Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28. Mamá...

Con el corazón atado al ombligo, Rodrigo se sentó en una terraza baja con una magnífica vista del valle y las montañas cercanas. El ocaso no podía tardar, el sol ya se hallaba cerca de la línea del horizonte, los agricultores se iban retirando de los campos. En ese momento, que la mente de Rodrigo se iba fragmentando en miles de ideas, una cálida y apacible voz le llamó a sus espaldas.

—Hijito.

Rodrigo volteó y no pudo sentir desolación más atroz al descubrir a su madre con los ojos aguados y el ceño fruncido.

—Ma... mamá.

Eugenia Michel se aproximó lentamente y abrazó a su hijo quien para entonces ya era más alto que ella.

—Has crecido mucho —dijo Eugenia para luego examinar el rostro de su hijo.

Sacó un pañuelo de su bolsillo, lo mojó con algo de saliva y empezó a limpiar una de las mejillas de Rodrigo quien aún no sabía qué decir.

—No te lavaste la cara esta mañana —agregó—. Pero que muchacho tan descuidado. Aunque estás guapo, mi hijo. Eres tan alto como tu padre.

—Mami, yo...

—Hay algo que tenía que decirte desde hace mucho tiempo, hijo. Pero soy una cobarde y no tuve el valor de hacerlo.

Rodrigo miró a su madre con un halo de ansiedad.

—No quiero que odies a tu padre por no habernos visitado todos estos años.

—No lo odio, mamá.

—Quiero que sepas que no fue su intención el abandonarnos —siguió Eugenia—. Aunque fue un divorcio concertado, él quería que te críes conmigo. Lo que quiero que entiendas es que él te amaba y pensó en ti hasta el final.

—¿El final?

La conversación empezaba a tomar caminos macabros e impensados.

—Hijo, sé que este no es el mejor momento, pero no quiero que partas sin saberlo. Estaba esperando a que te hagas un hombre, y como ya lo eres...

—Mamá, yo no...

—Hijo. Tu padre falleció hace ocho años.

La noticia, fría e incandescente en la lejanía del tiempo, caía sobre el alma de Rodrigo con la masiva fuerza de un cometa, extinguiendo todo rastro de vida sobre los hados. Por años, con paciencia y casi con ansiedad, Rodrigo había estado esperando, aunque sea una llamada de su padre. Por el tiempo y el desgaste el chico había besado el azote de un escrupuloso olvido que parecía más un cínico abandono.

—Siento no habértelo dicho antes, hijo —agregó Eugenia que ya no pudo evitar derramar lágrimas—. No sabía cómo darte la noticia y yo...

—Gracias, mamá —replicó Rodrigo y abrazó a su madre—. Eso era todo lo que necesitaba saber. Quédate tranquila, yo estoy en paz con él y no lamento nada.

—Él te amaba, hijo.

—Yo no puedo decir que lo mismo, pero siempre quise conocerlo.

—Fue un buen hombre.

—¿Y de cómo falleció?

Una expresión sombría se apoderó del rostro de Eugenia.

—Lo asesinaron.

La respuesta había dejado congelado a Rodrigo. Eugenia prosiguió:

—Fueron sacerdotes de la Sinarquía...

—Qué... qu...

—Por eso fue que jamás quise decirte que tu padre había muerto.

—Acaso tú, mamá...

—Freky me hizo muchas revelaciones mientras estuve embarazada y jamás pensé que se harían realidad. Cuando naciste eras tan pequeñito y hermoso que de inmediato pensé que daría mi vida por ti. Para retenerte a mi lado por siempre.

Rodrigo ya no podía soportarlo más, la presa de un dolor infinito finalmente se rompió. Tantas dolorosas despedidas, tantas terribles verdades, tantos sacrificios asumidos con coraje para alcanzar una victoria. Era una responsabilidad muy pesada para el chico, que no pudo evitar quebrarse. Cayó de rodillas y empezó a llorar amargamente y con tanta intensidad que ya no logró articular más palabras.

—Llorar no es de débiles, hijo —dijo Eugenia mientras abrazaba a su hijo arrodillado—. Llorar es un signo que indica que estuviste siendo fuerte durante demasiado tiempo. Por eso llora, papito, llora todo lo que quieras para que en tu viaje no tengas que hacerlo más.

—Mamá, cómo lo siento por todo —dijo Rodrigo, aún con la voz quebrada—. Tú ya sabías que era yo el elegido, ¿verdad?

Eugenia asintió.

—Sí. Tú y tu amigo Alan han tomado una decisión hace milenios y yo, con todo el dolor de mi corazón y mi Espíritu, la debo respetar.

Los ojos de Rodrigo se clavaron en aquella señora cuyas sienes ya empezaban a canar, con sus patas de gallo bajo los ojos y su perpetua expresión de calma, como un lago de aguas mansas. Sus ojos pardos escrutaban los profundos abismos de la mente de Rodrigo e iluminaban como faro la oscuridad en la que se había sumido. Él la miraba y no podía dejar de admirarse ante su amor.

—Te amo, mamá. Te aseguro que eres lo mejor que me ha pasado en muchos siglos de encarnaciones. De todas las madres que he tenido, tú has sido la mejor.

—Mi hijo, me siento tan orgullosa de ti.

—Ya casi es mi hora, mami.

Eugenia se separó un poco y secó con la manga de su chompa el rostro empapado de su hijo.

—Eres un hombre maravilloso, hijito. Eres mi premio por todos mis años de esfuerzo y me siento en verdad feliz y agradecida con los Dioses por haberme dejado ser tu madre.

—Despídeme de todos, mami. De mi tía Carmen, del abuelo y la abuela, y de todos mis otros tíos y primos. Diles que me fui en un largo viaje, que me fui a vivir a otro país y que no tengo intenciones de regresar. Aunque sea haz que me odien para que no me extrañen jamás.

Las palabras de Rodrigo arrasaban a su madre que ya no sabía cómo deshacer el nudo de su garganta.

—Cuando vuelvas a verlo a mi primo Gaburah, dile que dejo a nuestra familia en sus manos. Que cuide del Oscar, de la Jhoanna y de la Diana.

Eugenia asintió y luego, tomando con sus dos manos la cabeza de Rodrigo por la nuca, lo jaló suavemente para que se agachara y así alcanzar su frente con un beso.

—Ve, mi hijito. No te preocupes más por mí, yo estaré bien.

Rodrigo hizo un gesto de aprobación con la cabeza y besó la cabeza de su madre por última vez. Tomó la caja de cartón envuelta en cinta adhesiva en sus brazos y empezó a alejarse.

____________________

https://youtu.be/yDjQiX-zZWw

Título: Mother

Género: Sonata para piano

Autor: Gaburah L. Michel

Single: Mother

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro