25. Tiempo-espacio...
El espacio-tiempo es la fusión de dos dimensiones que son imposibles de forma separada: dimención temporal y espacial. En este tejido se hace posible la manifestación de partículas quánticas que interactúan por medio de las cuatro fuerzas conocidas por el hombre moderno, más la misteriosa "quinta fuerza de la naturaleza", llamada por la ciencia "Condensado de Bose-Einstein" y denominada por la gnósis "espectro"; la Sabiduría Hiperbórea resume estos conceptos bajo la llamada: "postura de sentido".
Debido a la interacción de estas fuerzas, la materia tiene la capacidad de adquirir masa por medio de la transferencia de energía. Cuando la masa se manifiesta, la química de los compuestos y de la vida se hace posible gracias a los enlazamientos quánticos y moleculares. Estos fenómenos dan lugar a lo que el humano promedio conoce como: existencia física sensorial, que no es otra cosa que una porción de la realidad que se puede percibir por los sentidos, medir y cuantificar mediante instrumentos, observación y experimentación directa. Todo aquello señala el límite de la razón.
La existencia espacio-temporal se desarrolla en un cosmos en constante expansión. Allí se albergan galaxias con dimensiones de millones de años luz (un año luz es la distancia que la luz tarda en recorrer en un año, un aproximado de 9.460.730.472.580,8 km). Las dimensiones son colosales, y también las cantidades, dado que el universo, cualquiera de los millones de universos que existen, albergan al menos 2 billones de millones de galaxias de titánicas proporciones.
Pero debido a la especial condición quántica del entrelazamiento de partículas, existen fluctuaciones de gluones, muones, taquiones, axones y quarks que están existiendo en muchas líneas espacio-temporales, generando las condiciones óptimas para la química en otros universos. Y al estar estas partículas ancladas por "branas", en una secuencia de cuerdas quánticas, se generan infinidad de líneas de tiempo que coexisten unas sobre otras, como una cebolla, albergando todas las acciones y eventos del cosmos y de la vida, al unísono. Lo que significa que todo está ocurriendo al mismo tiempo, en el pasado, presente y futuro a la vez, en miles de universos iguales y similares unos con otros, dentro de una infernal red de realidades paralelas. Es fácil imaginar lo ilógico de los números, que ya no pueden contar los eventos. Miles de galaxias, con miles de estrellas en cada una, y con planetas repletos de civlizaciones incontables, en interminables universos y en todos los tiempos. Demencial.
La red espacio temporal es semejante a una esfera poligonal. Una sola galaxia puede existir al mismo tiempo en infinidad de líneas de tiempo.
En gnósis, esas líneas de tiempo son consideradas como "verticales" y "horizontales" según su influencia en otras líneas de tiempo paralelas.
Así el tejido de la realidad va siendo ordenado por categorías, mapeándose en un eje de coordenadas que define su posición según su campo de influencia. Eso significa que hay líneas de tiempo en las que se desarrollan eventos críticos para toda la existencia, mientras que hay otras mucho más tranquilas y, de una manera, menos relevantes.
La Tierra de Rodrigo y sus amigos se halla dentro de un universo sumamente importante para las jerarquías de Dioses Traidores. Es en esa Tierra donde se dieron los eventos más importantes de Atlántida y Lemuria, el mundo donde más conflictos han ocurrido y donde se han desarrollado algunos de los eventos más determinantes para toda la existencia en su descomunal conjunto. Pocas Tierras y pocas humanidades han sido tan fulminantes para tantas formas de vida en todos los universos que existen. Esa Tierra, un mundo tan particular, está en la línea temporal del Campo Cuarto en posición vertical. Lo que significa que el planeta Tierra de origen de Rodrigo y sus amigos es la Tierra de la Cuarta Vertical.
Debido a la importancia de este planeta Tierra, los Dioses Traidores anclaron su centro de operaciones, Chang Shambalá, en una órbita cronométricamente paralela a la de la Tierra y que se expande entre las órbitas de la Luna, la Tierra y Mercurio. Chang Shambalá es un pequeño planeta de materia oscura, invisible a los humanos y a sus instrumentos de medición. Su efecto gravitacional es tan poderoso que influye los campos magnéticos de Júpiter, Saturno y del propio Sol. Únicamente Venus queda libre del efecto de gravitón de Chang Shambalá. Ese mundo de la maldita inciación sinárquica se halla espacialmente ubicado en una falla tectónica quántica de la Realidad Realmente Material; un pliegue topológico en un abismo dimensional de la Umbra que favorece a su mundo para absorber directamente los rayos del Sol no solo en las pesadas dimensiones de la Cuarta Vertical, sino de todos los soles paralelos que coexisten uno sobre otro.
Toda esa luz cocechada es utilizada por poderosos artefactos shambálicos que recolectan espectro y aumentan el peso atómico de la química en la Cuarta Vertical. Eso hace que esa dimensión sea especialmente pesada y suceptible a la influencia de la gravedad y, por ende, del tiempo. Asimismo, Chang Shambalá proyecta una imagen liviana del resto del universo, situando el eje de su poder en el centro del cosmos y manteniendo el sello permanente en el que Yahvé Demiurgo reposa.
La meta que los Dioses Traidores persiguen para un universo pesado es evitar que el decaimiento atómico y la entropía se apoderen del cosmos. Ellos saben que cuando la degradación de un universo es demasiado severa, el Demiurgo creador del universo despierta y devora lo devora entero en un Big Crunch, generado por un infinito agujero blanco. Los Traidores quieren evitar ese final ya que ellos, al gozar de carne, también son débiles a las tentaciones del placer. Ellos, machos en su totalidad, disfrutan del fetiche en que la humanidad se convirtió para sus pasiones celestiales e infernales; y no solo la humanidad, sino muchas otras civilizaciones de carne.
Los Dioses Traidores están obsesionados con las hembras humanas, quienes son vistas como una lujosa e invaluable posesión de placer; mientras que los machos humanos son consagrados al culto del sacerdocio en un intento de perpetuar el linaje de los Atlantes Morenos. Entre tanto, todo cuanto ocurre en la Tierra, el cosmos y todos los universos paralelos de éste, ocurren como un gran sueño de Yahvé que adquiere rango de real gracias al espectro increado y extrauniverse que los espíritus traen al cosmos de la materia y la energía por medio de su postura de sentido.
Los entes encargados de mantener al Demiurgo dormido y a los Espíritus esclavizados son los arcángeles y sus sequitos de druidas y sacerdotes. En el Tetragrámaton, nadie puede ser más grande y poderoso que un arcángel, un Seraphim Nephilim. Para los sirvientes de los Nephilim solo es posible rendir culto con ofrendas de sacrificio humano hasta lograr la iluminación más grande que permite el sacerdocio shambálico. Pocos sacerdotes o druidas han alcanzado rangos tan elevados como el de Cáster, Rebeh, Dybbuk o Djin. Uno de esos druidas es Héxabor el Omnipotente, antiguo Rey del Reino de Ur, druida cáster de Uradión, amo de Sirio-Sión.
El druida Héxabor pertenece a una casta sacerdotal muy similar a la de otros Sumos Sacerdotes, dos de ellos conocidos como Bera y Birsa, reyes de Sodoma y Gomorra, altos nigromantes y sacrificadores del Culto Oscuro.
Existe una relación entre Héxabor de Ur con Bera y Birsa. Se sabe que el driuda cáster salvó a los sumos sacerdotes Bera y Birsa de la terrible e implacable furia del Oso Kurt, elevado a su poder espectral más alto por conducto de un humano con poderes inimaginables. Este humano, alemán, habitante de la Tierra de la Cuarta Vertical, respondía al nombre de Kurt Von Subermann. Su poder fue tal que los poderosos Bera y Birsa habían acabado sus energías solo en la persecución y estaban cercanos a su muerte definitiva en las garras del Oso Kurt. Héxabor combatió con él durante miles de años en las dimensiones perdidas del extremo blanco y finalmente logró empujar al oso fuera de la Creación. El Oso, al verse fuera del universo de las formas creadas, regresó al Origen por sí mismo.
A pesar de todos los esfuerzos de Héxabor por salvar a Bera y a Birsa, sus heridas eran tan terribles y estaban tan débiles que perdieron la vida sin que nadie pudiese evitarlo. Aquel evento sembró un profundo temor y odio a los hiperbóreos en el corazón de Héxabor. Pero no menor es su odio hacia sus propios amos. Detesta a los arcángeles del Tetragrámaton, pero aún mucho más a los demonios del Bafometh. Héxabor, aunque sea un ser excepcional, sigue siendo humano; por lo mismo, al verse incapaz de ser como los Arcángeles Seraphim Nephilim, o los Demonios Grimorium Behemoth, se sentía acomplejado y desconfiado de ellos; después de todo, ángeles y demonios son Dioses Traidores, mientras que Héxabor es un humano, humano traidor, no un dios.
Un día, Héxabor se encontraba meditando sobre la amenaza de los hiperbóreos en uno de los Templos de Chang Shambalá. Sentía una amenaza terrible que olía a "Dios Leal", pero era una apariencia. La verdadera amenaza estaba adentro, infiltrada entre las más altas jerarquías de los Dioses Traidores. Su mente se enfocaba en un demonio que le causaba aflicción: Golab, el Señor del Foso, uno de los demonios más importantes del Bafometh. Aquel demonio era de vital importancia para los Dioses Traidores en el gran plan de batalla. La meta era lograr tomar la Tierra de la Cuarta Vertical por cualquier medio, un mundo de alta importancia que había caído en un control parcial de los Dioses Leales y sus hiperbóreos. Para ese fin, Golab había sido dotado de una capacidad especial de manejo espectral, pero eso no era lo que Héxabor creía. Él pensaba que ciertos miembros del Tetragrámaton y el Bafometh hicieron algo terrible con Golab para, finalmente, vencer a los hiperbóreos de la Tierra en la Cuarta Vertical; sin embargo, ¿podrán tenerlo todo bajo control? Era cuestión de tiempo para ver lo que Golab es capaz de hacer. Eso, claro, sin olvidar la auténtica amenaza que los hiperbóreos representan. El Arco de Artemisa y los doce Centinelas era algo que angustiaba especialmente a Héxabor, angustia que lo llevó a tomar medidas radicales.
—¿Has invocado a Bálaham, Héxabor? —interrogó un importante sacerdote con quien Héxabor tramaba sus planes.
Aquel hombre tenía larga barba y cabellera blanca. Su piel era morena, su nariz aguileña, su mentón afilado y sus ojos oscuros. Era un hombre anciano, se sostenía con un cayado de madera y vestía una túnica totalmente dorada.
—¿Por qué me interrumpes, Moisés? ¿No ves que estoy meditando?
—Veo con satisfacción que finalmente estás tomando partido en esta guerra.
—¿Involucrado? Siempre lo estuve.
—Jamás lo habías demostrado. Invocar a Bálaham es una de las ofensivas más riesgosas para cualquier druida y tú has tomado una decisión radical.
—Únicamente trato de arreglar todas las negligencias de Golab.
—¿Qué estás insinuando, Héxabor?
—Ningún Señor del Foso habría dejado a los elegidos escapar. ¿Acaso tan ciego está San Miguel, su amor hacia Golab es tan grande, que no nota lo raro que le acontece a ese demonio estúpido?
—Golab ha sido Señor del Foso desde mucho antes de Lemuria, ha sido un digno sucesor de Belial.
—Moisés, no seas tan ingenuo —Héxabor lucía molesto—. Es cierto que de Golab su poder es inmenso, tan grande como el de San Miguel o San Gabriel, pero parece olvidárseles que Golab es el que más tiempo ha tenido que tratar con los Centinelas, en especial con Dianara. ¿Se han olvidado acaso del terrible poder que tiene Dianara, la Diosa Ultravioleta, Osa de la Luna? Sus encantos no nos son ajenos, Moisés. Esa mujer es capaz de hacer caer en pecado a cualquiera de nosotros. Y eso, en Golab, es más que solo una tentación que cualquier Seraphim Nephilim capaz de sentir sería. Hay algo que me preocupa mucho en Golab. Apesta a Hiperbórea.
—Especulas demasiado. ¿Estás pensando que Golab...?
—No estoy pensando nada que tú no hayas sospechado, incluso antes que yo —interrumpió Héxabor, Moisés se llevó la mano a la mandíbula, pensativo—. Golab ha estado demasiado tiempo cerca de Dianara y muy extraño es que haya permitido a los doce elegidos escapar. Con su inmenso poder pudo asesinarlos con solo soplar su aliento de muerte, pero no lo hizo. ¿Acaso no lo ves, Moisés?, las acciones de Golab huelen a traición y ha logrado convencer al Tetragrámaton que los Centinelas jamás despertarán.
—Esa decisión fue del Bafometh, y éste siempre ha estado en conflicto con el Tetragrámaton.
—Y, sin embargo, sabemos de lo que esos malditos son capaces. Hace milenios ya tuvimos que enfrentarlos y casi perdemos nuestro mundo por su causa. Si los Centinelas despiertan y la Diosa Ultravioleta reclama "El Arco de Artemisa", no me imagino lo que pasaría. Sería a Nimrod ver resurgir para profanar nuestro templo de nuevo.
—Me niego a creer que Golab nos esté traicionando, Héxabor; sin embargo, tus observaciones son bastante lógicas. Golab ha dejado huir a esos niños, eso también yo lo pensé.
—Por esa razón he invocado a Bálaham. Necesitamos enfrentar a los hiperbóreos, pero también protección tener. Golab es un peligro, desconfío de él. Pero también desconfío de los arcángeles y demonios. Tú, Moisés, lo sabes. Temes a esos seres que nos siguen privando de ver de nuevo la luz de Dios —Moisés sintió que las reflecciones de Héxabor tenían una amarga verdad implícita. El druida, al ver que el sacerdote hebreo empezó a dudar, agregó—: Ayúdame, Moisés —los ojos de Héxabor se tiñeron casi de un aire de súplica—. No esperemos a que sea tarde, cuando Golab enfrente a los Centinelas pasará algo realmente terrible, evitemos que eso pase. Llama a tus tropas, vayamos a Erks y reclamemos sus vidas antes que sea tarde.
—Jamás hemos logrado tomar Erks. ¿Qué te hace pensar que ahora será diferente?
—Tomar Erks no será necesario, solo debemos tomar las vidas de los doce elegidos antes que despierten como Centinelas.
—Los hiperbóreos no lo permitirán.
—No nos podrán detener. Tú eres un Sumo Sacerdote del fuego de Sholóm. Eres el más grande de Israel, el Supremo Rabih. Moisés, tú sabes el peligro que corremos. Entre los elegidos hay una descendiente de los servidores de Ramsés. ¿Has olvidando que Rit, la encarnación de Amunet y servidora de Ramsés, es una elegida a Centinela?
—No me insultes, Héxabor, eso ya lo sé.
—Entonces ayúdame. Vamos a Erks.
—Tus palabras son convincentes, Héxabor, pero dudo que tus medidas sean suficientes.
—Lo serán. Solo te pido que hables con el Tetragrámaton, convence a San Miguel de que ataquemos lo antes posible. Deja que del Bafometh yo me encargue. Ni arcángeles ni demonios se opondrán cuando les digamos el peligro que corremos. Ataquemos Erks y terminemos de una vez con todo esto...
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