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Capitulo 1

Era un viernes en la mañana cuando ella entro a clases, su uniforme era un tanto diferente del que se usaría usualmente en una preparatoria, esto era porque asistía a la prestigiosa Academia Shiko.

Izayoi Kunieda, 15 años, segundo año de preparatoria.

Una niña dulce, tranquila, afable, muy linda y, muy madura para su edad, "¿Por qué está en segundo si tiene 15?" preguntaras. Es buena estudiante, solo eso. No es una superdotada ni tiene dinero, simplemente es una buena estudiante que pudo adelantarse dos años escolares con el suficiente esfuerzo.

Cabello negro con un leve toque azulado, muy largo a decir verdad, siempre va atado en una gran trenza que llega a los tobillos. Su pecho medianamente grande, no es una cosa exagerada, no se nota mucho con el uniforme de la Academia, pero en ropa casual se nota de un tamaño grande (comparado a su estatura).

1.59 de estatura y 55 kilos en peso, una linda sonrisa y unos bellísimos ojos naranjas brillante, vive sola y le encanta las labores de una ama de casa y leer, le gusta preparar galletas, canapés, tartas, entre otras cosas como acompañamientos para la hora del té, aunque también preparaba café, expreso, latte, capuchino, machiatto, americano, cortado, etc. No importaba o que preparaba, todo lo hacía perfecto.

Su actitud siempre amable y hogareña le daba buena fama en la escuela, todos quienes se le cruzaban le saludaban de forma amigable, no tenia enemigos en Shiko, su carisma siempre fue correspondida de forma positiva. Tenia pretendientes, sí, pero Izayoi siempre dejo en claro que no le interesaba las relaciones románticas, primero quería terminar la escuela y luego preocuparse por formar su vida. Y la forma con la que lo dijo, con una linda sonrisa y amabilidad, dejo satisfechos a todos. Aunque a pesar de tal personalidad y belleza física, no solía entablar amistades, a todos los trataba bien y de la misma forma, no había excepciones, así que no había alguien que se acercara más a ella de lo que otro podría, así que nadie llego pasar a lo que se dice amigo, por eso que siempre estaba sola, pero eso no le era problema, siempre estuvo sola por ser huérfana, así que no le molestaba la soledad, de hecho, le traía mucha paz y tranquilidad.

Ese viernes por la mañana, Izayoi entro en la academia, todos la saludaban desde lo lejos con gran amabilidad, y aunque suene extraño, nadie en la academia le hablaba para quedar bien, ella no se creía mejor que nadie, así que nunca se ganó la hipocresía de alguien. Llego a su aula de clases, sus compañeros la saludaron felizmente. La delegada de su clase se acerco a ella y le informo que los profesores tendrían una junta de ultimo momento ese día, por lo que tendrían toda la jornada de tiempo libre, por lo que nada más tomarían asistencia y podrían irse si gustaban.

Izayoi no tenia nada que hacer en casa a esas horas, así que en cuanto tomaron asistencia se dirigió a la biblioteca. No tenia restricciones en cuanto a la lectura, había leído de todo, desde libros académicos hasta ciencia ficción.

Llego a la biblioteca y la encargada le saludo feliz, Izayoi le pidió una recomendación para leer ese día, como la encargada no sabía que podría ser bueno para la menor sabiendo que había leído de todo, recordó que había una sección al final de la biblioteca con libros que nadie leía, se lo menciono, tal vez encontrara algo interesante.

La pelinegra camino hasta aquella sección con tranquilidad, tenia un presentimiento de que encontraría algo importante ahí.

Llego al lugar, por alguna razón se veía más oscuro y sombrío que el resto de la sala. Avanzo en el pasillo con total lentitud, mirando atentamente todo en el lugar, solamente se detuvo cuando encontró dos libros, estaban polvosos y bastante viejos, eran medianamente gruesos y pesaban un poco.

Se encamino hasta un escritorio que estaba cerca y deposito los libros en él, se sentó en la silla que estaba ahí después de sacudirle un poco el polvo que tenía, abrió uno de los libros sin saber de que trataban ya que la cubierta no tenía nada escrito.

Tenia una cinta de separador en una página, era curioso así que selecciono la pagina marcada y miro fijamente, era bastante antiguo, casi no se podía leer en algunas partes, pero de lo poco legible que había, estaba una oración interesante.

Izayoi: ¿" Las Llamas de la Ultima Voluntad..."?

"Las Llamas de la Ultima Voluntad, tal y como su nombre indica, son la última voluntad de muerte de una persona convertidas en llamas, todos sin excepción tienen llamas, la m**** las ** utilizado desde hace **** años para pelear contra ******** enemigas.

Hay varios tipos de Llamas de Ultima Voluntad, las cuales pertenecen a los elementos del Cielo y de la Tierra. Aunque es más común encontrar llamas de los elementos del Cielo que de la Tierra, y los elementos del Cielo son relacionados con fenómenos meteorológicos.

La Tormenta, tan destructiva y arrasadora, fuerte e inquebrantable, siempre fiel al cielo.

La Lluvia, tranquila y serena, cuya calma se lleva todos los pesares, el único que puede ver feliz al cielo mientras por dentro está llorando.

El Sol, que siempre mira y cuya luz fortalece y cura los malestares, da vida y abraza su entorno con energía y calidez.

El Rayo, cubre su entorno y lo protege con fiereza, refleja peligro cuando en realidad va de la mano con la tormenta, la lluvia y la nube.

La Nube, la nube flotante que no será atrapada por nadie y sigue su propio camino. Como cuan lobo solitario que a cada momento se vuelve más grande o más chica, pero siempre más fuerte.

La Niebla, fuerte y engañosa, con el deber de confundir al enemigo convirtiendo nada en algo, y algo en nada, lo que no les permite ver a la familia-la ilusión del engaño.

Por último, la más valiosa, El Cielo. Aquel que todo lo cubre, tan armonioso y basto. Es raro encontrar gente común que tenga esta llama, son pocos quienes la obtienen y cuando se despierte, atraerá a sus elementos como un magneto. Un Cielo atraerá a los otros elementos hacia él ya que es el deber de estos resguardarlo y mantenerlo puro, después comenzarán a armonizar, sus voluntades se fortalecerán teniendo un Cielo al cual proteger y así, se obtiene un verdadero poder."

Era lo que había leído, era curioso, no todo era legible, pero si se podía entender la mayoría, después había algunas instrucciones y más información sobre las llamas, pero decidió leerlo después, miro el otro libro, era sobre los ángeles y la historia bíblica de como Dios había creado el mundo en 7 días, de cómo el ángel más fiel traiciono a su creador y fue expulsado del cielo haciendo que sus alas se volvieran negras. No era una religiosa devota o algo así, pero sin duda era un relato curioso cuanto menos.

Decidió seguir leyendo más de los libros en el día, así que los tomo y fue con la encargada de la biblioteca para pedirlos prestados, no tuvo problema, la encargada de hecho, no le dio una fecha limite para devolverlos, le dijo que los regresara cuando acabase de leerlos y que podía tomarse el tiempo necesario, no había problema.

La pelinegra miro la hora, era demasiado temprano aun, así que se le ocurrió ir al salón de Economía Doméstica (Clase de Cocina) y preparar algunos bocadillos para cuando llegara la hora del almuerzo y acompañarlo con un poco de té o de un café latte.

Llego al lugar y solo había una profesora, pidió permiso de usar el lugar y la profesora se fue con la condición de que ordenara todo y cerrara al terminar.

Izayoi fue a las estanterías y busco un mandil, luego fue por la loza que usaría y los ingredientes.

Fueron unas cuantas horas pero había conseguido hacer una dote grande con un surtido de galletas de mantequilla, sablé, rellenas y algunos macarrones de queso crema y otros con sabor a choco-menta. También preparo su querido latte, y lo guardo en un termo de un litro.

Guardo las galletas en una cesta medio-pequeña junto con el litro de café y salió del lugar después de haber acomodado todo, cerro el salón y se dirigió a los jardines de la Academia, tenían unos bellísimos rosales de colores y con casi todos los alumnos ausentes podría leer en total calma y tranquilidad, pero el asunto no resultaría como esperaba, o al menos, eso presentía.

Llego con toda la calma del mundo al jardín oeste, dejo la cesta en una banca frente a una fuente pequeña, iba a sacar el café cuando escucho un sonido, era como si arrancaran algo así que decidió ir a ver y se encontró con un estudiante con el uniforme morado, estaba arrancando y destrozando las rosas de un arbusto sin importarle el hecho de que se estaba clavando las espinas en las manos, Izayoi se acercó a él rápido y le hablo de cerca sin invadir su espacio personal.

Izayoi: Disculpa.

¿?: ¿Qué?

Izayoi: ¿Estás bien? Pareces frustrado, y te estas clavando las espinas. También estas destruyendo los rosales.

¿?: Eso no te importa. Además... ¿Qué hace una niña aquí?

Izayoi: Soy Kunieda Izayoi, me adelantaron dos años. Y bueno, tienes razón, no debería importarme, pero estas herido.

¿?: No hay ninguna razón para que me ayudes.

Izayoi: Y tampoco hay ninguna razón para que no lo haga.

¿?: ... Eres extraña.

Izayoi: simplemente quiero ser amable, así que ven, vamos a curarte las manos.

Izayoi tendió su mano con delicadeza al chico frente a ella, él la miro un momento y luego la tomo con cuidado, para él, aquella acción debía hacerla con cuidado, como si la mano de la chica fuese a romperse en cualquier momento. Lo levanto del suelo y fueron a la fuente frente a la banca donde estaban sus cosas, se hincaron frente a ella pues era baja y comenzó a lavar las heridas y a quitar las espinas incrustadas tomándose su tiempo para después limpiarlo con el pañuelo que ella siempre llevaba consigo.

Izayoi: por cierto, no me has dicho tu nombre.

¿?: Shiki... Natsumezaka Shiki.

Izayoi: Muy bien Shiki-san, ya está, intenta no lastimarte de nuevo, ¿vale?

Shiki: ¿Y por qué? El dolor es maravilloso.

Izayoi: Bueno, no sabia que te gustara, si es así no juzgare.

Shiki: Eres demasiado amable, todos se burlan de mí, porque soy un ángel.

Izayoi: ¿Literal o Figurativamente?

Shiki: Literal. Soy un pobre ángel que fue expulsado del cielo, cuyas alas se tiñeron de negro, los demonios se burlan de mi y de mis alas.

Izayoi: Sé que es un poco extraño esto, y me cuesta entenderte un poco, así que... ¿Podrías mostrármelas? Claro, si no es molestia.

Shiki la miro un poco extrañado, ¿ella quería ver sus alas? Pobre alma ilusa, pensó, no sabia en lo que se había metido. Se separo un poco y se arrodillo mientras todo su cuerpo y su ropa se tornaba color morado, unos bultos se formaron en su espalda y luego se extendieron dejando a la vista dos pares de alas que se mecieron con gracia levemente.

Shiki: ¿Y esto? ¿Qué piensas de esto ahora?

Izayoi: ... ... ¿Qué es lo que pienso? Pienso que las alas negras te sientan de maravilla.

Shiki: ¿Qué...? ¿te gustan? ¿te gustan mis alas...?

Izayoi: ¡Por supuesto! Son majestuosas. Esos demonios deben estar ciegos para no ver lo increíbles que son.

Shiki: De verdad... Eres extraña.

Izayoi: jeje, puede ser. No soy una religiosa devota ni nada parecido, pero alguna vez escuche que decían que Dios no comete errores, que todo lo hace por algo. Si eso es verdad, entonces te expulsaron del cielo para cumplir con algo más grande, algo que solo tu podrías hacer. Así que no pienses que tus alas son desagradables, a mí me gustan.

Shiki la miro sorprendido, ella tenia una sonrisa radiante y hermosa, era cálida, tampoco había mentiras en sus palabras, todo era verdad, ella no lo engañaba.

Se acercó a ella y la abrazo, hundió su rostro en el cuello de Izayoi y soltó un par de lágrimas traicioneras. Nadie en el mundo había sido así con él, más parecía que ella era el ángel en ese momento. Guardo sus alas y rápidamente se seco las lágrimas sin que ella lo notara, se separo de ella le sonrió igual.

Izayoi: Ah, cierto, Shiki-san. Hice galletas hace un rato, pero creo que hice demasiadas para mí. ¿quieres algunas? También tengo café si gustas.

Shiki: De verdad, eres muy extraña.

Shiki sonreía sin saberlo, acepto y probo las galletas y el latte, era realmente delicioso, fácilmente comparadas con las almas con las que se alimentaba, tenían un sabor dulce sin llegar a ser empalagoso, era suave, con consistencia, cada sabor era palpable y delicado, lo disfruto como nunca, y el café, no muy amargo, sutil, entre cítrico y achocolatado, una obra de arte según su juicio.

Izayoi: ¿te gustaron, Shiki-san?

Shiki: Si, nunca comí algo así.

Izayoi: Me alegro, si gustas, puedo hacerte más mañana.

Shiki: ¿De verdad? ¿Lo harías por mí? ¡Gracias! Tú pareces más un ángel que yo.

Izayoi: No, no, nada de eso.

Shiki: How~ Eres tan linda, Yoi-chan.

Izayoi: ¿Yoi-chan?

Shiki: ¿Te molesta que te llame así?

Izayoi: ¡No, no, para nada! Me parece lindo, nadie me había llamado así.

Shiki: Mejor para mí, Yoi-chan.

Continuaron comiendo y hablando, de vez en cuando Shiki buscaba sacarle alguna sonrisa, era una damita en todo sentido, delicada, correcta, amable, elegante y muy agraciada en cualquier cosa que hiciese, era lo que veía Shiki en Izayoi, si no fuese humana seguramente hubiese sido un ángel, pero no cualquier ángel, no, seguramente hubiese sido un Serafín, incluso podría haber sido el ángel más cercano a Dios, pero para su maravillosa suerte, era una humana que tenia la oportunidad de ver y tocar personalmente sin ser lastimado, porque aunque le gustase el dolor, le era magnifica la sensación que tenia en sus manos desde el momento que ella las toco para curarlo, y más cuando ella rozaba sus manos delicadamente con las suyas.

Terminaron de comer, la habían pasado tan bien, Shiki jamás se había sentido tan feliz con un humano, y ahora tenia a su lado a una que le aceptaba y le gustaba sus alas.

Shiki: Nee~ Yoi-chan, ¿Qué piensas hacer ahora? Según sé, los maestros están en junta y no hay clases.

Izayoi: Lo sé, muchos se fueron a casa nada más pasar lista, pero yo no tenia mucho que hacer en casa, por eso espere hasta ahora. Pensaba en comprar cosas para la comida, salir al parque o leer unos libros que me prestaron en la biblioteca.

Shiki: Nee~ ¿te gustan las galerías de arte?

Izayoi: Nunca he ido a una, pero si me gusta el arte, aunque solo haya visto los cuadros en los libros, me parece interesante.

Shiki: A mí me gustan bastante, hay una que frecuento seguido, ¿quieres ir?

Izayoi: ¿De verdad? Me encantaría.

Shiki se levanto de su lugar y le extendió la mano a la pelinegra, Izayoi la tomo con su delicadeza típica de ella y ambos comenzaron a caminar al salón de economía domestica para dejar las cosas y de inmediato salieron de la escuela.

En cuanto salieron del plantel, Shiki le ofreció su brazo a la chica como un caballero y ella se aferro a él. Caminaron por las calles charlando y riendo, en poco tiempo llegaron a la galería, era maravillosa.

Izayoi siempre fue una chica muy culta por lo que entrar a la galería le hizo sentir como un montón de niños en una dulcería. Miraron las pinturas y Shiki respondió las pocas dudas que llegaba a tener. Luego de la galería, fueron a una tienda de ropa, Shiki insistió bastante, así que le compro una blusa azul marino de manga larga transparente (las mangas) y una falda larga blanca con tres franjas azules, Shiki por su parte se vistió con una playera negra con una chaqueta morada y un pantalón azul oscuro junto a una mascada naranja en el cuello.

Shiki: ¡Yoi-chan! ¡Te ves tan linda! Me dan ganas de abrazarte y comerte.

Izayoi: Jeje, no lo hagas Shiki-san, o no podré hacerte galletas mañana.

Shiki: Cierto. Ne~ Yoi-chan, ¿Cómo me veo yo?

Izayoi: Shiki-san es muy guapo, todo le sienta bien.

Shiki: Que linda.

Después de comprar la ropa ambos fueron al zoológico, comieron helados, se divirtieron y rieron felices, fueron a comer y luego al parque de diversiones. De entre todas las atracciones vieron la noria, una preciosa rueda de la fortuna de gran tamaño que dejaba ver todo, se subieron y la rueda comenzó a moverse. Por la ventanilla podía verse como el cielo comenzaba a tornarse naranja gracias a que comenzaba a atardecer. Shiki miro a Izayoi, miraba todo atentamente y con una sonrisa hermosa con cierto toque infantil, no puedo evitar suspirar encantado.

Shiki: Ne~ Yoi-chan...

Izayoi: Dime.

Shiki: ¿Sabes? Con este dia que pasé contigo, me di cuenta de algo.

Izayoi: ¿Qué cosa?

Shiki: Que eres como el Cielo.

Izayoi: ¿Cómo el cielo? ¿Qué quieres decir?

Shiki: Cuando vivía en el cielo, volaba por todos lados y la sensación era maravillosa, tan cálido y suave, pero desde que me expulsaron he vivido solamente entre demonios, no me quejo, son seres interesantes, pero hasta ahora... la sensación más cercana que he tenido a estar en el cielo... es contigo.

Izayoi: ¿De verdad?

Shiki: Eres amable y cálida, tu toque es delicado, eres suave y hermosa, aparte... tus ojos son del mismo color del cielo cuando atardece.

Izayoi: ¿Realmente te parece? Yo solo quiero ser alguien amable, quiero tratar a todos bien, no quiero que alguien me odie... ¿Sabes? Soy huérfana, no tengo padres y desde que recuerdo estuve por mi cuenta, siempre me he esforzado por dar el cariño que nunca recibí, pero nunca ha habido alguna persona que se acerque demasiado a mí como para decir que es mi amigo... así que... si después de esto nos hiciéramos amigos... sería muy feliz.

Shiki: Ven, acércate un momento.

Como Izayoi estaba frente a él, ella se levanto de su lugar y se sentó a su lado, en ese momento, Shiki la envolvió en sus brazos y la apego a su pecho en un suave abrazo.

Shiki: Si eso te hace feliz... a partir de este momento... eres mi humana especial... mi persona especial.

Cuando se soltaron la noria paro y ellos bajaron, se hacia de noche y Shiki acompaño a Izayoi hasta su casa solo para volverse a ver al dia siguiente.




Eso es todo. Do Svidaniya!

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