39-Una petición especial
Perdón por el retraso. He tenido dos días poco productivos en general, pero hoy sí os traigo capítulo. disfrutadlo.
Y comentad mucho jajaa
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KARA
El resto de la velada todo fueron risas, bromas y buenos momentos.
Alex le preguntó a Lena si seguía en pie esa oferta de trabajar en la clínica con ella.
-Lena: Por supuesto, Alex. Me encantará contar contigo. Sólo tienes que decirme cuándo quieres incorporarte y lo tendré todo listo para entonces. Además, Quiero abrir una nueva clínica en Metrópolis y algunos de mis empleados se trasladarán allí, por lo que habrá varios puestos libres.
-Alex: Gracias Lena...
-Lena: Pero quiero que te incorpores después de haber pasado un tiempo con tus bebés.
-Alex: Bien...
-Lena: Por el dinero... No te preocupes. Puedes empezar a trabajar después de las navidades, revisando algunos historiales en casa y viniendo de vez en cuando a meter datos al ordenador. Así te iré enseñando el funcionamiento de la clínica y demás.
-Alex: Me parece bien.
Los días pasaron, igual que las navidades.
Estábamos a diez de Enero del año dos mil veintidós.
Lena había vuelto a trabajar en la clínica, y de vez en cuando iba a ver cómo iba la reconstrucción de los laboratorios. Antes de que volviera al trabajo, la hice prometerme que no haría más esfuerzos de los necesarios y que volvería pronto a casa, que no se quedaría más tiempo en la consulta.
Por mi parte, yo seguía cada mañana mi rehabilitación con Clark. Por las tardes, solía reunirme un par de horas con Nia. Lo cierto era que me gustaba hablar con ella, me sentía cómoda y no me avergonzaba contarle todo lo que pasaba por mi cabeza.
Ya había aprendido a subirme y bajarme de la cama sin ayuda, aunque sabía que a Lena no le gustaba demasiado. Pero ella entendía que yo necesitaba sentirme algo independiente, teniendo en cuenta mi situación.
El resto del día, jugaba con Katie, hablaba con mi madre, o con todos los que venían a visitarme. Esa tarde vinieron Alex y Sam...
-Kara: Eh, ya se te nota... - dije, acariciando su vientre. – Vaya..
-Alex: Bueno, supongo que deberá notarse más de lo normal. Son dos...
-Kara: ¿Estás bien? Noto tu voz algo... rara.
-Alex: El dolor de espalda me está matando...
-Kara: Ah, sí, me acuerdo de eso... - dije, acariciando su espalda. Sabía que no le quitaría el dolor, pero al menos intentaría animarla.
-Alex: Gracias...
-Sam: Dentro de un par de semanas más, esperamos saber lo que son... ¿Y tú, quieres saber si vuestro bebé es niño o niña?
-Kara: Pues... Me gustaría, pero Lena quiere que sea una sorpresa. Veré si puedo convencerla.
-Alex: ¿Y tú, Kara, has notado alguna mejoría?
-Kara: No... Sigo sin poder ver y sin poder ponerme ni siquiera en pie...- dije, soltando un bufido.
-Alex: Quizás es porque estás demasiado obsesionada con ello. Intenta relajarte un poco y verás cómo...
-Kara: No quiero relajarme, Alex. Lo que quiero es ver a mi futuro hijo, o hija. Me da igual quedarme en este maldito trasto el resto de mi vida. Pero quiero ver crecer a nuestro hijo en el vientre de Lena... Luego, quiero ver crecer al bebé y a Katie. Quiero verles jugar, reír y convertirse en adultos. Y quiero ver a Lena envejecer a mi lado. Es lo único que quiero... Lo demás me da igual.
-Alex: Kara... - dijo abrazándome.
Pasaron un par de semanas más. Alex y Lena estaban en sus veinte semanas de embarazo y llegó el momento de saber si los bebés serían niños o niñas. Por suerte, conseguí convencer a Lena de saber el sexo del bebé antes de que naciera.
Como Lena estaba en la clínica, Alex y Sam pasaron a buscarme para ir con ellas.
Tuvimos que esperar un poco a que Lena terminase de atender a su última paciente de la tarde.
-Lena: Cariño... - dijo acercándose a mí y besándome.
-Kara: Hola amor... -dije sonriéndola. Toqué su vientre, ya bastante abultado y empecé a hablarle. –Tengo ganas de saber qué eres...
-Lena: En unos minutos lo sabremos, cielo... - dijo acariciando mi pelo.
-Alex: ¿Ves? – regañó a Sam - ¿Por qué tú no haces esas cosas? Es muy tierno...
-Sam: Porque prefiero dejar esas ñoñerías a tu hermana.
-Alex: No son ñoñerías.... Es muy bonito....
-Sam: Es muy cursi....
-Alex: Pero quiero que lo hagas... Anda, sólo una vez. Háblales a tus hijos
-Sam: No...
-Alex: Hazlo o duermes en el sofá...
-Sam: Vale, vale... En serio, no sé qué será peor. Si estar ahí dentro y no poder huir de las cosas de vuestra madre, o que salgáis y tener que soportar sus cursiladas a todas horas...
-Alex: ¡SAM!
-Lena: Lucy aún está con su paciente. Pero si queréis, podemos ir viendo a vuestros bebés, Alex...
-Alex: Claro...
Noté cómo Lena se ponía detrás de mí y empujaba la silla al interior de la consulta.
Toqué el vientre de mi hermana, más abultado que el de Lena.
-Kara: No os preocupéis, que si vuestra mamá Sam no quiere hablaros mientras estáis ahí dentro, vuestra tía Kara ya se encargará de entreteneros con sus historias.
-Alex: A ver si aprendes, Sam... - Dijo, cogiendo mi mano.
-Lena: Bien Alex, túmbate y levántate la camiseta.
-Sam: Si seguís así, tu hermana tendrá que apañarse sola para satisfacer sus antojos, Kara.
-Kara: ¿Y cuál es?
-Sam: Mezclar cinco tipo de yogur distintos...
-Kara: no parece tan malo...
-Sam: ¿Cuál es el tuyo, Lena?
-Lena: Helado de chocolate con trozos de almendra. Y Kara es toda una experta preparándolos.
-Alex: ¿En serio? ¿Y cómo te apañas?
-Kara: Lena compró un pequeño congelador que quedaba justo a mi altura. Sólo tengo que coger el helado, echarlo en un tazón, machacar las almendras y echarlas encima...
-Lena: Las tres primeras veces, había más helado y almendras en el suelo, que en el tazón que me llevaba. Pero ha conseguido apañarse bien. Y no sólo con eso... La verdad es que se está adaptando bien a esta situación, y yo no podría estar más orgullosa de ella... - dijo besándome. – Bien, vamos a empezar, Alex...
-Alex: Sí....
-Lena: Bien... - la escuché decir – Ahí tenemos al primero... veamos... Parece... No, no parece, es... Es una niña...
-Kara: ¡Una sobrina!
-Sam: Espero que se parezca a su madre...
-Lena: Y a ver si el otro bebé se deja ver... Sí, ahí... Vaya.
-Alex: ¿Otra niña?
-Lena: No... Un niño.
-Sam: ¡Eh, la parejita!
-Alex: ¿También esperas que se parezca a mí?
-Sam: Por supuesto... Un niño que se parezca a ti tiene que ser guapísimo, cielo....- dijo, mientras Alex se limpiaba y se levantaba.
-Kara: Mira qué bien. Sólo has necesitado quedarte embarazada una vez para tener uno de cada...
-Alex: ¿Están bien, Lena?
-Lena: Están perfectos, Alex...
-Lucy: Perdón por el retraso – dijo entrando. Vaya, Lena, veo que ya te has encargado de tu cuñada...
-Lena: Sí... Va a tener un niño y una niña preciosos, seguro...
-Lucy: Bien, entonces ahora vas tú... ve tumbándote.
Cuando Lena se tumbó, cogí una de sus manos con la mía y dejé la otra sobre su vientre.
-Kara: ¿Qué te gustaría, amor? – pregunté mientras Lucy la preparaba.
-Lena: No lo sé... Un niño, supongo... ¿Y a ti?
-Kara: Pues me gustaría una niña... No sé, me gustaría que tuviesen la relación que tuvimos Alex y yo. Pero sea lo que sea, lo único que me importa es que esté bien, y que va a ser un trocito de ti... Y lo querré muchísimo.
-Lena: Gracias, cariño...
-Lucy: Bueno, vamos allá... ¿Quién quería una niña?
-Kara: Yo...
-Lucy: Pues lo siento, ha ganado Lena. Será un niño...
-Kara: ¡Un niño, amor! ¡También tendremos uno de cada!- dije besando su mano - ¿Está bien?
-Lucy: Perfectamente...
Al día siguiente, llamé a Winn, encargándole algunas cosas. Por la tarde, estaba jugando con Katie y hablando con mi madre cuando llamaron a la puerta.
-Eliza: Ya voy yo, cielo... Winn, hola...
-Winn: Señora Danvers... ¿está Kara?
-Eliza: Sí, está con Katie en la sala de juegos – dijo, entrando poco después con él.
-Winn: Hola, Kara, te traje lo que me pediste.
-Kara: Gracias Winn... Katie, cielo, ¿por qué no vas un ratito a jugar fuera con la abuela?
-Katie: Sí, mami...- dijo dándome un beso en la mejilla. La escuché salir corriendo y a mi madre detrás.
-Winn: Bueno, dijiste que necesitabas mi ayuda. ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Quieres que busque información sobre algo en internet.... Que te baje algo de música... porno, tal vez?
-Kara: ¡¡Winn!! ¿Porno, en serio?
-Winn: Era una broma... - dijo riéndose – Te compré el muñeco que pediste para Katie. Ese que hace caca....
-Kara: No es para Katie, es para mí.
-Winn: ¿Para ti? ¿Para qué quieres tú un muñeco que hace caca?
-Kara: Para practicar...
-Winn: Practicar el qué...
-Kara: El arte de cambiar pañales viendo menos que un topo...
-Winn: Oh... Ya entiendo... ¿Te ayudo...?
-Kara: Sí, llévalo a mi cuarto.... – dije, dirigiéndome hacia allí.
LENA
Pasaron varias semanas después de navidad. Yo había vuelto a la clínica, aunque Kara se había encargado de advertirme a mí, y a mis empleados de que no me quedase más tiempo del necesario, no hiciera demasiados esfuerzos y cosas así.
Me disgustaba no poder estar con Kara en sus horas de rehabilitación, pero ella se mostró comprensiva y podría decir que incluso aliviada con eso. Odiaba verla sufrir, sentir dolor, y ella lo sabía. Además, Clark me había dicho que Kara trabajaba mejor cuando sabía que yo no estaba mirando. Se sentía más relajada, porque no tenía que preocuparse de que me sintiera mal al verla sufrir.
Además, se esforzaba en cuidar de mí y complacerme, en cuidar de Katie... Me gustaba la actitud luchadora que tenía, aunque a veces, podía escucharla sollozar en el baño o en el cuarto. Algunas de esas veces, me quedaba mirándola, en silencio, deseando correr hacia ella, abrazarla y decirle que todo estaba bien. Que yo la seguía queriendo igual, o incluso más que antes. Pero sabía que eso sólo la pondría más nerviosa y que necesitaba desahogarse. Entonces, cuando se acostaba, me pegaba a ella todo lo que podía y la abrazaba, con la excusa de que necesitaba tenerla bien cerca para dormir tranquila.
Había adaptado algunas cosas más en la casa para Kara. A ella le gustaba complacer mis antojos de helado de chocolate con almendras, así que compré un pequeño congelador, que quedaba a la altura de Kara para que pudiera prepararlo.
Las primeras veces fue divertido ver más cantidad de helado y almendras en el suelo, o sobre Kara, que en el recipiente en el que me lo traía. Pero era más divertido limpiar el chocolate de encima de Kara con besos y pequeños lametones. Aunque acabó convirtiéndose en una experta, y las siguientes veces ya no tiraba nada, a no ser que tuviera ganas de "jugar"
Alex y yo entramos en nuestra vigésima semana de embarazo, el quinto mes. Y nos tocaba una ecografía para saber el sexo de los bebés. Kara parecía la más emocionada de todas.
Así que quedamos en la clínica para que Lucy las realizase. Como estaba ocupada, yo me encargué de hacer la de Alex mientras esperábamos a Lucy. Si yo estaba cansada, no quería ni imaginar cómo estaría Alex con dos bebés. Suerte que Sam la cuidaba como es debido y estaba muy pendiente de ella. Cuando dije que Alex y Sam tendrían un niño y una niña, Kara y yo nos alegramos. Sobre todo Kara.
Como siempre, Sam se estaba encargando de grabar todos estos momentos. Nadie había perdido la esperanza de que Kara recuperase la vista. Aunque no parecía presentar ninguna mejoría. Pero tampoco ningún empeoramiento, lo cual era bueno.
Luego fue mi turno. Lucy empezó a echar el líquido sobre mi vientre y Kara cogió mi mano con una de las suyas, mientras dejaba la otra a un lado de mi vientre. Me partía el corazón que no pudiera ver estas cosas. Eran los únicos momentos en los que podía decir que Kara era realmente feliz. Con sonrisas sinceras, y no fingidas para aparentar que todo estaba bien.
Lucy nos dijo que nuestro bebé sería un niño, algo que nos alegró. Aunque lo cierto era que ninguna de las dos teníamos preferencias. Sólo queríamos que viniera bien y sin problemas.
Al día siguiente, veinticinco de Enero, volví un poco antes a casa. No me encontraba demasiado bien. Me dolía muchísimo la cabeza y había vomitado un par de veces. Además, el bebé empezaba a moverse y a girar.
Dejé las cosas en el salón y vi a Eliza jugando con Katie en el jardín. Me dirigí hacia allí.
-Katie: ¡Mamáaaa! – gritó, corriendo hacia mí.
-Lena: Hola, cielo... ¿Dónde está mami? Hola Eliza...
-Eliza: Has vuelto pronto, ¿Estás bien?
-Lena: Con algunas molestias y dolor de cabeza. He venido a costarme un rato. ¿Dónde está Kara?
-Eliza: En vuestro cuarto, con Winn.
-Lena: Vale, gracias... Katie sigue jugando con la abuela, cariño- dije dirigiéndome hacia el cuarto. Me detuve de golpe poco antes de llegar al escuchar una rara conversación.
-Kara: Winn, para, espera...
-Winn: ¿De verdad quieres parar ahora....?
-Kara: Winn, por ahí no es...
-Winn: Claro que es por ahí. ¿Es que te crees que no sé por dónde hay que meterla?
-Kara: Winn, no sé quién de los dos está más ciego, si tú o yo... Pero podría apostar que tú. Ciega y todo puedo notar que lo estás metiendo en el agujero equivocado, no es por ahí... A ver, sácalo...
-Winn: Espera, se ha atascado... Creo que tenías razón, ese agujero no es lo bastante grande como para que quepa todo eso por ahí.
-Kara: Ya te lo he dicho.... Pero no me haces caso... A ver, déjame que lo intente yo...
-Winn: Sí, claro, si yo no he sido capaz de meterla en el agujero correcto, vas a poder tú.
-Kara: No creo que sea tan difícil...
Ya no podía aguantar más. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Kara y Winn? No podía ser... Abrí la puerta, furiosa, y entré gritando.
-Lena: ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡Me parece increíble que hagáis esto en....! – me callé de golpe, mirándoles. Kara estaba sentada en la silla junto a la cama y Winn arrodillado a su lado. Tenían un muñeco entre las manos y ambos intentaban meter la cabeza del muñeco por una pierna del pantalón de su trajecito.
-Kara: Lena, amor... Hola... - dijo sonriéndome.
-Winn: Ho... Hola, Lena...
-Lena: ¿Se puede saber qué hacéis?
-Winn: Pues...
-Kara: Se supone que no debías ver esto... - suspiró – Le pedí a Winn que me trajera un muñeco de esos que hacen caca para practicar.
-Lena: ¿Practicar qué?
-Kara: Bueno... Quería poder ayudarte a cambiar el pañal de nuestro hijo y a vestirlo... Pero no sé yo... ¿No es el agujero correcto, verdad?
-Lena: Pues no... Intentáis meterle la cabeza por una pierna del pantalón... A ver Kara, de ti es algo normal, pero Winn... ¡¿Es que no lo ves, cielo?!
-Winn: No es culpa mía... Kara ha empezado cosas y a metérselas por la cabeza al muñeco... Yo ya me lié con tanta cosa.
-Lena: Ya veo.... – dije, mirando el montón de ropita de bebé que había al lado de ellos, en el suelo. - ¿Y cómo ha ido ese cambio de pañal?
-Winn: ¿Un consejo? Plastifica todo cuando Kara vaya a cambiarle y ponte un traje de esos de papel de cuerpo entero, te hará falta.
-Kara: No exageres...
-Winn: ¿Que no exagere? Lena, da gracias a que esa... caca es de mentira, sino, ahora mismo estaría en urgencias por intoxicación. Kara limpió esa caca con mi chaqueta, luego se limpió las manos en mi pelo... y si ese bebé tuviera diarrea... mejor no quiero ni pensarlo... - se levantó y vino hacia a mí – Ni se te ocurra dejarla bañar a vuestro hijo... Es capaz de ahogarle metiéndole la esponja en la boca. Y comer tampoco, no, no la dejes... Podría acabar tomándose el biberón por el oído...
-Lena: Winn, para... - dije al ver a Kara.
-Winn: ¿Qué...? – se volvió a mirarla. – Eh, Kara, sabes que estoy bromeando, ¿verdad? – dijo arrodillándose frente a ella y cogiendo sus manos – Kara, lo siento... Soy un maldito bocazas... Siempre la cago...
-Kara: No pasa nada, Winn... Tienes razón. Quizás deba dejar que Lena se ocupe sola del bebé. O dejar que mi madre la ayude... - dijo, tirando el muñeco sobre la cama.
-Winn: Kara... Joder, me siento fatal. No quería...
-Lena: Kara sabe que bromeas Winn... - dije – No te preocupes. ¿Nos dejas un rato a solas?
-Winn: Sí, claro... Lo siento, Lena, no quería... - dijo, realmente afectado al pasar por mi lado.
-Lena: Tranquilo.... – le vi salir y me acerqué a Kara – Cariño...
-Kara: No, Lena... Winn tiene razón. Soy una inútil, no podré ayudarte con nuestro hijo, no...
-Lena: Claro que podrás... - dije agachándome frente a ella - ¿Cuánto tiempo llevas practicando con ese muñeco?
-Kara: Dos horas, pero...
-Lena: Pero nada. Cariño, aún tienes cuatro meses más para seguir intentándolo y mejorando. Yo te ayudaré. Y Winn también lo hará. Parecía divertirse mucho... - dije sonriéndola – Lo estás haciendo muy bien, Kara. Le estás poniendo ganas, interés... y es lo que importa. Estoy muy orgullosa de ti, mi vida...
-Kara: ¿Lo estás? – preguntó llorando.
-Lena: Claro que sí... Ven aquí... - dije abrazándola y acariciando su pelo.
-Kara: Has vuelto pronto... - dijo poco después - ¿Estás bien?
-Lena: Me duele un poco... Bueno, bastante... La cabeza – No iba a mentirle. No, viendo todo el esfuerzo que ella estaba haciendo. Merecía que fuera sincera con ella en todo, hasta en lo más absurdo – Vomité un par de veces y decidí venirme a casa.
-Kara: Entonces túmbate, amor... ¿te traigo algo?
-Lena: No hace falta... Espera – dije, recogiendo toda la ropita del suelo y dejándola a un lado. Después, me tumbé en la cama - ¿Te tumbas conmigo un rato?
-Kara: Sí... - dijo subiendo a la cama.
-Lena: ¿Lo ves...? – dije acariciando su mejilla – Igual que has conseguido aprender a subir y bajar de la cama sola, a ducharte... aprenderás a cambiar un pañal y a vestir a nuestro bebé...
-Kara: ¿Tú crees...? – dijo, poniéndose de lado con un poco de esfuerzo y acariciando mi vientre.
-Lena: Claro que sí...
-Kara: Gracias amor... - dijo besándome. Luego vi que agachaba la cabeza hacia mi vientre. – No le des mucha guerra a mamá, déjala descansar un poco, cariño... - Luego volvió a levantar su cabeza hacia mí – Intenta dormir un poco, amor...
-Lena: Sí...- dije, intentando acomodarme. Ahora, era yo la que encontraba cómoda la misma postura que Kara adoptaba durante su embarazo. Ahora era yo la que estaba cómoda tumbada de lado, con mi cabeza apoyada sobre el pecho de Kara, escuchando los latidos de su corazón hasta que me quedaba profundamente dormida, mientras Kara pasaba un brazo por detrás de mí y acariciaba mi brazo o mi pelo muy despacio y con movimientos suaves y relajantes.
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