Capitulo 11
- Miren la hora, el almuerzo ya esta casi listo- exclamó una mujer que sujetaba una inmensa holla con humo. Todas las demás personas se habían sentado en el suelo formando una larga fila mientras que dos niñas preparaban la alfombra y una los platos, comenzó a colocarlos en orden junto con los cubiertos como en un banquete sólo que menos predecible.
Seguí a Liam para sentarnos en los primeros puestos del suelo junto a su madre, todos se veían muy ocupados organizando los alimentos y las bebidas, traían vasos con hielo, jarras con jugo y unas cuantas velas para darle más iluminación.
La madre de Liam venía caminando a cortos pasos para sentarse junto a su hijo, Liam se había parado para ayudarla a sentarse con toda paciencia mientras que la señora temblaba esforzándose por doblar las rodillas. En cuanto la señora se sentó la falda de su vestido se había movido con la densidad de la brisa rebelando sus pálidas y arrugadas piernas de leche, intentó sentirse lo más cómoda posible una vez que adoptó la postura india al sentarse. Por un segundo me quedé mirando fijamente sus zapatos en deterioro que estaban increíblemente rotos y desteñidos, me hizo recordar la vez en que mi padre me había comprado unos zapatos de niña que eran extremadamente caros, yo le había preguntado en aquella vez << papá esos son los más caros, ¿porque no escoges unos más baratos como me hace mi mamá?>> el antes de pagarlos sacó uno de la caja y me dijo << Esos zapatos son costosos por su marca, todo el diseño empleado en este material lleva trabajo y todo lo que lleve esfuerzo merece un buen precio de esa forma es más práctico y durará mucho más que cualquier otro >>. Desde ese día comencé a quererlo todo de marca e incluso hasta me fijaba si los demás llevaban lo mismo cuando sólo pude llegar a ver ese milagro en New York.
La señora movilizaba los dedos de sus pies como si no estuviera acorde con el tamaño de sus zapatos. Tenía el pulso a un ritmo irregular, respiraba como sin muchas ganas como si fuera algo molesto y abrumador.
Liam se había puesto de cuclillas a mi espalda de forma discreta- Hace días les prometí a Giulia y a Stella que las ayudaría a montar algunas cosas, si me niego a cumplir mis deberes me odiarán por mucho tiempo...
- ¡Liam!- llamó Giulia la niña de dos coletas que estaba organizando los platos. Miró a Liam fijamente queriéndole decir "Te atrapé"- ¿Vas a venir o que?.
La miró perplejo- ¡Ya voy!- se dirigió hacia mí esperando un asentimiento de mi parte.
- Estaré bien no te preocupes - exclamé divertida y muy agradecido corrió hacia donde estaba la niña que vestía de Justice imitando a Harley Quinn.
Me volví hacia la madre de Liam en un intento por conocer un poco más del joven atractivo Liam - Disculpe pero nunca supe su nombre - añadí de forma amistosa. La señora se dirigió hacia mí sorprendida, era como si no se lo esperara.
- Soy Pia ¿y tu?
- Odette Marrash- La señora se había impresionado un poco.
- ¿Eres de la india?- preguntó con el ceño fruncido.
Reí por lo bajo de su inocencia.
- Soy de una descendencia Árabe Judía.
La señora me miró con un potencial de interés oculto - Woo y ¿has ido a Irán?.
- No, solamente he viajado a Israel cuando era una niña.
- ¿Hablas en serio y que edad tienes?.
- Casi quince.
- ¿Tu familia es de allá?.
- Bueno... sólo mi madre que nació allá, mi padre era un Musulmán.
No debí decirlo...
- Woo ¿y a que te dedicas?.
- Soy una estudiante de secundaria...- de pronto la señora se arregló la falda para no sentir el frío piso y de un pequeño esfuerzo que hizo trató de quitarse los zapatos tirando de la punta del talón, cuando no le quedaron casi fuerzas se detuvo arreglándose nuevamente. Se volvió hacia mí con decepción en los ojos- Lo siento pero es que estos zapatos me están matando y no tengo demasiadas opciones.
- ¿Que talla es usted?- pregunté pensativa.
- catorce.
Di un pequeño sobresalto.
- Digo... de zapato.
- Ohh treinta y nueve.
Perfecto, mi buena acción empieza ahora.
- ¿Le gustaría cambiar de zapatos? Digo es porque yo soy cuarenta y tal vez este tipo de zapatos la haga sentirse más cómoda consigo misma- insistí con tono humilde. La señora me miró como si fuera un milagro.
- Te lo agradecería mucho hija pero no podría quitármelos, me falta fuerza - añadió con tono deprimente.
Oh por amor a Allá que fuerte.
Me quité los zapatos con una velocidad inimaginable dejándolos en una esquina y tímidamente fui a quitarle los zapatos a la señora, eran unas zapatillas cualquiera así que tiré de ellas con precisión de manera que no se dañaran a pesar de que estaban algo ajustadas. Al quitarle los zapatos la señora no dijo nada, simplemente soltó un respiro de alivio al saber que ya nada le apretaba los pies, usaba medias panties que por algunas costuras llegaba a notar unos que otros hoyuelos sin forma definida. Me había inclinado más hacia adelante para sujetarle el talón pero en cuanto lo sostuve pude notar que estaba algo húmedo, en cuanto lo miré vi que tenía grandes heridas y sin poder creerlo del todo las medias estaban manchadas de sangre seca por algunos extremos. La señora Pía no comentó en lo absoluto, sólo se sintió un poco apenada por su presencia. Sin decir nada concluyente le puse mis zapatos con cuidado de no rozarle mucho en la parte herida de su ampolla, ella movió los pies feliz mente.
- Me siento como si hubiera pisado a una nube - exclamó sin para de movilizar sus pies.
- Lo sé así son- exclamé yo poniéndome sus zapatillas horneadas.
En seguida Liam volvió a su puesto en el medio de las dos al igual que todos los demás llevando un trozo de pan a la mano, el muchacho le tendió dos a su madre - mamá ¿cuál prefieres el de ajo o el de mantequilla?- La señora tomó ambos panes y los olfateó para probar cuál le gustaba más- Dame el de Ajo y dale el de mantequilla a tu "amiga"- añadió entrecomillas con una pícara sonrisa.
Liam volteó los ojos mientras yo no podía contener la risa - Ya la oíste quiero el de mantequilla - añadí disimulando con seriedad.
Las cosas estaban en la mesa de forma ordenada de acuerdo como sería un verdadero banquete, con diferencia de que no habían mesas ni sillas y mucho menos electricidad. Una señora que estaba sentada en el último extremo levantó una copa y con el tenedor comenzó a hacer Ruidos llamando la atención de todos.
- A ver ¿quién quiere ser el primero en dar la oración de hoy?- preguntó con una sonrisa para que todos fueran cómplices.
Una niña que estaba sentada junto a Giulia se ofreció, todos juntamos nuestras manos y cerramos los ojos hasta decir amén y empezamos a comer hasta que mi celular comenzó a vibrar con el sonido de un xilófono, era mi madre. Sin querer le había dado en rechazar a la llamada y en un instante recibí un mensaje de ella.
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