32-Nuevos proyectos
con un poquito de retraso, pero más vale tarde que nunca.
Yo digo lo de siempre. Si os gusta votar, comentar y esas cosas.
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LENA
La mañana siguiente, al despertar, bajé a hacer el desayuno. Quería recuperar mi rutina lo antes posible. Y nada mejor que empezar preparando mi desayuno y el de Kara. Preparé el café, el zumo de naranja, y algunas tostadas.
-Kara: Hola amor... - dijo abrazándome por detrás y besándome cuando bajó – Qué bien huele...
-Lena: Hola, ojitos azules... ¿Katie sigue durmiendo?
-Kara: Sí... ¿Dormiste bien? – me preguntó.
-Lena: Sí... Echaba de menos nuestra cama. Y a ti...
-Kara: Lo sé... - dijo cogiendo mi mano y mirándome fijamente.- Lena, yo... ¿Estás bien...? Me refiero... Sé que no has debido pasarlo nada bien en ese lugar. La... paliza que te dieron es muestra de ello... Si quieres hablar de algo, sabes que puedes contármelo, ¿verdad? O puedo pedirle a Nia que hable contigo, que te ayude... Me quedaría más tranquila...
La miré. No, no estaba bien. Y no quería preocuparla. Pero ahí estaba ella, cogiendo mi mano, apoyándome, cuando ella también había pasado por algo horrible para demostrar mi inocencia. Merecía que se lo contase todo. Pero primero, desayunaríamos.
-Lena: Te contaré lo que quieras... ¿Pero podemos desayunar primero? Me muero de hambre... dije, tendiéndole sus tostadas ya untadas, como siempre.
-Kara: Claro... - dijo sonriéndome de nuevo.
Desayunamos tranquilamente. Quedaba una tostada y vi que la mano de Kara se extendía hacia ella. Clavé el tenedor en la mesa, muy cerca de la mano de Kara. Ella me miró.
-Lena: Es mía... - dije.
-Kara: Lo sé, amor... Sólo quería coger algo más de zumo... - dijo, intentando no parecer asustada. Aunque sus ojos me decían que estaba aterrada.
-Lena: Lo siento... - dije de pronto. Cogí su rostro entre mis manos y la besé- Perdóname, Kara... Es que... Bueno, allí si no eras rápida, las demás presas te quitaban la comida. O te la tiraban al suelo, te escupían en ella y luego hacían que te la comieras. Era tan...
-Kara: Tranquila... - dijo cogiendo ella mi rostro entre sus manos esta vez – Amor, estás en casa. Aquí no va a pasarte nada de eso, ¿vale?
-Lena: Lo siento...
-Kara: Toma... - dijo, untando la tostada con mermelada y tendiéndomela – Toda suya, señora Luthor... - le di un mordisco y Kara me besó, lamiéndose los labios después- Creo que así me gusta más....
Cuando terminamos de desayunar, vi a Kara levantarse y dirigirse al baño. De nuevo, mi instinto me hizo levantarme, casi tirando la silla y correr hacia allí también. Por el camino, atropellé a Kara, empujándola contra la pared, haciendo que se golpease. Llegué a la ducha y abrí rápidamente el agua caliente, tocándola con la mano.
Kara estaba tardando, así que me asomé a ver qué pasaba y la vi apoyada en la pared, frotándose el brazo. Cerré la ducha y fui hasta ella.
-Lena: Kara, cielo... Yo...
-Kara: No pasa nada...
-Lena: Sí, sí que pasa... Me estoy portando como una imbécil y...
-Kara: Eh... tranquila, amor... - dijo acariciando mi mejilla - ¿Tantas ganas tenías de hacer pis? – bromeó.
-Lena: No, no es eso.... – agaché la cabeza- Las demás se encargaban de dejarme la última y de haber gastado todo el agua caliente antes. Me tocaba ducharme con agua helada...
-Kara: Lena... - dijo, cogiéndome de la barbilla con suavidad y haciendo que la mirase – Lo sé, amor... Has pasado por algo horrible. E insisto, quizás deberías hablar con Nia... - ¿Quieres que la llame?
-Lena: No quiero molestarla...
-Kara: Lo hará encantada... Y por cierto... Uno, no iba al baño, iba a despertar a Katie. Dos, aquí tenemos agua caliente suficiente como para que se duche todo National City y medio país más, seguro. Tercero. Estás en casa, amor. Aquí no tienes que pelear con nadie. Ni por la comida, ni por el baño... ni por...
-Lena: Hablaré con Nia... - dije – Pero quiero que tú estés conmigo...
-Kara: Por supuesto, amor... - dijo besándome – Ahora ve a ducharte, y duerme otro poco. Yo daré el desayuno a Katie y recogeré la cocina. Luego llamaré a Nia para pedirle que venga esta misma tarde.
-Lena: Gracias, ojitos azules...
La besé y fui al baño. Me desnudé y me metí en la ducha, tras cubrirme bien la escayola para que no se mojara, aprovechando los treinta segundos de agua caliente que tendría. Pero cuando esos treinta segundos se convirtieron en treinta minutos, me relajé. Kara tenía razón, estaba en casa. No había pasado un tiempo excesivamente largo en la cárcel, pero fue el suficiente para dejarme algo traumatizada por la experiencia. Necesitaba ayuda, y Nia era una gran opción...
Bajé de nuevo, y, de camino a la cocina, vi a Kara en el salón, jugando con Katie. Kara intentaba que Katie metiera unas piezas de plástico de diferentes formas y colores en sus agujeros correspondientes.
-Kara: No, cariño, ese no es ahí... ¿No ves que no cabe? Por más que lo empujes, no va a entrar... Katie, no... Au – dijo, cuando una de las piezas impactó en su ojo.
-Lena: ¡Eh! ¡Eso no se le hace a mami, jovencita! – miré a Kara - ¿Estás bien?
-Kara: Sí...
-Lena: Pídele perdón a mami y dale un beso, vamos... - dije cogiendo a Katie en brazos, con cuidado de no hacerme daño en la muñeca.
-Katie: Pedón, mami... - dijo, besando a Kara en el ojo después. La bajé al suelo de nuevo.
-Lena: Sigue jugando... - me giré hacia Kara- Déjame ver ese ojo....-Dije, mirándolo con cuidado. –No parece grave...
-Kara: ¿Segura...? Creo que me ha dejado ciega. ¿Puedes besarme tú también, a ver si funciona? – bromeó.
-Lena: Claro... - dije besando su ojo y luego sus labios, su cuello... - ¿Y bien...?
-Kara: No estoy segura... - jadeó.
-Lena: Habrá que hacer una revisión más a fondo... - dije metiendo las manos por debajo de su camiseta y acariciando sus pechos mientras la empujaba sobre el sofá y me tumbaba sobre ella.
-Kara: Sí, doctora Luthor...
-Katie: Mamá... Pueta... - dijo tirando del pantalón de mi pijama.
-Lena: ¿Qué has dicho..? –pregunté, mirándola.
-Kara: Puerta.. Ha dicho puerta, están llamando al timbre, amor...
-Lena: Ah, vale, ya voy yo... - dije mordisqueando el labio inferior de Kara y levantándome. Mientras iba a abrir, ella se colocó bien la camiseta. – Sam...
-Sam: ¿Interrumpo? – dijo, entrando mientras se tapaba los ojos con una mano - ¿Estáis presentables?
-Kara: Con pelos de bruja, pero sí...
-Sam: Bien... - dijo apartando la mano de sus ojos- He traído las cosas de la celda de Lena. Me las dieron dos días después de que salieras, pero he estado bastante liada y no me acordé de traer, ten... - dijo dándome la bolsa. La miré. Los libros que me llevó Kara, las fotos suyas y de Katie... Y mi anillo de boda.
-Lena: Gracias...
-Sam: De nada. Yo me voy, os dejo que sigáis haciendo lo que fuera que estuvierais haciendo...
-Lena: Adiós Sam... - dije cerrando cuando se fue. – Por fin... Creí que no se iría nunca.
-Kara: No ha estado ni dos minutos, amor... - dijo, riéndose. Me encantaba oírla reír.
-Lena: Han sido ni dos minutos muy largos...
-Kara: Escucha, amor... ¿Por qué no juegas un rato con Katie? Un par de horas, así puedo estudiar. Luego nos vamos las tres al parque y a comer fuera. ¿te parece bien?
-Lena: ¿Vas a estudiar ahora? – dije, haciendo un puchero.
-Kara: No pienso traumatizar a nuestra hija haciendo cochinadas delante de ella...
-Lena: Dos horas...
-Kara: Ni un minuto más.
Kara volvió al salón dos horas y media después.
-Lena: Dijiste dos horas... - dije, cruzada de brazos.
-Kara: Y así ha sido. La otra media hora la he invertido en ducharme, vestirme y hacer la cama... Y tú aún ni te has cambiado. Anda, ve. Tienes quince minutos.
Quince minutos después, estaba abajo, lista para salir con mis dos amores por ahí. Fuimos al parque, comimos en mi restaurante favorito... Y a las seis, estábamos en casa. Diez minutos después, llamaron a la puerta y Kara abrió.
-Kara: Nia, Winn... Hola.
-Nia: Hola Kara.. Lena... - dijo abrazándome- Me alegro de verte en casa...
-Winn: ¡Ey, Terminator, hola...! – dijo abrazándome . Le devolví el abrazó, riendo.
-Nia: ¿Qué era eso tan importante que teníais que contarme? No me dijiste nada por teléfono – dijo, mirando a Kara.
-Kara: Lena necesita de tu ayuda. Su paso por la cárcel la ha dejado un poco...
-Lena: Traumatizada. Kara cree que tú podrías ayudarme.
-Nia: Claro... ¿Quieres empezar ahora?
-Lena: Sí...
-Winn: Vale, Katie y yo nos vamos a su cuarto a jugar mientras las mayores hablan. Vemos Katie, los niños sobramos aquí – dijo, besándome en la mejilla – Me alegro de tenerte de vuelta...
Le sonreí mientras se alejaba.
Dos horas después, estaba llorando sobre el pecho de Kara mientras ella me abrazaba y acariciaba mi espalda. Nia tenía cogida mi mano y acariciaba mi mejilla.
-Nia: Lo has hecho muy bien, Lena... Pero con lo de hoy no bastará. Tendremos que repetirlo un par de veces más. No tienes un trauma enorme, pero necesitas sacarlo fuera y tratar de olvidarlo, ¿vale? Estoy segura de que Kara estará dispuesta a escucharte siempre que lo necesites. Habla con ella, dile lo que tengas que decir... - miró a Kara – Kara, tendrás que ser paciente...
-Kara: Lo seré...
-Lena: Ya lo es....
Ese día, volvimos a acostarnos pronto. La verdad es que Kara tuvo mucha paciencia conmigo ese día. No me gritó, no se quejó... Al contrario, cada vez que yo reaccionaba de manera exagerada, ella se acercaba a mí y me abrazaba, me besaba o me decía alguna cosa para tranquilizarme.
El resto de la semana fue un ir y venir de gente. Alex y Sam, mis padres, mi hermano y Lana, Nia y Winn...
En parte lo agradecía, ya que yo no podía manejarme bien con algunas cosas con la mano escayolada. Kara estaba mejor de su golpe en la espalda, aún lo tenía amoratado, pero no le dolía. Pero necesitaba estudiar y, que alguien se ocupase de Katie por uno rato, le venía muy bien.
En esa semana, Kara me sorprendió con un nuevo retrato que había pintado. Me dijo que era su regalo de bodas y que quería dármelo tras la ceremonia, pero no lo llevaron a Los ángeles. Debía reconocer que Kara tenía realmente magia en las manos. Ya fuese para cocinar, pintar, sacar fotografías o en la cama.
Yo no tenía nada para ella y me sentí horriblemente mal. Así que llamé y pedí que trajeran la moto que le regaló su padre. Quise devolvérsela poco después de que naciera Katie. Pero con el secuestro, el tiempo en coma y demás, me olvidé por completo. Igual que Kara.
Cuando se la enseñé, no pude contener las lágrimas al ver su cara. Parecía una niña pequeña a la que le acababan de regalar el perrito que tanto deseaba. Sus ojos brillaban, tenía una sonrisa que se le salía del rostro... Y dejó sordo a todo el edificio del grito que dio al verla.
-Kara: Gracias amor... - dijo besándome. – Te prometo que o montaré hasta que estés totalmente recuperada. Quiero que la primera vez que vuelva a montarla, sea contigo detrás, bien agarrada a mí.
La idea no me entusiasmaba. Odiaba esas máquinas infernales. Pero bueno, esa máquina asesina fue la que hizo que Kara y yo estuviésemos ahora casadas. Esa cosa hizo que yo dejase de ser una desconocida que decidió comprarle unas fotografías a una chica joven, estudiante, embarazada y con un novio que era un...
-Lena: Claro, cariño... - dije sonriéndola.
KARA
La primera semana de Lena en casa fue una montaña de emociones: Miedo, tristeza, rabia...
El primer día, Lena estaba realmente mal. Peleaba por la comida o la ducha conmigo, como si aún estuviese en la cárcel.
Intenté entender por lo que estaba pasando y fui todo lo comprensiva que pude con ella. Traté de calmarla, le aconsejé que hablase con Nia...
Ella aceptó y quiso que estuviera presente cuando hablase con ella. Fueron dos horas eternas. Lena lloraba mientras yo la abrazaba.
Hacía todo lo que podía por ella, y aun así, tenía la sensación de que no estaba haciendo lo suficiente. Salía con ella a pasear, la dejaba ocupándose de Katie mientras yo estudiaba. Quería que recuperase el tiempo perdido con ella. Que Katie viera que su mamá la seguía queriendo.
Uno de esos días, para animarla un poco, le di el retrato que le había hecho como regalo de bodas. Era como un recordatorio del primero que le regalé por su cumpleaños. Ella, también me hizo uno de los mejores regalos de mi vida. Algo de lo que no había vuelto a acordarme para nada. Y, juro por dios, que Lena es la única que podría hacer que me olvidase de ello de esa manera. Mi moto... La moto que mi padre me regaló. Uno de mis mayores tesoros.
El resto de los días, no hacíamos más que recibir visitas. Por una parte, lo odiaba. Quería a Lena para mí sola todo el tiempo posible. Por otro lado, lo agradecía. Ella estaba acompañada, entretenida, y yo podía aprovechar para estudiar.
-Kara: Amor... - le dije una mañana, después de desayunar – He estado pensando... y... Bueno, si no quieres, no pasa nada, ¿vale? Lo entiendo... - dije cogiendo su mano – Quiero que volvamos a Los Ángeles, a la playa, tú con tu vestido de novia, yo con mi traje, Katie con el suyo... Y con nuestras familias y amigos. Un día, sólo un día. Lo suficiente para sacar las fotos que no pudimos sacar aquél día. Para tener el recuerdo que deberíamos haber tenido...
-Lena: Me parece bien, cariño...
-Kara: Bien, ¿el día quince, en una semana?
-Lena: Perfecto...
-Kara: Bien... - dije besándola.
El día quince, volvimos todos a la playa. Puede que allí se nos viniera el mundo encima hacía unas semanas. Pero el recuerdo de la primera vez que Lena y yo os dijimos que os amábamos en aquél lugar, era más poderoso que de cualquier tragedia que se hubiese desarrollado allí.
Contratamos a un buen fotógrafo que sacó unas fotos increíbles. Y yo también hice algunas.
Decidimos que al día siguiente saldríamos hacia nuestra luna de miel, con Katie.
Esa noche, aún en la playa, vi a Lena acercarse. Winn iba detrás, con una enorme caja que dejó en el suelo. Lena aún tenía la escayola y no podía cargar peso.
-Lena: La moto era un regalo atrasado que te debía. Este es mi reglo de bodas para ti, cariño. Ábrelo.
Dejé a Katie en el suelo y me agaché a abrir la caja.
-Kara: No puede ser... -dije al ver su contenido. Eran las cámaras que vendí intentando conseguir el dinero para ayudar a Lena – Amor, ¿cómo...?
-Lena: Vi el cuaderno donde habías apuntado el modelo de cámara, su número de serie, a quién se lo habías vendido y por cuánto. Supuse que era porque querrías recuperarlas algún día. Le pedí ayuda a Winn para que localizase a los compradores y se informase de los precios. Vi que habías vendido algunas muy por debajo de su valor, seguro por desesperación. Dudo que pudieran engañarte en algo así. Así que les ofrecí el precio que deberían haber pagado ellos y las recuperé.
-Kara: ¿En una semana?
-Lena: Winn trabaja rápido – me dijo, sonriendo.
Me levanté y rodeé su cuello con mis brazos, besándola con fuerza. Poniendo toda mi alma y mi corazón en ese beso. Lena era increíble.
Al día siguiente, tras despedirnos de todos por la mañana temprano, salimos hacia nuestro destino. Lena se negó a decirme dónde íbamos. Cuando llegamos y vi dónde estábamos, me quedé con la boca abierta.
-Kara: ¿Hawái?
-Lena: Pensé que te gustaría. He alquilado una pequeña casita en una playa privada. Tiene vigilancia, así que no podrá acceder nadie sin nuestro permiso. La casa tenía algunos.. asistentes. Pero sé que no te gusta el lujo, y yo prefiero que estemos las tres solas, así que les pagué y les di vacaciones.
-Kara: Me muero por verlo... - dije, emocionada.
Cuando llegamos, casi me quedé sin aliento. Era mejor y más bonito de lo que pude imaginar. La "pequeña casita" parecía una mini mansión. Era la mitad de la casa de los padres de Lena, pero seguía siendo enorme. Una enorme playa se extendía a ambos lados de la casa y estaba rodeada de rocas y palmeras, bien resguardada. N siquiera podía verse desde la carretera o el camino que conducía hacia ella. De repente, sin más, te la encontrabas ahí, imponente.
Dejamos las maletas, comimos algo, dormimos un rato, ayudé a Lena a cubrirse bien la escayola, y fuimos a jugar con Katie en la arena. Le había comprado un cubo, con una pala, un rastrillo y un montón de moldes para hacer figuritas de arena. Estuvimos casi tres horas , hasta que empezó anochecer. Entramos en la casa, dimos de cenar a Katie, la acostamos, nos duchamos y caímos rendidas poco después.
Lena quería pasar allí todo un mes, pero no iba a poder ser. En poco más de dos semanas sería mi cumpleaños, y quería celebrarlo con toda mi familia, y con Winn y Nia. Además, una semana después de eso, tendría que enfrentarme a mis últimos exámenes y terminar de una vez la dichosa carrera. Además, Lana estaría en su octavo mes de embarazo y quería que Lena estuviese allí por si e bebé se adelantaba o algo.
Así que pasamos allí dos semanas. Dos emanas maravillosas. Salíamos a pasear, jugábamos con Katie, que se lo pasaba en grande haciendo figuritas de arena para luego aplastarlas de un pisotón, o corriendo detrás de algún pobre cangrejo, que huía despavorido cuando Katie le pegaba un golpetazo con la pala. También la intentamos enseñar a nadar. Lena le había comprado unos manguitos de color naranja fosforito que se veía a kilómetros y que eran casi más grandes que Katie. Estaba monísima con ellos. Fuimos a un par de fiestas nocturnas... Me había llevado los comunicadores de cuanto Katie era un bebé, así, mientras ella dormía su siesta, o por las noches, Lena y yo aprovechábamos para hacer el amor en la cama, en la arena, en el agua... Gracias a los comunicadores, sabríamos si Katie se despertaba, pero acababa tan agotada, que dormía sus siestas y todas las noches de un tirón.
Hicimos miles de fotos, compramos cientos de regalos y hablamos.
Hablamos del posible futuro hermanito de Katie. Lena quería empezar el tratamiento cuando volviéramos a National City. Quería ser ella quien se quedase embarazada esta vez. Y, aunque yo no podía dejar de sonreír al imaginar a Lena, con una preciosa barriguita, llevando a nuestro hijo o hija en su vientre... Me daba miedo que le trajese malos recuerdos a Lena y ella acabase sufriendo. Pero ella estaba decidida y, pasara lo que pasara, con malos recuerdos o sin ellos, yo iba a estar ahí con ella, apoyándola, cuidándola y queriéndola más que nunca.
El día treinta de agosto, regresamos a casa.
Al día siguiente, le quitaron a Lena la escayola. Me alegraba verla por fin sin ella. Cada vez que la veía, me invadía la rabia. Aunque le había hecho un montón de dibujos para que no se viese tan "sosa". Faltaban sólo cuatro días para mi cumpleaños. Esa tarde recibimos la visita de Alex y Sam, que parecían impacientes por hablar con Lena.
-Kara: ¿Tantas ganas teníais de vernos que no podíais esperar a mañana? – pregunté, cuando entraron en casa.
-Alex: Nos has pillado. Os echábamos de menos... - dijo abrazándome.
-Lena: ¿Qué ocurre? ¿Qué era eso tan importante? – dijo, mientras me abrazaba por detrás.
-Sam: Mejor vamos a sentarnos... - dijo.
Nos sentamos y Alex nos miró.
-Alex: Sam y yo queremos tener un bebé.
-Kara: ¡¿En serio?! ¡Eso es genial, Alex!
-Lena: Y supongo que queréis que os ayude con el tratamiento y el embarazo.
-Sam: Supones bien... Hemos estado mirando otras clínicas, pero la tuya es la que tiene el porcentaje más alto de éxito.
-Alex: Sabemos que tus precios son altos, pero pagaremos lo que sea, Lena.
-Lena: ¿Quién de las dos se someterá al tratamiento?
-Alex: Yo.
-Lena: Bien... - Me miró – Os costará...
-Kara: Lena... - dije.
-Lena: Qué demonios, no os costará nada. – se rió - Tomadlo como un regalo por ayudarnos con todo lo de James.
-Alex: ¡Gracias cuñada! – dijo abrazándola.
-Lena: Además, Kara sería capaz de matarme si os cobro.
-Kara: Eso ni lo dudes, amor... - dije mirándola.
-Lena: ¿Cuándo queréis empezar?
-Sam: Lo antes posible...
-Lena: De acuerdo... Pensaba volver a la clínica tras el cumpleaños de Kara. Así que, ¿qué os parece el día seis de Septiembre?
-Alex: En seis días... ¿lo dices en serio?
-Lena: Por supuesto... Y yo empezaré con el mío.
-Sam: ¿El tuyo...?
-Kara: Sí. Lena y yo queremos darle un hermanito a Katie... - dije, rodeando la cintura de Lena con el brazo y pegándola más a mí.
-Alex: ¡Eso es estupendo! ¿Entonces, va a ser Lena esta vez quien se quede embarazada?
-Kara: Sí. Es lo que quiere.
-Sam: Pues ahora te tocará a ti cuidar de ella.
-Kara: Por supuesto... ¿acaso dudas de que cuide a mi mujer, Sam? Estará como una reina.
-Lena: Eso no lo dudo, cariño... - dijo besándome.
-Sam: Bien, el día seis entonces... El lunes.
-Lena: El lunes. Sólo una cosa, Alex. Si quieres tener ese bebé, deberías dejar el trabajo un tiempo.
-Alex: No puedo dejarlo ahora, Lena. –suspiró, mirando a Sam – No debería deciros esto... Pero creemos que James o trabajaba solo y podría haber alguien más detrás. Seguimos investigando sobre ello, pero...
-Kara: ¿Alguien más? ¿Quién?
-Alex: No lo sabemos. Y James se niega a darnos un nombre.
-Lena: Entiendo... ¿Y sería posible que durante tu embarazo te quedases haciendo tu investigación en las oficinas? Quiero decir... No querría que os pasara algo a ti o a tu bebé, Alex. Es algo que deberías considerar. No te dedicas a preparar pasteles, tu trabajo es peligroso. Y si os pasara algo a ti o al bebé... Kara ya a ha sufrido bastante. No quiero que sufra más.
-Kara: Lena, eso es algo que Alex debe decidir por sí misma, amor, no puedes obligarla a...
-Alex: No me obliga a nada. Y tiene razón, Kara. Además, llegará un punto en el que no podré correr detrás de nadie y tendré que hacer trabajo de oficina. Sólo lo adelanto unos meses. Además, estuve planteándome dejar mi trabajo. Después de lo de James, prometí que si Lena no salía de la cárcel en cierto tiempo, lo dejaría. Me decepcioné mucho al ver que tanto la policía de Los Ángeles como la de National city habían sido tan fáciles de sobornar. Quizás cumpla mi promesa y lo deje cuando resolvamos todo esto de una vez por todas.
-Kara: Pero te encanta tu trabajo, Alex – dije sorprendida.
-Alex: Sí, pero me gusta más mi familia. Tú, mamá, Lena, Katie, Sam, Ruby... y nuestro bebé. No quiero que me maten ahora, Kara.
-Lena: Si quieres un nuevo trabajo, podría darte un puesto en la clínica.
-Sam: ¿Lo harías?
-Lena: Bueno, En todo este tiempo, hemos estado ampliando la clínica con más quirófanos, más consultas... Alex podría ocupar una de ellas.
-Alex: Pero hace mucho que no...
-Lena: Sólo necesitas ponerte al día. Y puedo ayudarte con eso...
-Alex: Me parece bien...
-Kara: ¡Y a mí! – dije abrazando a Alex- Genial, si sale bien, seré mamá y tía casi al mismo tiempo....
-Lena: Perdonad... – dijo levantándose cuando su teléfono empezó a sonar - ¿Sí...? ¡Cuánto tiempo, ¿cómo estás...? Vaya, lo siento... ¿De verdad? Sí, claro que aún es tuyo el puesto... ¿podrías empezar el lunes? Genial, nos vemos entonces... - dijo colgando y volviendo con nosotras – Era Eve... ¿te acuerdas de ella?
-Kara: Sí, claro.
-Lena: Parece que las cosas no le han ido bien con ese chico con el que estaba y vuelve a National City.
-Sam: ¿Quién es Eve?
-Kara: La antigua secretaria de Lena.
-Lena: Se fue fuera a estudiar durante un año y le prometí un puesto en los laboratorios cuando volviese. Está más que capacitada para ello. Y me alegra tenerla en mi equipo de investigación. –Me abrazó – Las cosas se van arreglando...
-Kara: Sí. Espero que mejoren aún más – dije, acariciando su vientre, ahora vacío, pero con nuestro hijo creciendo en su interior dentro de poco.
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