17-Yo si te entiendo, Kara
os voy a dejar esto.... Ahora sí, no sé cuándo podré actualizarla, jajajaja
Pero como os habéis portado bien, os lo habéis ganado.
Eso sí, quiero veros comentar y votar como posesas jajajajajajaj
Seríais capaces de llegar a 100 comentarios? jajajaj Nah, es broma.
O no....
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
KARA
No sé cuánto tiempo estuvimos sobre la arena, besándonos. Sólo sabía que Lena estaba aquí y que no quería separarme de ella.
-Lena: ¿Quieres dar un paseo...? – preguntó, mirándome.
-Kara: Tengo hambre...-dije – Pero antes me gustaría pasar por casa para cambiarme... Estoy llena de arena...
-Lena: Claro... ¿Dónde estás viviendo?
-Kara: En un pequeño apartamento aquí cerca. A cinco minutos...
-Lena: Entonces vamos... - dijo levantándose y ayudándome a incorporarme. Luego se agachó a recoger las fotografías y me las tendió, después de mirarlas – Maravillosas, como siempre...
-Kara: La gente de por aquí no opina lo mismo.
-Lena: La gente de por aquí es idiota. No saben valorar las cosas buenas cuando las ven...
Fuimos caminando lentamente. Lena había pasado una mano por mi cuello y no me soltó en los cinco minutos que tardamos en llegar.
-Kara: No hay mucho... - dije abriendo y haciéndola pasar.
-Lena: Kara, no hay nada.... – dijo mirando el apartamento vacío.
-Kara: Bueno, está mi ropa y... hay fotos – dije – Es suficiente.
-Lena: No, no lo es... ¿Hasta cuándo tienes pagado esto?
-Kara: Un mes más... Luego ya buscaré algo más barato.
-Lena: ¿Cómo que buscarás algo más barato? No, ni hablar... - dijo, mirando mi ropa – Compraremos una maleta y nos llevaremos todo esto.
-Kara: ¿Dónde?
-Lena: A mi hotel. Ya me encargaré de que te devuelvan el dinero de este mes. De momento, te vienes conmigo hasta que volvamos a casa.
-Kara: Espera, espera, ¿volver...? No, Lena, no voy a volver.
-Lena: ¿Cómo que no? ¡Kara, tu madre y tu hermana están preocupadísimas!
-Kara: Pues las llamaré y les diré que estoy bien. Pero no pienso volver....
-Lena: ¡¿Por qué?! – gritó.
-Kara: ¡Porque no, Lena! ¡Porque no podría soportar que volviesen a mirarme con lástima, con compasión...! ¡ Porque no quiero que mi madre y mi hermana se pasen veinticuatro horas al día encima de mí otra vez, como si yo fuese de cristal y fuese a romperme por dar un solo paso! ¡Porque no quiero que mi madre y Alex se pasen otra vez todo el día peleándose por mí!
-Lena: ¡Se preocupan por ti, Kara!
-Kara: ¡Pero no me entienden! ¡No entienden que lo que necesito es tiempo para olvidar todo lo que pasó con Mike! ¡No entienden que necesite estar sola en ciertos momentos, que no quiera compañía! ¡Nadie puede entenderlo!
-Lena: ¡YO SÍ! ¡Yo sí te entiendo, Kara! ¡Sé que estás dolida, que estás rota, que te sientes una completa idiota, y que odias al mundo en general y todo lo que te rodea ahora mismo! ¡Lo sé, lo entiendo! ¡Porque yo también he pasado por eso!
La miré, confusa.
-Kara: ¿Qué...?
Lena me miró durante unos segundos y empezó a llorar, sentándose en la cama.
-Lena: Tenía dieciséis años... Entonces ya tenía claro que me gustaban las chicas... Pero mis amigas me convencieron de que probase con un chico una sola vez.... – medio sonrió y me senté a su lado - ¿Por qué no...? Pensé. Así que quedé con uno de los chicos más populares del instituto. Era mono, sí, pero nada más. –Cogí su mano, mirándola.
-Kara: Lena, no tienes que... - hizo un gesto con su mano, haciendo que me callara.
-Lena: Fuimos a tomar algo y, cuando llegó el momento de... me eché atrás y le dije que quería volver a casa. A él no le sentó muy bien y.... Me golpeó y... Me violó...
-Kara: Lena... - Aquellas palabras fueron como una puñalada en el corazón.
-Lena: No... Déjame seguir... Por favor... -dio, cogiendo un poco de aire. – Pasé dos semanas en el hospital, recuperándome. Después descubrí que estaba embarazada...
-Kara: Oh, Dios...
-Lena: Al igual que tú, decidí tenerlo... Así que los meses fueron pasando y mi vientre creciendo. Pero yo no podía superarlo. Apenas comía, no dormía, me pasaba horas llorando. Sabía que mi hijo no tenía culpa, pero yo me sentía... Sucia. – Me miró, y el mundo se me vino encima. Ver sus ojos enrojecidos, llenos de lágrimas... Era como si me estuviesen partiendo el alma en dos y eso dolía. Dios, cómo dolía. Lena agachó la cabeza, mirando al suelo.
-Kara: Tranquila...
-Lena: Cuando estaba embarazada de seis meses, un día sentí un dolor horrible y empecé a sangrar. No me cuidé lo suficiente, y mi hijo nació muerto. Era un niño... Le llamé Liam... - volvió a mirarme. – No dejé que nadie se me acercara, que nadie me cuidase, no dejé que me ayudasen, Kara. Y no quiero que eso te pase a ti. Te falta muy poco para tener a tu hija en brazos. Deja que te ayudemos, que te cuidemos... -Lena se derrumbó y las lágrimas fueron imposibles de controlar para ella.
-Kara: Lena, amor... - dije abrazándola. Me separé poco después y la miré. Aún lloraba. Sequé sus lágrimas. O lo intenté al menos. Lena no podía parar de llorar. Entonces cogí su rostro entre mis manos y la besé. La besé, deseando que ese beso borrase esas lágrimas y el dolor que Lena sentía en ese momento. La besé, como si con ese beso pudiese hacerla olvidar y así volver a ver esa sonrisa que me volvía loca.
Noté a Lena abrazándome con fuerza, temblando. No debió ser nada fácil para ella contarme eso. Quise llorar con ella, pero en ese momento comprendí que al menos una de los dos debía ser fuerte por la otra. Y quise aceptar ese reto.
En ese momento, y sin saber por qué, empecé a besarla por el cuello. Bajé mis manos y aparté a un lado su blusa para poder besarla por el hombro.
Pero ese pedazo de tela era demasiado molesto. Empecé a desabrochar los botones, temblando. Sentí la terrible necesidad de sentirla por completo, de entregarme a ella, de hacerla mía. Pero tenía miedo de estar siendo demasiado impulsiva. Y más aún después de lo que Lena acababa de contarme. Quizás ella no se sentiría cómoda en ese momento.
Me detuve. Sólo había desabrochado tres botones. Miré a Lena, seguía llorando.
-Lena: No pares, Kara... -dijo. Parecía casi una súplica, más que una petición.
-Kara: ¿Estás segura...? Lena, no quiero que....
-Lena: Sigue... por favor...
Seguí desabrochando los botones, hasta que pude quitarle la blusa y tirarla a un lado, en el suelo. Miré los firmes pechos de Lena y jadeé, acariciándolos por encima de su sujetador. La escuché jadear y empecé a besar sus pechos mientras intentaba desabrochar su sujetador. El maldito se resistía. Y la verdad, era la primera vez que lo hacía con una mujer, no estaba acostumbrada a esas cosas y me sentía muy torpe. Finalmente conseguí desabrocharlo y lo tiré junto a la blusa. Hice que Lena se recostase en la cama y me puse sobre ella, mirándola a los ojos.
Entonces desabroché los tirantes de mi peto, dejándolos caer y me quité la camiseta y el sujetador. Lena se mordió el labio, mirándome. Y ese gesto me hizo perder la razón. Fue tan endiabladamente sexy, que no pude resistirme y me lancé sobre sus labios, mordiéndolos con cuidado.
-Kara: Lo siento... - al ver su gesto de dolor- Es la primera vez que...
-Lena: Tranquila... Vas bien... - dijo, acariciando mis pechos con cuidado. - ¿Te duelen...?
-Kara: No... - dije, volviendo a besarla y a acariciarla. Besé sus pechos, poniendo mis manos en su espalda y sintiéndola arquearse. Seguí bajando y me detuve de nuevo para desabrochar su pantalón. Lo bajé rápidamente, casi arrancándoselo y lo tiré sin mirar dónde caía. Luego hice lo mismo con sus bragas. De nuevo volví a los besos y las caricias. No quería ser brusca, quería que Lena tuviera la oportunidad de apartarme si lo deseaba. Yo no se lo iba a reprochar. Al contrario, la entendería perfectamente si decidiese ahora mismo que ahí se acababa el juego. Pero ella no me detuvo. Me rodeó el cuello con sus brazos e hizo que la besara en los labios de nuevo.
-Lena: No tengas miedo, Kara, no me harás daño.... – Jadeó.
Asentí y besé la parte interna de sus piernas, hasta llegar a su centro. Introduje dos dedos con cuidado, moviéndolos despacio, atenta a los gestos de Lena. Cuando vi que parecía complacida, empecé a moverlos con más rapidez y me atreví a introducir un tercero.
-Lena: Oh, Dios, Kara...
-Kara: Lo siento... - dije, pensando que estaba haciendo algo mal – Ya te he dicho que es mi...
-Lena: No me estoy quejando, cariño... Sigue...
Seguí, tal y como ella me pidió. Noté sus uñas clavarse en mi espalda cuando llegó al orgasmo y yo llegué con ella. Volví a besarla y me tumbé a su lado, aún medio vestida. Me importaba una mierda mi placer, sólo quería su felicidad.
LENA
Seguía sin poder creérmelo. Estaba allí, con Kara, tumbadas en la arena, besándola.
Le pregunté si quería dar un paseo y Kara accedió, aunque primero me pidió que pasáramos por su apartamento para cambiarse. La arena le molestaba.
Apenas tardamos cinco minutos en llegar. Era un apartamento pequeño, ideal para una sola persona. Aparte de la mochila de Kara, sus cámaras, algunas fotografías y algo de ropa, no había nada más. Ni muebles, ni libros, ni televisión... Nada. Estaba completamente vacío. Sólo la cama de su cuarto, un armario y la cocina.
-Lena: Kara, no hay nada.... – dije
-Kara: Bueno, está mi ropa y... hay fotos. Es suficiente.
-Lena: No, no lo es... ¿Hasta cuándo tienes pagado esto?
-Kara: Un mes más... Luego ya buscaré algo más barato.
-Lena: ¿Cómo que buscarás algo más barato? No, ni hablar... Compraremos una maleta y nos llevaremos todo esto.
-Kara: ¿Dónde?
-Lena: A mi hotel. Ya me encargaré de que te devuelvan el dinero de este mes. De momento, te vienes conmigo hasta que volvamos a casa.
-Kara: Espera, espera, ¿volver...? No, Lena, no voy a volver.
-Lena: ¿Cómo que no? ¡Kara, tu madre y tu hermana están preocupadísimas!
La simple idea de dejarla allí, de perderla de nuevo, hizo que me volviese loca y empezarse a gritar. Kara hizo lo mismo. Empezamos a discutir. Al principio yo no le encontraba sentido a nada, hasta que sus palabras me hicieron reaccionar.
-Lena: ¡YO SÍ! ¡Yo sí te entiendo, Kara! ¡Sé que estás dolida, que estás rota, que te sientes una completa idiota, y que odias al mundo en general y todo lo que te rodea ahora mismo! ¡Lo sé, lo entiendo! ¡Porque yo también he pasado por eso!
Su cara pasó del enfado a la incredulidad. La miré. Bien... Si iba a estar con ella, merecía saberlo todo sobre mí y sobre mi vida. Sobre mi pasado... Me senté en la cama, empezando a llorar y buscando las palabras adecuadas. No iba a ser fácil. Para ninguna de las dos.
-Lena: Tenía dieciséis años... Entonces ya tenía claro que me gustaban las chicas... Pero mis amigas me convencieron de que probase con un chico una sola vez.... Sentí a Kara sentarse a mi lado - ¿Por qué no...? Pensé. Así que quedé con uno de los chicos más populares del instituto. Era mono, sí, pero nada más. –cogió mi mano y me miró.
Lo más difícil, empezar a contarle lo que había sucedido, ya estaba hecho. Así que seguí adelante, contándole todo.
-Lena: ... Cuando estaba embarazada de seis meses, un día sentí un dolor horrible y empecé a sangrar. No me cuidé lo suficiente, y mi hijo nació muerto. Era un niño... Le llamé Liam... - La miré – No dejé que nadie se me acercara, que nadie me cuidase, no dejé que me ayudasen, Kara. Y no quiero que eso te pase a ti. Te falta muy poco para tener a tu hija en brazos. Deja que te ayudemos, que te cuidemos... -En ese momento no pude más. Sentí mi alma completamente desgarrada al recordar todo eso. Habían pasado trece años, pero seguía doliendo como el primer minuto.
-Kara: Lena, amor...- Cuando escuché esas palabras solo pude llorar más. Sí, sabía exactamente cómo se sentía. Porque yo también recibí esas miradas de compasión de mis padres y de mi hermano. Tampoco me dejaban ni respirar, también me sentí agobiada y superada. Entonces, noté las manos de Kara en mi rostro y ella me besó.
La abracé, temblando. El miedo, la vergüenza, el dolor... Todo volvió a mi mente de golpe.
Y volví a sentir los labios de Kara, esta vez en mi cuello. Luego besó mi hombro y empezó a desabrochar mi blusa. Se detuvo.
-Lena: No pares, Kara... -supliqué
-Kara: ¿Estás segura...? Lena, no quiero que....
-Lena: Sigue... por favor...
Terminó de desabrochar los botones y me quitó la blusa. La escuché jadear, y sentí sus manos sobre mis pechos, por encima de mi sujetador. Nunca un pedazo de tela me había parecido tan inoportuno como en ese momento. Fue aún peor cuando noté que los besaba. Desee que el sujetador, simplemente, se esfumase. Y Kara también lo deseaba. Pude sentir cómo se peleaba con él, para arrancarlo de mi cuerpo y poder seguir sin ninguna barrera disfrutando de lo que tenía delante.
Finalmente, Kara ganó la batalla y lo tiró al suelo. Me hizo recostarme y se puso sobre mí.
Empezó a desnudarse, aunque sólo se quitó la camiseta y su sujetador. En ese momento, yo estaba teniendo la visión más maravillosa del mundo. Una vista perfecta de sus pechos. Grandes y firmes por el embarazo. Me mordí el labio, pensando en cómo deseaba hacer lo mismo con los pechos de Kara. Pero no quería hacerle daño. Seguramente los tendría doloridos.
Entonces, la que sintió un leve dolor fui yo. Kara mordía mis labios, sin demasiada fuerza, pero con algo de torpeza.
-Kara: Lo siento... Es la primera vez que...
-Lena: Tranquila... Vas bien... - dije, decidiéndome y acariciando finalmente sus pechos, con delicadeza. No podía contenerme más. - ¿Te duelen...?
-Kara: No...- dijo, besándome de nuevo. Poco después pude notar que me quitaba el pantalón y las bragas y volvía a besarme. Estaba siendo dulce, delicada... Y a mí me estaba volviendo loca. Aumentando mi deseo por ella con cada caricia, con cada beso....
Entonces decidí actuar y rodeé su cuello con mis brazos para hacer que me besara de nuevo en los labios. Necesitaba sentirlos.
-Lena: No tengas miedo, Kara, no me harás daño.... – Jadeé
Fue besándome por el interior de los muslos y finalmente me penetró con dos de sus dedos, moviéndolos despacio. Después, fue aumentando la intensidad y añadió un tercer dedo al juego.
-Lena: Oh, Dios, Kara...
-Kara: Lo siento... Ya te he dicho que es mi...
-Lena: No me estoy quejando, cariño... Sigue...
Unos minutos después, me tensé, clavando mis uñas en la espalda de Kara, y sentí cómo las dos llegábamos juntas al orgasmo. Me besó y se tumbó a mi lado, en silencio.
La miré, sonriéndola.
-Lena: Ha sido perfecto, cariño....
-Kara: ¿De verdad...? – preguntó, sonrojándose.
-Lena: Sí... Ahora te toca a ti... - Dije, haciendo que se tumbase boca arriba y terminando de desnudarla. Dios, era perfecta.
-Kara: Estoy horrible...
-Lena: No. Estás preciosa... - dije besándola, con cuidado de no ponerme sobre su vientre. Acaricié sus pechos y luego la besé. No me cansaba de esos labios. Cada vez quería más. Eran un vicio. Abrí sus piernas, asegurándome de que estuviese cómoda y empecé a jugar con mi lengua en su interior. La sentí arquearse y estrujar las sábanas con fuerza, jadeando. - ¿Estás bien...?
-Kara: Sí...
-Lena: Está bien... - dije, esta vez introduciendo tres de mis dedos y moviéndolos con rapidez.
-Kara: Oh, joder, Lena... Si se te ocurre parar, te mato...
No tuve más remedio que reírme con su comentario. Eso indicaba que estaba disfrutando y era lo que yo buscaba. Hacerla disfrutar. Hacerla olvidar, hacerla sentir de nuevo.
Llegamos de nuevo al orgasmo, juntas, varios minutos después. Volví a tumbarme a su lado y me pegué todo lo que pude a ella, dejando mi mano sobre su vientre.
-Lena: Eh... - dije, al notar una patada del bebé de Kara- Esa ha sido fuerte...
-Kara: Sí...
-Lena: ¿Qué pasa, no quieres compartir a tu mamá conmigo, eh? – dije besando el vientre de Kara mientras ella acariciaba mi pelo. – Pues tendrás que acostumbrarte...
-Kara: Quiero volver, Lena...
-Lena: ¿Qué...? – pregunté mirándola.
-Kara: Quiero volver contigo, a tu casa...
-Lena: No Kara, mi casa no... NUESTRA casa, cariño. De las tres.
-Kara: Pues quiero volver a nuestra casa. Lo antes posible.
-Lena: Está bien.
Nos levantamos poco después, nos duchamos, nos vestimos, y salimos a comprar un par de maletas. Metimos todas las cosas de Kara en las maletas, hablamos con el dueño del apartamento, que accedió casi a la fuerza a devolverle a Kara el dinero de ese mes que no iba a estar allí. Luego fuimos a mi hotel, me cambié de ropa y llamé para pedir dos billetes de avión para el primer vuelo a National City. Miré a Kara, que miraba por la ventana.
Nuestro vuelo salía a primera hora de la mañana. Quería que Kara estuviese descansada, así que la dejé dormir toda la noche. Bueno, lo poco que pudo dormir al menos. Tenía molestias y por lo que veía, le costaba mucho encontrar una postura cómoda.
-Lena: Ven aquí... - dije, haciendo que Kara apoyase la cabeza sobre mi pecho y me abrazase. Parece que esa postura sí era cómoda para ella, pues durmió las últimas cuatro horas de un tirón.
Cuando llegamos a National City, sentí a Kara algo nerviosa. Cogí sus manos, mirándola.
-Lena: Tranquila, cariño... Nadie va a enfadarse... Te lo prometo. Se van a alegrar tanto de verte, que no querrán hacer otra cosa que no sea abrazarte. ¿Podrás soportarlo?
-Kara: Sí...
Cuando llegamos al ático, dejamos las maletas y Kara fue directa a sentarse en el sofá.
-Lena: ¿Estás cansada...?
-Kara: Un poco...
Me senté a su lado. La abracé, pegándola a mí y entonces recordé algo. Quise preguntárselo en un par de ocasiones, porque realmente era algo que me preocupaba. Pero con todo lo ocurrido las últimas horas, se me olvidó por completo.
-Lena: ¿Has ido a algún médico en este tiempo...?
-Kara: No... - dijo avergonzada – Sólo hace unos días, porque no me encontraba muy bien.
-Lena: Mañana mismo pasamos por la clínica y te hago una revisión completa, ¿entendido?
-Kara: Sí, amor... Pero ahora déjame estar así un ratito más...
Kara se quedó dormida poco después. La dejé dormida y me levanté, sacando mi teléfono. Fui a la terraza para no despertar a Kara.
-Lena: Mamá... Hola, sí, ya he vuelto. Todo bien... Escucha, quería invitaros a cenar esta noche en casa. Sí, a Lex y a Lana también, ¿podrías avisarles...? Sí, mamá, estoy bien, no te preocupes... Sólo quiero hablar con vosotros de una cosa. ¿a las ocho os va bien? Perfecto, os veo entonces... - dijo colgando y marcando otro número – Alex... Hola, soy Lena... ¿Qué tal...? Oye, yo... Quería invitaros a tu madre y a ti a cenar esta noche en mi casa. Puedes traer a Sam si quieres... Sólo quiero veros y hablar un rato con vosotras... Perfecto. ¿A las ocho? Genial...
KARA
Al llegar de nuevo a National City el miedo me invadió. Alex y mi madre estarían enfadadas. Más que eso, furiosas. Quise darme la vuelta y volver a subirme de nuevo ese avión de vuelta a Los ángeles. O a cualquier otro, me daba igual. En ese momento, sentí a Lena cogiendo mis manos.
-Lena: Tranquila, cariño... Nadie va a enfadarse... Te lo prometo. Se van a alegrar tanto de verte, que no querrán hacer otra cosa que no sea abrazarte. ¿Podrás soportarlo?
-Kara: Sí... -dije. ¿Me había leído el pensamiento?
Una vez en el ático de Lena. Perdón... NUESTRO ático, me senté en el sofá. Me sentía agotada. Apenas pude dormir, excepto las últimas cuatro horas, cuando Lena me apoyó sobre su pecho y me abrazó.
Vi a Lena sentarse a mi lado y abrazarme de nuevo, como si necesitara ese contacto, como si tuviera miedo de que fuese a marcharme de nuevo y pensara que, teniéndome abrazada, no podría escaparme. Me parecía ridículamente encantador....
Me quedé dormida poco después, y me desperté a la hora de comer, al oler uno de los ricos platos de Lena.
-Lena: Eh, ojitos azules, ya despertaste... - dijo, besándome. Cómo echaba de menos que Lena me llamase así.
-Kara: Huele muy bien...
-Lena: Pues entonces siéntate a comer, que esto ya está.... – dijo poniendo el plato sobre la mesa y sentándose.
Ocupé un sitio frente a ella, mirándola a los ojos. Me gustó volver a ver sonreír esos ojos verdes. No quería volver a verlos como hacía unas horas, llenos de tristeza y dolor. Si podía evitarlo, esos ojos verdes no volverían a derramar una sola lágrima. Y si tenían que hacerlo, me aseguraría de que sólo fuesen lágrimas de alegría.
Después de comer, Lena me dijo que había invitado a su familia, a Alex, Eliza y Sam a cenar. El pánico me invadió de nuevo y me levanté de la silla como si me hubiese clavado un alfiler en el trasero.
-Lena: Kara, cielo, tranquila... - dijo corriendo hacia mí y sujetándome por los hombros. – Sólo es una cena. Necesitan verte y saber que estás bien. No les he dicho que estás aquí, no saben a lo que vienen.... No vendrán enfadadas...
¿Cómo era posible que Lena pudiera leerme el pensamiento de esa manera?
-Kara: Si, vale... Lo siento...
-Lena: Tranquila... - dijo acariciando mi mejilla y besándome – ¿Quieres que les contemos todo?
-Kara: ¿Todo?
-Lena: Que somos algo más que amigas...
-Kara: Sí, claro. Pero todo, todo... no.
-Lena: No pienso contar delante de tu madre lo perfecta que eres sin ropa...
Pasamos la tarde tranquilas. Lena se centró en unos asuntos de la clínica con su portátil y yo me entretuve con mis cámaras. Limpiándolas, revisándolas... Las había echado de menos. Y mantenerlas en buen estado era algo que solía gustarme y relajarme. Hice algunas fotos de Lena cuando no miraba, hasta que me pilló, y entonces sonrió, posando para que le hiciese otra.
-Kara: Eres perfecta....
-Lena: Y tú te ves realmente sexy con una cámara en las manos, cariño...
Cerca de las seis, fuimos a ducharnos, a vestirnos... Lena había encargado la cena al restaurante favorito de sus padres, ya que a nosotras no nos habría dado tiempo a preparar comida para tanta gente en tan pocas horas.
-Kara: No sé si puedo... - dije, en el que a partir de ahora sería nuestro cuarto. Estaba teniendo un ataque de pánico. Me costaba respirar y empezaba a sentirme mareada. Tuve que sujetarme a Lena para no caerme.
-Lena: Kara... - me ayudó a sentarme en la cama – Tranquila, respira... Todo va a salir bien, ya lo verás...
-Kara: No... Se van a enfadar, Lena, van a discutir, a gritar, y a....
-Lena: Si lo hacen, ya me encargaré yo de que paren. No te preocupes... - dijo justo cuando escuchamos el timbre. – Espérame aquí, vendré a buscarte. Mientras, intenta calmarte. ¿Estarás bien...?
-Kara: Sí...
-Lena: Bien... - me besó y se alejó.
Escuché a Lena abrir la puerta y saludar a su familia.
-Lillian: Lena, cariño... Vaya, ese viaje te ha sentado bien, tienes mejor aspecto.
-Lionel: Hola hija... ¿cómo estás?
-Lex: A Lena siempre le sientan bien los viajes... ¿verdad hermanita? Le cargan las pilas... Aunque sean viajes por negocios. Lena siempre sabe cómo pasárselo bien.
-Lana: Lex... Estoy segura de que tu hermana ha hecho de todo menos pasárselo bien en este viaje.... ¿Estás bien?
-Lena: Sí... Pasad.
Volví a centrarme en no desmayarme, ni en vomitar, ni en saltar por la ventana, así que no escuché nada más, hasta que minutos después volvió a sonar el timbre.
-Lena: Alex, Eliza...
-Alex: Sam ha dicho que la disculpes. Ruby está enferma y no ha podido venir.
-Lena: Espero que no sea nada... Dale recuerdos de mi parte.
-Eliza: Hola, cielo...
-Lillian: ¿Y bien Lena, qué era eso que querías decirnos, cielo?
-Lena: Enseguida lo sabréis. Sólo os pido una cosa. Nada de miradas de pena, ni de compasión... Podríais asustarla....Perdonad un momento... - dijo, mientras se aceraba al cuarto - ¿Estás lista?
-Kara: No... Dios, creo que voy a vomitar....
-Lena: Mírame... -Dijo, y la miré. Cómo negarme a mirarla. – Estoy contigo... No dejaré que te atosiguen.
Me levanté y Lena cogió mi mano con firmeza. Pude escuchar las voces de todos preguntando a quién se refería cuando Lena dijo asustarla. Alex pensaba que Lena se había comprado un perro y hablaba de eso. Me detuve, cogiendo aire. Lena me miró y apretó mi mano. Entonces, así, cogidas de la mano, entramos en el salón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro