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20-Situación inesperada

Siiiii, hoy tenéis capítulo!!! a ver qué os parece.

Comentarios, comentarios, y votos, muchos votos jajajaja


P.D: Sabía qu ela mayoría no leería cuando el dependiente le explica a Kara las caracterísitcas de su nueva cámara, ¿pero a que queda  de miedo y parece que sé del tema? Pues ni puñetera idea, oigan. jajjaj

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KARA

Los días iban pasando. Faltaban menos de seis semanas para tener a mi hija en brazos. Y yo cada día estaba más nerviosa, aunque intentaba que no se notase demasiado. No quería que Lena se preocupase. Ese tiempo lo pasé de compras con mi madre y Lillian, con Alex y Sam, con Winn y Nia. Winn quería comprarle un carro con forma de avión. Menos mal que le quité la idea de la cabeza cuando vio el que teníamos en casa.

También habíamos acordado tener una cena familiar todos los viernes con Lillian, Lionel, Lex, Lana, mi madre, Alex, Sam y Ruby. E incluso Nia y Winn. Después de todo, eran como mis hermanos.

Yo había pintado y decorado el cuarto de mi hija. Y Alex, Lena, Winn, Nia, Sam y Ruby se habían encargado de montar la cuna, el armario, guardar la ropa, y dejarlo todo listo para cuando la bebé naciera.

Lena nos había apuntado a clases preparto y venía a todas, sin importarle tener que cancelar citas o reuniones. También venía conmigo a dar largos paseos que yo aprovechaba para sacar algunas fotos. El dueño de la galería había llamado a Lena y le dijo que quería organizar una nueva exposición, si es que tenía nuevo material para ella. Y claro que tenía. Demasiado. Nuevo y viejo.

Tuve que dejar la universidad. Con todo el jaleo cuando me fui a Los Ángeles y el de después, no tenía tiempo para las clases. Y tampoco me encontraba lo bastante bien como para ir. A veces me dolía tanto la cabeza que tenía que pasarme horas tumbada en la cama. Como siempre, Lena se quedaba a mi lado y se ocupaba de que no me faltase de nada. Incluso había pedido una excedencia de un año en el servicio de urgencias para poder pasar los fines de semana conmigo. Algo que yo agradecía.

Habían pasado cuatro de esas seis semanas. Me sentía agotada, no paraba de ir al baño, mis pechos no dejaban de mancharme la ropa con pequeñas pérdidas de leche, apenas podía dormir... Por las mañanas parecía un auténtico Zombie.

Esa noche nos fuimos temprano a dormir. Lena tenía una reunión muy importante al día siguiente y tenía que levantarse muy temprano. Como siempre, me dormí abrazada a ella.

Dos horas después, sobre las doce de la noche, un fuerte dolor me despertó. Pensé que eran esas contracciones "de entrenamiento" como las llamaba Lena que había estado teniendo las últimas semanas. Pero esta vez eran algo diferentes. Cambié de postura, a ver si se pasaba. Normalmente, eso solía funcionar. Pero esta vez no. Miré a Lena. No quería despertarla. Me levanté despacio y fui al baño, luego al salón, di varios paseos por la casa... pero el dolor no pasaba. Intenté calmarme. Las últimas semanas, Lena me había estado explicando cómo sería el parto y demás. Así que, ahora mismo, sabía que, si esto eran contracciones de parto, pasarían al menos entre ocho y doce horas, o puede que más, antes de que mi hija naciera. Entonces dejaría que Lena descansara, fuera a su reunión y luego le diría de ir al hospital. Pasé casi toda la noche despierta, apenas pude dormir un par de horas. Cuando Lena vino a despedirse, yo estaba tumbada en la cama, de espaldas a ella.

-Lena: Buenos días, ojitos azules... ¿quieres desayunar? Te he dejado el desayuno en la cocina...

-Kara: Ahora no, amor, quiero dormir un poco más.

-Lena: ¿Mala noche? Te he sentido levantarte varias veces...

-Kara: Sí, tenía ganas de hacer pis. ¿Ya te vas?

-Lena: Sí. Intentaré venir lo antes posible.

-Kara: Bien... - dije besándola – Te veo luego...

-Lena: Perfecto.

Cuando Lena se fue volví a levantarme. Llevaba ya seis horas así y el dolor era cada vez más fuerte. Me entretuve revisando algunas fotografías para la exposición, dando vueltas por la casa y revisando la bolsa del hospital para asegurarme de que tenía todo listo. Cerca de las Once de la mañana, volví al baño y llené la bañera, metiéndome dentro para intentar relajarme. Llevé el móvil conmigo para cronometrar el tiempo entre contracciones y la duración de las mismas.

Si tenía en cuenta lo que Lena me había explicado, y yo había prestado la atención suficiente, aún no era el momento.

Seguía metida en la bañera cuando tuve una contracción algo más dolorosa que las anteriores. Cogí el móvil para medirla y se me cayó dentro de la bañera.

-Kara: Mierda... - dije, buscándolo entre la espuma del jabón para sacarlo lo antes posible – No, no, no... ¿dónde estás...?

Tardé cerca de dos minutos en sacarlo del agua. Más o menos. Me dio tiempo a ver la hora y se apagó. Traté de encenderlo, pero no había manera. Mi móvil había muerto ahogado por mi imprudencia. El pánico me invadió. Si ni siquiera era capaz de rescatar un móvil del agua, ¿qué pasaría si me pasaba algo parecido bañando a mi hija?

-Kara: Vale, Kara, no pienses estupideces, céntrate.... – me dije a mí misma. Salí de la bañera y me puse una camisa larga de esas que se usan para ir a la playa. No quise ponerme ni ropa interior, ni unos pantalones. Así estaba más cómoda.

Cerca de las tres de la tarde no podía más. El dolor era terrible, las contracciones eran muy seguidas y duraban muchísimo. Y casi tenía la sensación de notar cómo mi hija bajaba por mi vagina y quería salir. Empezaba a sentir unas ganas terribles de empujar. Estaba de pie, con las manos apoyada en la cama, cuando escuché abrirse la puerta.

LENA

Las semanas fueron pasando. Notaba a Kara algo inquieta, aunque ella se empeñase en ocultarlo, pero yo sabía cómo hacer que se tranquilizara. Cuando estábamos en casa solía tumbarme con ella en el sofá, o en la cama. Ella se recostaba sobre mí y yo acariciaba su cuello y su brazo.

Cada viernes celebrábamos una cena familiar donde poco a poco todos se iban conociendo. A Kara se la veía feliz. Lo cierto es que no la había visto sonreír tanto desde que la conocí. Daba gusto verla. Esa, parecía la Kara de las fotos que yo quería conocer. La Kara alegre, divertida... Sus bromas con Alex, Winn y Nia, solían a hacer que todos nos partiéramos de risa. Incluso Lex participaba en algunas.

El dueño de la galería de arte quería hacer una nueva exposición con fotos de Kara, así que cuando podíamos, salíamos a pasear y Kara se pasaba horas haciendo fotos. Eso sí, era a mí a quien le tocaba cargar con las tres cámaras y todo el material que Kara usaba para sus fotografía. Y eso incluía trípodes, filtros, objetivos.... Aunque no me importaba. Verla disfrutar mientras sacaba esas fotografías, era suficiente recompensa para mí. A veces incluso se emperraba en hacerme fotografías a mí, o durante las cenas familiares... Kara pasó de no tocar una cámara desde hacía siglos, a no soltarlas, como si las tuviese pegadas a las manos. A veces, me la imaginaba dando a luz, y con una de esas cámaras sacando fotos de todo el proceso. Y me entraba la risa.

Habían pasado cuatro semanas. Esa noche, a las diez, estábamos en la cama. Tenía que levantarme a las seis y media para una reunión importante, y tenía que estar en la clínica a las siete y media para preparar todo lo necesario. Kara no paró de levantarse y moverse en toda la noche. Algo normal últimamente.

A la mañana siguiente me levanté, me duché, me vestí y preparé el desayuno. Me extrañó que Kara no bajase a desayunar así que fui a buscarla. La pobre estaba tan cansada, que no quiso bajar. Me acerqué a ella.

-Lena: Buenos días, ojitos azules... ¿quieres desayunar? Te he dejado el desayuno en la cocina...

-Kara: Ahora no, amor, quiero dormir un poco más.

-Lena: ¿Mala noche? Te he sentido levantarte varias veces...

-Kara: Sí, tenía ganas de hacer pis. ¿Ya te vas?

-Lena: Sí. Intentaré venir lo antes posible.

Kara me besó, cogí mis cosas y me fui. No sabía por qué, pero me sentía algo inquieta. Otra vez esa sensación de que algo iba a ocurrir. La última vez que me pasó eso, Mike había secuestrado a Kara. Pero Mike estaba en la cárcel. Le habían condenado a quince años, y no había posibilidad de que saliera antes de tiempo.

La reunión empezó a las ocho y media en punto. Había personal de la clínica, de los laboratorios, algunos inversores, proveedores, y consejeros. Se supone que no debería haber durado más de dos horas, pero se alargó hasta las dos y media de la tarde.

-Lena: ¿Tu mujer ha venido contigo?

-Desconocido: Sí.

-Lena: Podemos ir a comer por ahí. Así seguimos hablando más tranquilamente de esa inversión que quieres hacer en los laboratorios. Pasamos primero a recoger a mi novia y vamos a un restaurante que hay cerca de donde vivo.

-Desconocido: Me parece una buena idea. Ya tengo ganas de conocer a la mujer que ha provocado ese cambio en ti, Lena. Debe ser maravillosa.

-Lena: Lo es... Basta una sola sonrisa suya por las mañanas, para tenerme de buen humor por el resto del día.

-Desconocido: Voy a buscar a mi mujer y nos vemos abajo en cinco minutos.

-Lena: Bien...

Llamé a Kara para avisarla de que íbamos a recogerla para comer fuera, pero su teléfono no daba señal. Seguramente había vuelto a quedarse sin batería y lo tenía abandonado por algún rincón de la casa. O no se había acordado de encenderlo. Kara era un auténtico despiste andante algunas veces.

Cuando mis invitados se reunieron conmigo abajo, fuimos hasta mi apartamento. Yo fui en mi coche, y mi socio y su mujer iban detrás, en el suyo. Subimos y abrí la puerta.

-Lena: ¡¿Cariño?! ¡Ya estoy en casa! – grité, dejando las cosas sobre el sillón. No obtuve respuesta. -¡¿Kara?!

-Kara: ¡¿Lena?! – Escuché. El tono de Kara me indicó que algo no estaba bien, así que corrí al cuarto. Juraría que su voz venía de allí. Cuando la vi, estaba de pie, con las manos apoyadas en la cama y un buen charco debajo de ella

-Lena: Oh, Dios... Kara... - dije corriendo a su lado y tocando su vientre. - ¿Cuánto llevas así, cariño...?

-Kara: Desde anoche...

-Lena: ¿Desde anoche... Desde anoche cuándo?

-Kara: Medianoche...

-Lena: ¿Y no dijiste nada...?

-Kara: Tenías esa reunión tan importante que... - dijo, encogiéndose de dolor.

-Lena: Kara... Vale, túmbate, ¿puedes tumbarte...? – dije ayudándola - ¡CLARK!

-Kara: Duele muchísimo...

-Lena: Lo sé, cielo, tranquila – dije poniéndome delante de ella y mirando entre sus piernas. No había tiempo de ir al hospital. La cabeza estaba empezando a salir.

-Clark: ¿Qué ocurre Le... Kara?

-Kara: ¿Clark...? ¿Qué haces aquí?

-Lena: ¿Os conocéis?

-Clark: Es mi prima.... Kara... - dijo acercándose a ella- Ni siquiera sabía que estabas embarazada. ¿cuánto hace que no hablamos?

-Kara: Demasiado.... – sonrió, haciendo un gesto de dolor con una nueva contracción.

-Lena: Clark, no hay tiempo. La cabeza está saliendo...

-Clark: Déjame ver... Quédate con ella, yo me ocupo de esto... ¡Lois!

-Lois: ¿Qué pa...? ¿Kara?

-Kara: Hola...

-Clark: Lois, ve al coche y trae la bolsa que tengo allí.

-Lena: Tranquila, cielo... - dije, apoyando la cabeza de Kara en mi pecho y acariciando su pelo.

-Clark: Aguanta un poco.... No empujes hasta que yo te diga, ¿me oyes?

Lois volvió poco después.

-Lois: Lena, esta mujer estaba en la puerta, dice que es amiga tuya... - dijo, mientras le daba la bolsa a Clark.

-Diana: Anda, mira, a la mini aceituna se le está saliendo el relleno...

-Kara: ¡¿Qué hace ella aquí?!

-Lena: Yo me pregunto lo mismo. Lárgate, Diana.

-Diana: No pienso irme sin ti, cariño.

-Kara: ¡Fuera de mi casa! ¡ Oh, jodeeeeer!

-Lena: Tranquila, cariño...

Diana se acercó, con la intención de besarme, y yo la aparté como pude, sin soltar a Kara.

-Diana: ¿En serio la prefieres a ella?

-Lena: Mil veces antes que a ti.

-Diana: ¿Y si ella no estuviera?

-Lena: ¿Es una amenaza?

-Diana: Es una pregunta... ¿y si ella no estuviera?

-Lena: Prefiero besar a una cucaracha antes que a ti...

-Clark: Excepto Kara y Lena, quiero a todo el mundo fuera de aquí. Ahora.

-Diana: Yo no pienso moverme...

-Clark: No me obligue a sacarla a la fuerza, porque lo haré.

-Kara: ¡Sácala de aquí, ahora!

-Lena: Kara...

Entre Clark y Lois sacaron a Diana casi a empujones. Kara estaba muy alterada, y parecía agotada. Eso no podía ser bueno.

Clark volvió a entrar y sacó unos guantes de su bolsa, volviendo a colocarse delante de Kara.

-Clark: Vale, vamos a ello, ¿estás lista, Kara?

-Kara: ¡NO!

-Lena: Kara, intenta calmarte un poco, por favor...

-Clark: Toma, ponle esto... - dijo, pasándome un tensiómetro.

Lo puse en el brazo de Kara y, si hubiese sido posible, el aparato habría explotado. La tensión de Kara estaba por las nubes. Si seguía así, podría darle un infarto.

-Lena: Kara, tienes que calmarte, ¿me oyes...? – dije besándola – Vamos, tranquila... Todo saldrá bien, ya lo verás... Lois, en el armario hay toallas, por favor, saca algunas.

-Kara: Lena, amor....

-Lena: Estoy contigo.... – cogí su mano y Kara la apretó con fuerza. Otra contracción.

Esperamos unos minutos, pero la tensión de Kara seguía sin bajar.

-Clark: No podemos esperar más...

-Lena: Es peligroso, Clark....

-Clark: Seguir esperando será más peligroso para ella y el bebé.

-Lena: Kara, por favor... - dije llorando, preocupada.

-Clark: Vale, Kara, empuja ahora, vamos.

-Lena: Clark....

-Clark: No hay otra opción, Lena... Aquí no tenemos los medios necesarios...

Kara estuvo empujando durante los siguientes veinte minutos, cada vez que Clark le indicaba. Yo le tomaba la tensión de vez en cuando, sin buenos resultados. Kara empezaba a estar cada vez más agotada y empezaba a ponerse completamente pálida.

-Lena: Kara, aguanta un poco, cielo, por favor... - dije llorando – Clark, debes tener algo para ayudarla, por favor...

-Clark: Déjame ver... - dijo, mirando en su bolsa -Espera, puede que tenga algo, pero es arriesgado, Lena.

-Lena: No lo será más que dejar que a Kara le reviente el corazón....

-Clark: Kara... ¿tú qué dices?

Kara me miró, casi sin fuerzas.

-Kara: Hazlo, Clark....

-Clark: De acuerdo.... – dijo, inyectándole algo a Kara – Debemos esperar un poco...

Unos minutos después, volví a mirar la tensión de Kara.

-Lena: Está funcionando...-dije sonriendo a Kara y besándola – Muy bien, cielo, acabemos con esto, ¿vale?

-Clark: Vamos allá, venga Kara, empuja de nuevo...

Una hora y cuarto después, se escuchó un fuerte llanto. Clark envolvió a la pequeña en una toalla y se alejó con ella para examinarla. Le aspiró la boca y la nariz con algo que tenía en su bolsa y, segundos después, la dejó en brazos de Kara.

-Clark: Es una niña preciosa, Kara. Y está perfectamente... - dijo besándola en la frente. Lo has hecho muy bien, prima.

-Lena: Eh, mira... Se parece a ti... - dije llorando.

Aún era pronto para saber el color de pelo y ojos definitivo de la niña. Pero, ahora mismo, su pelo era tan rubio y sus ojos tan azules como los de Kara. Y, sinceramente, esperaba que se quedasen así.

Así que, el diecisiete de Febrero del año dos mil veinte, tras casi diecinueve horas de parto, y dos semanas antes de lo previsto, Kara por fin tenía a su hija en brazos.

-Lois: Es preciosa, Kara...

-Clark: Mira, parece que tiene hambre. Espera... - dijo acercando al a niña al pezón de Kara. La pequeña lo cogió rápidamente y empezó a succionar.

-Lena: Va a ser tan comilona como su madre... - dije, besando a Kara en la frente. Poco me importó que estuviera toda sudada. Acaricié la carita de la niña, sonriendo –Eh, hola, cosita....

-Clark: ¿Ya sabes qué nombre le pondrás? Preguntó, mientras anotaba algunas cosas en un papel.

-Kara: Sí, pero quiero decirlo delante de toda la familia...

-Clark: Bien... Pediré una ambulancia para ir al hospital. Hay que asegurarse de que todo está bien. Os dejamos un rato a solas con vuestra hija. Vamos Lois...

Cuando Clark salió, aparté el pelo del rostro sudado de Kara, mientras ella seguía dando de comer a la niña.

-Lena: ¿Cómo estás...?

-Kara: Agotada...

-Lena: Lo que has hecho ha sido muy estúpido.... – La regañé, aunque sin gritarle.

-Kara: Lo siento... Pero esa reunión...

-Lena: Tú eres más importante que cualquier reunión o negocio, Kara. Nuestra hija es más importante. ¿De acuerdo?

-Kara: ¿Puedes regañarme después, por favor...? Estoy muy cansada...

-Lena: No voy a regañarte, cariño, voy a matarte...

-Kara: Me parece justo... - dijo sonriéndome – Mira qué pequeña...

-Lena: Sí... ¿Y tu cámara?

-Kara: Ahí encima..

Me acerqué a la cómoda y cogí la cámara de Kara, sacando varias fotos de ella, de la niña, y de ella con la niña. Le pedí a Clark que entrase y nos sacara algunas a las tres juntas.

-Lena: ¿Por qué no llamaste? ¿Y tu móvil?

-Kara: En la bañera... Quise darme un baño para relajarme. Usé el móvil para medir el tiempo de las contracciones y se me cayó dentro del agua.

-Lena: Kara... Eres un desastre, cielo...

Llegamos al hospital poco después. Por el camino, avisé a mis padres, a Eliza y a Alex y les pedí que avisaran al resto. Una vez allí, se llevaron a Kara y a la niña para asegurarse de que todo estaba bien. Yo me quedé fuera, con Clark y con Lois. Clark fue a entregar el papel en el que había apuntado la hora del nacimiento de la niña, las complicaciones que hubo, y demás. Luego volvió con nosotras.

-Clark: Así que mi prima y tú, ¿eh...? ¿Desde cuándo?

-Lena: No mucho... La verdad es que tu prima ha sido todo un reto, Clark – bromeé.

-Clark: Bueno, no iba mal encaminado cuando dije que debía ser maravillosa. Me alegro mucho por las dos.

-Lena: Gracias... - dije abrazándole.

Media hora después, corriendo y casi a empujones, empezaron a llegar todos: Primero Alex y Eliza, después mi hermano y Lana, mis padres, Winn y Nia, y por último, Sam y Ruby.

-Eliza: ¡Clark! ¿Qué haces aquí?

-Clark: Hola... - dijo abrazándola – Tenía una reunión con Lena esta mañana. Íbamos a comer juntos. Pero pasamos primero a recoger a su novia, que yo no sabía que era Kara, y al llegar la encontramos de parto.

-Eliza: Lena... ¿Cómo están Kara y la niña?

-Lena: Kara está agotada. Ha sido un parto largo, doloroso y... complicado. Pero todo ha salido bien. Ahora están examinándolas. Nos dirán algo en un rato.

Clark saludó a Alex, Winn y Nia. Luego Alex les presentó a Sam y Ruby. Mientras Lois saludaba a la familia de Kara, yo le presenté a la mía a Clark.

-Lena: Clark, estos son mi padre Lionel, mi madre Lillian, mi hermano Lex y, espero, mi cuñada, Lana. Él es Clark Kent. Primo de Kara y futuro inversor de los laboratorios Luthor.

-Lionel: Es un placer...

Casi una hora después, uno de los médicos salió.

-Médico: ¿Familia de Kara Danvers?

-Eliza: Nosotros... - dijo, mientras todos nos acercábamos.

-Médico: La madre y la niña están perfectamente. La madre algo cansada, y hemos tenido que administrarle algunos medicamentos, pero nada grave. Ahora necesitan descansar, así que no podrán recibir ninguna visita hasta pasado mañana. Sólo podrá quedarse una persona con ellas.

-Alex: Que sea Lena... - dijo, mirándome y cogiendo mi mano – De no ser por ti, y por Clark, posiblemente las habríamos perdido a las dos. Y no es la primera vez que le salvas la vida a mi hermana. Además, tú vas a ser la otra madre de esa niña. Nadie tiene ese derecho más que tú.

-Eliza: Estoy de acuerdo...

-Lena: Bien... Os mantendré informados. Iros a casa y descansar...

-Médico: Por aquí, Lena, ya conoces el camino...

-Lena: Sí... - dije entrando.

KARA

Abrí los ojos y sentí que la luz me molestaba. Me sentía cansada, y algo dolorida. Giré un poco la cabeza y recordé por qué. Sonreí, ante una de las visones más bonitas que se pueden tener al despertar. Lena estaba sentada en una silla, con nuestra hija, dándole un biberón.

-Kara: ¿Ya no hay atenciones para su madre...? – pregunté.

-Lena: Kara, cariño...-dijo acercándose - ¿cómo estás?

-Kara: Cansada...

-Lena: Es normal... Pero tranquila, hoy podrás dormir todo lo que quieras. Hoy no podrás recibir visitas por orden de los médicos. Así que céntrate en descansar y no te preocupes por nada. Yo me encargo de ella. A no ser que quieras darle el pecho.

-Kara: Sí, sí quiero...

-Lena: Entonces te despertaré cuando vuelva a tocarle. Ahora descansa... Te lo mereces.

-Kara: ¿Has dormido?

-Lena: ¿En serio... Acabas de dar a luz, estás agotada, y te preocupa si he dormido...? – dijo, mirándome y sonriéndome. –Sí, cariño, he dormido, no te preocupes. No es que esos sillones sean muy cómodos, pero no iba a dejaros solas....

-Kara: ¿Y has comido...? Ve a comer...

-Lena: Me traerán la comida junto con la tuya. Es una de las ventajas de que me conozcan, y de que el hospital sea propiedad de los Luthor.

-Kara: ¿Es tuyo....?

-Lena: No, de mis padres...

-Kara: Quiero verla...

Lena apartó el biberón de la niña, que protestó. Se la colocó con cuidado en los brazos y me la enseñó.

-Lena: Mira... Es mamá...

-Kara: Es preciosa...

-Lena: Es como su madre... Hasta dentro de unos meses no sabremos de qué color serán realmente sus ojos y su pelo. Pero todo indica a que es una copia exacta de ti. Hasta tenéis la misma sonrisa...

-Kara: ¿Sabes qué me habría gustado?

-Lena: ¿Qué...?

-Kara: Que tuviera tus ojos... - dije, medio dormida. Me costaba muchísimo mantener los ojos abiertos.

-Lena: Vamos, duérmete... - dijo besándome en los labios.

Ese día, pasé la mayor parte del tiempo durmiendo. Lena sólo me despertó para dar el pecho a mi hija. Por la noche, igual.

Al día siguiente, Lena pidió que no fuese nadie hasta las cinco de la tarde, para darme tiempo a descansar algo más.

Estaba medio sentada en la cama, con mi hija en brazos y Lena sentada a mi lado, abrazándome con una mano y haciendo caricias al aniña con la otra, cuando Alex y mi madre entraron en la habitación, tras llamar.

-Eliza: Hola cariño... - dijo besándome – Pero mira qué cosita.... Kara, cielo, es preciosa... Mira, Alex.

-Alex: Eh, es igualita a ti... - dijo besándome - ¿Cómo estás?

-Kara: Cansada...

Llevábamos cinco hablando cuando llegaron Winn y Nia con un enorme oso de peluche.

-Winn: ¡Hola mamá! – Gritó, riéndose - ¡Y hola... niña! ¿Cómo se llama? – preguntó mirando a Lena.

-Lena: Ese es el secreto mayor guardado de Kara. No quiere decírmelo ni siquiera a mí.

-Kara: Quiero que estén todos... ¿Podrán entrar?

-Lena: Mi familia es dueña de este hospital. Si no les dejan, mi padre es capaz de dejarles sin sueldo una semana.

Cuando por fin llegaron todos, tras los saludos, las preguntas, y todas esas cosas que suelen hacerse en estas situaciones, miré a mi hija, la acomodé entre mis brazos y dije:

-Kara: Familia, os presento a Katherine Lena Luthor... Pero podéis llamarla Katie.

-Lena: Espera... ¿Has dicho... Katherine LENA LUTHOR?

-Kara: Sí, eso mismo.

-Lena: Pero... - dijo, empezando a llorar.

-Kara: Merece llevar tu nombre, y tu apellido. Tú eres más su padre que... Bueno, tú eres su otra madre. Te has preocupado por mí y por ella, te has desvivido por que estuviésemos bien, por cuidarnos, atendernos... Es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte todo eso, amor...

-Lena: Kara, cariño, eso es...

Lena me abrazó y me besó. Miré hacia donde estaban los demás y vi a todos llorando.

-Lionel: Otro Luthor en la familia... - dijo orgulloso.

-Lillian: Míralos... - dijo señalando a Lex y a Lionel – Van de duros y luego parecen dos bebés, los dos llorando.

-Lex: ¿Y tú qué? También estás llorando.

-Lillian: Pero yo soy mujer, somos lloronas por naturaleza hijo. Además, soy su abuela...

-Lex: Y papá su abuelo, y yo su tío. Creo que tenemos el mismo derecho a llorar...

-Kara: Por supuesto que lo tenéis. Y si no, mirad a Winn...

-Winn: Si, esa niña no es nada mío y no puedo evitar emocionarme... - dijo, abrazando a Nia.

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