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Décimo Misterio, La Leyenda de los Lobos Gemelos

Tomado de la Mitología Franco-Normanda, adaptación del Círculo de Amatista

En una era lejana existió un hombre-lobo nacido de un solo espíritu que fue partido. La madre de ambos, una mujer mortal llamada Ingwen, se compadeció del Fenrir (un lobo gigante) encadenado y lo alimentaba todos los días, entonces un día se entregó al gigantesco lobo y quedó preñada. Cuando Odín supo que Ingwen iba a dar a luz mandó que la llevaran a Agartha, un semi-dios conocido como Alberich fue llamado a cumplir la orden de Odín.

Alberich, convertido en cuervo, buscó a Ingwen por toda la Tierra, guiado únicamente por los gritos de dolor de la mujer parturienta. La encontró en una cueva de lobos bajo custodia de la matriarca de la manada, entonces Alberich se convirtió en lobo y advirtió a la manada sobre las órdenes de Odín. La matriarca se negó a dejar a Alberich llevarse a Ingwen y luchó con él hasta que finalmente el semi-dios venció a la loba mordiéndole la tráquea y provocándole la muerte. Los demás lobos, al ver esto, devoraron a Ingwen y dejaron únicamente la matriz con el bebé retorciéndose dentro. Alberich la extrajo de entre las vísceras molidas y se convirtió de nuevo en cuervo para tomar vuelo rumbo a Asgard. Pero mientras volaba fue alcanzado por Loki quien le arrebato la bolsa y se la llevó al pozo de Mimir, en la tierra de los gigantes. Allí, Loki le pidió Mimir, el vigilante del pozo y amo del tiempo, dividir al niño-lobo pues era hijo del Fenrir y su poder de lobo-hombre haría temblar los cimientos de la Tierra el día que Fenrir se liberase de sus cadenas. El gigante Mimir accedió a partir al niño pero a cambio pidió de Loki uno de sus ojos. El dios accedió al sacrificio a cambio del favor pedido a Mimir y éste, usando la magia del tiempo, dividió el espíritu del niño en dos mitades; luego creó un cuerpo gemelo usando la matriz del tiempo y depositó una de las mitades del niño en ese cuerpo. Loki, con ambos niños en brazos, regresó al Midgard de los hombres y dejó a uno de ellos en el lado poniente del mundo y al otro en el lado naciente.

Entre tanto Alberich regresó al Valhala y le dijo a Odín que Loki le había arrebatado la matriz con el niño en su interior. Enfurecido, Odín buscó a Loki y le siguió la pista hasta llegar a la tierra de los gigantes donde interrogó a Mimir sobre el paradero de Loki, este le dijo lo que había hecho con el niño pero desconocía el destino de Loki. Odín abandonó la tierra de los gigantes maldiciendo a Mimir, pero como éste era amo del tiempo podía depositar la maldición de Odín en los Hados del Destino. Usó el ojo de Loki para contener su maldición y lo tiró al limbo del infinito, donde ningún gigante o dios lo encontraría, solo un mortal podría hallarlo. Cuando Odín se dio cuenta de ello decidió ir al Midgard para buscar guardianes.

Odín fue a la cueva de lobos donde Ingwen se refugió hasta el día de su muerte. Convertido en lobo pidió a la manada que le mostrara dónde estaban los restos de la matriarca asesinada. Los lobos, totalmente indefensos ante la inmensa voluntad de Odín, llevaron al dios hasta el cuerpo muerto de la gran loba. Odín dio un soplo sobre el cuerpo y la matriarca regresó a la vida. Entonces pidió a la manada que, a cambio de devolverles a la matriarca, estuvieran alertas para ver el ojo de Loki en algún lugar; en cuyo caso, de inmediato le llamasen y que jamás dejasen a ningún humano acercase a él. La manada accedió a los deseos de Odín como un acto de agradecimiento.

Con su voluntad hecha en el Midgard, el mundo de los hombres, Odín regresó al Valhala. Durante varios días y noches pensó en la forma de encontrar a los gemelos perdidos que Loki ocultaba. Sin importar cuántas veces Odín llamara a Loki, éste hacía caso omiso a sus llamados. Entonces Odín decidió llamar a uno de sus hijos, Thor, y le pidió que encontrase a Loki, dondequiera que estuviese, y lo trajera ante su presencia. De ese modo Thor, convertido en rayo y trueno, empezó a recorrer el universo en busca de Loki.

Luego Odín llamó a sus lobos, Gery y Freky:

Geri y Freki

nutre, el guerrero famoso,

el glorioso Heriaföðr.

y solo con vino,

el dios de las armas,

Odín, vive por siempre

Ambos lobos divinos acudieron al llamado de su amo y éste les habló de los niños perdidos, hijos del Fenrir. Les ordenó buscarlos y para reconocerlos, Odín escribió sobre las columnas que sostienen todo el Midgard, el nombre de los dos niños. A uno de los gemelos llamó Lycanon, el hombre hecho lobo. Y al otro niño llamó Vairon, el lobo hecho hombre. A Freky le ordenó buscar a Lycanon, guiarlo, protegerlo, instruirlo y prepararlo para el Ragnarok. A Gery le ordenó buscar a Vairon, guiarlo, protegerlo, instruirlo y prepararlo para el Ragnarok. Entonces ambos lobos, Gery y Freky, descendieron al Midgard y empezaron su búsqueda.

Cuando Freky llegó al lugar donde el Sol nacía, el naciente del mundo, encontró a Lycanon, le reconoció, y supo que aquel niño, que ya había crecido y era un hombre, fue un habitante del Asgard. Entonces Freky lloró por el cruel destino de Lycanon, y supo que de Asgard una mujer valiente había partido en busca de su esposo, aquel hombre dividido y encarnado en el Midgard por Mimir, el amo del tiempo, por orden de Loki. De ese modo, y durante cientos de eras y vidas, Freky custodió a Lycanon y trató a su esposa encarnada y víctima de la amnesia de la encarnación, como la única salida de Lycanon del mundo de los hombres. Y llamó a la esposa de Lycanon por su nombre, Dianara; y la bendijo y oró a Odín por su bendición.

Cuando Gery llegó al lugar donde el Sol se ponía, el poniente del mundo, encontró a Vairon, también le reconoció, y supo que aquel niño, que ya había crecido y era un hombre, fue un habitante del Asgard. Entonces Gery lloró por el cruel destino de Vairon, y supo que de Asgard una mujer valiente había partido en busca de su esposo, aquel hombre dividido y encarnado en el Midgard por Mimir, el amo del tiempo, por orden de Loki. De ese modo, y durante cientos de eras y vidas, Gery custodió a Vairon y trató a su esposa encarnada y víctima de la amnesia de la encarnación, como la única salida de Vairon del mundo de los hombres. Y llamó a la esposa de Vairon por su nombre, Dianara; y la bendijo y oró a Odín por su bendición.

Y así, cuando ambos gemelos se reúnan en algún lugar del tiempo y del mundo, combatirán a muerte y el que pierda mezclará su Espíritu con el de su gemelo, poseerá carnalmente a su esposa y regresará al Asgard con ella. Solo entonces los dos lobos gemelos dejarán de ser gemelos, se convertirán en el poderoso Espíritu de un lobo superior, hijo del Fenrir. Cuando ese día llegue Odín volcará su mirada hacia el hijo del Fenrir y le dará un nuevo nombre, uno que solo Gery y Freky, y las manadas de lobos y lobos-hombres del Midgard podrán escuchar sin perderse del terror. Así, con el temple helado de su cánida condición, los gemelos convertidos en un lobo superior volverán para enfrentar a Loki y a Mimir, y para destruir el tiempo. Y los hombres y mujeres valientes del Midgard escucharán su llamado y morirán gloriosamente para vivir en el Valhala.