Capitulo 5
Me levanté enseguida con las piernas y las manos ardiendo, por suerte no todos los cristales se habían clavado en mis piernas gracias a la gruesa capa de mi vestido pero por desgracia mis manos si habían sufrido del todo debido a que la mesa tenía unas que otras muestras de sandía con semejanza animal, cubiertas de palillos de madera con poco filo . Sentía mi cuerpo todo acalambrado por lo que hice el intento de mover una mano y pude notarla como si mi muñeca estuviera a punto de desprenderse. En cuanto la vi ahogué un grito horrorizada, un palillo del tamaño de uno de mis dedos se había enterrado muy cerca de entre una de mis venas quedando justo a la mitad de profundidad.
Solté un alarido horrorizada mientras veía mi muñeca temblar por sí sola.
- ¡ah pero mira que hiciste! que torpe eres... - sujetó con firmeza mi brazo y con la otra mano tiró con poca fuerza del palillo que parecía una astilla.
Ahogué un grito y una lágrima comenzó a brotar por mi mejilla.
Las pocas personas que estaban comiendo habían soltado el tenedor mientras que otros se cubrieron la boca con una mano.
No entiendo... puse los ojos en blanco al ver lo mismo que todos, mi muñeca desbordaba un río de sangre mientras que lo que comenzaba siendo gotas pasó a ser un gran camino hasta llegar a mi antebrazo.
- Oh my good - sentía mi brazo acalambrado del dolor. El mesero velozmente se había colocado a mi lado para cubrirme el punto herido que ya ni se notaba, parecía sangre falsa de una película de vampiros cuando en realidad se trataba de algo peor. Puso un hielo y lo envolvió con una toalla blanca que comenzaba a tomar color. Sintió mi pulso y palideció -¡Llamen a emergencias!- gritó alterado.
Mi prometido sin pensárselo dos veces le dio un puñetazo en la cara que lo hizo terminar noqueado en el suelo.
- ¡Pero que haz echo! - grité alterada con defensas bajas.
- Tú vendrás conmigo maldita zorra- exclamó tirando de mi muñeca herida con todas sus fuerzas, perdí el equilibro y caí sin cuidado al suelo viéndolo todo de negro.
* * *
Me recorrió un escalofrío por la mayoría de mis zonas, mis brazos temblaban cada vez que sentía pasar la corriente del aire condicionado, no tenía ninguna sábana que me arropase ni mucho menos una almohada o un colchón. Estaba acostada en una especie de camilla metálica que de por sí era helada y nada acolchada. Temí por un segundo al abrir los ojos pero aun así sentía curiosidad por saber donde estaba, y de donde provenían aquellos susurros lejanos. Entreabrí los ojos y pude notar que me encontraba en una especie de laboratorio triste, tenía un parecido con el consultorio del doctor Arthur Arden de la serie sobrenatural American Horror Story. En cuanto abrí los ojos completamente pude ver que no llevaba puesto el vestido de la noche anterior, solamente llevaba unos jeans desaliñados y una camiseta blanca sin nada para adornar.
Arrugué mi cara juntando ambas cejas y a la vez poniendo los ojos en blanco "¿En que momento llegué a cambiarme de ropa?".
Inmediatamente se escuchó el sonido de algo parecido a un estruendo a mis espaldas, me recorrió otro escalofríos cosa que hizo ponerme los pelos de puntas. Era Garin nuevamente. Había cerrado la puerta de golpe y aquello había emitido un eco ensordecedor por toda la habitación que de por sí no era grande, enseguida observé mi brazo y en especial mi muñeca que se encontraba intacta, como si nada hubiera pasado ayer. Inspiré hondo a punto de hacer una estupida pregunta con mucha lógica "¿como lo hizo?". Me detuve para razonar la pregunta y mostrar mi falta de interés. Apenas llevaba dos semanas conociéndolo y su mala actitud ya me daba mala espina de reconocerle todo de lo que era capaz.
Mantuve mi expresión firme y poca paciente pero como cosa rara el simplemente pasaba de largo sin percatarse en lo más mínimo de mí, a veces cuando yo hacía lo mismo el reaccionaba de la peor forma sin disimular en lo mas mínimo, podía presentir su envidia por cada gesto y accion que realizaba, era algo inexplicable y a la vez confuso.
- ¿Como estás? como habrás notado tu herida ha mejorado bastante, se debe a que conozco a uno de los mejores médicos que saben cicatrizar en menos de un día pero...
- ¿Donde estoy?- pregunté secamente.
Hubo un gran silencio. De manera desprevenida se dio la vuelta y comenzó a buscar con poca paciencia en uno de los brillantes cajones por cada uno de los rincones de la habitación.
- No me has...
- En una clínica si nunca has visto una pues te la presento - tiró con fuerza con una de las gavetas sacando una pequeña bolsa plástica.
No podía ver con precisión que era aquello que tenía en sus manos, se había colocado de espaldas hacia mí y comenzó a retirar el contenido del diminuto paquete.
- ¿Que estás haciendo?- pregunté con desconfianza.
Su rostro se dirigió hacia el mío lanzando una sonrisa retorcida que de ningún modo había logrado comprender.
- Es bueno que preguntes al igual que siempre es bueno conocer.
- Maldito hijo de perra ¡dime donde estoy! - grité eufórica. Con ambas manos me cubrí mi rostro e inspiré hondo, "no voy a llorar, no enfrente de este sadico no no no..."
- Se que tal vez no sea el lugar indicado y mucho menos esté aplicando las normativas del matrimonio pero tan sólo necesito asegurarme de algo más relevante, como verás te di una oportunidad me descuido y por poco pierdes valor así que tendré que adelantar algunos acontecimientos que podría esperar justamente en diez días pero como quisiste demostrar lo contrario en tus hormonas entonces me tocará salir del paso de una buena vez.
- No hablarás en serio...
- Escucha Odette, podrás ser un cisne muy atractivo pero eso no significa que tampoco tenga que demostrar piedad por las rubias pero - soltó una carcajada- dime ¿en realidad pensaste que tal vez yo pudiese sentir algo de "amor" por ti?. ¿Que tal vez yo pudiera estar enamorado? o que probablemente...
- Ni siquiera lo pregunté- interrumpí con tono neutral- escucha se que somos poco parecidos; no creo en el amor y mucho menos en el matrimonio pero desde luego no soy como tú. De seguro habrás notado que vengo de una familia exquisita, extravagante, millonaria e interesada pero ese pequeño detalle nunca ha resaltado tanto en las costumbres de los Acleh y los Marrash como la dignidad, así que ya sé que el miembro más necesitado es el que puede marcar la diferencia. - sus ojos destellaron ira y odio como aquella vez en el restaurante. Cerró los puños con fuerza e inspiró hondo como si hubiese pensado en hacer algo malo.
¿Acaso no te vas a defender o lo dejaras así?
Se dio la vuelta hacia el rincón del otro extremo para sacar un frasco del cajón, se lo frotó en las manos y de la nada sacó un látigo de cuero y le dio un azote a la mesa.
Por un segundo mis ojos se habían puesto en blanco y enseguida suavicé mi expresión disimulando el pánico.
- Ahora qué ¿Voy a ser tu señora Grey por esta noche?.
- Se ve que disimulas muy bien el miedo que me tienes- puso una mueca de aceptación- No te culpo, pero descuida tan sólo te voy a dejar unas que otras marcas que irían en tu trasero si llegaras a tratar de evitarme. Tómalo como un castigo poco placentero.
<< No temas, es un puto inepto >>
- ¿Mis padres saben que estoy aquí?- pregunté con la respiración contenida. Que estupida he sido...
- En cuanto se fue tu amiga tres horas después tu madre se comunicó conmigo, le dije que te había llevado a un hospital porque te habías desmayado, bebiste y se te bajó la tensión hasta que llegaste a tener el tono de una hoja de papel. Has mejorado poco así que los doctores dijeron que mañana a primera hora podrías regresar a casa si tu pulso sanguíneo marchaba a la perfección por la inesperada tragedia. Cuando caíste tu mano sufrió un grave accidente que por poco pudo haber sido de vida o muerte, derramaste mucha sangre tanta que delirabas. Mientras estabas inconsciente en el consultorio de mi hermano te vestí con las prendas de mi madre y le envié fotos a tus padres y a tu amiga para que supieran que yo me mantendría al tanto. Tu amiga me hizo saber que estabas en buenas manos aunque se le había echo difícil de creer y tus padres organizaran una cena familiar en la torre Eiffel para el día de mañana, quieren celebrar por nuestra unión.
- Ja y tu te lo creíste, en cuanto salga de aquí y le cuente...
- No te creerán pensarán que todavía estás delirando por la pérdida de sangre , tendrás que pensar en otra forma de manifestárselos o quién sabe tal vez te olvides de este sueño.
- No soy estupida Garin en cuanto la verdad se sepa...
- Te asesino - soltó con confianza- Ya no me servirás para ese entonces, toma nota, si quieres vivir tu juventud lo más rápido posible en nueve meses te dejaré ir libremente sólo si no te mantienes en guardia y eres obediente o de tal forma tendría que hacerlo por las malas. Tu decides.
No había tomado ni un minuto para pensarlo.
-Entonces mátame de una vez, no le temo a la muerte y sin embargo el cielo es un buen lugar. ¿Porque no escoges la adopción en lugar de gastar dinero innecesario o porque no te le declaraste a la plebeya Bijou Markrit, la consentida del cuarto hombre más rico con descendencia musulmana?
El sonrió maliciosamente- Ohh cariño si realmente supieras a la perfección de estas cosas te darías cuenta de cuantos hombres tendrías a tus pies, no es sólo por el dinero yo siempre lo he dicho, las inocentes sufren más.
Pasé ambas manos como garras por mi cabeza en cuanto sentí la nada, di un pequeño salto con el corazón en la garganta.
- ¡Mi cabello! ¡Está mas corto!- grité histérica.
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