Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13

Volvió a colgarse del puente y a bajar la bola de luz hasta sus pies. Se giró una última vez hacia la ciudad, como si esperase escuchar otra voz. Cuando no lo hizo, se pudo concentrar en su principal objetivo: no matarse.

Creó un nuevo escudo, mucho más fácil esta vez que la primera, y tomó aire varias veces, balanceando las piernas sobre él. Estaba, más o menos, a un metro y medio debajo del puente, y la tenue luz que despedía se reflejaba sobre las escarpadas rocas de la ladera.

—A quién mierda se le ocurrió construir ciudades cerca de estas cosas —masculló, sujetándose del borde con las manos. Cerró los ojos, dijo una mala palabra y se dejó caer.

Aterrizó un poco mal sobre la superficie del escudo, con las rodillas contra él y los pies algo torcidos. Jadeó, por el impacto, y apoyó las manos para poder levantarse. Parecía firme, por el momento. Al menos, su luz le daba un poco más de tranquilidad. Si hubiese sido completamente transparente, como los de Zack, no hubiese sabido donde empezaba y donde terminaba.

Levantó la mirada, para buscar a Cranium con ella, y por suerte lo descubrió todavía sentado del otro lado, acatando sus órdenes. Estiró las manos y extendió su campo de fuerza hasta la otra ladera, en un nuevo puente, justo por debajo de Cra.

—¡Ven! —le dijo, haciéndole señas con las manos—. ¡Camina por ahí! Estarás bien.

Cranium ladeó la cabeza, pero no se rascó ni estornudó. Eso evidenciaba lo seria que era la situación para él. Tardó más o menos un minuto en decidir asomarse por el borde. Se dejó caer y se estrelló contra el campo de fuerza de una manera aterradora, por lo que Zoey solo pudo encogerse de la impresión por el impacto. Las patas de atrás le habían quedado estáticas hacia arriba y, desde donde estaba, podía apreciar que se le había torcido el cuello.

Sin embargo, un momento después, Cranium se estaba sacudiendo y acomodando sus partes como si nada. Se giró la cabeza hacia delante, a su posición correcta, y comenzó a caminar hacia ella con su paso rápido de siempre.

Zoey suspiró, al menos él estaba entero.

Lapis Exilis —dijo Cranium, cuando llegó hasta ella—. El abismo no tiene fondo.

—Lo imaginé —murmuró—, pero Zack tiene que estar por algún lado. Voy a bajar por él.

Cranium se sentó, la miró y luego bajó las cuencas vacías de los ojos hacia el abismo negro debajo del campo de fuerza.

Lapis Exilis se caerá mucho.

—Oh, si, ya lo creo que sí —gimió ella, disolviendo el resto del escudo que había creado y dejando solo espacio para los dos—. ¿Quieres venir conmigo?

Él miró hacia abajo otra vez y no dijo exactamente que sí, pero como no acotó nada más, Zoey lo dio por sentado. Creó otro escudo un metro más abajo, pegado lo más posible a las laderas y lentamente se deslizó hasta él. Cranium la siguió, estampándose otra vez contra la superficie y ella hizo una mueca cuando comprendió que sería así con cada escalón.

—Despacio, Cra. ¿No te duele? —Cranium se reincorporó, acomodando sus partes otra vez con crujidos espantosos, y la observó, ladeando la cabeza. Zoey apretó los labios y se rascó la frente—. ¿No sabes lo que es el dolor, verdad?

No, no. ¿Lapis Exilis de qué habla?

—Es difícil de explicar —admitió ella, creando un nuevo piso debajo—. Es cuando sientes algo que te hace sufrir. Cuando uno se cae o se golpea, siente dolor. Pero... supongo que es algo limitado para la gente o las criaturas vivas. Y con sinceridad, dudo que estés "vivo".

Cranium no le respondió y ella no supo si le había entendido o no. Continuaron bajando, cada uno a su ritmo y modo, acompañados por el brillo de cada escudo creado y la luz del fuego que, más abajo, en lo profundo, todavía se sostenía en el aire.

—¿Sabías que el puente se iba a caer? —le preguntó entonces, después de mirar las laderas en busca de Zack—. Te detuviste antes.

Olía a trampa, ¡trampa humana y magia! —exclamó Cranium, antes de darse de vuelta de jeta contra el escudo. Zoey se golpeó la frente con la mano, al verlo, pero recuperó la seriedad.

—¿Trampa humana? ¿De hace cuánto? ¿Lo sabes?

Cra sacudió la cabeza.

No, no, pero los soldados pasaron por aquí y yo también y no estaba nada, nada.

Zoey frunció el ceño, pensativa.

—Deben haberla puesto después. Hablábamos de que otro grupo de templarios llego más tarde. Quizás no querían que nadie los siguiera...

Por supuesto, él no le respondió. Cra no era de hacer conjeturas; hablaba lo justo y necesario y ella solo estaba sacándole conversación, no solo por las dudas, sino porque odiaba estar en silencio en ese lugar. Mientras más hondo iba, parecía que el ambiente se volvía más frío y extraño, como si las paredes y la oscuridad absorbieran los sonidos.

—¡ZACK! —gritó, cuando llegó a la altura de sus soles—. ¡Zack! ¿Dónde estás?

Cuando no consiguió una respuesta, levantó la mirada para evaluar cuánto habían bajado, al menos, habían hecho cien metros. Quizás, más. Se volvió, a mirar a Cranium, que se asomaba por el borde del escudo. Lo vio agitar la nariz y se le ocurrió una idea.

—Hey, ¿puedes olfatearlo? ¿Captas tu olor?

Cranium continuó moviendo el hocico hacia abajo y después de unos segundos de incertidumbre, la miró.

Abajo, abajo.

Zoey inspiró.

—Okay, andando.

Continuaron el camino directo al interior de la tierra. A cada rato, le pedía a él que lo rastreara y el bicho seguía apuntando hacia abajo, todavía más abajo. Zoey perdió la cuenta de todos los escudos que había creado y mirando para arriba, la escalera ya era demasiado larga como para contarla.

—¡ZACK! —siguió gritando, hasta que Cranium se enervó y ella prestó atención a la nada—. ¿Lo hueles?

—¡Cerca, cerca!

Se apresuró a bajar todavía más, mirando a su alrededor y gritando su nombre sin parar. Sin embargo, pasó un rato hasta que obtuvo un sonido en respuesta a sus gritos. Después de bajar tres peldaños más, acompañada de su sol, captó, a lo lejos, una figura de cabello rubio que trepaba por las rocas de las laderas con dificultad.

—¡ZACK! —repitió, emocionada, feliz y aliviada. Él pareció oírla, porque levantó la cabeza y sonrió. En seguida, notó que él no tenía otra forma de acercarse y continuó creando escudos hasta estar lo suficientemente cerca como para hablar—. ¡Estás bien!

—Claro que estoy bien, linda —le contestó él, en respuesta, aunque estaba unos cuántos metros más hacia abajo—. No desciendas más y hazme una de esas escaleras, ya no sé cuánto llevo subiendo.

Con un asentimiento de la cabeza, ella obedeció, acercando el campo de fuerza a Zackary para que pudiese saltar en él y comenzar a trepar por los peldaños brillantes. Cranium y ella esperaron, sentados, hasta que estuvieron a la misma altura. Cuando llegó, se miraron a la cara y no pudieron evitar sonreír.

—¡Casi me muero de la angustia! —le gritó, echándose a sus brazos, a pesar de que él estaba parado en el escudo de abajo—. Estás bien.

—Tranquila —Zack la separó solo un segundo para sujetarle la cara y plantarle un sonoro beso en los labios—. Gracias por venir por mí.

—Es que no subías, y no sabía qué hacer —replicó Zoey, anudando los brazos alrededor de su cuello—. ¿Por qué no saltabas? ¿Por qué no usabas tu magia?

Él negó.

—No podía. No sé qué es lo que pasa aquí debajo, pero mis poderes se volvieron nulos. Pude ver tus llamas, en cambio —señaló y luego apuntó hacia abajo—. Y se perdieron todavía más en lo hondo. Tuve que usar parte de los escombros que caían para poder impulsarme hacia las paredes y la verdad, es que estuve muchísimo más abajo.

—Cranium te estaba olfateando —indicó Zoey—, pero... ¿no escuchaste como te llamaba, no?

—Para nada. No te escuché hasta que estuviste cerca —admitió él, trepando al campo de fuerza—. Este abismo es extraño, es como si los sonidos se perdieran con facilidad.

La ayudó a subir al siguiente escudo y al final, más tranquila, feliz de estar en sus brazos y de que estuviera sano y salvo, creó más escalones intermedios para que pudieran subir como una escalera normal.

Conversaron un poco camino arriba y él le halagó la mejoría en la magia, señalando lo lindos que eran sus escudos y preguntándole cómo lo había logrado al final. Zoey le contó que se lo había tomado con verdadera responsabilidad y que se había convencido de que él dependía de ella. Enseguida, Zack la rodeó con un brazo por arriba de los hombros.

—Casi que sí, porque a veces no tenía de dónde agarrarme. No estoy cansado, obvio, pero sí me aburría y me preocupaba no poder llegar contigo. Gracias por venir por mí —repitió, mientras Cranium corría escaleras mágicas arriba.

—De nada.

—¿Cómo llegaste hasta él? —murmuró Zack, señalándolo.

—Le hice un puente. Me dijo que olí a trampa humana y por eso no cruzó.

—Y no nos avisó —rezongó Zackary, fulminando al animal con la mirada—. Qué buen compañero.

Zoey le palmeó la mano que estaba en su hombro, calmándolo.

—No creo que lo haya hecho a propósito. Hace siglos que no está con humanos, no debe entender mucho.

Pasaron mucho más de un cuarto de hora subiendo las escaleras y Zoey empezó a arrastrar los pies y a quejarse. Bajar no era tan difícil como subir cientos de escalones y sus piernas empezaron a rendirse.

—Ya que bajé por ti —dijo, entonces, colgándose de su brazo—, ¿no quieres llevarme de vuelta hacia arriba?

Él se carcajeó y la cargó en un segundo. Alcanzó a Cranium, que seguía corriendo, y llegaron a la superficie en tiempo récord, mucho más antes de lo que había calculado. Una vez arriba, seguros y con más aire fresco, si es que podía ser posible, la bajó y los dos suspiraron. Pudieron relajarse de verdad.

—Todo eso nos llevó horas —dijo, mirando su reloj de pulsera. Zoey se dejó caer contra la baranda y se pasó las manos por la cara—. ¿Estás cansada?

—Creo que sí —le contestó—. ¿Qué hora es?

—Casi las nueve. Deberíamos buscar algún lugar para descansar.

Se acercó a ella y le pasó un brazo por detrás de la cintura. Con poderes del dije, siendo Lapis Exilis o lo que fuera, seguía siendo una niña de dieciséis años y estaba agotada.

Él recogió las maletas con una sola mano y caminaron despacio por la calle principal de la ciudad. Tal y como en el inicio de ese extraño mundo, las casas estaban mayormente vacías. El polvo se acumulaba en sus superficies y no les costó mucho elegir una para refugiarse. Zack comenzó a preparar todo, ayudado por la luz del sol mágico de Zoey, mientras ella apoyaba la espalda contra la pared y suspiraba.

Cranium se acercó y se sentó a su lado, a esperar también. Entonces, cuando ella giró la cabeza y lo observó, él le devolvió la mirada.

—¿Lapis Exilis está bien?

—Solamente tengo sueño —le explicó, justo cuando Zack le daba un paquete de galletitas de agua. Esa era toda la comida que obtendría, por lo menos hasta que pudieran salir de allí. Comió varias y se apuró para arrimarse a su novio.

No se metió en la bolsa de dormir de inmediato y, en cambio, optó por abrazarlo con toda su fuerza. Zackary le correspondió, como era de esperarse, pero se alarmó cuando la escuchó gemir.

—No llores —le pidió, pero Zoey dejó escapar algunas lágrimas.

—Perdón —le dijo—. Aunque confiaba en ti... por un momento... tuve miedo de que no volvieras.

Continuaron abrazados hasta que ella se separó, le agarró la cara, y lobesó con fuerza. Hacia demasiado tiempo que en realidad no se daban atención deese modo. Y la verdad es que habían pasado diez días de viajes pesados,preocupaciones y angustias como para preocuparse por eso. Pero ahí, fueconsciente de cuánto lo necesitaba.

Profundizó el beso tanto como pudo y le alegró que él pareciera sentir lo mismo, como una urgencia que habían guardado por prioridades y cuestiones serias e importantes. En ese momento, ambos pactaron en silencio que nada más era primordial. No después de todo lo que habían pasado, sabiendo que podían morir pronto...

Zoey se separó y lo miró.

—¿Qué voy a hacer si te pasa algo?

Él le acarició la mejilla.

—Seguir luchando, como hasta ahora.

—No es así de simple. ¡No puedo seguir con todo esto sin ti! No puedo hacerlo sola —sollozó ella, apoyando la frente en su mentón.

Zack suspiró, pero la abrazó nuevamente y la atrajo a su pecho, con una sensación de agobio en el pecho que no podía describir.

—Zo —murmuró—. Siempre... siempre supimos que quizás yo no podría quedarme para siempre. Pero si así fuera... sabes que pase lo que pase estaré contigo, aunque no puedas verme.

Ella negó con la cabeza, sin levantarla.

—No digas eso, es horrible. Por favor.

—Pero es la realidad...

—Ya sé que es la realidad, pero, aunque haya pasado tiempo repitiéndome lo mismo, voy a ser sincera: no estoy dispuesta a aceptarlo. —Levantó la mirada y se encontró con sus orbes grises, algo tristes y preocupadas. Pero ella, que se sentía agobiada y asustada, aun así tenía la firmeza de creer que podían tener una chance más—. Si yo pudiera... con el poder del dije, revivirte —musitó, poniéndole una mano en el pecho, a la altura del corazón—, darle a este cuerpo vida, ¿lo aceptarías? ¿Te quedarías conmigo?

Se dio cuenta apenas un segundo después de que lo dicho podría haberse malinterpretado. Bajón la mirada, se mojó los labios, e intentó arreglarse, aun cuando Zack estaba sopesando sus palabras y Cranium los miraba con curiosidad desde más allá.

—Zo...

—Quiero decir... no es que tengas que quedarte conmigo siempre. No es... —Zoey cerró los ojos durante un segundo—. Me refiero a que serás libre, te devolveré tu vida y podrás hacer lo que quieras con ella. Estar conmigo o no, es cosa tuya... Yo solo quiero que estés conmigo... en este mundo, ¿me entiendes? Vivo, de verdad. Con la oportunidad de crecer y soñar con el futuro de tu propia vida.

Zack esbozó una sonrisa triste. Volvió a acariciarle la mejilla y ella esperó durante un buen rato a que le diera una respuesta, que en el fondo sabía cuál sería.

—No lo sé. Cuando terminemos con todo esto, destruyamos a Peat y seamos libres... —añadió después, con un suspiro—. Mira... Yo estoy muerto y quizás ese es mi destino. No sabemos el alcance de los poderes de El dije. Crear un cuerpo vivo no debería ser posible; no podemos vivir todo el tiempo de ilusiones. No quiero que te aferres a esto cuando podría no ser real.

—Quizás no, quizás mi destino sea salvarte a ti. Quizás sí sea posible y real.

No le respondió a eso y más bien volvió a apretarla contra él.

—Siempre querré estar contigo —le dijo, besando su cabeza—. No importa si es en vida, en la muerte, del otro lado o de este. Yo siempre voy a estar contigo —dijo, al final, como última respuesta.

Zoey dejó caer la cabeza sobre su hombro y contuvo las ganas de llorar, de nuevo. Todo siempre era un tal vez y debería estar acostumbrada a eso, a no vivir por más de lo que sucedía en ese mismo instante. A no planificar nada, tal y como Zack lo había hecho siempre. Pero estaba cansándose de todo.

—Vas a estar conmigo —le prometió, segura de que, a como dé lugar, iba a revivirlo.

Él se rio suavemente, tal vez para no contradecirla, tal vez porque creía que ella lo decía en sentido figurado. Volvió a besarla y le revolvió el cabello con picardía.

—Siempre.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro