1-La extraña
KARA
La Tarde era como otra cualquiera. Después de acabar las clases, me dirigí al Bar donde trabajaba.
Mike había vuelto a cogerme la moto y la había dejado casi sin gasolina, así que tuve que parar a repostar y llegué tarde.
-Kara: Lo siento, Phil... - dije entrando rápidamente y corriendo a cambiarme.
-Phil: Sólo han sido dos minutos, no te preocupes.... Mesa doce.
Me cambié y fui a atender.
Las tardes en ese lugar se hacían eternas. Las mismas caras de siempre, las mismas bromas, las mismas historias.... Pero ese día fue diferente. Cerca de las diez, una mujer morena entró y se sentó en la mesa del fondo.
-Kara: ¿Qué le pongo?
-Mujer: Un Whisky...
-Kara: Bien – dije fijándome en sus ojos. No es algo que suela hacer, pero tenían un verde tan intenso que era imposible no mirarlos.- ¿Algo más?
-Mujer: No, gracias...
Fui a por su Whisky y volví, dejándolo sobre la mesa.
-Mujer: ¿Ocurre algo?
-Kara: No, es que... Nunca la había visto por aquí.
-Mujer: Mi coche se ha averiado justo delante. Estoy esperando una grúa.
-Kara: Claro... Perdón.-dije volviendo a la barra. Me puse a colocar los vasos y platos limpios, mirándola de vez en cuando. La mujer miraba las fotografías que adornaban las paredes del local.
-Mujer: ¡perdona! – dijo, haciendo un gesto para que me acercase.
-Kara: ¿Sí?
-Mujer: ¿Sabes quién ha hecho estas fotos?
-Kara: ¿Por qué?
-Mujer: Curiosidad.
-Kara: Son mías...
-Mujer: ¿En serio? – Volvió a mirarlas - ¿Tienes más?
-Kara: Tengo muchas... ¿por qué? – repetí.
-Mujer: Me gustan... - fue todo lo que dijo.
Iba a volver a mi sitio, cuando noté que me abrazaban por detrás. Miré el reloj de la pared. Las once.
-Mike: ¡Hola, cariño! – dijo besándome.
-Kara: Mike, estoy trabajando, te lo he dicho cientos de veces.
-Mike: Sólo es un beso...
-Kara: Nada de besos cuando estoy atendiendo... - dije alejándome.
-Mike: Hoy estamos de mal humor, ¿eh? Bueno, tengo buenas noticias... - dijo sentándose en la barra mientras yo seguía colocando los vasos.
-Kara: Has encontrado un trabajo...
-Mike: Sabes que yo no necesito eso... - dijo, mirando a sus amigos, que, como siempre, estaban sentados justo cerca de la puerta. - ¿Quieres correr esta noche?
-Kara: No. Tengo que estudiar, Mike.
-Mike: Vamos, te he apuntado a dos carreras. La primera es a las dos...
-Kara: Esta noche no, Mike.
-Mike: Venga... Hay mucha pasta en juego, cariño.
-Kara: ¿Cuánto?
-Mike: Suficiente para que pagues el alquiler de ese piso cutre tuyo durante un año... Bueno, durante medio año. Vamos a medias, como siempre, ¿verdad?
-Kara: Sí... - suspiré - ¿Dónde?
-Mike: En el puente.
-Kara: Llegaré muy justa...
-Mike: Sólo encárgate de llegar a tiempo... - dijo besándome de nuevo y alejándose con las cervezas que acababa de servirle. Volví a mirar hacia la mesa del fondo, pero la mujer ya se había ido tras dejar un par de billetes sobre la mesa. Había dejado una buena propina.
Finalmente, en cuanto cerré, decidí irme a casa. Estaba agotada y no tenía ganas de nada. Posiblemente Mike se enfadaría por dejarle tirado, pero me daba igual.
Al entrar en casa, dejé las cosas sobre el sofá, apagué mi teléfono y me fui directa al baño, a darme una ducha. Me tiré allí un buen rato, relajándome con el agua bien caliente.
Cuando salí, cogí algo de la comida que dejé preparada el día anterior y cené viendo la televisión.
No recuerdo cuándo me quedé dormida, pero unos fuertes golpes en la puerta me despertaron. Miré mi reloj. Las cuatro de la mañana. Los golpes seguían sonando, así que me levanté y abrí.
-Mike: ¡¿Se puede saber qué pasa contigo, Kara?! – Gritó, entrando en la casa, furioso - ¡Me has dejado tirado!
-Kara: Lo siento, Mike, no tenía ganas, ya te lo dije esta tarde, estoy muy cansada..
-Mike: ¡Me da igual, habías dicho que irías!
-Kara: ¡Sabes que sólo me gusta ir a mirar!
-Mike: ¡Sólo eran dos carreras, Kara, eres buena, lo sabes!
-Kara: No quiero correr, Mike...
-Mike: ¿Sabes el dineral que me has hecho perder esta noche...? Mañana vas a ir y vas a correr hasta que lo recuperes, ¿me oyes?
-Kara: ¿Se puede saber qué te pasa...? ¿Acaso tu familia no tiene suficiente dinero, que todavía quieres más?
-Mike: No soy yo el que se queja de que este mes va tan justo que no tiene ni para comer.
-Kara: Sí tengo para comer...
-Mike: ¿Para cuántos días? – Abrió la nevera – con esto no tienes ni para una semana, si da pena verla.
-Kara: Eso no es asunto tuyo.
-Mike: ¿Qué harás, pedírselo a tu hermana? Ah no, claro... Si tu hermana y tu madre se enteran de cómo vives, querrán que vayas a vivir con una de ellas...
-Kara: Vete a la mierda. Si has venido a las cuatro de la mañana sólo para gritarme, ya te puedes ir.
Mike me cogió con fuerza del brazo, haciéndome daño.
-Mike: No me digas lo que tengo que hacer, ¿me oyes?
-Kara: ¿Y tú sí me lo puedes decir a mí?
-Mike: Por supuesto... ¿Qué coño te ha pasado? Antes te gustaba correr.
-Kara: Bueno, pues ya no me gusta...
-Mike: ¿Es por la caída que tuviste hace unos meses? Bueno, te asustaste, puedo entenderlo. Pero no te pasó nada.
-Kara: ¿No me pasó nada? Me rompí el hombro, Mike...
-Mike: Pero ya estás bien, ¿no?
-Kara: Me estás haciendo daño, suéltame...
Mike me miró y me pegó más a él, sujetándome por la cintura con el otro brazo.
-Mike: Ya que no quieres correr, al menos vamos a terminar bien la noche, ¿qué te parece?
-Kara: No, Mike... Quiero que te vayas...
-Mike: ¿Estás segura? ¿Es lo que quieres? Si me voy no volverás a verme...
-Kara: Sí, eso es lo que quiero...
-Mike: Muy bien... - dijo soltándome y empujándome – Si es lo que quieres, adiós...
Cuando salió, cerrando con un portazo, me senté en el sofá, encogiendo las piernas y rodeándolas con mis brazos. ¿Qué narices acababa de pasar? Me puse a pensar en las últimas semanas.
Lo cierto es que las cosas con Mike últimamente no andaban muy bien. Por algún motivo, empecé a cansarme de sus caprichos de niño malcriado.
Tras el accidente de hace unos meses, por el cual me rompí el hombro durante una carrera, Mike ni siquiera fue conmigo al hospital. Se quedó allí porque dos de sus amigos también corrían y él se encargaba del dinero. Así que tuve que irme sola y muerta de dolor, en un taxi. Por cierto, como tuve que volver a trabajar antes de tiempo si quería poder pagar el alquiler, no se me curó bien del todo, por lo que a veces seguía teniendo unos dolores terribles.
Tampoco es que en el tiempo que estuve sin poder usar el brazo, Mike me ayudase mucho. Venía a casa, lo dejaba todo hecho un desastre y se iba. Ni siquiera era capaz de recoger lo que había usado.
Nunca le pedí dinero, la verdad, no me interesaba el dinero de su familia, prefería valerme por mí misma. Claro, que tampoco es que él me lo ofreciera cuando veía que estaba pasando algún apuro, como ese mes.
Era cierto que mi nevera estaba casi vacía. Sólo quedaba un litro de leche, dos yogures, un par de manzanas y un poco de queso. Y aún estábamos a mediados de mes. Pero es que este mes me habían venido más gastos de los que pensaba. Tuve que comprar nuevos libros para clase, algo de ropa y arreglar la moto, ya que se averió y era la única forma que tenía de poder moverme por la ciudad. Sí, podría ir andando, pero no llegaría a ningún sitio a tiempo. Y con el transporte público, menos aún.
Además, llevaba unos días encontrándome mal. Me sentía cansada y, aunque sabía que tenía que estudiar, sólo tenía ganas de dormir. Tenía la cabeza hecha un lío y... Oh, Dios, ¿Acababa de romper con Mike? ¿Por qué? Bueno, quizás eso era lo mejor... ¿o no?
Me levanté un momento del sofá tras secarme las lágrimas y fui al baño. Hice pis y me lavé las manos, buscando algo para el dolor de cabeza. En ese momento, algo llamó mi atención. Miré los tampones que tenía en el mueble, cogiéndolos en la mano, y recordé que debería haber tenido mi periodo hacía una semana. Oh, no...
Palidecí, volviendo a sentarme en el váter y volviendo a llorar. No podía ser... Intenté relajarme.
-Kara: Vale, Kara... Pueden ser los nervios, demasiado estrés. Los estudios, el trabajo... Llevas dos meses que no paras... Sí, seguro que es eso....
Volví a dejar los tampones en su sitio y fui a prepararme un vaso de leche caliente, acostándome después. Me quedé dormida, llorando de nuevo.
Por la mañana, volví a ser despertada por varios golpes en la puerta. Me levanté y fui a abrir.
-Kara: ¡Mike, te dije que no....! Alex... hola...
-Alex: Vaya, menudo recibimiento... - dijo entrando - He traído donuts... ¿Y ese humor, has discutido con el bueno para nada de tu novio?
-Kara: Algo así... - dije cerrando y siguiéndola hacia la cocina, sentándome mientras Alex cogía un plato y colocaba los donuts en él.
-Alex: Toma... - dijo dejando el plato delante de mí – Tus favoritos... Te he llamado antes de venir, pero tu móvil está apagado.
-Kara: Aaaahhh.... Sí, lo apagué anoche, quería dormir sin molestias... - dije, cogiendo uno de los donuts y empezando a pellizcarlo.
-Alex: Eh, ¿Va todo bien? – Preguntó, mirándome - ¿Has estado llorando?
-Kara: No es nada... Tuve una pesadilla.
-Alex: Kara... Te conozco muy bien. Habla.
-Kara: He dejado a Mike.... Bueno, o eso creo. Anoche le dije que quería que se fuera.
-Alex: ¿Te hizo algo? – preguntó, sentándose a mi lado.
-Kara: No...
-Alex: ¿No? ¿Y esto? – señaló el moratón de mi brazo, justo donde Mike me había agarrado la noche anterior.
-Kara: Sólo me sujetó. A lo mejor hizo más fuerza de la que yo pensaba y...
-Alex: ¿Qué ha pasado, Kara?
Suspiré, contándole todo. Que últimamente no le soportaba, que tenía razón y sólo se preocupaba por él mismo. Que no tenía tantos detalles como cuando empezamos a salir, y que últimamente parecía que sólo me quería para ganar dinero en esas estúpidas carreras.
-Alex: ¿Participas en esas carreras? ¡Kara!
-Kara: Lo sé, Alex. Al principio me parecían divertidas, sólo corría para despejarme. Hasta que me enteré que Mike apostaba cuando yo corría.
-Alex: ¿El accidente de hace unos meses fue en una de esas carreras?
-Kara: Sí...
-Alex: ¡¿Te das cuenta de que podrías haberte matado, Kara?! ¡Por Dios, llevamos meses intentando parar eso, lo sabes, y no me has dicho nada!
-Kara: Lo siento... Oye, lo que menos necesito ahora es que me regañes, ¿Vale? – dije, empezando a llorar y empujando el plato que tenía delante de mí, lleno de migajas de un pobre donut asesinado a pellizcos.
-Alex: Vale, lo siento... - dijo abrazándome. –Oye, quizás dejar a Mike sea la mejor decisión que has tomado en mucho tiempo...
-Kara: Tú le odiabas.
-Alex: Y ahora le odio aún más. No quiero verte así por él, Kara...
-Kara: Se me pasará...
-Alex: ¿Quieres que me quede contigo?
-Kara: No... - dije mirando el reloj – Es sábado, tengo doble turno y entro en una hora. Voy a ducharme.
Me levanté y fui hacia el baño, dándome una ducha rápida y saliendo poco después, ya vestida. Vi a Alex mirando en la nevera.
-Alex: ¿Te han asaltado la nevera, Kara? No hay nada...
-Kara: No, es que... aún no tuve tiempo de ir a hacer la compra. Lo haré mañana.
-Alex: Claro... ¿Necesitas dinero?
-Kara: No, de verdad, Alex, ya sabes que soy un despiste con patas... Haré la compra luego, te lo prometo.
-Alex: Está bien... ¿Te acerco?
-Kara: No, tú también tienes que ir a trabajar... Y sabes que conducir me relaja.
-Alex: Bueno, ten cuidado, ¿Vale?
-Kara: Tú también... - dije abrazándola como si no fuese a verla nunca más. Y lo cierto era que muchas veces no podía evitar pensar que sería así. Que un día, posiblemente, no volvería a ver a Alex. Odiaba su trabajo, que pudiesen herirla, o matarla. Pero a ella le encantaba. - ¿Comemos mañana?
-Alex: Vale... Te llamo luego a ver cómo sigues, ¿vale? Y anímate, estás mucho mejor sin ese imbécil de Mike...
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Os actualizo con el primer capítulo. Decidme que os parece.
AVISO: KARA VA A PASARLO REALMENTE MAL EN ESTA HISTORIA.
habrá escenas fuertes, aunque intentaré que no demasiado. Así que si alguien puede ofenderse fácilmente, o no le gustan las emociones fuertes, estáis a tiempo de dejar de leer.
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