- ¡Nena! ¿Tienes problemas para dormir?.

- ¿Se nota mucho?- pregunté con inocencia.

- Tienes los ojos rojos desde hace una semana pero no me había percatado de que fuera por...

Al tomar aire sollocé de manera inconsciente, si daba otra respuesta más terminaría llorando desconsoladamente siendo algo inapropiado de mi parte así que mantuve la mirada firme y me serví un trozo de pizza.

- Odette...

Inspiré hondo y tragué con suavidad parte del queso fundido.

- y... ¿podré asistir a tu boda?- preguntó con una tímida curiosidad.

- No tienes idea de lo mucho que necesitaría de tu presencia en serio, pero... no confío en él. Tuve suficiente con su manera de intimidar y si de por si pasa algo no pienso arriesgarme a que pueda verme con una amiga- coloqué un rizo detrás de mi oreja y nuevamente me cacheteó el delicioso aroma de la pizza.

Dinah se tomó un corto tiempo para pensar asintiendo con cara de estupefacción- Te llevaré el regalo a más tardar en tres días o en una semana ¿ok?.

- Sabes que no me interesa.

- ¿Pero quién dice que será regalo de bodas?.

Sonreí humildemente, tal vez sólo necesitaba la luz de una amiga sincera. Ni pediría a cambio más nada si no por su felicidad tanto ella por la mía.

Inmediatamente me terminé los dos trozos de pizza cuando mi estómago me exigía el tercero y justamente quedaba una sola porción para las dos.

- Quédatela, no quiero más.

- Tal vez no vuelva a ver una pizza en un mes o dos...

- ¿En dónde será la boda?.- preguntó sin ánimos de escuchar mis lamentos.

- En los Claustros de Allyon, por las afueras de Madrid. Fue escogido porque en ese mismo lugar enterraron a su perro Kalab.

- ¿Y ?

- Fue su decisión, le encanta ese sitio así que no me importa mucho.- aclaré terminándome el trozo de pizza.

Dinah alzó un dedo y comenzó a buscar en su bolso el celular que estaba emitiendo una canción vieja de Britney Spears.

- ¿Hola?.

Me fijé nuevamente en Zaid para ver en que se encontraba y por desgracia ya había desaparecido junto a su cita, como todo un misterio así como lo era él. Seguía sin poder comprender como Dinah tenía los testiculos para sentir una atracción cualquiera por el insignificante de Zaid. Aunque debo reconocer que de niña sentía lo mismo pero en cuanto descubrí que era mujeriego se me había pasado por completo la pasión, aunque él si estaba perdidamente enamorado de mí . En mi escuela todos tenían un extraño interés por los rubios, luego de la interpretación del vampiro en crepúsculo muchos comenzaron a sentir la inspiración de lo que sería estar con un vampiro realmente así que Zaid aprovechando el momento logró aumentar su estatus a niveles inalcanzables mientras yo me consideraba la barbie de la película.

- He vuelto, nos está buscando dice que mis padres están preocupados- añadió con reproche.

- Que dramáticos y eso que no nos hemos empezado a divertir- sonreí pícaramente- Llama tú al taxi, yo pediré un pie de limón para llevarle a mi padre.

Dinah enseguida comenzó a teclear las cifras para reservar uno de regreso por si nuestro chofer ya habrá concluido, me aproximé hacia la vidriera de postres para buscar un pie cuando de manera imprevista terminé escogiendo la tarta de chocolate.

- ¡Hey boy! - llamé a un hombre que estaba ordenando una columna de platos limpios.

- ¿Si?- preguntó dirigiéndose a mí, era el mismo mesero de cabello y ojos lindos. Oh dios.

- Quiero esa torta de chocolate para llevar.

- Todas las que ves están reservadas pero te podría vender un bizcocho de vainilla bajo en grasa.

- Mmm eso suena bien, dime en cuánto.

- La casa invita solo por ser la primera vez al año- agregó amistosamente y enseguida regresó con una caja de regalo blanca envuelta en un gran lazo rojo.

-Woo- vacilé- Que detallista, en serio.

Me tendió la caja tímidamente y la sujeté con suavidad.

<< No muerdo ¿sabes?>>

Como si hubiera leído mi pensamiento se rió manteniendo la cabeza baja.

- ¿Que hice?.

- Lo siento, no pude evitar escucharte. No quiero intervenir pero si está a tu disposición casarte pues considéralo como un regalo de mi parte.

Reí con nerviosismo- ¿A que se debe realmente? Y sin miedo - señalé.

Colocó una mano detrás de su cuello y sonrió con ternura - sonará muy estupido pero... me hubiera gustado....

- ¡Odi! ¡Mi papá está abajo! - exclamó Dinah alterada recogiéndose algunos mechones que le cubrían su rostro, le tendí mi cartera con mi celular sin prestarle demasiada atención.

- Si quieres te acompaño a bajar o...

- Tranquilo, gracias por el postre. Tal vez vuelva mañana... o pronto- solté con una media risa.

- Nunca sabes lo que pueda suceder así que cuando el tiempo decida- aclaró con inocencia.

- Que filósofo- pensé en voz alta.

- ¿Disculpa?.

Mierda.

- Que... ¿Como te llamas? Y que era lo que te hubiese...- pregunté entrecortada. Apartó la mirada bruscamente y traspasó la puerta que daba hacia la cocina. Por un momento pensé que sería una broma o que tal vez le comieron la lengua los ratones. No estaba acostumbrada a permanecer en visto pero era definitivo que caí como inocente. Me volví hacia Dinah que me estaba esperando con impaciencia pero alguien ya me había tirado bruscamente del brazo atrayéndome hacia la dirección contraria, había tropezado con la falda de mi vestido cuando inmediatamente sus uñas se habían clavado en mis hombros con toda la presión del mundo. Había soltado un pequeño gemido pero Garin no había percatado de aquello, estaba claro que nada de mí le importaba en lo más remoto. Sus ojos cafés mostraban la intención de herirme en lo más profundo de su disgusto. Mantenía una mirada asesina, era peor que la furia que denotaba su arrugado rostro.

- Si me descuido por poco te vuelves un desperdicio inservible. - exclamó de mala gana arrojándome con todas sus fuerzas contra una mesa de bocadillos de fruta que terminó siendo añicos.