Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16-Los Ángeles

Bueno, habéis cumplido vuestra parte y yo debo cumplir con la mía. Así que, aquí tenéis. Eso sí. Lamento deciros que se me han acabado los capítulos que tenía escritos, así que...

NO PODRÉ ACTUALIZAR HASTA NUEVO AVISO. Lo siento.

Disfrutadlo. O no.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


LENA

Había pasado una semana desde que volvimos del hospital. Mi madre se ofreció a pasar por casa de vez en cuando para ayudarnos a Kara y a mí, pero sabía que esos días tenían que viajar por asuntos de negocios y me negué. Después de todo, Eliza y Alex estaban, prácticamente, viviendo con nosotras. Sólo se iban a sus casas a dormir.

Nia estaba estudiando psicología, así que le pedimos ayuda para ver si ella era capaz de sacar a Kara del estado en el que se encontraba. Bueno, hablaba algo más, pero no demasiado. Seguía prefiriendo el silencio y la soledad.

Yo no sabía qué más podría hacer para ayudarla, y eso me estaba matando. Más de una vez tuve que irme corriendo al baño para que ni Kara, ni Alex, ni Eliza, me viesen llorar. Entendía perfectamente a Kara y por lo que estaba pasando. Intentaba hacer todo lo posible por ayudarla, igual que su madre, su hermana, y sus amigos, pero ella parecía cada vez más distante.

Sam también ayudaba en lo que podía, sobre todo, estaba siendo un gran apoyo para Alex.

Una mañana, escuché gritos en el salón.

-Kara: ¡¡YA BASTA!! Basta... Por favor...

-Eliza: Kara...

Kara rechazó su abrazo.

-Kara: Quiero que os vayáis a casa... A vuestras casas... Por favor.

-Alex: Kara, sólo queremos...

-Kara: Ayudar, lo sé. Y os lo agradezco. Pero... ver vuestras caras de pena y compasión no me ayudan. Necesito un tiempo a solas. No os preocupéis, Lena estará conmigo. Las dos seguimos de baja, no podemos ir a trabajar. Así que no estaré sola del todo.

-Eliza: Pero Kara..

-Kara: Mamá, por favor... Necesito pensar, necesito tranquilidad... Y eso es imposible con vosotras dos aquí peleando todo el día, a todas horas. No necesito otro psicólogo, Nia está siendo una gran ayuda. Y Winn, a su manera... Y Sam... Y vosotras.... Estáis teniendo mucha paciencia y os lo agradezco, pero necesito que os vayáis. Para estar bien, necesito saber que vosotras también lo estáis, y vuestros gestos me dicen todo lo contrario. Quizás, si paso unos días sin veros. Quizás eso me ayude. Tres días, no os pido más. Os llamaré, os lo prometo....

Yo observaba toda la escena algo apartada. Eso era algo que Kara necesitaba hacer a solas con su familia.

-Lena: Eso es un gran avance, Kara... - dije acercándome en ese momento, cuando terminó de hablar y mirando a Alex y a Eliza. – Y puede ser una buena idea. Tranquilas, os mantendré informadas de todo.

-Eliza: Está bien.

Cuando se fueron, no pude evitar estar pendiente de Kara a todas horas. Incluso, por las noches, era incapaz de dormir. Podía pasarme horas mirándola desde la puerta de su cuarto, sin acercarme, sin hablar, sólo mirándola.

Me preocupaba lo poco que comía, teniendo en cuenta lo que a Kara le gustaba comer, pero al menos lo intentaba.

Yo no quería agobiarla, sabía lo que era esa sensación de vacío, de tener el estómago tan cerrado que no te entraría ni el aire por él y que, por mucho que quisieras comer, era imposible. Pero ella lo intentaba. Por su hija.

Esos tres días me costó un poco realizar algunas tareas debido a mi brazo roto y mis costillas doloridas. Echaba en falta un poco de ayuda. Pero Kara parecía algo mejor desde que Eliza y Alex no estaban allí a todas horas.

Algo.

Yo me encargaba de llamarlas cuando Kara se estaba duchando, o acostada, para informarlas.

Ese día, vi que apenas teníamos comida en la nevera, así que decidí ir a comprar unas cosas. No quería dejar sola a Kara, pero no tenía más remedio.

-Lena: Kara... No nos queda leche. Ni fruta... Iré a comprar varias cosas. ¿Crees que puedes quedarte sola un par de horas?

-Kara: Sí...

-Lena: ¿Quieres algo?

-Kara: No, gracias...

-Lena: Volveré enseguida... - Besé su frente y salí. Bueno, no había rechazado mi contacto. Otro avance, otra pequeña mejoría.

Cuando llegué un par de horas después, fui directa al salón. Había pedido que enviasen la compra a casa, ya que yo no podía cargar peso. Sólo llevaba una caja de donuts.

-Lena: ¡Kara, ya he vuelto! ¡Te he traído un regalo! – me extrañó no recibir respuesta. Ninguna. Dejé los donuts en la cocina y la busqué por toda la casa - ¿Kara..?

Una sensación de pánico me invadió cuando no la encontré en ningún sitio. Ni en su cuarto, ni en el baño...

Fui a por mi móvil y marqué rápidamente, temblando.

-Alex: Danvers....

-Lena: Alex...

-Alex: ¿Lena? ¿Estás bien, ocurre algo?

-Lena: No está...

-Alex: ¿No está el qué...?

-Lena: Kara... No... No está. Salí un momento a comprar unas cosas y... cuando volví... No está en casa, Alex, la he buscado por todas partes...

-Alex: Voy para allá...

Colgué y me senté sobre la cama de Kara, intentando tranquilizarme. ¿Mike se la habría llevado de nuevo? ¿Intentaría acabar lo que empezó...? Me sentí mareada, empezaba a encontrarme realmente mal. Tuve que tumbarme... Cuando apoyé la cabeza sobre la almohada, el olor de Kara me invadió. Y eso me hizo perder el poco control que me quedaba y echarme a llorar, abrazando esa almohada.

Dios, si le pasaba algo....

Escuché el timbre quince minutos después y fui a abrir.

-Alex: Lena... - dijo abrazándome - ¿Qué ha pasado...?

-Lena: No lo sé, Alex.... Mike...

-Alex: Mike sigue encerrado. Pero ese desgraciado tiene buenos contactos. ¿Hay algún indicio de pelea, algo que...?

-Lena: No...

Vi a Alex registrar las cosas de Kara, sin entender por qué hacía eso. ¿buscaba alguna pista, quizás...? Tenía la cabeza completamente nublada y era incapaz de pensar o razonar en ese momento.

-Alex: Su pasaporte no está. Ni su cartera, su mochila... Y falta algo de ropa. También faltan un par de cámaras...

-Lena: ¿Qué significa eso?

-Alex: Que Kara se ha ido...

Kara se había ido... Pero, ¿Por qué? ¿Acaso la había presionado demasiado sin darme cuenta? Noté que trataba de evitarme, y yo traté de acercarme a ella un par de veces. ¿La había agobiado sin darme cuenta?

Vi que Alex estaba llamando por teléfono y, cuando me vio, se acercó y me abrazó con la mano que le quedaba libre.

-Alex: Vamos a encontrarla, no pudo haber ido muy lejos...

Pero pasaron dos meses y no teníamos noticias de Kara. Sólo un mensaje en el teléfono de cada una de las personas que le importaban a Kara, incluyendo el mío, desde un número desconocido. Uno de esos teléfonos de usar y tirar. Un simple "Estoy bien. Kara"

Sólo eso.

Decidí volver al trabajo antes de tiempo. Al menos eso me mantenía distraída. Aunque no por demasiado tiempo. No dejaba de pensar en Kara, en su bebé, si estarían bien. Si Kara habría buscado otro médico por si había algún problema...

Ese día tuve que coger un avión. Tenía que cerrar unos negocios en Los Ángeles. No quería ir, por si acaso, a Kara se le ocurría volver a casa en ese momento. Algo poco probable, pero... En fin.

Así que preparé una maleta con ropa para tres días y fui al aeropuerto.

KARA

Habían pasado dos meses. Con el dinero del cheque pude pagar tres meses de estancia en un pequeño apartamento cerca de la playa y además comprarme algo de ropa. Busqué un trabajo como camarera, algo que no me costó demasiado encontrar.

Pasar las navidades lejos de mi familia fue un verdadero tormento. Las echaba terriblemente de menos. Igual qua Winn, Nia, Sam... y a Lena. Sobre todo a ella.

Desde que me marché, no pude dejar de pensar en ella. En cómo echaba de menos su compañía, sus intentos de acercarse a mí, sus sonrisas, su mirada...

Echaba de menos su voz. Ese tono suave que empleaba para tranquilizarme...

Qué demonios, la echaba de menos a Ella. Dejarla así, sin una carta de despedida, me partió el alma y sé que, posiblemente, ella se sentiría culpable. Pero ella no tenía culpa de nada. Bueno, sólo de una cosa. De ser tan adorablemente perfecta.

Esos dos meses echándola tanto de menos, incluso más que a Alex, o a mi madre, sólo me sirvieron para darme cuenta de algo. Estaba enamorada de Lena.

Por eso no quería volver, porque era incapaz de ponerme frente a ella y confesarle lo que sentía. Porque ahora mismo, Lena seguramente estaría tan enfadada conmigo, que aunque volviera, no querría ni verme.

Ya estaba embarazada de 31 semanas, casi ocho meses. Y lo estaba pasando fatal. Sentía que me faltaba el aire, no dejaba de ir al baño, me dolían la espalda y la zona del abdomen. Apenas dormía, se me olvidaban las cosas, y me había vuelto más torpe de lo que solía ser ya de por sí antes de quedarme embarazada.

Sabía que el dinero del cheque de Lena no me duraría eternamente, y el sueldo que me pagaban por mi trabajo era mínimo, así que me dedicaba a ir haciendo fotos y a tratar de venderlas a turistas, aunque no parecían gustar demasiado. Y eso que Los Ángeles tenía un montón de sitios donde sacar fotos increíbles. Tal vez, me estaba volviendo torpe también en eso.

Los dueños del restaurante en el que trabajaba estaban empezando a perder la paciencia conmigo. Ya me había cargado tres platos en esa semana, y había tirado la comida encima a dos clientes.

Ese día, como siempre, fui a trabajar, ya vestida con mi uniforme. Tenía que coger dos autobuses para llegar a mi trabajo y no me apetecía tener que andar cambiándome al entrar y al salir. Tampoco es que después de mi turno fuese a salir a ningún sitio, así que...

-Kara: Buenos días.... – dije entrando. Roger, el dueño, me miró.

-Roger: Kara, necesito hablar contigo.

Oh, no, eso no sonaba bien.

-Kara: ¿Qué ocurre...?

-Roger: Lo siento Kara, eres una chica estupenda, pero... tengo que despedirte. Siento hacer esto, pero... vienes cada día más cansada, se te cae todo, tiras la comida sobre los clientes... Sé que en tu estado es una faena que te haga esto. Pero necesito mirar por mi negocio, y esas cosas no le hacen ningún bien.

-Kara: Entiendo... Vendré a traerte el uniforme esta tarde – dije caminando hacia la puerta.

-Roger: ¡Espera! – dijo, tendiéndome un cheque – Es tu sueldo y... una pequeña ayuda. Espero que encuentres algo pronto. De verdad Kara, lo siento...

-Kara: Claro... - dije saliendo. Volví a casa y me tiré sobre la cama, llorando. Sentí varias patadas de mi hija en mi vientre y lo acaricié.

-Kara: Tranquila, cariño.... Mamá encontrará algo....

Me levanté, me cambié, metí el uniforme en mi mochila, cogí mi cámara y salí.

Antes, dejé mi uniforme en el restaurante. Después, fui a comer algo, me moría de hambre.

Tras la comida, me dirigí a pasear un rato por la playa. Algo que me gustaba y me relajaba. Podía tirarme horas.

Una semana después de eso, no había encontrado aún ningún sitio en el que trabajar. Nadie quería contratar a una chica embarazada de ocho meses. Así que, de nuevo, fui a la playa a intentar vender mis fotografías.

LENA

Llegué a los ángeles y me metí directamente en un taxi para ir a mi hotel. Mis costillas ya estaban casi curadas. Al menos ya no me dolían y me habían quitado la escayola justo ayer.

Me dio mucha pena tener que venirme y dejar a Alex y a Eliza con el tema de Kara.

La madre de Kara estaba completamente destrozada. Incluso Alex tuvo que pasar una noche por urgencias con ella, porque pensaba que le estaba dando un infarto. Por suerte, no fue así.

Abrí mi bolso y saqué una de las fotografías de Kara. Una suya. La llevaba conmigo desde que desapareció, incluso dormía con ella. Puede parecer una locura, pero necesitaba ver su rostro a diario. Ver esos ojos azules, y esa sonrisa... Ver a la Kara de antes de conocer a Mike.

Según Alex, la Kara que yo había conocido no se parecía en nada a lo que era antes de empezar a salir con ese imbécil que le había destrozado la vida.

Antes de Mike, Kara solía irse los fines de semana o cuando tenía días libres, con su moto, a sacar fotografías de lugares que le gustaban o le llamaban la atención. Cuando no podía salir con su cámara, se pasaba las horas pintando, dibujando, o estudiando. Y siempre tenía un hueco para Nia y Winn. Para salir con ellos a tomar algo, irse a un karaoke, disfrazarse en Halloween... Pasé horas con Alex, Eliza y Sam viendo vídeos de esos momentos. Kara era alegre, divertida, y sus ojos siempre brillaban, llenos de vida. Su sonrisa era amplia, grande, y lo iluminaba todo.

Quería conocer a esa Kara, quería ayudarla a ser como era, ayudarla a salir adelante, a olvidar, a sentirse de nuevo querida, a saber que tenía gente que se preocupaba por ella y que no sólo la querían. La adoraban.

Las navidades sin ellas fueron muy duras. Eliza no quiso celebrarlas, no sin ella. Al parecer, eran las fiestas favoritas de Kara, y le resultaba doloroso saber que ella no iba a estar allí. Así que en esas fechas, los amigos de Kara, su familia y yo, solo nos reunimos para hablar de ella y tratar de pensar dónde podría estar.

Alex no dejaba de buscarla, apenas dormía y Sam no se separaba de su lado en ningún momento, intentando animarla.

Mis padres también habían puesto medios para localizarla. No sabía bien si lo hacían por ella, o por mí, pero agradecí mucho su interés y su ayuda.

De pronto, algo llamó mi atención. Una cabellera rubia. Una chica, más o menos de la altura de Kara entraba en un restaurante, vestida de camarera. No, no podía ser ella. Mi mente me estaba jugando una mala pasada. No era la primera vez que mis ganas de verla me hacía verla por todas partes. Volví a guardar la foto en mi bolso.

Cuando llegué a mi hotel, dejé las maletas, me di una ducha, me cambié y decidí salir a dar una vuelta. No tenía muchas ganas, pero necesitaba despejarme.

Una hora después, mi estómago empezó a quejarse. Me di cuenta de que estaba cerca del restaurante en el que había visto entrar a aquella chica, así que me dirigí allí. ¿por qué no echar un vistazo? De nuevo, pensé que era poco probable que fuera ella, pero yo no perdía la esperanza de encontrarla.

Me senté en una mesa y miré el menú, pidiendo poco después. Comí tranquilamente y saqué la foto de Kara.

-Lena: Perdón... - pregunté a una de las camareras - ¿La conoce?

-Camarera: Sí, es Kara...

-Lena: ¿Trabaja aquí?

-Camarera: No, ya no. La despidieron esta mañana.

-Lena: ¿Esta mañana?

-Camarera: Sí, pasó por aquí hace una hora a dejar su uniforme.

-Lena: ¿Sabe dónde puedo encontrarla?

-Camarera: No, a lo mejor Roger, el dueño, pueda saber algo...

-Lena: Gracias... - dije pagando y acercándome al dueño - Perdone, estoy buscando a Kara, una de sus camareras me ha dicho que trabajaba aquí.

-Roger: Ah, sí... Tuve que despedirla esta mañana. Me dio mucha pena, es una buena chica, y se ve que trabaja duro para sacar adelante a su bebé cuando nazca, pero... No estaba en condiciones para seguir trabajando aquí.

-Lena: Entiendo.... – dije, apretando los labios. La habían echado cuando más lo necesitaba - ¿Sabe dónde puedo encontrarla? Su dirección, un teléfono...

-Roger: Nada. Kara nunca nos dejó una forma de localizarla.

-Lena: ¿Sabe de alguien que pueda tener más información... Alguna empleada...?

-Roger: Kara apenas tenía trato con el personal. Llegaba, hacía su turno y se iba. Las chicas intentaron quedar alguna vez con ella, pero siempre decía que tenía cosas que hacer.

-Lena: Bien, gracias.... – dije saliendo, algo decepcionada. Y preocupada. Esa Kara de la que me hablaban, NO era MI KARA.

Caminaba de vuelta al hotel cuando un cartel llamó mi atención. DETECTIVE PRIVADO. Lo miré durante algunos segundos. ¿Por qué no? Sabía que Kara estaba en Los Ángeles. El tipo conocería la ciudad, así que seguramente le llevaría menos tiempo que a mí el encontrarla.

Entré y estuve allí cerca de una hora. Tras darle toda la información necesaria, un teléfono y una dirección donde localizarme y una fotocopia de la foto de Kara, salí de allí, con esperanzas renovadas de encontrarla pronto.

Sólo había llevado ropa para tres días, pero tendría que alargar mi estancia un poco más. Llamé a la clínica y al hospital para avisar de que no volvería hasta dentro de al menos, dos semanas.

También llamé a mis padres, a Eliza y a Alex. No quería darles falsas esperanzas, así que dije que mis negocios se habían retrasado y que había hecho un nuevo contacto, así que me llevaría más tiempo del esperado.

Pasó una semana. Acudí a mis reuniones, como tenía planeado. Y luego salía por la ciudad a buscar a Kara. Aunque había contratado a un detective para eso, me gustaba salir solo, por si acaso, yo la encontraba antes.

Estaba mirando un escaparate cuando mi teléfono sonó.

-Lena: ¿Diga?

-Detective: Señorita Luthor, la he encontrado... - dijo, dándome una dirección.

-Lena: Voy ahora mismo...

Y allí me presenté diez minutos después, en la playa. Sin duda, era Kara. La observé de lejos. No quería apresurarme y hacer que saliera corriendo. Estaba preciosa. Llevaba una especie de peto vaquero y una camiseta de tirantes, de color blanco. Su vientre había crecido muchísimo y, a pesar de tener aspecto de cansada, yo seguía viéndola preciosa. No quedaba ni rastro en su cara de los golpes de Mike, algo que me alegró.

Kara intentaba vender sus fotografías a la gente que pasaba por allí, aunque no tenía demasiado éxito. La gente pasaba de largo, sin ni siquiera mirarla. Idiotas, estáis perdiendo la oportunidad de ver a un verdadero ángel ante vosotros. ¿He dicho ángel...? No, Kara era mucho más que eso. Era una verdadera diosa de la belleza.

Dos minutos después, Kara se rindió. Se alejó, acariciándose el vientre y sentándose en la arena, con la cabeza entre sus piernas. ¿Lloraba?

KARA

Había pasado una semana desde que me quedé sin trabajo. Como ya os dije antes, nadie quería contratar a una chica que dentro de un mes daría a luz. Así que pasé esa semana haciendo fotografías por todas partes.

Me sentía muy pesada, mi vientre había crecido muchísimo, y mi hija no dejaba de moverse dentro. Tenía los tobillos hinchados y me sentía como un pato mareado al andar. Tampoco paraba de ir al baño cada dos por tres. Tenía dolores de cabeza, seguía olvidándome de algunas cosas sin importancia, y sentía dolores en la zona del abdomen.

Me costaba respirar y sentía lo que parecían ser contracciones, así que la noche anterior busqué un médico que pudiera atenderme y saber si algo andaba mal. Desde que me fui de National City, no había visto a ninguno. Una imprudencia por mi parte, pero en aquellos momentos, no pensaba con claridad.

Tras decirme que todo estaba bien y lo que me ocurría era normal, me fui más tranquila a casa. Al parecer, no podía respirar por la presión que mi hija hacía en mi pecho y esas pequeñas contracciones que parecía sentir, según el médico, era una especie "entrenamiento" para cuando me pusiera de parto de verdad.

A la mañana siguiente, fui a la playa, a intentar vender de nuevo mis fotografías.

Nada, la gente pasaba de largo. Ni se molestaban en mirarme. Cansada, cerca del mediodía, decidí darlo por imposible. Llevaba allí desde las ocho y sólo había vendido tres fotografías.

Me senté en la arena, con la cabeza entre las piernas. Otra vez ese maldito dolor de cabeza.... Acariciaba mi vientre, intentando contener las lágrimas. Poco después, escuché que alguien me preguntaba algo.

-Mujer: ¿Por cuánto las vendes?

-Kara: Un dólar cada una... - dije, sin mirarla.

-Mujer: Esas fotografías valen mucho más...

Entonces reconocí su voz. Levanté la cabeza y me encontré con unos llamativos ojos verdes mirándome.

-Kara: Lena...

-Lena: Kara... - dijo. Me fijé mejor en sus ojos y vi que estaban enrojecidos y llenos de lágrimas. Se arrodilló delante de mí, abrazándome con fuerza - Gracias a dios que estás bien... ¿Por qué te fuiste así...?

-Kara: Yo... - La miré y rompí a llorar– Lo siento, Lena... Todo es culpa mía...

-Lena: ¿Qué es culpa tuya...?

-Kara: Todo... Desde que me quedé embarazada, mi vida es un desastre.... Y desde que me conociste, no te he dado más que problemas... Mike te hizo daño, te hirió... Por mi culpa. No podía soportar verte cada día así, herida, dolorida... Por mi culpa.

-Lena: Eso no ha sido culpa tuya, Kara... - dijo, llorando con fuerza también .

-Kara: Podría haberte matado...

-Lena: Pero no lo hizo...Kara, cielo, mírame.... – dijo, cogiéndome del mentón y haciendo que la mirase – Estoy bien... Y estoy aquí...

-Kara: Sólo te doy problemas, Lena...

-Lena: Tú no me das problemas, Kara...

-Kara: Lo siento mucho....

-Lena: ¿Hay algo más...? ¿Sólo te fuiste por eso...?

-Kara: Yo... Me sentía muy avergonzada, Lena. Lo que pasó con Mike fue....

-Lena: Lo sé...-dijo, mirándome.

De pronto, sentí que Lena me sujetaba por la nuca y que sus labios se pegaban a los míos, con fuerza. Pude sentir cientos de cosas en ese beso. Miedo, necesidad, urgencia, dolor, alegría...

Cuando Lena se separó de mí, me quedé unos segundos mirándola, paralizada. Cuando fui capaz de reaccionar, me levanté como pude y me dispuse a marcharme.

Por Dios, ahora más que nunca estaba convencida de que amaba a esa mujer... Y que, a pesar de haber sido ella quien me había besado, no estaba segura de que ella sintiera lo mismo. Tal vez, los nervios, la emoción por haberme encontrado la habían traicionado y por eso me había besado. No, no podría soportar su rechazo. Ya no podía verla sólo como una amiga. Nunca podría ver del mismo modo a Lena. Y menos después de ese beso.

Sentí que Lena se levantaba y me sujetaba de la muñeca.

-Lena: Kara, no... No vuelvas a irte... No podría soportarlo.... – Sujetó mi rostro entre sus manos y volvió a besarme, con más intensidad que antes. Se apartó para mirarme durante unos segundos, medio sonriendo - Te quiero, Kara... - Volvió a juntar sus labios con los míos y a separarlos poco después – No sólo has entrado en mi vida. Te has vuelto mi vida... No podría soportar perderte otra vez... No podría volver a separarme de ti. No dejaré que te vayas y me dejes de nuevo atrás... - Otro beso, esta vez puse sentir el sabor salado de las lágrimas de Lena. – Tú y tu hija sois lo único que quiero ahora... No quiero nada más, ni a nadie más. Tampoco lo necesito.

Oh, Dios... ¿Estaba diciendo todo eso de verdad? Si ella era capaz de abrirme así su corazón, yo debería ser justa y hacer lo mismo, ¿verdad?

-Kara: Yo también te quiero, Lena... - dije, tirando las fotografías al suelo y cogiendo el rostro de Lena entre mis manos. – Lo siento... Tardé mucho tiempo en admitir y aceptar que lo que sentía por ti era más que una simple amistad. Estaba asustada, y avergonzada por lo que ocurrió con Mike. ¿Quién iba a querer estar con una chica sin trabajo, a la que su ex había dejado embarazada y luego había intentado violarla? Nadie en su sano juicio querría algo así.

-Lena: Yo lo quiero... Y te aseguro que mi juicio está perfectamente.... No quiero presionarte, Kara, no quiero obligarte a nada que no quieras. Sólo quiero que me dejes demostrarte que estoy dispuesta a todo por ti, y por esta pequeña... - acarició mi vientre – Que ya toda mi vida gira en torno a vosotras dos. Que no me importa quién sea su padre, porque yo estoy locamente enamorada de su madre. Y con eso me basta. Verte de nuevo es recordar mi razón para vivir y porque fui capaz de mantener vivo este amor por tanto tiempo. Me has hecho tanta falta en todo este tiempo, que ahora que vuelvo a tenerte me pareces el más hermoso de los sueños.

La miré. Quise responder algo, pero no fui capaz, así que la besé. La besé con tal desesperación y tanta fuerza, que los labios me dolían. Pero no me importaba. Lena me quería. Y quería a mi hija. Con eso me bastaba.

Seguimos besándonos y sentí que Lena tiraba de mí hacia abajo, hacia la arena. Me adapté a sus movimientos, hasta que las dos acabamos sentadas en la arena, aún besándonos. Lena me hizo recostarme, mientras ella hacía lo mismo.

Cuando sentimos que nos faltaba el aire, Lena se apartó y me miró. Puso su mano en mi mejilla, y secó mis lágrimas con suavidad, mientras me miraba a los ojos fijamente. Pude ver que tenía cuidado de no ponerse mucho sobre mí, posiblemente para no lastimar al bebé.

De pronto, las palabras se agolparon en mi mente y sentí la necesidad de dejarlas salir.

-Kara: En estos meses me he dado cuenta de que en todo este tiempo, mis sentimientos por ti no han hecho más que crecer. Los días sin ti han sido un espacio vacío en el que no quiero estar nunca más. No sabes cuánto te he echado de menos. Estar contigo de nuevo es como volver a sentir los latidos de mi corazón y su razón de ser.

-Lena: Dudé muchas veces por tu ausencia y tuve miedo de que no fueras a regresar, pero tienes que saber que yo nunca dejé de quererte. Todos estos días sin ti me han servido para darme cuenta de que sin tu amor, mi vida no tendría sentido. El tiempo que estuviste lejos ha sido el más largo de mi vida, por favor, no vuelvas a irte de mi lado. No vuelvas a irte nunca, porque no sabes cuánto te necesito.

No pude resistirme y volví a besarla, haciendo que se inclinase un poco más sobre mí.

-Lena: Kara...

-Kara: No nos harás daño... Sólo deja que te bese, Lena... Por favor...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro