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Comienza los preparativos

Luego de aquel incidente en la U.S.J la escuela tuvo que suspender sus clase  por una semana, pero ahora nos encotramos en el departamento de hiro.

En la cual este estaba en su cama recostado y su mano colocada en el cuello atrás de el, parecía esta pensativo mirando el techo como si fuera su unica opción.

Hiro:..........

Pero que fue lo que paso luego de incidente bueno......

Flashblack

Se podía ver como la policía había llegado, mientras se llevaba a los villanos derrotado, por la clase a y los estudiantes de la clase d.

Koro: Bueno con eso es suficiente- hablando con unos de los oficiales.

Kanzuma: Y como esta el?- su sensei sabía a quien se refería y podía ver en el rostro de su estudiantes una mirada de depcecion de sigo mismo.

Koro: Bueno el fue transportado a un hospital y como soy su sensei que tambien soy como el enecargado de mi estudiante tengo que ir a verlo.

Con eso koro se daría la vuelta para irse no antes de darle una mirada a su estudiante.

Koro: Lo hicieron muy bien así que puede regresa a su casa si lo desea ya que tuvieron un día algo agitado.

Con eso koro se fue volando dejando pensativo a los estudiantes de la clase 1 d

Con hiro.

Este estaba flotando en la aquella ciudad que había soñado solo que con la diferencia de que los edificios estaba destrozado y flotando.

Hiro: Siento como si mi cuerpo ardiera como el mismo infierno.

??: Ge ge ge es natural luego de ocupa de manera avergonzada mi poder.

De pronto una silueta frente de hiro apareció era como una sombra oscura, que tenía alas y parecía una mujer.

Hiro: Tu eres..........

??: Si pero quien diría que mi marioneta fuera tan patética- dijo en tono de burla.

Hiro: Que es lo que quiere?.

??: Directo al grano me agrada esa parte de ti- dijo de manera "amable"- aunque por el momento aun no es necesario esta conversación.

Hiro: Además que eres?

??: Vaya incluso no sabes por mi apariencia que soy una mujer que poco caballeroso eres- fingiendo dolor por que no reconocía su género.

Hiro: Solo esta fingiendo que te dolió lo que dije.

??: Por lo menos no eres tonto- dijo con algo de burla- pero en si soy algo que ni la persona se atreve a mencionar.

De pronto los edificios empezaba a fragmenta mientras lo escombro caía a la nada, mientras que aquella silueta empezaba a reí.

??: No será la última vez que nos veamos hiro, y la próxima vez que nos veamos.........

De pronto el peli plateado empezó a caer también mientras veía a la demonio verla.

"Tomaré tu cuerpo y destruirle todo lo que amas"

El peliplateado abrió los ojos mientras se levantaba, mientras tenía una respiración agitada, poco a poco se tranquilizo y miro a su alrededor viendo que estaba en una camilla de hospital.

Hiro: Eso significa que.......

??: Así es estamos en un hospital- diría interrumpiendo a hiro.

El peliplateado voltio su mirada a frente viendo que era koro que parecía esta leyendo un libro.

Hiro: Koro-sensei- dijo mientras el mencionado cerraba el libro y se levantaba.

Koro: Y como amaneciste pequeño príncipe- en tono coqueto aunque hiro tenía una clara plana a escucha eso.

Hiro: Podías pasarme mi celular- dijo y su sensei se lo paso- hola policía.......

Koro: Oye espera.

Hiro: Enserió una persona que es mi sensei y que parece esta coqueteando con su estudiante es extraño- lo dijo en tono sarcástico pero mantenia su servante serio.

Koro: Solo era una pequeña broma oír que despertaste en un hospital la mejor manera es hacer una broma.

Hiro: Si lo que usted diga sensei- mirando su celular en eso vio mucho mensaje y llamadas perdidas.

Notaria que algunas era de su amiga de la infancia siesta, mientras que el resto era su compañero de clase.

Koro: No Planeas responderé- sugirió aunque hiro sólo dio un suspiró dejado su celular en la mesa que tenía aún lado.

Hiro: Dígame que esta haciendo aquí o mejor dicho como termine en el hospital.

Koro: Veo que no te acuerda mucho de lo que paso?- dijo confudiendo a peliplateado- dime que fue lo último que recuerdas.

Hiro:......

Ese silencio era todo para saber que hiro no se acordaba muy bien ya que todo eso paso muy rápido, incluso sentía su cuerpo arde como si lo hubiera quemado vivo.

Koro: Veo que a usa ese poder tuyo hizo que perdiera esa adrenalina.

Hiro: la verdad aun no entiendo todo esto- diría viendo su mano- Pero sea lo que sea ese poder es algo desconocido.

Koro:........- se quedo callado mientras veía al peli plateado pensativo- Bueno, será mejor que descanse para recuperar fuerza.

Hito no entendió a lo que su sensei se refería, quedando solo en la habitación mirando la ventana, sabía que este mundo no era arcoiris y alegría.

"Mi sueño es ser un gran héroe"

Esa palabra resonador en lo más profundo de la mente de hito mirando a la ventana si reflejo, pero que dicho reflejo mostraba a un niño peli blanco con los mismo colores de ojos, teniendo una gran sonrisa.

Hiro: Que patetico- susurró mientras veía su celular notado múltiples mensaje y llamada perdida.

"No te enfoque cuanto perdiste, debería enfocarte en cuanto te quedar"

Otro leve recuerdo apareció en su mente mientras con su dedo movia la pantalla táctil en contacto hasta llega a la letra S, donde veía el nombre a quien podría considera amiga de la infancia.

Hiro se detuvo a un milímetro de oprimi la opción llamar, no sabiendo que clase de reacción tuviera, respiro ondo y simplemente marcó, notando como el teléfono estaba marcando.

Siesta: Hiro gracias a dios que responder oír que en la noticia hubo un incidente y.....

La voz de siesta se oiar muy alarmada y preocupada cosa que no pasó desapercibido por hiro, como siempre hacia que siesta se preocupaba por el.

Hiro: Siesta yo.....- iba hablar pero luego se tuvo que traga las palabras que iba a decir que lo volvería hacer cuando no fue su culpa.

Siesta: Lo único que para mi me importa es que tu este bien- diría cosa que hiro se quedó en silencio.

Hiro:( Realmente no te merezco)- penso notando lo pura y amable que era su amiga, como alguien se enfoco en el un don nadie.

Siesta: Oye hiro esta bien?- pregunto algo preocupada por el otro lado del teléfono.

Hiro: Tranquila todo esta bien solo algo pensativo- diría tranquilo- Tengo que colgar.

Siesta: Si tiene razón, tengo algo que hacer pero me alegra que este bien, cuídate.

Hiro: Si lo mismo digo- diría tranquilo finalizando la llamada-..........

Mirando en su galería mostraría la foto a 3 pequeños de 6 años, 2 niña y un niño la cual estaba abrazado y sonriendo como si nada malo hubiera pasado.

Hiro: A veces, me pregunto si todo esto fuera diferente- diría tranquilo viendo aquella foto.

Con koro

Este se encontraba en su oficina mirando algunos documento, pero eso no estaba relacionado con su trabajo como maestro.

Koro: Oh, esto sin duda es interesante- diría viendo algunas escritura que parecía ser fuera de tiempo- Me pregunto cuabto tiempo notará eso cambió en ti.

Timeskip

En una tarde nublada, Hiro se encontraba sentado en la orilla de la playa, contemplando el horizonte. Las olas rompían suavemente contra la orilla, creando un sonido rítmico que acompañaba sus pensamientos. Había muchas cosas en su mente, desde las expectativas de los demás hasta las dudas sobre su propio valor. A pesar de ser alguien serio y siempre imperturbable, la falta de un Quirk en un mundo lleno de héroes y villanos le pesaba más de lo que jamás admitiría.

Este mismo día de había dando de alta en el hospital, pero para ser sincero prefería esta solo y pensa en el mañana.

Mientras reflexionaba en silencio, una figura peculiar apareció a lo lejos, moviéndose con sorprendente rapidez y agilidad. Koro-sensei, el maestro inusual con una sonrisa permanente, se detuvo frente a Hiro, flotando ligeramente por encima de la arena.

Koro: Ah, Hiro-kun, ¡qué sorpresa encontrarte aquí!- exclamó con su característica alegría.

Hiro levantó la vista y lo observó en silencio por un momento antes de responder con su voz calmada.

Hiro: Sensei... ¿Qué hace aquí?

Koro: Simplemente dando un paseo y disfrutando del paisaje- contestó bajando un poco su velocidad para aterrizar suavemente a su lado- Pero parece que tú tienes algo en mente. Algo que te tiene preocupado.

Desvíado la mirada hacia el océano, luchando por encontrar las palabras adecuadas.

Hiro: Solo... me preguntaba si todo lo que hago tiene sentido- dijo con su expresión seria- Sin un Quirk, me siento... insignificante en comparación con los demás.

Koro-sensei lo observó con comprensión, su sonrisa nunca desapareciendo.

Koro: Es natural sentir eso, Hiro-kun. Pero quiero que recuerdes algo muy importante: el valor de una persona no se mide solo por su poder. Se mide por sus decisiones, su determinación y cómo enfrenta los desafíos, sin importar cuán difíciles sean.

Hiro se quedó en silencio, absorbiendo las palabras de su maestro. Aunque siempre había sido consciente de sus limitaciones, nunca había considerado que su determinación pudiera tener tanto peso.

Koro: Lo que haces, Hiro-kun, es mucho más importante de lo que crees- continuó esta vez con un tono más suave- La fuerza verdadera proviene del corazón, no de un Quirk. Y esa fuerza puede inspirar a otros, incluso en las circunstancias más difíciles.

Hiro:.......... Lo pensaré- esa fue la única repuesta vaga que el mencionó.

Koro-sensei soltó una risa alegre y dio un pequeño salto, flotando nuevamente en el aire.

Koro: ¡Eso es lo que me gusta oír! Recuerda, Hiro-kun, no hay límites para lo que puedes lograr si mantienes la fe en ti mismo. ¡Ahora, ve y haz que el mundo se sorprenda!

Hiro permaneció en la playa, viendo cómo Koro-sensei se alejaba. Sin embargo, antes de desaparecer por completo en el horizonte, el maestro amarillo hizo un giro repentino en el aire y regresó hacia él, con la misma energía vibrante de siempre.

Koro: Ah, casi lo olvido, Hiro-kun- dijo flotando nuevamente a su lado- Estaba pensando que quizás te interesaría el próximo festival deportivo de la U.A. Es una excelente oportunidad para que los estudiantes demuestren sus habilidades, y para aquellos que destacan, ¡es una puerta abierta a pasantías con héroes profesionales!

Hiro bajó la mirada, su expresión permaneciendo tan seria como siempre.

Hiro: Acaso de dijiste a los demas de esto?- pregunto viendo a su sensei.

Koro: De hecho lo tenía planeado cuando regresaramos a clase y comentar esto- dijo tranquilo- A pesar de su diferencia todo tuvieron el motivo de abandonar su sueño de ser heroes.

Hiro:......... Gracias, sensei, pero eso no me interesa.

Koro-sensei parpadeó, sorprendiendo por la falta de entusiasmo en la respuesta de Hiro.

Koro: ¿No te interesa? Pero Hiro-kun, es un evento lleno de emoción, desafíos y oportunidades. Incluso aquellos sin Quirks pueden encontrar maneras de destacar.

Hiro negó con la cabeza, su tono calmado pero firme.

Hiro: Sé que el festival es importante para muchos, pero es solo una competencia para ver quién es el más fuerte o el más talentoso. Y al final, solo sirve para que los estudiantes puedan asegurarse una pasantía. Yo no... encajo en eso.

El maestro flotante se inclinó ligeramente hacia él, con su sonrisa habitual pero ahora con un matiz de seriedad.

Koro: ¿Y por qué crees que no encajas, Hiro-kun?.

Hiro: Mucha cosa, sensei en este mundo solo ven aquello que tiene grande quirk como fuerza o algo por el estilo pero aquellos que son como un villano pues solo lo hacen de lado.

Koro: He visto a muchos estudiantes destacar en áreas que no dependen de su Quirk. La creatividad, el ingenio, la capacidad de mantener la calma bajo presión... esas también son habilidades que los héroes buscan.

Hiro exhaló, mirando sus propias manos mientras reflexionaba.

Hiro: Entiendo eso, sensei, pero... siento que mi lugar no está ahí. No necesito demostrar nada a los demás, ni a mí mismo, a través de un festival. Además, sé que hay otros estudiantes que realmente necesitan esa oportunidad para avanzar en sus carreras como héroes.

Koro-sensei lo miró en silencio durante unos momentos, evaluando sus palabras.

Koro: Es cierto que no todos los caminos hacia la grandeza son los mismos- dijo finalmente, su tono cálido- Y es admirable que reconozcas lo que es importante para ti. Sin embargo, Hiro-kun, quiero que recuerdes que a veces, estos eventos no son solo para destacar ante los demás, sino para descubrir algo nuevo sobre ti mismo.

Hiro consideró las palabras de su maestro, sintiendo una ligera tensión en su pecho.

Hiro: Tal vez... Pero siento que mi lugar está en otro lado, donde pueda ayudar de una manera diferente, aunque no sea en la arena de un festival.

Koro-sensei asintió lentamente, comprendiendo la profundidad detrás de la elección de Hiro.

Koro: Entonces, sigue ese camino, Hiro-kun. Siempre y cuando lo hagas con convicción y con un corazón fuerte, estarás donde necesitas estar. Y si alguna vez cambias de opinión, sabes que el festival estará allí, esperándote.

Con esas palabras, Koro-sensei comenzó a elevarse una vez más, esta vez con una despedida definitiva. Hiro lo observó desaparecer en la distancia, sabiendo que había tomado la decisión correcta para él, al menos por ahora. Luego de unos minutos ahí debía hacer una cosa más ante de irse a su departamento.

La tarde comenzaba a caer sobre la pequeña iglesia y el orfanato adyacente, el lugar donde Hiro había pasado una parte importante de su infancia. Oculto en las sombras de un árbol cercano, Hiro observaba con atención, asegurándose de que su capucha cubriera bien su rostro. No quería que nadie lo reconociera; su presencia en ese lugar debía pasar desapercibida.

El orfanato era un lugar lleno de vida, donde se escuchaban risas y voces de niños que jugaban en el jardín. A la entrada, una monja observaba a los pequeños con una sonrisa llena de ternura. Los niños corrían, se perseguían y reían, ajenos al mundo exterior, como si ese rincón del mundo fuera un refugio seguro y feliz. Para Hiro, ese lugar había sido un hogar en su momento, y aunque ya no formara parte de él, algo dentro de él siempre lo traía de vuelta.

De repente, su mirada se posó en una figura familiar. Una joven pelirroja estaba arrodillada en medio de los niños, ayudando a uno de ellos a atarse los cordones de los zapatos mientras los demás la rodeaban con afecto. Su cabello rojizo brillaba bajo la luz tenue del atardecer, y su sonrisa era cálida y contagiosa. Los niños parecían gravitar hacia ella, como si su mera presencia les brindara consuelo y alegría.

Hiro sintió una punzada en el pecho al verla. Era Akari, una chica que siempre había transmitido una calidez especial a quienes la rodeaban. Desde que eran niños, Akari había sido una fuente de luz en el orfanato, siempre dispuesta a ayudar, a consolar y a hacer sonreír a los demás, incluso en los momentos más difíciles. Era esa calidez, ese afecto desinteresado, lo que la hacía tan especial para todos.

Hiro: (Tan amable como siempre, Akari...)- pensó sintiendo una mezcla de nostalgia y tristeza- (Lástima que no podamos regresar al pasado.)

Hiro recordó los días en que él y Akari jugaban en ese mismo jardín, compartiendo sueños y esperanzas, antes de que la realidad de un mundo lleno de héroes y Quirks los alcanzara. En esos momentos, el futuro parecía menos incierto, y aunque ambos habían tomado caminos diferentes, Hiro no podía evitar preguntarse cómo habría sido su vida si las cosas hubieran sido distintas.

Akari, aún rodeada por los niños, levantó la vista como si hubiera sentido la presencia de alguien observándola. Hiro se tensó, dando un paso atrás en la sombra del árbol, asegurándose de no ser visto. No quería perturbar la paz de aquel lugar, ni mucho menos que Akari se preocupara por él. Después de todo, había elegido un camino distinto, uno que lo mantenía a distancia de quienes alguna vez le importaron.

Akari volvió a concentrarse en los niños, su sonrisa nunca desapareciendo, mientras Hiro se daba la vuelta lentamente, preparándose para irse. Sabía que no podía quedarse, pero también sabía que ese lugar y Akari siempre tendrían un lugar especial en su corazón, aunque el pasado no pudiera cambiarse.

Con una última mirada hacia el orfanato, Hiro se alejó en silencio, su figura desapareciendo en la penumbra de la noche que comenzaba a caer.

En el mundo de los héroes, donde las batallas épicas y las demostraciones de poder se celebran como espectáculos, existe una realidad que a menudo se oculta tras las brillantes luces de la gloria y el heroísmo. En una ciudad donde los rascacielos tocan el cielo y las calles están llenas de personas que siguen con sus vidas, hay rincones oscuros donde la verdad se revela en su forma más cruda.

En una de esas esquinas, Hiro caminaba solo, sus pasos resonando en los callejones vacíos. La lluvia caía con fuerza, empapando las aceras y formando charcos que reflejaban las luces de neón del distrito comercial cercano. A lo lejos, el sonido de sirenas se desvanecía en la noche, una constante en una ciudad que nunca dormía.

Mientras avanzaba, Hiro escuchó un susurro, una conversación que se filtraba desde una ventana rota de un edificio abandonado. Se detuvo y se acercó, tratando de no hacer ruido. Desde el interior, dos figuras se mantenían en la penumbra, sus voces bajas pero cargadas de tensión.

Extra: No podemos seguir así. Los héroes están en todas partes, pero nadie nos ayuda realmente- dijo una voz rasposa- Cada día es una lucha por sobrevivir, y ellos están más preocupados por atrapar al próximo villano grande o hacer brillar sus nombres en los titulares..

Extra: Lo sé- respondió la otra voz, más suave pero con un tono desesperado- Pero, ¿qué podemos hacer? Este mundo solo tiene lugar para los fuertes. Si no tienes un Quirk, no eres más que un peón en el juego de alguien más.

Hiro sintió un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. No eran nuevas para él, pero cada vez que las oía, le recordaban cuán despiadado podía ser el mundo. Para aquellos que no tenían un Quirk o que no podían destacar, la vida no era un desfile de victorias heroicas, sino una constante lucha por encontrar un lugar en un sistema que los había olvidado.

La conversación continuó, pero Hiro no necesitaba escuchar más. Sabía que esas voces eran solo una muestra de lo que muchos pensaban pero pocos se atrevían a decir en voz alta. El mundo de los héroes estaba construido sobre la idea de que los poderosos protegían a los débiles, pero la verdad era mucho más compleja. Había un abismo entre los ideales y la realidad, uno que se ensanchaba cada vez que un héroe alcanzaba la fama mientras otros quedaban relegados al olvido.

Hiro siguió caminando, sumido en sus pensamientos. Había elegido mantenerse al margen, observando desde las sombras, porque comprendía que no todos podían ser héroes en el sentido convencional. Algunos, como él, tenían que enfrentarse a la crudeza del mundo de otra manera, luchando no por el reconocimiento, sino por encontrar una verdad que otros preferían ignorar.

Mientras se alejaba, la lluvia continuaba cayendo, lavando las calles de una ciudad que escondía sus cicatrices bajo una fachada de heroísmo. Para muchos, esos héroes eran la esperanza de un futuro mejor, pero para otros, eran un recordatorio de lo lejos que estaba esa esperanza de convertirse en realidad. Y en medio de todo, estaba Hiro, un testigo silencioso de un mundo que no siempre era lo que parecía.

La noche había caído sobre la ciudad cuando Hiro finalmente llegó a su departamento. El cansancio pesaba sobre sus hombros, y todo lo que deseaba era un poco de paz después de un día largo y complicado. Sin embargo, al doblar la esquina y acercarse a la entrada de su edificio, notó una figura familiar esperando justo al lado de la puerta.

Siesta estaba allí, de pie bajo la tenue luz del farol de la calle, sus brazos cruzados y una expresión que combinaba preocupación y acusación. Cuando sus miradas se cruzaron, Hiro sintió un leve escalofrío recorrer su cuerpo. No era común que Siesta apareciera sin avisar, y mucho menos con esa expresión en su rostro.

Hiro frunció el ceño ligeramente y, sin detenerse, fue directo al grano.

Hiro: ¿Qué estás haciendo aquí?- Su voz era tan seria como siempre, sin rastro de emoción, pero con una ligera nota de desconcierto.

Ella simplemente lo observó por un momento antes de responder, su tono impregnado de una calma que apenas ocultaba su frustración.

Siesta: Sabes, estaba planeando visitarte, para ver cómo estabas después de lo que pasó. Pero imagina mi sorpresa cuando llegué al hospital y descubrí que ya no estabas allí, que te habían dado de alta sin que me dijeras nada.

Hiro se detuvo justo frente a ella, manteniendo su mirada fija en la de Siesta. El silencio entre ellos era tenso, y aunque Hiro no era del tipo que se dejara llevar por las emociones, sabía que había cometido un error al irse sin avisar. Después de un momento, bajó ligeramente la mirada y dejó escapar un suspiro, buscando las palabras correctas. Sin embargo, todo lo que pudo decir fue........

Hiro:  Lo siento.

Era una disculpa sencilla, casi torpe, y Hiro lo sabía. No era un experto en disculpas, ni mucho menos en expresar sus sentimientos. Su vida había sido un constante juego de mantener las distancias, de no involucrarse demasiado para no arriesgarse a ser herido. Pero con Siesta, siempre había sido diferente. Ella lo conocía lo suficiente como para entender lo que esas dos palabras significaban, aunque fueran insuficientes.

Siesta, sin embargo, no estaba dispuesta a dejarlo pasar tan fácilmente.

Siesta: Eso no es suficiente, Hiro- dijo, su voz bajando un poco pero manteniendo su firmeza- Sabes cuánto me preocupé cuando supe que habías salido herido. Y cuando fui al hospital, quería asegurarme de que estabas bien, de que no estabas enfrentando esto solo. Pero te fuiste sin decir nada, como si no importara.

Hiro sintió el peso de sus palabras, y aunque su expresión no cambió, por dentro estaba lidiando con la culpa. Él había salido del hospital porque no quería ser una carga, no quería preocupar a nadie, especialmente a Siesta. Pero al hacerlo, había terminado hiriéndola de otra manera.

Hiro: Sabía que estarías preocupada, pero no quería que te sintieras obligada a cuidar de mí- explicó con su voz baja pero honesta- Estoy acostumbrado a manejar las cosas solo.

Sabía cuanto hiro había sufrido, asi que suavizó un poco su mirada, aunque aún mantenía su postura firme.

Siesta: No se trata de estar obligada, Hiro. Se trata de que me importa lo que te pase, y no quiero que pienses que tienes que cargar con todo solo. Todos necesitamos a alguien en quien confiar de vez en cuando.

Hiro asintió lentamente, entendiendo el mensaje. Sabía que Siesta tenía razón, pero admitirlo en voz alta era un desafío en sí mismo.

Hiro: Lo tendré en cuenta- dijo finalmente, mirándola a los ojos con una sinceridad que rara vez mostraba.

Hiro cerró la puerta del departamento tras de él, pero al escuchar pasos ligeros detrás, se giró para ver a Siesta, aún de pie en la entrada. Ella lo miraba con una mezcla de expectativa y algo de terquedad, como si estuviera decidida a no irse tan fácilmente. Hiro se detuvo un momento, dándose cuenta de lo incómodo que sería dejarla allí después de todo lo que había sucedido.

Hiro: ¿Trajiste algo?- preguntó, señalando una bolsa de papel que Siesta sostenía con una mano.

Siesta: Sí- respondió ella con una sonrisa suave, levantando la bolsa un poco para que él la viera mejor- Pensé que podrías necesitar algo de comida. Sé que probablemente no te has preocupado por eso.

Hiro la miró por un segundo más, antes de dar un suspiro resignado. Era cierto, no había pensado en comer desde que salió del hospital. La presión del día y sus pensamientos lo habían consumido por completo. Sabía que no podía rechazar el gesto de Siesta, no solo porque ella se había tomado el tiempo de esperarlo, sino también porque sería descortés después de todo lo que había hecho por él.

Hiro: Está bien, entra- dijo finalmente, abriendo la puerta un poco más para dejarla pasar.

Siesta no necesitó más invitación. Con una sonrisa de satisfacción, cruzó el umbral y entró en el departamento, observando brevemente el espacio alrededor. Era un lugar pequeño y sencillo, con muebles minimalistas y paredes de un tono gris neutro. Todo estaba ordenado, aunque un poco frío, como si el departamento no reflejara mucho la personalidad de su dueño. Siesta ya había estado allí antes, pero siempre sentía la misma sensación: Hiro vivía en ese espacio, pero no realmente lo habitaba.

Hiro: Es lo más adecuado después de haberte hecho esperar afuera- añadió, mientras cerraba la puerta y se dirigía hacia la pequeña mesa en el centro de la sala de estar. Se sentó con la misma seriedad de siempre, pero algo en su expresión mostraba que apreciaba su compañía, aunque no lo expresara con palabras.

Siesta dejó la bolsa sobre la mesa y comenzó a sacar los recipientes de comida, colocando cada uno con cuidado frente a Hiro.

Siesta: No es nada elaborado, solo algo que pensé que podría gustarte- dijo mientras sacaba un par de utensilios.

Hiro observó la comida en silencio, su mente aún procesando la presencia de Siesta en su departamento. Aunque no estaba acostumbrado a recibir visitas, especialmente después de un día como ese, había algo en la forma en que ella actuaba que le resultaba reconfortante, como si su simple compañía pudiera aliviar un poco la carga que llevaba.

Hiro: Gracias- dijo finalmente, tomando uno de los recipientes y abriéndolo. El aroma cálido y familiar le recordó cuánto tiempo había pasado desde que realmente disfrutó de una comida.

Siesta se sentó frente a él, con una sonrisa más relajada en el rostro.

Siesta: No tienes que agradecerme, Hiro. Solo quiero que te cuides un poco más.

Mientras comían, la atmósfera en el departamento se volvió más relajada. Siesta hacía algunos comentarios casuales, hablando sobre cosas cotidianas, mientras Hiro respondía con su habitual brevedad, pero con menos rigidez de lo habitual. Aunque las palabras eran pocas, el simple acto de compartir una comida juntos era suficiente para ambos.

Hiro no era del tipo que aceptara ayuda fácilmente, pero esa noche, al ver a Siesta sentada frente a él, se dio cuenta de que había algo en ese gesto que le recordaba que no estaba completamente solo. Y aunque no lo admitiría en voz alta, sabía que la presencia de Siesta, con su calidez y persistencia, era algo que necesitaba más de lo que estaba dispuesto a reconocer.

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