Capitulo 3
- ¿En serio? creí que tenías catorce o...
- Se supone que los cumpliré en unas horas ¿ lo olvidaste?.
- estaba bromeando- esbozó una tierna sonrisa pero luego hizo un ademán al contemplar mis ojos.
Apoyé un codo en la mesa y me cubrí los ojos con una mano cerrándolos con firmeza. ¿Porque a mí Alá?
<<No, esta vez no>>
Inspiré hondo y batí mi cabellera disimulando como si hubiera sido tan sólo una migraña de momento, intenté no mirarla a los ojos por lo que me distraje con la carta. Ella empezaba a ver de que venía todo esto.
- ¿Que van a desear?- preguntó el mesero saliendo de la nada.
Lo miré de pies a cabeza al notar de que se trataba de un simple y atractivo adolescente de ojos grises.
- ¿Una pizza no o preferías bistecs?- preguntó con una mirada desafiante.
Me dio un vuelco en el corazón.
- La pizza pues.- restregué como si no fuera importante cuando de todas forma sabía que estaba mintiendo. Mi corazón se aceleraba, tal vez eran las hormonas que trataban de huir de Garin.
- Queremos una pizza italiana con queso extra.-aclaró.
Sentía que dentro de poco terminaría desmayada de tanta tensión.
- ¿Desean agregarle algo más? - preguntó el chico tímidamente una vez que me miró a los ojos.
Trágame tierra tu sola puedes acabar con esta locura y evitar que fluya un acto sobrenatural.
- Una botella de champaña, dos cajas de cigarrillos y una dosis de...- se detuvo en cuanto la miré con los ojos en blanco estando a punto de saltar de las órbitas.
- Ni lo pienses- agregué como si fueran dos palabras.
- Calma... era broma estoy muy consiente de que estamos en un restaurant no en un bar, pero aún así ¿tendrán la champaña?- preguntó con curiosidad.
El mesero sonrío siendo cómplice del chiste.
- Si vendemos champaña pero no me convendría traérselas.
Dinah y yo intercambiamos miradas a punto de pensar lo mismo.
<<¿acaso aparentamos ser inmaduras?>>
El muchacho se sonrojó como si estuviera avergonzado de lo que acababa de decir.- Lo siento pero sólo para mayores de veintiuno y ustedes aparentan menos de dieciséis.
Inspiré con desilusión, esta noche no habrá celebración.
- ¿Y no hay una norma que diga que los menores de dieciocho no tienen permiso para trabajar?- preguntó mi amiga desafiante.
- Todos los menores de catorce pueden trabajar libremente y tengo diecinueve- agregó con un guiño en la mirada como los de whatsapp.
Me entró un escalofríos en mi intimidad emocional, tan solo esperaba no sonrojarme. Dinah hizo un gesto con los hombros mostrando decepción.
- Si quieren celebrar con elegancia las invitaría a uno de los mejores pubs en París, ¿Alguna vez han ido a Dessirier?.
Negamos a la vez.
-Somos de Gran Bretraña, muy poco visitamos París a pesar de que es una hermosa ciudad.- curiosee su mirada inigualable, había que admitir que era terriblemente apuesto, me preguntaba que habría de más si se quitaba esa camisa... ¿Pero que me pasa?.
- ¿Gran bretaña? Debí haberlo sabido por su marcado acento en inglés. Entonces no les vendría mal conocer un poco más de esta vieja ciudad.
-En lo absoluto, pero... somos un poco inseguras y desconfiadas así que nos conformamos con una simple pizza- añadió Dinah.
-Sería lo mejor, tal vez en otra oportunidad nos tomaríamos un tiempo para conocer más de esta ciudad pero hemos dejado una fiesta de quince años y tendremos que regresar tarde o temprano- aclaré.
El bajó la cabeza sintiéndose un poco decepcionado pero nuevamente su mirada se encontró con la mía- Si eso es lo que desean vale, ya les traigo su pedido.
- Te lo agradezco- respondí sutilmente.
- Me gustaría algo de beber, tengo sed- añadió Dinah revisando la carta.
Sin decir más nada se dio la vuelta volviendo a su cabina para anunciarle el pedido a los cocineros.
- Es simpático- comentó de improvisto.
- ¿Bromeas? Es equis, un mesero - aclaré sin mucho sentido.
- A veces no hay que ser crueles cuando siempre se da algo ¿sabes?.
Miré hacia la puerta nuevamente al escuchar el sonido de la campanita, por suerte no había sido mi prometido el que había pasado por esa puerta pero por desgracia habían problemas mayores; Zaid y Nina, tomados de la mano como una verdadera pareja . << ¿acaso están saliendo?>>. Justo cuando Nina había prendido el pleito en plena pista.
- Dinah no mires pero disimula- susurré desviando la mirada hacia la ventana.
- ¿Quien es? -preguntó desconcertada.
- No es alguien importante pero si considerable por busca pleitos.
- ¿Es Zaid?- preguntó con un tono adecuado.
- Disimula y ya está- miré hacia la ventana nuevamente. Dinah sin hacerme el menor caso posible se había acomodado para mirar a sus espaldas justo cuando la pareja se había sentado a cuatro mesas de distancia.
- Ese imbesil... - murmuró.
Ahora sí estoy harta.
- ¿Que pasa con él? - pregunté de sin estar de humor.
- Nada- respondió mirando hacia otra dirección
- Dinah dime que pasa y porque rayos le das mucha importancia a ese imbesil, si no me dices lo voy a llamar para que me lo diga él- dije entre dientes.
Me miró con recelo.- Que no pa...
Hice ruidos escandalosos con la garganta de manera indiscreta como si la estuviera alistando para alzar la voz.- Zaid...
Enseguida me cubrió la boca con una mano y me susurró en el oído salpicándome de saliva- Estamos saliendo ¿¡si!?
Puse ambos ojos en blanco sin poder creer lo que había escuchado. No hablará en serio...
- Lo digo en serio- apartó la mano cuidadosamente sin arruinar mi brillo de labios.
- ¿Te gusta el? Pero creí que era un insignificante y...
- Y tú eres la prometida de un Dictador por el que te dejas nombrar- añadió con una mirada juzgante - Se supone que si es tu prometido debería haber amor en esa unión o a menos que estés siendo obligada y quiero saberlo.
Apreté los labios tomandome un pequeño respiro.
- Siento mucho que te hayas enterado de esta forma pero es un asunto familiar que no debe ser revelado, en nuestra religión hay mucha discreción por lo tanto me muestro un poco reservada- revelé con fastidio.
- Si ok no se mucho acerca de ello, pero ¿realmente te casarás con ese tipo? digo no es feo pero...
- No me gusta - solté de mala gana- mis padres realizaron este compromiso desde hace un mes, en cuanto se supo de su apellido todo cambió, siempre hacen así y por desgracia gran bretaña esta repleto de ricos.-aclaré con resentimiento.
Dinah bajó la cabeza y me tomó de la mano sintiendo algo de culpa.
- Odette... lo lamento mucho - puso una mueca de triste.
Odiaba cuando pronunciaba mi nombre de esa forma tan salpicada.
<<no es tu culpa idiota>>
- En diez días me casaré.- solté de mal humor. Ese era el mayor problema de todos y el cuál no quisiera hablar.
- En diez días cae veintiocho - reconoció - Y en ese día tu vas a cumplir...
- ¡Ya se y justamente eso es lo que me pone mal!- aclaré con tono frustrante.
Dinah abrió la boca sin todavía poder creerlo. Ella sabía muy bien cuales eran mis intereses, desde niña solía soñar con ese día a lo grande pero ahora ni la fiesta formaría parte de mis planes. Prácticamente mi libertad en tres días se esfumaría a la mierda y todo gracias a los intereses de mis padres que me vendieron como muñeca empaquetada a cambio elevar su maldita posición.
- ¿Pero no habría posibilidades de cambiar la fecha? se supone que no eres menor de edad hasta tener quince.
- Hice todo lo que estaba a mi disposición para no intervenir con ese día pero por desgracia mi prometido le había echo saber a mi papá que quería tener un hijo lo antes posible y como no están en sus tierras sienten que no deben llevar toda la obligación
- ¿Tanto te ama que quiere...
- No seas idiota, esto no se trata de amor si no de estatus y más que todo es por el dinero- suspiré al mismo tiempo que Dinah.
-Desearía que las cosas no fueran de ese modo - comentó- Pero al menos no estas obligada a usar ese vestido negro que te cubre toda.
- Hijab - solté una carcajada. Todo gracias a que decidí nacer antes de tiempo, se podría decir que soy totalmente británica.
Hubo un momento de silencio hasta que en diez minutos más tarde llegó nuestra pizza. Una vez que el mesero se había retirado con suma paciencia aproveché para sacar de forma discreta tres pastillas de mi bolso y mezclarlas en el vaso de agua.
- ¿Que opinas acerca de la famosa obra teatral de J.K Rowling? Como era que se llamaba... ¿el niño maldito?
Inspiré hondo y sin aguardar a nada me tomé el agua en menos de tres segundos. No quería que se diera cuenta pero ya era demasiado tarde, dentro de poco me observó algo aturdida.
- No me digas que ahora tomas Zolpiden.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro