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Capítulo 19

Sentía bajo la yema de los dedos la rugosidad del tronco. Podía palparlo y sabía que eso era lo real, pero no estaba segura de si era suficiente para mantenerla allí. Por su mente desfilaban recuerdos que Zoey no guardaba, pero que podía obtener del árbol muerto como si estuviese viendo una película: mucho tiempo atrás, estuvo con vida y era adorado por muchos, tenía un peso muy importante para la gente de ese mundo. Era algo casi vital y aunque ella no entendía exactamente el motivo por el cuál lo era, sí comprendió porqué de pronto Peat apareció en su visión, con una sonrisa llena de desprecio. Luego, vino el fuego, consumiendo la vitalidad del árbol y destruyendo algo más que solo sus ramas. Pero, otra vez, Zoey no estaba segura de qué era ese "algo más".

—Zoey —susurró Zack, en su oído, y por una milésima de segundo, sus dedos se separaron de la madera. Eso basto para que su cerebro se adaptara nuevamente al presente. La visión concluyó—. ¿Qué sucede? ¿Qué has...?

—Peat quemó el árbol —susurró ella, bajando lentamente la mano.

—¿Cómo?

—Lo quemó, como... como una especie de... venganza. Esa sensación me da.

Zackary frunció el ceño y le puso una mano en la mejilla, preocupado por su semblante.

—¿Estás bien?

—Sí... es solo que él podía entrar, de verdad —musitó ella, girándose hacia él.

—Sabíamos que él tuvo que entrar aquí en algún momento... ¿no? Para matar al rey —contestó Zack—. ¿Podemos estar seguros de que este es el mismo reino de tus sueños ahora, verdad? Yo creo que ya no hay dudas al respecto.

Zoey negó. Tenía razón y por un momento toda la visión la había confundido un poco. Sacudió de más la cabeza, para quitarse la inquietud de encima y se dijo que todo eso no significaba que Peat pudiese entrar ahora, como en el pasado. Pero remarcarlo solo le hizo preocuparse aún más.

—Y... pero... ¿qué es lo que cambió? —terció, de pronto alejándose de Zack para tratar de salir del macetero—. ¿Porqué antes pudo entrar a matar al rey y a quemar este árbol y ahora no puede? ¿Qué es lo que le impide pasar los portales?

Él la siguió, la sujetó de las piernas y la ayudó a pasar al otro lado.

—Eh... ¿quizás él no puede abrir los portales?

—¿Entonces por qué el dije nos guió al templo del colegio para que Jessica abriera un portal, sabiendo que obviamente ella iba a tardar y que Peat nos alcanzaría? Nosotros no sabíamos cerrarlo, simplemente podíamos pasar del otro lado siguiendo las instrucciones vagas de un collar que ha dejado de colaborar conmigo —exclamó Zoey, casi sin respirar—. Para mí, es evidente que aún con el portal abierto Peat no podría atravesarlo. El dije no nos hubiera expuesto así.

Zack se la quedó viendo con la boca abierta, a medida que ella corría a las paredes y empezaba a pasar los dedos por las escrituras.

—Eh... bueno... —musitó él, saltando fuera del macetero.

—Sé que no tenemos tiempo... —lo interrumpió ella—, pero tengo la sensación de que hay algo más aquí que estoy pasando por alto. Algo que tiene que ver con este árbol y la razón por la cuál Peat lo quemó. Había algo en su mirada que denotaba cuanto odio le tenía. ¿Y por qué? ¿Por lo que tú decías, sobre destruir un símbolo de culto para mostrar supremacía? Entonces, ¿qué significaba este árbol que Peat odiaba tanto?

Se detuvo cuando Zackary empezó a silbar, tratando de calmarla. Cuando se giró a verlo, él tenía levantadas ambas palmas.

—Wow, bien, de acuerdo. Déjame recapitular. Peat quema el árbol y por alguna razón lo odia. Si este era un símbolo de culto, podría haberlo destruido al destruir al rey, sí. En muchas culturas antiguas, los reyes eran también los líderes espirituales, así que... matar tanto al rey como al árbol podría ser un intento de decir: tu creencia me vale mierda.

Zoey levantó un dedo en el aire. La lamparita se le acababa de prender de golpe.

—¿Y qué podría llegar a creer esta gente? —le dijo,esperando que él también captara su ocurrencia, pero Zack frunció el ceño ymiró a todos lados antes de negar—. ¡EL PADRE, ZACK! —chilló ella—. ¡El padrede Peat, el dije y el rey! El que te envió de regreso, ¡por Dios!

Zack relajó el ceño y dejó caer lentamente la mandíbula, como si de pronto lo hubiese recordado.

Dios... Entonces sí.

Ella tomó aire.

Dios —musitó, aceptando su palabra. Aunque no había sido lo primero que se le había pasado por la cabeza en ese momento, si había sido algo que habían considerado semanas atrás—. Es cierto que... lo consideramos una posibilidad. ¿Sería... posible, entonces? Es decir... Dios, Dios.

—¡Estamos hablando del Arca de la alianza y del mismísimo Santo Grial! —exclamó Zack, alcanzándola—. ¿Cómo no podría tener algo que ver con Dios?

Llevándose los dedos a los labios, pensativa, Zoey volvió a mirar el árbol. Sí, podía ser, pero la verdad es que había miles de posibilidades para ese "padre". No necesariamente tenía que relacionarse con el Dios cristiano que ellos habían creído toda su vida.

—Bueno, sí, pero... tu bien sabes que todo puede ser tergiversado y que podría tratarse de otra fe distinta. Y... además... Nosotros solo hemos "supuesto" que quien te envió es él. Podría tratarse de otra... persona. O deidad o lo que sea. Quizás sea un alien, no lo sabemos.

Y, además, era extraño y se sentía muy esotérico pensar que realmente estaban lidiando con algo relacionado con el verdadero Dios, el que ellos habían sido enseñados a creer. Pero, luego de reflexionar sobre ello, Zoey se dijo que sí estaba lidiando con un espíritu oscuro y vengativo que odiaba a su padre por haber preferido a su hermano mortal. Eso ya era bastante esotérico y extraño.

—Para mí si habla de Dios —dijo Zack—. No tengo pruebas, pero tampoco dudas —declaró.

Zoey estuvo tentada de reír. No tenían pruebas, en verdad que no. Pero no habían tenido pruebas reales de nada nunca, excepto los manuscritos de la logia. Y quizás podían contar ese mundo oculto en otra dimensión como otra prueba.

—Esta bien. Supongamos que es cierto —contestó ella, caminando de vuelta al árbol—. Entonces, este árbol que fue adorado por las personas, tiene que ser realmente un símbolo de Dios en este mundo. Peat podría haberlo quemado para desafiar a su padre. Lo que no logro entender, es... es algo más que estaba dando vueltas por mi visión. La sensación esa —le dijo a Zack, girándose hacia él y haciendo un gesto con las manos—, como si hubiese todavía algo más en esto.

Zack se mordió el labio inferior y se cruzó de brazos.

—Creo que sería bueno, cuando logremos salir de aquí, buscar mitos sobre árboles sagrados. Podría relacionarse con el árbol del Edén o algo así. Quizás es como un árbol de la vida —divagó—. Hay muchas mitologías a lo largo del mundo que mencionan árboles mágicos. —Entonces, dio una palmada—. ¡Como en Thor! ¿Conoces los comics?

Ella negó, lo único que conocía de Thor tenía que ver con la película de Marvel que se había estrenado ese año. Pero con todo lo que le había pasado a Zack, la única vez que había ido al cine había sido justamente con él, hacia ya más de un mes, a ver Piratas del Caribe.

—¿Te refieres a lo que salió en la película?

Él corrió hasta ella, con una gran sonrisa.

—Exacto, primero vinieron los comics. Mi padre tenía muchos de ellos. El año pasado yo estaba emocionado de que saliera esta película.

—¿Y qué tiene que ver con el árbol? —murmuró Zoey, todavía sin entender un pomo.

Zack lo señaló y le pasó el otro brazo por encima de los hombros.

—En la mitología nórdica existe un árbol de la vida que conectaba los nueve mundos. El de Thor, el de los dioses, era Asgard; luego estaba Midgard, que era el de los humanos. También estaba el de los elfos oscuros, el de los muertos... El árbol conectaba todo. Es un buen ejemplo de un árbol de la vida. Si mal no recuerdo, su nombre era... Ygra... Ygg... algo. Yggdrasil, creo.

Zoey arrugó la nariz. No tenía idea de nada de eso, así como nunca antes del dije había escuchado cosas sobre los templarios. Parecía que Zack siempre sabía de todo como de casualidad.

—Oye... —murmuró, todavía con los ojos clavados en el tronco quemado—. ¿Cómo sabes tantas cosas sobre mitologías y leyendas? ¿Te las contaba tu abuelo?

Zack asintió.

—Mi abuelo y mi papá, los dos.

—Suena como si te hubiesen instruido sobre el tema sin que te dieras cuenta —contestó ella, cruzándose de brazos.

Los dos se quedaron mirando el árbol, en silencio. Ahora, era él quien también tenía la sensación de estar perdiéndose algo.

—Todo el tiempo, desde que morí y tu obtuviste el dije, con Adam siempre refregándome en la cara lo ignorante que era, sentí que mi abuelo me había abandonado. Además de, claro, someterme contra mi voluntad a algo tan duro como esto. Pero si Peat asesinó a mi abuelo, quizás a mi padre y también a mí, no sé, lógicamente, pensaría que tuvieron que haber dejado algo más que me ayudara... Y desde que estoy muerto de verdad me creí lo que dijo Adam, sobre que yo no sabía nada —murmuró Zack, después de un momento, cuando Cranium se acercó a ellos y se sentó junto a sus pies, a mirar el árbol también—. Digo... puede que me hayan enseñado cosas de estas a propósito cuando yo era niño. Si bien me explicaron siempre que el templo era un sitio sagrado para el dije, no me dijeron mucho más. Jamás se me hubiese ocurrido que las historias sobre las cruzadas, sobre la alquimia y sobre Thor de Marvel pudiesen tener algo que ver —añadió, al final, con sorna.

—No digo que sea estrictamente así, pero, ¡vamos! Siempre sabes de estas cosas. No creo que la mayoría de los chicos de nuestra edad tuviese idea de esto —contestó Zoey.

Zack se rascó la barbilla, pensativo.

—No lo sé, siempre me lo contaron como historias, mi papá me hacia leer los comics de Thor y me resultaba divertido. No lo tomé como un "entrenamiento" más. Ya sabes que ellos siempre me enseñaron a pelear. Me enviaron a clases de defensa personal y artes marciales; también me enseñaron a usar armas de fuego y también fui un tiempo a esgrima. Créeme que no era consciente cuando tenía seis años de que todo eso era para ser un portador, pero bien podría haber pasado lo mismo con esto, que yo no fuese consciente de que las historias eran para algo. Lo que si no entiendo, es que si sí fue, ¿por qué no me lo dijeron de frente?

Ella le frotó le acarició la mano que tenía sobre su hombro y apretó los labios. No tenía una respuesta para eso. Solo habían sido conjeturas de algo curioso sobre su novio; pero, a decir verdad, el abuelo Collins siempre se le había antojado, además de extravagante, loco y hasta cruel por lo que había hecho con su nieto, un poco críptico, como si le gustara que anduvieran dando tumbos por un mundo perdido sin información de verdad.

—Bueno —dijo entonces—. Adam podía decir que sabía más, pero... Él no sabía quién era Peat.

—Adam podría haber sido un buen hechicero —contestó Zack, estrechándola—. Puede que él conociera cosas del dije un poco más recientes que esta —añadió, señalando con la cabeza al árbol.

—Y esta tampoco nos sirve de nada —respondió Zoey, con un suspiro—. Porque... podría, como decías, tener que ver con muchísimas mitologías a la vez. ¿Cuántos árboles mágicos podría haber? Incluso el del Edén.

—Este podría ser el del Edén —Zackary se llevó un dedo a los labios—. Loco, pero posible. Me pregunto si los templarios sabrían algo de él.

Automáticamente, los dos bajaron sus ojos hacia Cranium, que estaba callado y quieto. Parecía que no quería estar mucho tiempo lejos de ellos, aún estando dentro de su seguro mundo. Sin embargo, lo que no era raro en él era su silencio.

—Cranium —dijo Zoey, con dulzura—. ¿Quién quemó el árbol? —preguntó, para probar.

Cra alzó la cabeza y la miró. Se quedó mundo, como cada vez que no tenía una repuesta para una de sus preguntas. En seguida, Zack y Zoey se agacharon para quedar a su altura y el animalito se dio la vuelta, para enfrentarlos. Volvió a sentarse y ladeó la cabeza, curioso.

—¿Los templarios vieron este árbol? —preguntó Zack.

Sí, rindieron tributo.

—¿Tributo a qué? —inquirió Zoey, estrechando los ojos.

¡Al pasado, pasado!

Tocaba ser más inteligente con eso, porque otra vez Cranium respondía lo que se le antojaba.

—Tributo al pasado... —Zack esbozó una sonrisa, como si pensara que así el animalito podía animarse a hablar más—. ¿Y recuerdas qué decían ellos del árbol?

Cranium se tomó un momento, ladeó la cabeza hacia el otro lado, olfateó un poco en dirección al árbol y luego resopló.

Decían: ¡Amén, amén! Dios vivo está, Dios volverá. El árbol de nuevo nacerá.

¿Y eso fue antes o después de guardar El arca en el palacio? —siguió Zoey.

Cra se quedó callado de nuevo y aunque por la expresión de su calavera no podían jurar nada, parecía que estaba intentando recordar. Por alguna razón, esos momentos no los tenía tan presentes como otros.

—¿Cranium? —dijo Zack, después de un minuto—. Sabes que, si nos dices todo lo que te acuerdes, te daremos huesos, ¿verdad?

Él se enderezó, atento a lo que el humano le proponía.

¿Huesos, muchos huesos?

—Sí —Zoey le palmeó el cráneo—. Pero tienes que esforzarte mucho para recordar todo lo que los templarios dijeron, ¿de acuerdo?

—Y así, cuando nos lleves al próximo portal, te conseguiremos muchísimos huesos —finalizó Zack.

Fue como si le pusieran un resorte en el trasero a la criatura. Pegó un brinco y salió corriendo en dirección al siguiente pasillo, fuera de la enorme sala de culto al árbol. Ambos se lo quedaron viendo con la boca abierta, sin entender qué pasaba, hasta que lo escucharon gritar:

¡Portal, otro portal!

—Carajo —bufó Zack, poniéndose de pie y yendo en su dirección. Zoey, humana y lenta, tardó un par de segundos más comprender lo que sucedía y que Cranium solo parecía haber prestado atención a la última parte.

—¡Oye Cra, espera! —chilló, corriendo por el pasillo detrás de ellos. Por suerte, ese era mucho más corto que el anterior y pudo ver cómo Zack le daba alcance al perrito y se frenaba abruptamente al final del camino.

Agitada, llegó hasta él y solo allí entendió porqué se frenaba de ese modo. Ante ellos se abría un paraje inmenso, pero todo lo que alguna vez había sido casas, caminos, edificios y más, estaban reducidos a escombros. Los ladrillos de piedra que quedaban por el piso eran negros como el tronco del árbol, marcando el paso del fuego por allí. La destrucción había sido terrible y era como estar parados en medio de una guerra recién finalizada.

—Qué...

El reino —dijo Cranium, que se había detenido también.

Más allá, a unos quinientos metros, estaban los restos de un palacio, un poco más entero que la ciudad que yacía a sus pies, desecha. También estaba negro, carcomido por las llamas en otros tiempos.

—Este es el reino perdido —musitó Zoey, agarrándose de la mano de Zack—. Peat lo destruyó todo.

Durante un momento, se quedaron sin aire viendo la obra del odio y el rencor. Luego, ella se giró a ver el templo, notando que estaba entero. Zack siguió la línea de su mirada y le apretó la mano.

—Destruyó todo aquí, ¿pero dejó el templo entero para que... se viera como solo quemaba el árbol? —le dijo, confundido tanto como ella.

La forma en la que Peat pensaba era bastante complicada de entender para cualquiera de los dos. Lo que pasó por su mente al momento de destruir todo era incierto y Zoey solo podía imaginar que había liquidado al pueblo, incluso, al descubrir que el dije huyó con el hijo del rey. Pero podría haber sido al revés, el orden podía ser cualquiera y no sabía si eso definía algo en todo ese cuento sin sentido. Quizás ni siquiera valía la pena darle vueltas al asunto.

Caminaron lentamente por la ciudad rumbo al palacio. Fueron con cuidado y Cranium también bajó la intensidad de su ritmo. Los guio por un sendero entre los escombros y cuando estuvieron bajo los muros del gran palacio, pudieron imaginarse el poderío de Peat de aquel entonces para hacer, él solo, tales estragos. No lo mencionaron; ya bastante tenían con verlo e imaginar lo que habría pasado esa gente al ver a Peat llegar.

Cra les enseñó un enorme agujero en la pared. No vieron por ningún lado las escaleras principales ni la gran puerta del palacio, así que lo siguieron dentro a través de él. La oscuridad se extendía con fuerza ahí dentro y, sin avisar, Zack tomó en brazos a Zoey. Ella lo aceptó en silencio, porque no podía dar pasos sin tropezarse con restos en el suelo. Todo era peligroso allí.

—Cra... llévanos al arca —le recordó Zack. Cranium estornudó en respuesta y siguió caminando. Les tomó un buen rato sortear los obstáculos en el camino y llegar a las primeras escaleras. Hubo varias más después y la tenue luz que siempre afectaba a ese mundo se coló por varios hoyos los muros del palacio.

Zoey notó que allí solo quedaba en pie aquello que había estado hecho de piedra y se preguntó dónde podrían haber ocultado los templarios el arca, pues imaginaba que esta era de madera y tendrían que verla fácilmente. A menos que estuviese en algún compartimiento secreto, lejos de la vista.

Al llegar a uno de los últimos pisos, cuyo gran parte del techo brillaba por su ausencia, Cranium cambió de dirección y los llevó a una sala que estaba un poco más antera que el resto. Era circular, como casi todas las estructuras importantes de ese sitio; en el centro, rodeado por enormes columnas decoradas, había un trono de piedra de cara a un balcón.

Zack bajó a Zoey en la entrada de la sala y Cra corrió al centro, con la nariz pegada al suelo. Todas las decoraciones de las columnas bajaban por el piso, en una preciosa continuidad, y se dirigían al trono. Terminaban debajo de él, simbolizando cómo el mundo se concentraba en su líder.

—Es el trono —murmuró ella, dando lentos pasos hacia dentro—. El trono del rey.

—¿Aquí es dónde Peat lo mató?

Zoey se acercó y pasó las manos por el trono. A la piedra gastada le faltaban pedazos. La mitad del respaldo estaba caída en el suelo. A decir verdad, le sorprendía que Peat no lo hubiese destruido también, para eliminar cualquier resto que representara a su hermano mortal.

—Sí —respondió, girando alrededor de la silla de roca. Con solo verla, se imaginó la entereza de ese hombre al esperar allí a un ser que podría matarlo fácilmente. Trató también de comprender porqué no había usado los poderes del dije si, a diferencia de otros portadores, él era el ser humano ideal; había sido el primero de todos—. Y el dije le pidió que hiciera algo... pero él se negó. Simplemente esperó a que Peat llegara. —Dándose cuenta de la falla en los sueños, de lo que sabía de lo ocurrido, frunció el ceño. El dije no debía de haber estado allí para cuando Peat llegó, porque, si no, él lo hubiese obtenido. Para aquel entonces, el pequeño hijo del rey ya debía haberse llevado el collar consigo—. No entiendo —murmuró.

—¿Qué cosa? —dijo Zack, alcanzándola.

—Si el dije no estaba con el rey cuando Peat lo asesinó, ¿cómo es que pudo mostrarme todos esos recuerdos? No lo entiendo.

Zackary se rascó la cabeza.

—Te hice esa misma pregunta cuando Peat nos amenazaba en el colegio. ¿Lo recuerdas?

Zoey negó. Había muchas cosas que podría haber pasado por alto con todo el estrés que tenía en ese momento. Había estado tan asustada y nerviosa que no le extrañaba.

—Yo recuerdo haber visto al rey con el collar colgando de su cuello cuando despidió a su hijo. Pero si el dije huyó sin que Peat lo obtuviera, entonces cuando lo mató no lo tenía. ¿No debería haberse dado cuenta de eso? Peat es listo y el collar podría verse fácilmente colgando del cuello de un humano. No había bufandas en esa época —le dijo—. Esa es la parte que todavía no logramos comprender.

—Pero... si lo pensamos con un buen ejemplo —dijo Zack, señalándose a sí mismo—, el dije puede liberarse de una persona antes de su muerte. Lo hizo conmigo, podría haberlo hecho con el rey si ambos tenían una estrecha conexión. Y así, el rey podría haberse echado unos trapitos en el cuello, disimular y cuando Peat lo mató y descubrió que no lo tenía, pues ya era tarde.

Ella se agarró la cabeza. De tanto pensar, esta le dolía. Se giró hacia Cra y decidió que lo mejor era abrir el arca de una vez y resolver lo inmediato. Ya tendrían tiempo de seguir divagando sobre el árbol, Dios y cómo había hecho el rey para engañar a su hermano mayor.

—Cra, ¿dónde está el arca?

Cranium, que se había sentado frente al trono, se levantó de un saltó y recorrió la sala, con la nariz pegada al suelo una vez más. Llegó hasta la base del trono y aspiró profundamente.

Zack y Zoey bajaron la cabeza.

—¿Te refieres... abajo del trono? —dijo Zack—. ¿Se tomaron todo el trabajo de ponerla debajo del trono? —bufó después, colocándose de lado y haciéndole un gesto a Zoey para que se corra.

Apoyo las manos y los antebrazos en el costado del trono y empujó. Su fuerza sobre humana, antes que correrlo, comenzó a destruirlo en pedazos. La piedra era vieja y ya estaba sufrido bastante daño con anterioridad.

Al final, con un último envión, la silla de piedra de volcó y reveló un pequeño compartimiento, un hueco en el suelo, pero vacío. Allí no había nada.


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