—Tu hijo me pidió permiso para cortejar a mi hija —lo miro sin emoción. Él abre los ojos en par en par—. Le di mi permiso, pero sabes que sucedería si tu hijo se pasa de listo.
—Comprendo Cosmo, hablaré con Sol seriamente sobre el tema —él se aleja de la mesa enojado. Sé que también tengo que hablar seriamente con Tristan respecto a Lina, por los momentos poseo la ventaja, pero no tardará mucho tiempo que la verdad se descubra.
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