Miguel vendía brownies buenísimos en el colegio (de contrabando, por cierto). A él lo conocí un poco antes que al resto ya que le llegué a comprar en conjunto a una amiga y ella quedó encantada con el chaparrito de lentes que vendía brownies y fue cuando entré en labor para conseguir su número para ella y lo logré, quería acosarlo según ella; hecho que no logró. Más tarde, cuando entré a la sección en octubre (como ya conté), no nos volvimos a ver si no hasta la fiesta de Arianna por su cumpleaños número quince y entre tanto beber un poco de cuba libre y gozar de la música que colocaba el Dj, bailé salsa con él y creo que ya luego nuestra historia en sí empezó a contarse sola.

Tiene una sonrisa bonita, usa gafas y es bastante alto; es blanquísimo y tiene algunas marquitas en la espalda que hacen notar que anteriormente fue rellenito, sin embargo, dado que ama hacer ejercicios, tiene la espalda de esas de pelis de dioses griegos.

A veces peleábamos bastante y no llegábamos a ningún acuerdo, éramos tan tercos como para llegar a estar de acuerdo en algo o pedirnos disculpas por haberla cagado; incluso dejamos de hablarnos por un tiempo, sin embargo, cuando hacíamos las paces era bastante chévere porque pasábamos mucho tiempo juntos y hablábamos de cosas estúpidas o escuchábamos música. Éramos (y somos) muy temperamentales, creo que se ha notado durante la descripción de nuestra amistad.

Miguel es mi compañero para bailar salsa, merengue y tambores (aunque yo no sepa de a mucho), escucha conmigo Arjona y canciones romanticonas, a veces se la tira de chef y otras muchas de modelo. Cabe resaltar que también de bailarín y cantante cuando está aburrido. Es bastante especial y como siempre se lo he dicho; único en su especie.
      
Lo he comparado como una colisión en el espacio y tiempo hace unos cuantos meses y, a pesar de que a veces no nos soportamos, creo que hacemos un buen balance en cuanto a personalidades se trata, porque todo lo dulce y cariñoso me lo he llevado yo y él es más como seco e imperturbable pero cuando tiene sus momentos es un poquito, solo un poquito más cariñoso.

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